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El dolor nunca es eterno por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Solamente me queda disculparme , lean :)

 

La  nieve continuaba cayendo  libremente sobre  la grandísima ciudad de Seúl. A pesar de estar a un mes de terminar la temporada de invierno, el clima podía dar grandes sorpresas como esa inclemente nevada que había comenzado desde hacía varias horas y aun no se detenía.  Claro que la mayoría de personas no la sentía porque seguramente se hallaban descansando luego de un día agotador pero, había algunos que aun se mantenían despiertos  y ellos si podían sentir  el frío.

 

Dentro una gran mansión los empleados se movían de un lado a otro atendiendo con urgencia a un loco ser enamorado, que había expuesto su vida por ese terco y tonto pero, dulce  amor  al cual amaba más que a nadie. Su arriesgada acción, afortunadamente, fue detenida por  la persona que con tanta ansia deseaba platicar, aunque debido a todo el desgate físico no pudo intercambiar muchas palabras.  No obstante, después de todo el revuelo que hubo tras el llamado de socorro  de su joven amor  al recibirlo en sus brazos, desfallecido,  ahora se lograba percibir la tranquilidad y el silencio de la madrugada.  

 

 

-Seung…  - susurró  JiYong pero, se calló a sí mismo.

 

Con su cara entristecida, observaba como la persona que reapareció  después de muchos años en su vida y le brindó esa felicidad que nunca creyó volver a sentir,  ahora estaba postrada sobre su cama con un paño frío en la frente y cubierto por sus edredones.   Lánguidamente soltó un soplido y se movió para  retirar el paño y humedecerlo en el pequeño bol que gentilmente sus empleados llevaron para que  se hiciera más fácil la labor que él quería ejercer  solo.

 

Sus delgados dedos  desplazaron  los cabellos que rebeldes invadían la frente  de su amado.  Con su otra mano colocó la tela y la asentó con mucho cuidado y delicadeza.  Sin llegar a tocarlo,  recorrió  la fisionomía  varonil del pelinegro.  Se  detuvo al llegar a  la cúspide de la nariz. Ésta estaba roja, aunque no tanto como cuando lo encontró a las afueras de su hogar.  Ver que ya había recuperado el color lo llenaba de gozo aunque, no podía sentirse completamente feliz ya que si  no hubiese sido tan necio y no hubiese salido corriendo de aquel restaurante, quizá nada de eso hubiera sucedido. 

 

-lo lamento tanto hyunnie.   – mordió su labio inferior para que dejase de temblar.

 

Sorbió su nariz y volvió a retirar la tela, dejándola dentro del bol.  Posó  la palma de su mano sobre la frente contraria comprobando gratamente que la fiebre había desaparecido. Pese a los titubeos decidió echarse junto al mayor.  Retiró los edredones y se escabulló dentro de éstos.  Dio una ojeada al rostro impávido, al parecer nada lo haría abrir los parpados por lo que quedaba de la noche.  Disimuladamente  se fue acercando.  El edredón que cubría  a Seung   se fue deformando a la altura del torso,  un navegante delgado y largo  cruzaba por debajo de la colcha hasta que llegó a su parada y se detuvo.

 

El pelirrosa descansó su cabeza sobre el brazo del pelinegro. Pequeñas y significativas lágrimas fueron derramadas desde sus orbes hasta varar sobre la tela del pijama, ahogó todos los sollozos en su garganta y hundió sus dedos  en la cintura de Seung, aferrándose con una fuerza única para no hundirse ni ser arrojado.

 

 

 

Dos ojos negros, tan profundos como la oscuridad misma vieron la claridad de un día nuevo. Deambularon perdidos  por el inmenso lienzo blanco que inundaba su visión. Respiró con dificultad,  y tosió un poco.   El cuerpo entero lo sentía adormecido  y cansado.  Por un momento cerró los ojos para ordenar sus ideas y segundos después  los abrió. Recordaba que había discutido con su novio y que había ido tras él, que tomó la decisión de esperar a que saliera y hablaran  y  si su mente no le jugaba sucio, lo había logrado pero, no recordaba más.   Pesadamente levantó uno de sus brazos y   con el antebrazo se  cubrió los ojos. Una sensación extraña recorrió sus dedos al hacer contacto con unas finas fibras.  Retiró su brazo y giró su rostro.   La impresión ocupante en su faz no podía ser mayor.

