Capítulo 7
Killer Bee terminó de vendar la espalda del chico de cabello negro éste estaba llorando en silencio incapaz de dormir durante la curación por el constante dolor.
“Esto está mal Bee” dijo el ocho colas en su interior “Éste niño no aguantará más, debemos sacarlo de aquí”
“Le has cogido cariño ¿verdad?” dijo Killer Bee sonriendo, era difícil no encariñarse con ese chico, ya no era el bastardo lleno de odio de antaño “El hermanito Naruto lo ha visto ya”
“Pero no lo reconoció, sufrió un shock y se desmayó, no está progresando mucho” dijo el bijuu
“Seguramente en su aldea nadie le contó nada, ni siquiera un poco ¿qué clase de vida le habrán dado?” se preguntó Bee
“Allá esta la chica de cabello rosa, es obvio que clase de vida le dieron, una a su capricho seguramente” dijo el Bijuu, los que decían que los demonios de colas eran malignos nunca habían conocido a esa clase de personas, lo humanos eran todavía más crueles que los demonios.
“Hinata Hyuga también está aquí, está conmocionada… y furiosa, seguramente Neji no le dijo nada” dijo Bee
“Bee, no le puede decir nada desde que “desapareció” ¿recuerdas?” dijo el ocho colas.
“Como sea, el Raikage no lo dejará ir voluntariamente, debemos sacar al chico de aquí” dijo Bee con determinación.
“¿no quieres verlo morir?”
“A como van las cosas es más probable que se quite la vida” suspiró Bee “Además se lo debemos al hermanito Naruto, él salvo el mundo ninja, y se lo agradecieron de una manera tan ruin, eso es no tener honor hermano”
“concuerdo contigo, será mejor que hables con Hinata y puedan llegar a un acuerdo”
Volviendo a la realidad Killer Bee miró que por fin el chico se había quedado dormido aun suspirando de dolor entre sueños. Lo miró con melancolía recordando cómo había sido cuando recién había llegado a ese lugar abandonado por Dios.
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-No lo puedo creer- dijo Bee con confusión viendo como Sasuke Uchiha estaba en una de las habitaciones de la mansión. Sabía que su hermano tenía lago contra el chico pues por él perdió un brazo y casi lo capturaban a él. Sin embargo no sabía que lo que sentía era un odio tan profundo que trajo al Uchiha consigo cuando la orden de libertad condicional se le fue dada.
Lo que no se esperaba era que el Uchiha fuera traído ciego y sin memorias, más que un criminal parecía un esclavo muy desafortunado. Además su hermano le había hecho usar una yukata simple como a los sirvientes, pero a diferencia de los demás Sasuke llevaba cadenas en las muñecas y en los tobillos, se veía tan indefenso y asustadizo, no se parecía en nada al chico orgulloso que lo enfrento en el valle de las nubes y los relámpagos.
Poco después le dio curiosidad por averiguar más de ese nuevo chico, descubrió con tristeza que su hermano mayor lo maltrataba mucho, lo trataba peor que a un sirviente y a veces lo golpeaba. Lo estaba destruyendo poco a poco, varias veces lo siguió y lo encontró llorando en los rincones de la mansión.
Un día mientras paseaba por el ala este se encontró con el pequeño Sasuke tirado inconsciente y muy lastimado. Le dio mucha pena verlo así pero sobre todo recordó a Naruto y como el rubio odiaría lo que estaba sucediendo con ese chico.
Lo llevó a su habitación, lejos de las habitaciones de los sirvientes, su cama era más grande y cómoda a comparación del cuartucho donde sabía se quedaba el menor. Lo tuvo que desvestir para limpiar y curar sus heridas, luego lo dejó ahí descansando y recuperándose de sus lesiones.
Cuando el menor despertó él estaba ahí con un humeante tazón de ramen casero, recordaba como su carnalito Naruto adoraba esa comida, así que seguramente a su amigo también le gustaría. El menor se sentó en la cama intentando ubicar donde se encontraba, para su horror estaba en una cama que no era suya, podía sentirlo, esa cama era muy suave y tenía sábanas de algodón.
Asustado intentó salir de ahí pero cuando se puso de pie se mareó y cayó de nuevo, unos brazos fuertes lo sostuvieron, eso solo lo puso más nervioso ¿dónde estaba? ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué sucedió?
