CAPITULO 9
Se había armado un gran revuelo en la mansión del Raikage, los ninja corrían de un lado a otro buscando al responsable de ese chakra tan maligno que sintieron y que de repente había desaparecido, el Raikage furioso corría hacia la habitación de Sasuke pues en primer lugar era ahí donde lo había sentido, sin embargo cuando llegó solo se topó con la imagen del jovencito durmiendo en su cama tranquilamente, eso solo lo enojó más.
Estaba seguro de que el chico tenía que ver con ello, pero verlo tan tranquilo decía lo contrario entonces ¿qué demonios había sucedido ahí? Se acercó a Sasuke con la intención de despertarle pero una persona se lo impidió.
-Raikage-san, tenemos un problema- Hinata había intervenido asomándose a la habitación, había sentido y visto el chakra maligno en ese lugar pero eso no era todo, ese chakra estaba dentro de Sasuke y Naruto estaba con él cuando sucedió, eso solo podía significar una cosa… pero no podía dejar que el Raikage lo notara.
El Raikage la miró furioso, ¿por qué lo interrumpía de esa manera? A todo esto ¿quién le dio permiso de intervenir?
-¿qué quieres?- gruñó A
-Naruto-kun, esta poseído por el Kyubi señor, hay que pararlo a la de ya- dijo la chica, era una media verdad, porque Naruto si estaba poseído, pero en ningún momento había empezado a atacar a nadie… por lo menos no hasta ese momento, cuando sintió que el Raikage estaba cerca de Sasuke empezó una gran distracción, nadie culparía a su contenedor de la destrucción que él causara y alejaría la atención del Raikage del chico de los ojos negros.
-Maldición- gruñó el Raikage saliendo del lugar hacía donde sentía la perturbación de chakra del demonio, Hinata lo siguió de cerca cerrando la puerta de la habitación de Sasuke, ahora Sasuke necesitaba privacidad, lo que venía no era nada bueno.
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Los ninja estaban peleando contra Kyubi intentando detenerlo, éste simplemente esquivaba los ataques y se defendía dejando lo menos heridos posibles, le hubiera gustado matarlos, pero le había hecho una promesa a su contenedor Naruto, el verdadero Naruto.
Vio salir de la mansión al Raikage acompañado de Hinata, estaba seguro de que ella lo ayudaría, había hecho bien en llamar al Raikage, le encantaría matarlo en ese instante por todas las heridas hechas a Sasuke pero no podía mostrar algo tan humano como la venganza por un ser querido.
El Raikage se lanzó contra él para detenerlo pero eso no sirvió de nada, si él quería podía eliminarlo de un solo golpe, se vio obligado a jugar con él un poco.
-Bien, aquí voy- dijo Hinata viendo una brecha en la batalla se lanzó contra Kyubi cuando éste había mandado a volar al Raikage. Tomó un sello y se lo colocó en la frente, Kyubi sonrió felicitando a la chica por su actuar y por su apoyo y dejó el cuerpo de Naruto volviendo a su sello.
Hinata sostuvo al inconsciente rubio y vio como el Raikage iba hacia ella seguido de muchos ninja.
-Habrá que encerrarlo, es una amenaza- dijo el Raikage enojado.
-Él no tiene la culpa de nada- dijo Hinata seriamente –El chakra maligno alteró a Kyubi, es normal que saliera a defenderse, sobre todo si un montón de ninja se le lanza a atacarlo de inmediato- dijo ella molesta –Además no está bajo su jurisdicción, no puede encerrar al héroe de la guerra ninja y candidato a próximo Hokage, no sin la autorización de los demás kage-
-Hinata-san tiene razón- dijo Sai llegando junto a la morena para ayudarla cargando él al rubio –Esto solo le concierne a la aldea de la hoja pues Naruto pertenece a ésta, nosotros nos haremos cargo a partir de ahora- sentenció para luego desaparecer de ahí llevando al rubio a su habitación, había sido una gran idea de Kyubi distraer al Raikage con un ataque en falso.
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Sasuke estaba en su habitación no había sentido nada desde que cayo inconsciente, sin embargo algo estaba mal, sentía algo extraño recorrer su cuerpo, se revolvía entre las sábanas de la cama sin despertar aún como una lúgubre pesadilla que solo venía a torturarlo, jadeaba pesadamente y se revolvía soltando pequeños gemidos de dolor…
¿Qué estaba pasando?
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No sabía dónde estaba ni porque estaba ahí pero le gustaba, veía el techo de un azul celeste, los barrotes alrededor de su cama y ese lindo juguete sobre él, le encantaba la melodía y se moría por alcanzarlo pero sus manitas no eran lo suficientemente largas para lograrlo, frustrado comenzó a sollozar… pero nadie venía a él.
Continuó sollozando y pataleando, pidiendo atención, tanto que no escuchó la puerta abrirse, sin embargo se detuvo al ver a una persona que lo veía con una sonrisa cálida y esos ojos negros.