 

Si  un  vidente  hubiese  pronosticado que  el niño que más odio en su vida y él iban a enamorarse  y estar juntos lo hubiese demandado por estafa y lunático; además hubiese exigido una reparación civil si es que se atrevía a decirle que él iba a volverse un loco de remate  por aquel chico.   Pero nada más incierto existía  en la vida que la vida misma y los distintos destinos que enviaba a cada ser vivo.  Pese a la complejidad que sus emociones debían  sentir  y enfrentar, él ya estaba completamente seguro de lo que quería y sentía.

 

Con nerviosismo, trató de moverse pero, algo se lo impidió. Frunció el entrecejo, cierta opresión  en su cuerpo no le permitía desplazarse; con extrañeza   alzó el edredón que lo cubría y descubrió que su caudillo no era más ni menos que el  brazo del menor.  La longitud de la extremidad cruzaba su tronco y  descansaba en su cintura.  Volvió su mirada al pelirrosa  que lucía como un ángel dormido y  sonrió con júbilo. Cuidando de no ser tosco en sus movimientos, retiró el brazo del más joven  provocando que éste se quejara entre sueños. Quiso reír al oír los murmullos  pero se contuvo y con dificultad continuó moviéndose.  Al ser liberado reconoció donde se hallaba.  La habitación blanca y pulcra  que tuvo el gusto de conocer, jamás la  olvidaría.  

 

Ser consciente que había pasado la  noche ahí, protegido por  los brazos de su pequeño ángel  lo llenaban de gozo. No obstante reconocía que había sido un acto misericordioso por parte del menor, porque aunque éste aun siguiese durmiendo  logró distinguir en  la piel de sus mejillas rastros de ese líquido salado.  La culpa estrujó su corazón. Había prometido en tantas ocasiones no hacerlo llorar y  al final eso es lo que conseguía.  Quizá era cosa del destino pero siempre lo lastimaba.  

 

Exhaló despacio, ya despabilado.   Se echó de lado dedicando unos minutos a observar la belleza de la  persona  frente a él y luego  lo enrolló en sus brazos, juntando sus cuerpos.   JiYong se acomodó a él y enredaron sus piernas,  se acoplaron tan perfectamente que  Da Vinci sin dudar los hubiese plasmado en un magistral cuadro. Reunió sus frentes y  no hizo nada más que contemplarlo.

 

 

 

 

Al dar las diez de la mañana  la ama de llaves abrió, sigilosa,  la puerta e ingresó a la habitación de su joven amo. Al primero en ver fue  al joven pelinegro, que había elevado la cabeza en busca de la persona que interrumpió  el tan precioso acto de admirar la belleza en el ser amado.  Ella quedó cautivada al divisar como él  arrullaba al adolescente lleno de miedos, que por la noche no  había parado de llorar al tener ante sus ojos  a su amor enfermo.   En los diferentes lugares donde laboró jamás vio a alguien aferrarse con tanta fuerza a un ser querido pero, frente a ella estaba la prueba más grande de amor.  Cuando uno se lastimaba el otro iba a estar para socorrerlo.    

Se disculpó inclinándose y al enderezarse le sonrió y éste le devolvió el gesto.  Salió de la habitación y dejó al par de tortolos continuar con su amorío.