-Tranquilo amigo, no te asustes conmigo- le recitó Bee –Estabas herido y yo solo te traje conmigo, estás en mi cuarto no hagas escándalo-
Sasuke estaba confundido, ese hombre hablaba en rimas, como un rap… no tenía mucho talento pero le causaba gracia, además no pareciera que quisiera hacerle daño.
-Gracias por su ayuda señor- dijo el menor algo tímido intentando separarse del hombre, Bee simplemente lo volvió a sentar en la cama.
-Mi nombre es Killer Bee jinchuuriki del ocho colas yeah- se presentó Bee.
Sasuke sonrió un poco –Me llamo Sasuke… eso me han dicho-
Entonces recordó que el Raikage tenía un hermano, un poderoso ninja de nombre… Killer Bee. Ante el descubrimiento quiso salir corriendo de ahí, pero no tenía fuerza, ese hombre de habla en rimas era el hermano de su… amo. Sí, porque no era más que un esclavo.
-Gomen- empezó a disculparse por causarle problemas, él solo era un sirviente, el hermano de su amo no tenía por qué preocuparse de un chico como él.
-No te preocupes, no pasa nada, estabas débil y no podía quedarme sin hacer nada- dijo Bee –Anda, será mejor que comas, recuperarás fuerza- dijo acomodándolo en la cama para que quedara sentado con la espalda recargada en la cabecera, y luego le paso una bandeja con el ramen recién hecho.
Sasuke aceptó todavía renuente pero la verdad estaba muy hambriento, además el plato en su bandeja le llamaba mucho la atención. Con cuidado lo levantó y lo olio, olía delicioso, tomó los palillos y empezó a comer, le gustó mucho. De alguna manera sentía que ese platillo ya lo había comido antes, no recordaba donde ni como pero lo llenaba de calidez. Era su hogar… no, una persona… una persona con olor a ramen.
-¿te gustó?- preguntó Bee al ver lo rápido que comía el menor. Sasuke asintió llevando a su boca un Naruto, sonrió al sentir el sabor a pescado. Definitivamente, ese ramen le gustaba, porque le recordaba a su hogar.
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Desde entonces cada que podía Bee invitaba al menor a comer ramen, claro a espaldas de su hermano y los demás sirvientes, no quería que lo tomaran por favoritismo y luego lo quisieran castigar, suficiente tenía con tener que atender a su hermano y soportar sus maltratos.
Tiempo después el menor le contó que la razón por la que le gustaba el ramen era porque le recordaba que una vez seguramente alguien lo quiso.
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En ese entonces el menor era muy cálido todavía, sonreía y reía más, pero después de tanto maltrato sus ánimos se esfumaron. Él hizo todo lo posible para que el chico no sufriera más pero no lo logró.
Con cuidado acarició los cabellitos azabaches y suspiró mirando el dolor en la expresión del chico. Después de las palabras que le acababa de decir a su hermano estaba seguro de una cosa, no dejaría que Sasuke continuara ahí por más tiempo, aún si debiera huir de la aldea, lo haría, porque ese trato no era humano, porque Sasuke ya había sufrido demasiado, porque Naruto lo querría de esa manera pero por sobre todo porque fuera de esas paredes Sasuke no tenía a nadie más en quien confiar.
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Lloraba, era cobarde, sin embargo no podía hacer nada. Escondida en la oscuridad de la habitación que su rango le otorgaba Tsunade lloraba.
La luna iluminaba levemente su silueta y el perfil de la botella de sake que aún no terminaba… lo iluminaba todo con esa luz espectral que en la soledad te hiela el alma.
Era igual que aquella noche en la que acabó con el sueño de su querido rubio, el chico al que quería como a un hijo o nieto. Le contó las alas… tal vez ella no fue a capturarlo, tal vez ella no lo golpeó ni le aplicó ese horrible jutsu pero si lo lastimó, y de la peor manera… con su silencio…
Ya había pasado poco más de un año pero no lograba superarlo, era un dolor y una pena que tenía que cargar en su alma.
