Prohibido por Aomame

Prohibido.

Trueque.

-¿estás bien, Yuu?

Aki lo miró y colocó su mano en la frente su primo, no había fiebre, pero no se veía nada bien. Su rostro estaba pálido y con los días habían comenzado a acentuarse las ojeras bajo sus ojos.

-Sí, Aki nii- mintió Yue sonriéndole forzadamente.

Aki frunció el ceño incrédulo, pero no quiso discutir con él. Algo pasaba, no sabía qué, pero ese algo trastornaba el sueño de su amante.

-¿otra pesadilla? ¿No pudiste dormir?

Yue asintió sin mirarlo a los ojos. Aki se mordió la lengua para no preguntarle que veía en su sueño, la primera vez que lo hizo Yue se alteró, se negó rotundamente a hablar… Suspiró y separó su mano de la frente del otro.

-te prepararé un té-dijo sin dar cabida a una negativa y se puso de pie. Le daría un té que lo relajará  y quizás así pudiera dormir.

 Yue miró a Aki levantarse y salir de la habitación. Suspiró también y dejo caer su cabeza en la mesa. La verdad es que no es que no pudiera dormir, es que no quería. La verdad era que hace mucho tiempo  no podía tener sus propios sueños, siempre que caía dormido el lugar al que iba era a esa habitación roja, siempre de vuelta al sueño, al mundo interno de  Yuuki.

Y ya no era interesante, ni por asomo. Ahora ni siquiera tenía opción de abrir o no la puerta que lo llevaba a ese lugar, ahora aparecía dentro de él y eso le asustaba. Sentía que poco a poco se volvía parte de él,  que se volvía un mueble más, una especie de espejo que ella usaba para ver y sentir el mundo real.

Le asustaba tanto pensar que en algún momento no podría salir nunca más, que prefería obligarse a no dormir, pero claro esa tarea es imposible, llegaba un punto en que los ojos se le cerraban y el sueño comenzaba. Y ni siquiera así, su cuerpo descansaba ni un poco, ya que ella lo utilizaba para recorrer la academia.

Pero tenía un miedo mayor. Ella siempre le preguntaba cosas acerca de Aki, siempre, desde cosas simples como que le gustaba comer, hasta preguntas intimas que solo los relacionaban a ambos como amantes, y si se negaba a hablar ella siempre decía:

-¿quieres que le pregunté directamente?

Eso lo aterraba, no quería involucrar a Aki en algo que ni siquiera él entendía. Siempre que su amante le preguntaba preocupado acerca de su insomnio y sus sueños, se negaba a contarle, no soportaba inquietarlo, a él le gustaba el Aki sonriente y seguro.

Aki volvió y puso la taza de té humeante frente a él.

-Te ayudará a dormir-dijo

Yue miró el líquido aterrado, lo cual no paso desapercibido por el mayor.

-Yuu, confía en mí. ¿Qué sucede?

-nada…

-¿Nada? ¿Cómo que nada?-Aki había aguantado aquel silencio pero estaba en su límite, se preguntaba “¿acaso  no soy su amante? ¿Acaso no confía en mí? ¿Acaso no me cree capaz de cuidarle?”-¡Demonios Yuu, cada día estás peor, sino me quieres decir le diré a mis tíos que…!

-¡NO! ¡No te metas, no es algo que te importe!

-Yuu…

-Déjame-dijo sintiéndose horrible-vete

-Yuu me importa porque se trata de ti.

Yue lo miró, quería llorar, quería decirle: “Aki nii, ayúdame, por favor sálvame” Pero las palabras  no salían de su garganta, quería ser fuerte, tenía que serlo. No quería involucrarlo porque sabía que el objetivo de Yuuki no era él en sí, era Aki, su querido Aki.

-Vete

-Yuu…

-¡Vete, no quiero verte! ¡Déjame!

Aki desvió la vista, las manos le sudaban y el pecho le dolía.

-está bien-dijo- si eso te hace sentir mejor.

Rodeó la mesa, alcanzó su frente y lo besó en ella suavemente antes de salir de la habitación. En cuanto la puerta se cerró las lágrimas calientes y dolorosas laceraron sus ojos enrojecidos ya por las horas de vigilia.

-Perdóname, Aki nii- sollozó.

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Kaname releyó el informé.