 

 

POV SEUNG

 

Dos interminables horas pasaron desde que desperté y mis sentidos volvieron a ser los de antes pero, no había realizado nada  hasta la intromisión de la señora Heo, quien se disculpó  por haber entrado de esa manera, aunque seguramente estaba preocupada, y  después me sonrió. No era un gesto  sólo de cortesía  si no de  verdadera alegría.  Cualquiera que la viera hubiese creído que estaba de mi lado aunque creo que sí lo está. Apoyé nuevamente mi cabeza sobre la almohada  y acaricié  el rostro de JiYong con mis dedos.  Lucía cansado, agotado.  No sé cómo es que logré llegar, lo último que registraba mi mente era yo siendo atacado por la nieve que escogió justo ese día para hacerse notar, y además, algo de lo que no estoy muy seguro.   Vagamente, en un recuerdo borroso, veo a Ji frente a mí con sus ojos llenos de lágrimas con el mismo contexto donde me veía a mí  pero, no sé si fue producto de mi imaginación o sí en verdad ocurrió.

 

De lo que tenía certeza era de la generosidad de mi Ji, a pesar que lo herí él me acogió en su habitación. Porque si no hubiese sido así,  me habría  abandonado permitiendo que la nieve me sepulte, habría llamado a mis padres o me habría enviado a otra habitación menos la suya   pero no.  Él me dejó dormir en la misma cama  donde todos los días descansa y con sus brazos me dio el calor que me faltaba. Persona más noble que él dudo mucho que exista.

 

-¿Qué haré contigo? – exterioricé mis pensamientos.  Mi voz salió  un  poco fuerte causando  ahora sí el despertar de mi pelirrosa.  

 

 De a poco  sus ojos  adormilados se abrieron y su garganta se movió  pasando  saliva. Sus provocativos labios me estaban tentando a besarlos pero, primero tenía que amistarme y explicarle como sucedieron las cosas.

 

-yongie – lo llamé suavemente, ya que empezaba a quedarse dormido otra vez.

 

Sus ojos se guiaron por mi voz y me miró. Sonrió con esa sonrisa tan preciosa que poseía pero, después se fue cayendo hasta desaparecer. La mano que estaba apoyada en mi pecho se hundió. Su rostro manifestaba las intenciones que tenía de alejarse de mí pero, no le  di lugar para que lo hiciera.

 

-JiYong permíteme explicarte como sucedieron los hechos por favor. – rogué y él se detuvo. – te diré todo, no quiero ocultarte nada.

-está bien… quiero escucharte. -   murmuró sin verme a los ojos. Eso dolía aunque por lo menos me escucharía.  – suéltame. – abrí los ojos ampliamente. ¿Acaso ya no permitiría que lo tocara nunca más? –quiero sentarme. –exhalé con tranquilidad e hice lo que me pidió. Era obvio que echados no íbamos a hablar.

 

Los dos nos sentamos sobre la cama,  yo lo miré de frente pero,  él dirigió su vista a la puerta. Era momento de empezar a hablar.

 

-ante nada, quiero que tengas en cuenta que eres  la persona más importante  que tengo al igual que mis padres, y lo que hice ayer fue porque quería demostrarte con hechos lo que siento por ti.

-fue negligente poner tu salud en riesgo para explicarme algo. – dijo seriamente. Me sorprendió que lo dijera con tanta soltura.

-tienes razón. – acepté y él me miró con asombro. – soy estúpido pero, me vuelvo así cuando  siento que voy a perderte. – tuvo el propósito de hablar  mas no lo hizo, únicamente agachó la mirada. – yo… tuve la culpa de lo ocurrido  con esa mujer. – la tensión en su cuerpo llegó hasta mí, mordió su labio con fuerza y   estuvo a punto de echarse a correr. Gracias a mi rápida reacción logré alcanzar su muñeca y tiré con fuerza.

-¡Déjame! ¡No quiero escuchar más!  - gritó sollozando pero lo mantuve capturado  contra mi cuerpo. Su espalda chocaba con mi pecho, mis manos  tomaron las suyas  en un fuerte abrazo y mis piernas cubrieron las suyas, inmovilizándolo por completo.   

-dijiste que me escucharías.

-¡¡¡no puedo!!! – gritó, y con eso empezó a llorar aún más. Su cuerpo entero tiritaba por lo desbocado de su llanto, me estaba asustando, parecía que en cualquier momento se desmayaría o le daría algo.  Únicamente pensé en envolverlo más.