Día a día veía aquel alegre chico de cabello rubio, era amable, divertido, carismático y un héroe a seguir… pero no era su Naruto. Ya no era aquel chico alegre e irrespetuoso, ya no la llamaba “vieja alcohólica” aunque nunca le gustase que la llamase así ahora lo extrañaba, ya no iba por ahí haciendo berrinches, ya no estaba tan solo como antes pero podía ver en sus ojos una sombra, y ella sabía que era la sombra de Sasuke Uchiha aquello que le faltaba pero el propio Naruto ignoraba.
Nunca pensó en su vida que su mejor alumna Sakura pudiera ser capaz de dañar de semejante manera la felicidad de una persona, truncó los sueños de Naruto y los convirtió en su delirio personal, en lo que ella quería aún a costa de los demás. Pero ella ya no podía hacer nada.
Sabía bien que Hinata estaba de su lado, la chica tuvo que madurar y convertirse en una fiera para poder superarlo y revelarse… a ella solo le quedaba aparentar que todo estaba bien.
-Seguro que Minato y Kushina me odian ahora- dijo Tsunade mirando a su ventana desde donde se podían ver las caras de los Hokage anteriores –Mi abuelo debe estar tan decepcionado… y Jiraiya…- sonrió tristemente –Debe estarme maldiciendo-
Con cuidado se puso de pie pues se había tirado en el suelo a un lado de su puerta de entrada a beber sin remedio. Se acercó a su mesita de noche y abrió el cajón, de ahí saco un folder con unas hojas, era el archivo de lo sucedido aquel día. Unas fotos cayeron del folder cuando lo tomó.
-Maldición- dijo y se dejó caer en el suelo para tomarlas, de rodillas tomó la primera, era la foto de Naruto de 16 años, aquel chico que salvó el mundo ninja con su sonrisa deslumbrante.
La foto siguiente era la de Sasuke, solo que ésta era la de Sasuke de 13 años, el último del archivo antes de que abandonara la aldea. La siguiente foto era una de Naruto pero esta vez estaba en un cuarto oscuro, sus brazos estaban elevados atados con cadenas por sobre su cabeza, una venda negra cubría sus ojos, solo llevaba un pantalón naranja sucio y rasgado dejando ver su abdomen con un sello negro que cubría desde en medio de su pecho hasta sus brazos con patrones parecidos a cadenas negras. La siguiente foto era de Sasuke pero el chico estaba recostado en una mesa de examinación metálica, sus ojos estaban vendados, su boca estaba cubierta por una tela negra, su ropa era una simple yukata azul celeste sucia y rasgada, un sello lo cubría desde sus ojos como lágrimas negras hasta su cuello, podía verse como tensaba los músculos por el dolor, y sobre los sellos negros corrían lágrimas verdaderas.
La siguiente foto era de una casa, una antigua mansión Hyuga donde ocurrió el accidente de Hinata, y después la foto de Neji Hyuga, llevaba desaparecido ya dos meses…
Y por último aquella foto, sin duda la foto que más le gustaba, no era suya ni tampoco del archivo, era una foto que encontraron en una casita en un bosque lejano, una foto que conservaba aquella relación, la razón de la sonrisa de Naruto, de la bondad de Sasuke… lo que les arrebataron…
-Hinata, no te dejaré sola, ya no- dijo en un susurro para luego guardar la foto –Quiero recuperar a Naruto aunque su felicidad dependa de Sasuke-
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Estaba furiosa, caminaba lo más rápido que podía topándose con muchas personas en el camino, pero nadie la conocía. Se escabulló a la zona de sirvientes donde estaban sus dormitorios y buscó con su Byakugan ese chakra que tan bien conocía. Cuando lo encontró se sorprendió al ver en compañía de quien estaba.
Corrió a la habitación y la abrió con cuidado, la imagen que se encontró la desconcertó, en la cama estaba Sasuke dormido, pero eso no era lo desconcertante sino la persona con la que dormía. Se trataba de Killer Bee, estaba recostado en la cama boca arriba mientras el moreno estaba sobre él boca abajo, no llevaba si yukata, solo ropa interior permitiendo ver los vendajes en su cuerpo.
-¿Qué haces por estos rumbos?- preguntó de repente Killer Bee sobresaltando a la chica.
Hinata se le quedó mirando ¿qué estaba pasando ahí?