Habían encontrado unos casquillos y balas sin usar en la habitación de su hermana, las balas estaban bañadas en sangre, no cualquier sangre, la sangre de Ichiru, el hermano de Zero. Sin lugar a dudas era un intento de despertarla, y aunque ella continuaba en un estado parecido al de un coma, era una situación muy extraña.

Abandonó el informe y alargó el brazo para tomar un antiguo libro. Lo colocó frente a sí y pasó su mano por la cubierta de cuero y luego, lentamente lo abrió. Aquel libro era llamado “Codéx” y según sabía contenía antiguos rituales y secretos de la raza de los vampiros. Había aprendido mucho de ese libro, y en él también había una descripción de la sangre de los seres completos, seres como Zero.

Yuuki había sido encerrada dentro de su propio corazón, y era consumida por su desesperación día a día. Pero que, también podía ser liberada si obtenía el perdón de quién la encerró ahí. Pero no decía nada más. Al parecer algo así nunca había pasado, así que no veía peligro alguno.

Sin embargo, las preguntas rondaban su cabeza ¿quién le disparo? ¿Para qué? La sangre de Ichiru tiene relación con la de Zero, ¿es por medio de la sangre que pueden liberarla? Y si es así ¿para qué quieren liberarla? Y de nuevo ¿quién?

Zero tocó y al no recibir respuesta decidió entrar, caminó sin que su amante se diera cuenta de su presencia, y se plantó frente a él.

-¿de nuevo ese libro?-le preguntó. El vampiro dio un respingo y levantó la vista hacia él.

-Zero…

-¿qué traes entre manos?-Zero recordó que ese libro fue la causa de que ahora tuvieran dos hijos.

-Nada-Kaname cerró el libro y le sonrió-me gusta hojearlo de vez en cuando.

-¿y esto?-señalo el grueso de hojas que eran el reporte sobre el disparo a Yuuki.

-Nada-dijo tomándolo y guardándolo en un cajón-cuentas, cosas de dinero, nada importante.

-mmm…-el peliplateado ladeó el rostro- No te creo- sentenció.

-¿eh? ¿Por qué?

-No lo sé, tengo la sensación de que algo me ocultas.

-No te oculto nada, ¿Por qué lo haría?

-eso es lo que me pregunto.

-…

Zero esquivó el escritorio, se sentó en las piernas de su amante y le rodeó el cuello con los brazos.

-Kaname, recuerda que puedes confiar en mí. Sea lo que sea, yo te apoyaré.

-lo sé

-y si es algo grave, es mejor que lo sepa ¿no crees? No te preocupes, no soy débil ni frágil o algo por el estilo, puedo enfrentar las cosas.

-lo sé, pero no te preocupes no hay nada que te oculte.

Zero lo miró y le sonrió, no le creía, claro que no, lo conocía lo suficiente como para saber cuándo mentía.

-de acuerdo-dijo y lo besó suavemente en los labios- pero sigo sin creerte.

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-¿Estás segura?-Alexei se agachó todo lo que podía para seguir a su novia por el angosto pasillo.

-Sí-Natsuki empujó la pared y de pronto se encontraron fuera de la Academia.

-pero… robarle a tu papá…

-escucha, Aki nii sama dice que lo que le pasa a Yue chan tiene que ver con una tal Yuuki, la única Yuuki que yo conozco  es mi tía. Y si alguien tiene información sobre ella es mi papá Kaname.

Kurovnikov suspiró- ¿por qué no le preguntas directamente? Es más, ¿no crees que si algo malo estuviera pasando él ya lo sabría?

-sí, pero no nos los diría. Tiene, como dice mi papá Zero, la maldita maña de querer cargar con el mundo solo. Así que si quiero ayudar a mi hermano, tengo que arreglármelas sola.

Alexei la miró caminar unos cuantos pasos, estático.  Pensó que la mujer de la que estaba enamorado era muy valiente  y decidida. Él tenía una ligera idea de que pasaba, siempre que algo extraño comenzaba a pasar a su alrededor, tenía que ver de una o muchas maneras, con su abuelo, que para ese momento ya debía de saber donde estaba.

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-quédate-murmuró ella muy cerca de su oído-si te quedas ya no tendrás miedo.

-tengo miedo de ti-dijo él apartándose.

Yuuki sonrió.

-¿por qué me tienes miedo?