-yongie tranquilízate por favor. – dije, pero no se calmó. Era necesario que le hablara con claridad. – ¿Recuerdas el día de fin de año?  Ese día que estuvimos con todos nuestros compañeros  y te envíe un mensaje pidiendo que  te encontrarás conmigo. – no me respondió por lo que seguí. –Cuando te dije que me gustabas – sonreí con tristeza. -, pero te fuiste y me dejaste confundido. Yo en verdad creí que te gustaba y me aceptarías mas no fue así. Al enterarme que viajaste fue un golpe muy duro porque no sabía que pensar, igualmente no me di por vencido y te esperé.  Pero cuando me dijiste por teléfono que me olvidara de lo que sentía por ti… me sentí herido. – tragué con fuerza. – en mi vida me habían rechazado y si lo hubiese hecho otra persona me hubiese valido un bledo, pero tú, tú no. Tú eres la única persona que realmente amo, porque  de verdad te amo. – remarqué.

-entonces…- pronunció con voz baja, mucho más calmado. El sólo oírlo me dio la esperanza de que íbamos por buen camino. - ¿Por qué dejaste de verme?

-porque  quise hacer lo que me pedías, intenté olvidarme de ti. Yo… - y aquí venia la parte que no quería contarle, pero era mi deber hacerlo. – fui de fiesta en fiesta… buscando… ser el mismo de antes.

-no entiendo.

-me acosté con muchas mujeres en esas fiestas. – lo dije. Finalmente lo hice. Pude sentir la impresión de mis palabras en él.  Agachó su rostro y volvió a sollozar. Sus brazos que habían dejado de luchar dejaron que lo abrace.  Yo mismo me sentía decepcionado de  mis acciones, JiYong no se merecía que alguien lo engañara y le hiciera algo tan vil. – de verdad me arrepiento de haber actuado de esa manera.  No fue la mejor decisión que tomé, ahora lo sé.  Pero te juro que yo no fui quien quiso algo con la chica del restaurante, ella quería  estar conmigo otra vez, pero yo me negué. Eso no la detuvo  y después llegó su novio y se armó todo el lio. Te aseguro que desde que estamos juntos  mis ojos solo te ven a ti, yongie. Créeme por favor. -  dejé que mi rostro descansara en su cabello. Mis ojos ardían y pequeñas lágrimas escaparon de ellos, pero nada como su llanto que  se escuchó por largo rato, el dolor  era palpable.  –Ji. –murmuré sobre su cabello. Deseaba que ya no siguiera llorando por mí.

-es… iff… es mi… mi culpa. – dijo. Quedé boquiabierto al oírlo. ¿Cómo que su culpa? ¿Por qué pensaba así?

-¿Qué?

-si yo… iff… no te hubiera dicho eso iff… tú iff… no lo habrías hecho. – contestó en mitad de su llanto.  

-JiYong… -  dejé de abrazarlo y  lo tomé de los hombros para voltearlo y verlo. Su rostro bañado de lágrimas fue lo primero que vi. No logré hacer nada cuando él se abrazó a mí y comenzó a repetir las mismas palabras.

-perdóname, perdóname…   

 

Sus brazos me envolvieron con vehemencia y hundió su rostro en mi pecho repitiendo una y otra vez que lo perdonara.  Me era muy difícil comprender  porque se echaba la culpa de algo que claramente  no tenía  más culpables que yo.  Cualquier otra novia me habría tirado un par de buenas bofetadas  e insultado con todas las palabras que existieran, pero ahí volvía a mi realidad. JiYong no es como ninguna de esas chicas, él… él siempre se siente culpable de lo que hagan los demás. Siempre.  La furia era inmensa por mí mismo, yo esperaba que él se sintiera decepcionado no culpable. Levanté su rostro con mis manos.  Sus ojitos continuaban expulsando  esas acidas aguas que se creían con el derecho de aparecer cuando quisieran.  Mis dedos limpiaron sus mejillas, pero volvían a humedecerse con rapidez.