-Tranquilo ototo, yo te cuido ¿sí?- le dijo el pequeño niño, él no sabía que era lo que eso significaba, pero rio contento cuando los juguetes que colgaban sobre él se empezaron a mover sonando con esa dulce melodía.
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-¡Ya llegué!-
Se entusiasmó al escuchar a su querido hermano llegar a casa, soltó sus juguetes y salió corriendo a recibir a su hermano, le saltó encima gritando feliz ¡Bienvenido!
-Cuidado ototo, casi me tiras- le dijo Itachi, era unos años mayor que él y por lo tanto debía ir a la escuela, obviamente eso no le hacía gracia porque entonces debía jugar solo pero era tan feliz cuando su hermano volvía y le dedicaba tiempo sólo a él… amaba a su hermano mayor.
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Primer día de academia y el temblaba de miedo pero era un Uchiha y no debía demostrarlo, vio a muchos niños junto a sus familias, en cambio él iba de la mano con su querido hermano Itachi ya que su padre tuvo una reunión del clan, eso lo entristecía, pero estaba feliz de estar con su hermano Itachi.
Miró a sus compañeros, había muchos niños que no conocía pero le llamó la atención un niño en particular, un niño que estaba solo, un niño rubio de ojos azules, estaba solo y eso le causaba curiosidad pero al mismo tiempo le daba tristeza, aferró más la mano de su hermano, no sabía cómo se sentiría si eso le llegase a pasar a él también…
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Se sentía destrozado, acababa de salir del hospital después de la terrible noticia que le habían dado, eso que había pasado no era un sueño…
Ahora estaba en aquel muelle en el cual había entrenado durante semanas para poder enorgullecer a su padre y ahora el lugar donde dejaría que su alma se liberara en forma de lágrimas cristalinas… todo se había acabado, su clan estaba extinto…
Y lo que más le dolía el hecho de que lo que pasó fue perpetrado por su querido hermano Itachi, siempre lo vio como un gran hombre, apuesto, inteligente que creía en la nobleza y en el honor por sobre todas las cosas… ahora era el hombre al que más odiaba por haber matado a su familia pero por sobre todo por haberlo abandonado…
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Fastidiado era poco, estaba frustrado y a punto de echar a los bocones que tenía por equipo por el puente con la esperanza de que se ahoguen ¿Por qué no podían callarse? Si no era la acosadora de la chica de cabello rosa era el chico que gritaba a los cuatro vientos que sería Hokage y solo demostraba mediocridad. Y a ellos se sumaba el sensei tardón de Kakashi, odiaba tanto estar ahí, por culpa de su hermano, pero no importaba, se vengaría, no importaba como, Itachi pagaría con sangre por destruir su familia.
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-Sasuke… Sasuke-
Que precioso cielo estaba ante sus ojos, cielo azul sin ninguna nube… espera, eso no es el cielo, son unos ojos celestes que le miraban con preocupación.
-Que bien que despertaste- le sonrió Naruto su compañero de equipo, ahora lo recordaba, había sido herido en el país de las olas… ¿por qué rayos se interpuso entre el ataque del chico de la máscara y el rubio? No lo sabía pero estaba aliviado de poder ver esos ojos azules preocupados por él.
Estaban en la casa del viejo constructor, y según veía Naruto y Kakashi lo habían curado, esperaba que la cosa rosada que tenía como compañera de equipo no estuviera presente pues lo habían desvestido para poder curarle las peores heridas, ya había suficiente con tenerla encima llorando su aparente muerte, era un fastidio…
-Estas… bien…- se volteó y vio cómo su compañero rubio se llevó una de sus brazos al rostro intentando ocultar… esa lágrima que corría libremente por su mejilla.
“Naruto” pensó Sasuke sonrojándose levemente, ese dobe estuvo preocupado por él y eso le gustaba, saber que a pesar de no tener familia había alguien que se preocupara por él y más, saber que era ese rubio cabeza hueca podía estar seguro de que ese sentimiento era completamente sincero.
Naruto se quedó con él, siguió llorando sin mostrar su cara en cualquier momento avergonzado de que su rival lo viera llorando por la preocupación que le causo y por la culpa interna que sentía.
Sasuke solo sonrió y miró hacia otro lado, una porque no quería que el rubio se avergonzara más y la otra porque no lo culpaba de nada además de que también él estaba confundido de sus acciones pues no dudo ni un momento en ir y salvarlo.
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Sentía una especie de veneno corriendo por su cuerpo y al despertar seguía en el bosque de la muerte, su compañero Naruto lo había salvado pero al final fue él el que peleó contra el tipo serpiente y además había sido marcado por éste, ese veneno era su poder maligno corriendo por sus venas y sin embargo… no le temía, sabía que era un poder que como podía ayudarlo podía destruirlo, sin embargo estaba ansioso por explotarlo y poder derrotar a Itachi.