-Quieres a Aki nii

Yuuki se sentó y negó con la cabeza-te quiero a ti. Tu primo es lindo pero, yo no puedo salir de aquí. Mira a  tu alrededor la puerta está cerrada, solo se abre cuando tu lo haces.

-Pero ahora no necesito abrirla, aparezco aquí en cuanto me quedo dormido y además usas mi cuerpo, tú...

-te explicaré, ven acércate.

Yue negó y se alejó de ella. Sabía que al estar cerca, ella podía alcanzarlo y bastaba con tocarlo para que tomara control de su cuerpo. Yuuki suspiró y con un ademán le restó importancia a su acción.

-verás, esta habitación es mi corazón. Una persona no puede deshacerse de su corazón, incluso si se odia a sí mismo, ese odio se acumula justo ahí;  somos nuestro corazón, o él es nosotros ¿lo entiendes? Ya que soy un todo con este lugar, no puedo salir de aquí por mi misma.

-¿pero cómo pude entrar yo, sí, no nos conocíamos?

-Porque eres hijo de Ichiru Kiryuu, o para ser más exactos, sobrino de Zero Kiryuu.  Él tuvo mi corazón en sus manos en un tiempo atrás. Y fue él quien  me enterró en este lugar.

-¿Mi tío?

- Hace poco quisieron despertarme con la sangre de tu padre, ¿para qué? No lo sé. Pero lo único qué lograron fue traerte aquí, basta con que entrés una sola vez en el corazón de una persona para que este te reconozca. Cuando te enamoras de alguien y se termina, puedes decir que le olvidaste, pero falta un pequeño detalle, el más nimio, para que recuerdes quién fue ¿cierto?-Yuuki extendió su mano hacia él-no necesitas abrir la puerta, ya eres parte de mi corazón. Además puedo usar tu cuerpo a través de esa pequeña conexión, básicamente eres como una ventana, me dejas asomarme al exterior pero sigo anclada al piso de este lugar.

Yue frunció el ceño-Ya no quiero venir aquí, ya no me llames.

-No te llamo, eres parte de este lugar, y muy pronto lo serás para siempre. Este es mi reino, y si decido tenerte lo haré. Así que porque no eres un buen niño y te quedas por tu cuenta.

-No…

-No tendrías que preocuparte por nada, Yue. Amar a tu primo está prohibido. Pero aquí, podrás amarlo eternamente…aunque claro, él no lo sabrá

Yuuki le sonrió, y esa sonrisa le parecía aterradora. La eternidad de pronto sonaba horrible, ¿de qué servía amar a Aki si no podía verlo o tocarlo…? De nada…

Como tampoco servía  evitarlo y no contarle lo que le pasaba, es decir, no tenía caso decirle que lo amaba si no le tenía confianza. ¡Qué tonto había sido!

-¡No!-dijo-¡No voy a dejar a Aki nii! ¡Jamás, y jamás voy a volver aquí!

Dio la media vuelta, abrió la puerta y salió.

Yuuki sin embargo, sonrió.

-Bonita determinación-murmuró-aunque si te hubieras quedado más tiempo, habrías escuchado algo muy importante- Se levantó y caminó hacia la puerta- ups, olvidé  decirte que siempre debes cerrar la puerta o puedo seguir tus pasos…

Se detuvo en el umbral de la puerta, sus dedos acariciaron la madera y su sonrisa se ensanchó… qué fácil había sido.

+++

Yue despertó sobresaltado. Tenía que cerrar su mente y su corazón a esa mujer, y tenía que decirle a Aki lo que le pasaba, necesitaba decirle. Se incorporó de la silla donde lo había sorprendido el sueño y se encaminó a la habitación de Aki.

Tocó tres veces y el rostro amable de su primo le sonrió.

-¿Te sientes mejor?- le preguntó.

-Sí- se sentía renovado, ahora estaba decidido a pelear contra esa mujer-Aki nii, ¿estás enojado conmigo por lo que pasó antes?

Aki lo invitó a pasar y al cerrar la puerta tras de sí, le sonrió.

-No, sé que no te encuentras bien. Me gustaría que dijeras que pasa. Pienso que sería más sencillo resolverlo, al menos podría ayudarte en algo.

-Lo sé-Yue se acercó a él y aunque dubitativo se abrazó a su torso-Perdóname, Aki nii, te lo contaré todo.