 

-JiYong no me pidas perdón. Tú no tienes la culpa de nada, yo fui quien quiso hacer las cosas de esa manera. Fui yo quien no supo esperar y comprenderte, fui yo, nadie más que yo. -  le hablé con claridad, sin dudar ni un segundo de lo que decía. – si alguien debe pedir perdón soy yo.  Yo te pido que me perdones. No volverá a suceder lo que sucedió. Ya no quiero lastimarte más.- lo abracé con todo el amor que podía expresar. Si mis palabras no eran suficientes, mi calor lo sería.- te amo JiYong, te amo demasiado.

-te a… iff…amo – dijo contra la tela del pijama.

-gracias. -  exhalé contento. Bajé un poco la cabeza a la altura de su mejilla y dejé un beso largo en ella.  Sobé su espalda, calmando los últimos jadeos - ¿mejor? – pregunté cuando  su respiración volvió a la normalidad. Asintió sin alejarse.  –yongie… - de a poco me mostró su rostro. Sus ojos estaban decaídos y tenía un dulce mohín.  Posé mi mano en su mejilla y  me acerqué, cubrí sus labios con los míos en un roce puro y sincero.  Después dejé un beso en su frente. Él suspiró y  relajó los hombros.  -¿quieres bajar a desayunar?

-sí. – contestó.

-tu voz está ronca. – comenté y se sonrojó.

-bajemos -  su mano cogió la mía, en  un gesto hermoso y tierno como él.

-antes déjame besarte. – me anticipé y tomé sus brazos para acercarlo.

-¡aahh! – dio un pequeño grito.  Lo solté con prontitud. Él abrió los ojos como asustado.

-¿Qué sucede?  - pregunté y se puso nervioso.

-nada. – negó repetidas veces y desvió su mirada de mí.

-JiYong dime que sucede.  – inquirí, frunciendo el ceño.

-ya te dije que… aah-volvió a gritar cuando cogí su brazo. Lo solté y él se sobó. 

-¿Qué tienes en el brazo? – abrió la boca pero lo interrumpí. – sin mentiras. – avisé, y la cerró.  Me molestaba que me mintiera, pero me preocupaba que tuviera algo y no me quiera decir. – quítate  el pijama. – demandé. Sus ojos me miraron asombrados. – si no lo  haces tú lo haré yo.

 

Ante mi amenaza bajó la cabeza. Sus dedos fueron a la basta del manga larga  y lentamente se lo quitó. Al estar frente  a mí vi su pecho, delgado  y pálido. Pero  al fijarme en sus brazos, éstos… tenían rasguños profundos, aun frescos. 

 

-¿Te hiciste esto? – pregunté sorprendido. Agarré su brazo y  después el otro, en ambos había heridas. - ¿JiYong lo hiciste tú? –lo encaré, pero él no a mí.   Mi mente rápidamente rememoró las palabras de mi madre. –JiYong. –lo sacudí.

-no lo volveré  a hacer.- murmuró con miedo.  

-mi madre tenía razón. – dije de inmediato.  Ella me había comentado que le había parecido sumamente extraña la reacción de JiYong cuando se quedó con ella y  mi padre.  Dijo que sus manos comenzaron a rascar su jeans con saña. Me pidió que estuviera pendiente de él porque no era normal que  hiciera eso.

-lo lamento. – agachó su cabeza.

-¿lo has hecho más veces?

-no. – sonó sincero. Por lo menos podía tranquilizarme por ese lado.

-¿Por qué lo hiciste? – le pregunté con calma.

-no lo sé… - exhaló y volvió a contestar – quizá fue…la ansiedad  o… o el miedo a per…derte. –respondió  con dificultad.

 

Comprendí en una que  su autolesión  fue debido  a mí.  Pasé mis brazos por su cintura y lo abracé con cuidado.  Él dejó que lo acunara  y se mantuvo quieto.  Me urgía realizarle una pregunta, pero temía su reacción, aun así me obligué a hacerlo.

 

-¿has vuelto a ir al psicólogo?