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Naruto, su ruidoso compañero rubio, aquel niñito que se la pasaba solo en el columpio frente a la academia… ese maldito niño…
¿Cómo era posible que haya podido hacer lo que él no pudo? Aprobó a la segunda ronda de peleas en el examen y por si fuera poco había podido hacerle frente a aquel chico de la arena, había peleado llegando a hacer una invocación de un sapo de tamaño colosal y él… él se había quedado paralizado por culpa de ese maldito sello que debía de ayudarle, en lugar de eso perjudicó su cuerpo, estuvo a punto de morir, pero ¡Tenía que salvarlo Naruto! Ese maldito estaba haciéndose de poder y aunque le costase admitirlo estaba por sobrepasarle…
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¡¡Estaba harto!! Harto de esa villa, de sus habitantes, de los malditos ninja y de sus malditas reglas, de sus compañeros de equipo y sobretodo de Naruto. Por fin después de tanto tiempo había podido ver a Itachi pero éste había ido por Naruto ¿Por qué? Naruto no tenía nada de especial ¡Nada! Maldito sea Naruto y la fuerza que estaba ganando…
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Se había segado por el poder y por la desesperación, por su debilidad y sentirse cada vez menos al lado de Naruto, por eso lo reto en el hospital y por eso abandonaba la villa, quería volverse fuerte, quería ganarle a Naruto, pero por sobre todo quería vengarse de Itachi, iba a destruirlo y estando un minuto más en esa villa no ganaba nada, era un inútil juego y él no tenía tiempo para eso, debía conseguir poder cuanto antes y ni él ni nadie se interpondría…
No importaba aquella sensación de desasosiego en lo más profundo de su corazón al ver esos ojos azules suplicándole que no lo abandonara…
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Por fin tenía el poder que quería, la serpiente esa no le fue más de utilidad y la destruyó como un halcón engulle a su presa Orochimaru no tuvo oportunidad, ahora reunía a su equipo para poder encontrar a Itachi y tomar su venganza sin embargo una cosa lo intrigaba, la razón por la que Itachi había ido por Naruto hacía años no era por su fuerza, era por aquella vestía de chakra que vio en la mente del rubio la última vez que se encontraron, esa vez en la que volvió a ver esos ojos azules llenos de determinación por hacerlo regresar a la aldea, lástima que a esa alturas Naruto no pudiera siquiera mantener un buen combate contra él…
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En su habitación Naruto se removía entre sueños, el chakra de Kyubi posesionó su cuerpo pero no sentía nada nada de ira ni descontrol cuando eso paso, ahora solo sentía una desesperación, algo inquietante en su corazón.
Se despertó de golpe, sobresaltado y respirando entrecortadamente se vio solo en su habitación de nuevo, ¿a qué venían esos recientes desmayos? ¿Estaba enfermo?
Otra cosa más importante y desesperante era esa punzada repentina en su corazón, sentía que el mundo comenzaba a desmoronarse, las paredes se cerraban y no podía respirar.
-Hi… Hina… Hinata…- llamó a su amiga pues era su médico particular a parte de la Hokage, sin embargo ella no llegaba, se sentía mal como si en cualquier momento fuera a dejar de respirar.
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-Dios mío, Kami por favor no- decía Hinata -¡date prisa Sai!- gritó la chica, ambos llegaron corriendo al cuarto de Sasuke y lo que encontraron los preocupó de sobre manera, la morena se acercó al chico y puso sus manos con chakra en su pecho, se sobresaltó al sentir como su corazón no iba a buen ritmo
-¿qué sucede?- preguntó preocupado Sai
-Está teniendo un paro cardiaco, su corazón está enloqueciendo- dio la morena mirando como Sasuke se revolvía entre las sábanas jadeando, gimiendo y soltando gritos de vez en cuando.
-Haz algo- dijo Sai apresurado
-¡¿qué crees que estoy intentando?!- le respondió la morena aplicando más chakra para intentar tranquilizar el corazón de Sasuke –Hay no- dijo la morena después de un rato
-¿Qué más?- dijo Sai esperando más malas noticias.
-Naruto… también está sufriendo- dijo ella –Siento su chakra, está igual de desestabilizado que el de Sasuke-
-¿Qué demonios pasó aquí?- se dijo Sai preocupado
-No lo sé pero si logro que Sasuke se tranquilice podré estabilizar a Naruto también pues lo que ocurre los une a ambos- dijo Hinata concentrándose más que nunca.
-¿Tiene que ver con el chakra de hace poco?- dijo Sai
Hinata asintió juntando más chakra.
-Entonces esto tiene que ver con el lago- dijo Sai
De repente la puerta de la habitación de abrió entrando por ella Killer Bee y recargado en su hombro iba un joven de largo cabello castaño y ojos perlados completamente herido pero consciente.
El chakra de Hinata se cortó de golpe volteando a ver sorprendida a los recién llegados –Neji… niisan…-
-Hinata-sama- dijo Neji entrecortadamente.
-Debemos irnos ahora- ordenó Killer Bee
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