Se sentaron  al borde de la cama y sintiendo el calor del cariño de Aki,  Yue le habló de lo aterradora que se volvió Yuuki, sin embargo dejo un poco de lado el hecho de que ella estaba muy interesada en todo lo que tuviera que ver con Aki.

-¿Zero otou san, la encerró ahí?

-Sí, eso dijo, ¿sabes por qué, Aki nii?

-mmm…- Aki se rascó la cabeza- es una historia un poco oscura de mi familia, tengo entendido que algo hizo para lastimar  a mi papás…lo que sí sé es que incluso hubo una especie de juicio.

-¿Contra mi tíos?

-sí, mi tía era una sangre pura, como Kaname Otou san. Debían justificar el por qué la mataron…bueno, la encerrado. Pero al final todo salió bien. Me preguntó ¿quién querría despertarla?

-Ni ella lo sabe.

-Bueno, Yuu- Aki le sonrió y deslizó  su mano entre las hebras del cabello de su primo-No te preocupes, investigaré que pasa. Y todo estará bien. Ahora, descansa un poco-hizo amago de levantarse pero Yue lo detuvo.

-Aki nii

-¿mmh?

-¿puedo quedarme?-sus mejillas se encendieron-aun no estoy seguro de querer dormir y si…

Aki sonrió, se acercó y lo besó-pero te dará más sueño después-le murmuró al oído.

-entonces no te detengas, Aki nii, no me dejes dormir…

Se fundieron en un nuevo beso. Lentamente desnudándose uno al otro,  se acariciaron con suavidad y avidez al mismo tiempo. Aki derribó a su primo en el colchón y deslizó sus besos desde el cuello hasta la clavícula dejando a su paso pequeñas marcas rojas; lamió y succionó las tetillas de su amante hasta endurecer los pezones. Yue se abrazó a él, dejándose hacer. Sintió la humedad del miembro excitado de Aki contra el suyo, con un suspiró y sin pensarlo abrió sus piernas, como un reflejo condicionado.  Sintió las manos de Aki deslizarse por su espalda, y a sus dedos internarse poco a poco en su interior, gimió entrecortadamente… Y entonces, algo lo jaló, como si tuviera una cadena en la espalda se vio alejado de todas las sensaciones, del calor de Aki, de sus besos y caricias, no podía sentirlo, no podía escuchar sus palabras, ni empaparse con ellas, el calor y el placer, todo se volvía lejano, a pesar de se veía a sí mismo con él, no podía sentirlo…

¿Por qué?

Quiso gritar. Quiso llamarlo. Pero su voz se ahogaba en algún lugar… Su vista se nubló, cerró los ojos y al volverlos a abrir, todo era rojo. Rojo. Estaba en la habitación de Yuuki…

Su angustia se incrementó cuando se dio cuenta que estaba solo, ella no estaba, y si no estaba ahí, significaba que quién estaba haciendo el amor con Aki, era ella.

+++

Para Yuuki la sensación de estar con un hombre de nuevo resultaba maravillosa, y el toque de Aki era muy parecido al de sus padres, incluso en eso estaba perfectamente mezclado, la suavidad y el ansia de Kaname; la ternura y arrebato de Zero. Sí, tenía que llevarlo consigo. 

Estaba disfrutándolo mientras hundía a Yue de nuevo en su corazón y tomaba su lugar, pero, en cuanto tomó completa posesión de él, Aki se incorporó, abandonó un beso a la mitad, y  sacó sus dedos de su cuerpo, se irguió y la  miró con el ceño fruncido.

-¿Quién eres?-dijo con voz dura.

Yuuki lo miró descolocada a través de las pupilas esmeraldas de Yue,  esperaba que no se diera cuenta, esperaba que llegaran hasta el final. Pero incluso en eso tenía que parecerse a sus padres. Imposible engañarlo, y menos cuando se trataba de la persona que ama.

-Soy yo -¿cómo le decía Yue? Recordó rápidamente -Aki nii- estiró su mano para alcanzarlo, pero él la apartó de un manotazo.

-¡Mientes! ¿Dónde está, Yuu?

-Soy yo Aki nii-insistió, incorporándose para abrazarlo.