 

Su respiración se detuvo completamente cuando finalicé mi pregunta.  Yo estaba seguro que él sabía por dónde  iban mis sospechas y es que no había otro motivo. Lo único que  pudo haber desencadenado estas actitudes era “eso”.

Sus brazos ascendieron y se enredaron a mi cuello con cierta fuerza, pegando su frente a mi hombro. Mis manos en su espalda, sintieron cuando empezó a respirar de manera irregular.  

 

-no ha…bles de eso por favor. – me dijo con voz entrecortada, pero al mismo tiempo sombría.

 

Desde que ocurrió no habíamos hablado de ello, no es como si fuera un tema agradable para ninguno pero ahora veía que si era necesario hablarlo.   Tal vez no tenía que tratarlo conmigo, pero sí con un especialista.  Es que tantas cosas habían ocurrido: su internamiento en la clínica, cuando entró en coma después de intentar quitarse la vida, la pérdida de memoria, mi declaración, nuestro noviazgo. Todo esto había servido como escape del verdadero asunto. Luego de tantos meses, casi seis,  quizá las secuelas comenzaban a mostrarse.  

 

-no es mi intención recordártelo. – lo apegué a mí. – pero quiero que estés bien.

-si estás conmigo, lo estaré. – me dijo. Me mostró su rostro y me dio una pequeña sonrisa.

-pero… -

-Seung, por favor. – me suplicó con la mirada.

 

No quería obligarlo a nada, así que después vería como hago para ayudarlo, pero por ahora continuaríamos con normalidad. Asentí y le devolví la sonrisa.

 

-pero antes voy a curarte esas heridas. – le dije. Fui al baño por agua oxigenada y algodón. Con cuidado desinfecté sus heridas y luego se puso el pijama. – ahora sí bajemos a desayunar.

 

FIN POV SEUNG

 

POV JIYONG

 

Seung tomó mi mano y salimos de la habitación vistiendo nuestros pijamas.  Con él a mi lado, me sentía más feliz y tranquilo.  Nadie podría igualar lo que siento por él.  Por mi parte haría lo que pudiera para no pelearnos, lo último que quiero es que estemos alejados.  Además, él también luce contento, así que eso significa que todo está bien. 

 

Sin embargo, yo no quiero volver a la clínica, no quiero que alguien me haga preguntas y quiera decirme como resolver mis miedos. Yo estaré bien para Seung.  Lo haré todo por él. Estará orgulloso de mí y no deberá preocuparse.  Lucharemos juntos contra todos, sé que lo lograremos porque yo no seré un estorbo. En todos estos años he sabido vivir sin la terapia de nadie, teniéndolo a él será más fácil. Así se dará cuenta que ya estoy bien y que no necesito un psicólogo. No quiero uno.

 

FIN POV JIYONG

 

 

La joven pareja llegó al comedor de la casa y los sirvientes se dispusieron a servirles el desayuno.  Los empleados los atendían con una sonrisa plasmada en el rostro al darse cuenta  de que ya no estaban peleados. Cómo no notarlo si comían entre risas y suaves caricias de amor.  A pesar de aun ser invierno, el ambiente dentro de ese hogar  se tornó cálido para todos.  Al terminar de comer lo  preparado, agradecieron y volvieron a la habitación del menor. Se echaron en la cama y  desde un control remoto el menor  hizo que un televisor LCD   de 75” descendiera del techo. 

 

-sí que te gustan los lujos. – comentó Seung hyun, viendo con un poco de asombro lo realizado por su novio.

-más  bien me gusta la tecnología. – respondió JiYong, mientras buscaba algún canal interesante.

-uhm… de igual forma mantenerte me va a salir caro. – agregó  con una sonrisa.

-no necesito que me mantengas. –  le contestó   feliz. Dejó el control a un lado y siguió hablando. – yo puedo vivir por mis propios medios.

-¡auch! – Se tocó el pecho, fingiéndose dolido.- eso fue un golpe bajo. – JiYong rió divertido por las ocurrencias del mayor. – aun así… - dijo recomponiéndose. – es mi deber consentirte y hacerte feliz.

-en eso tienes toda la razón. – asintió repetidas veces,  aguantando las ganas de reírse.

-Pero que engreído me resultaste yongie. – pasó su  brazo por el hombro del otro y lo atrajo.

-no es enserio – dijo, pensando que el pelinegro se lo había creído. –lo único que de verdad deseo es que me quieras por siempre. – se abrazó al mayor.

-y no dudes que así será. -  depositó un beso sobre su cabello y sonrió. – así será.  

 

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-¡wao! Esa película fue preciosa. – alabó JiYong, muy emocionado, tras acabar de ver Maléfica.

-la verdad que tienes razón. Pensé que sería muy cursi, pero fue de mi agrado. – agregó Seung hyun.

-y lo más bonito fue el beso del verdadero amor. Yo sabía que ella misma la despertaría. – la sonrisa  en su rostro no podía ser más grande, pero expresaba todas sus emociones.

-yo creí que como todo lo hecho por Disney, éste sería  más de lo mismo, mas no fue así.- ante sus palabras, Ji asintió enérgico. – Pero…- dijo con intriga, y eso detuvo la sonrisa del menor. – si se hubiese tratado de ti y de mí,  seguramente te despertabas con un beso mío. – argumentó presumido.

-¿ah?-volvió a sonreír y carcajearse. – así me dices engreído a mí jajaja…

-no te burles de mí. – simuló haberse indignado, pero fue ignorado. - ¡JiYong! – lo llamó con severidad, y esta vez fue escuchado. El pelirrosa realizó un puchero que casi conmueve a Seung, pero no se permitió borrar su ceño fruncido y le agregó sus brazos cruzados. – a todo esto, ¿Por qué anoche no me respondías el teléfono? – preguntó. JiYong lo miró sin comprender. – ayer te marqué y te envié un mensaje, pero no me respondiste ninguno. ¿Tan molesto estabas? – desapareció su expresión molesta por una comprensiva.

-¿a…al telef…fono? – tartamudeó con nervios.

-sí.

-ah…- jugó con sus dedos y desvió la mirada. – Eras tú.- murmuró bajito.

-¿Qué dices? – se acercó para que le repitiera lo dicho.

-es que…- suspiró. –la verdad no hice caso cuando sonó el teléfono porque creí que era alguien sin importancia.

-¿Cómo? –le dedicó una mirada confusa.  Ji se rascó el cuello, incómodo.

-pues…  - se concentró en el juego de sus manos  y decidió continuar. – no estoy acostumbrado a atender las llamadas o mensajes.

-sigo sin entender. – no entendía y empezaba a desesperarse al igual que el menor.

-lo que quiero decir es que mi teléfono mayormente lo uso para escuchar música. El único que me llamaba antes era el señor  JinYoung, pero él ya no está. – exhaló al recordarlo. – y aparte de él sólo Yunho hyung, así que creí que era él, y no quería hablar con nadie. – dejó de mover las manos y  mantuvo la cabeza agachada.

-lo siento. – dijo Seung hyun. Con sus dedos tomó la barbilla del menor y la alzó. – prometo que te llamaré  para que te acostumbres a mí.  – le sonrió de verdad y como agradecimiento JiYong le dio un abrazo efusivo.

-muchas gracias hyunnie. – dijo, realmente agradecido por todas las molestias que se tomaba. – te amo. – susurró con un poco de vergüenza y añadió un sutil beso en la mejilla del mayor.

-y  yo te amo más.- correspondió su abrazo. -¡oh!- exclamó al recordar algo importantísimo. Rompió  el abrazo que mantenían y miró con entusiasmo a Ji, quien lo veía sin saber que pensar  o sentir. –casi lo olvidamos.

-¿Qué cosa?-inquirió.

-¡Nuestro primer mes juntos!

 

CONTINÚA…

Notas finales:

despues respondere sus reviews, estoy en clase asi que acabo antes de que me atrapen, byebyeeeeee


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