-¡Eres ella, ¿verdad?!-Aki le empujó y  empotró contra el colchón sujetándole por las muñecas-¡Donde sea que lo tengas, déjalo ir!

Yuuki lo miró, estaba furioso, sus ojos brillaban con ese destello rojo característico de los Kuran y su ceño fruncido, idéntico al de Zero. Lo único que hacía era convencerla más y más de cuanto lo quería hacer suyo. Echó a reír con esa voz que no le pertenecía.

-¡Cállate!-le gritó él-¡Cállate!

-¿qué pasa?-dijo ella- ¿acaso no soportas la risa de tu amado?

-Será su voz, pero esa no es su risa-dijo él- ¡Devuélvemelo, Yuuki!

-con gusto-dijo ella-pero necesito que hagas algo por mí…

-Si lo hago ¿dejaras de molestar a Yuu? ¿No lo seguirás más en sus sueños, ni nada?

-Te lo prometo.

Aki se incorporó de nuevo soltándola, suspiró.

-¿qué tengo que hacer?

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Zero abrió el cajón de Kaname, a estas alturas le importaba un rábano que no debiera hacerlo. El comportamiento de su esposo se había vuelto muy errático, siempre pensativo, al grado de ignorarlo sistemáticamente. Le molestaba. Pero le molestaba más el hecho de que había un problema, uno que no quería decirle, y cuando no quería decirle era porque este problema lo involucraba.

Esa noche había tenido un sueño, una habitación roja y la oscura risa de un alguien que pensó haber dejado en el olvido. Cuando despertó se dio cuenta de que Kaname no estaba, eso le gustaba menos. Por ello había tomado la determinación de dejar de esperar a que él confiará en él, en cambio descubría que pasaba por su cuenta.

Leyó los papeles con rapidez,  y de reojo vio  el libro de Kaname abierto en el capítulo de los seres completos. Hizo conexiones rápidas, tal vez la información acerca de aquellos que eran como él se había perdido en la historia. Pero él se conocía, tenía intuición para ello, era algo con lo que había nacido.

-Estúpido, Kuran-dijo. De haberle confiado lo que pasaba, él le habría dado una respuesta. Él sabía lo que pasaba, al menos con respecto a las balas. Y podía imaginar lo podía pasar si la sangre era de Ichiru y no suya.

Dejo los papeles desparpajados en el escritorio. Tenía que comprobar algo por sí mismo, y algo le decía que tenía que darse prisa.

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El plan era entrar en la casa y buscar algún informe del consejo que tuviera que ver con su tía Yuuki, se repitió Natsuki. Debido a que Alexei le acompañaba tuvieron que esconderse una y otra vez evitando guardias, ya habían tardado mucho, incluso era más de media noche.

Cuando llegaron le sorprendió encontrar la oficina de su padre revuelta, los papeles de un informe desparpajados en el escritorio, y  el cajón forzado.

-¿quién habrá sido?

Alexei tomó los papeles, sabía un poco de japonés, lo suficiente para entender algo sobre un disparo y balas.

-¿de qué es esto?-le preguntó a su novia, quién reponiéndose del impacto, leyó los papeles que le tendía Alexei.

-son sobre mi tía-dijo-¡Alex volvamos a la Academia, tengo que contarle esto a Aki nii sama!

El muchacho asintió.

De regreso, justo antes de tomar el camino a la Academia, una voz los detuvo;  una voz en un idioma que Natsuki no entendió.

-amo Kurovnikov.

Alexei se tensó, tomó la mano de Natsuki, y escudriño en la oscuridad.

-¿Quién eres? ¿Muéstrate?

No uno, si no tres hombres, salieron de las sombras.

-Venimos por usted, amo Kurovnikov. Su honorable abuelo le está esperando con ansias.

-¿y qué si no quiero ir?-dijo abrazando a su chica, sabiendo que no era él quién corría peligro.

-Lo sentimos pero, no tiene opción. Por favor no lo haga difícil y venga con nosotros-luego repitió-Venimos por usted…

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Tap, tap, tap…

Los pasos en el pasillo completamente vacío, hacían eco en las paredes.

-¿A dónde vamos?-preguntó Aki, siguiendo a Yuuki en el cuerpo de Yue.

-Al lugar donde tus padres me abandonaron. ¿Si te dijo tu amante que fueron ellos quienes me convirtieron en una muerta viviente?

-debiste merecerlo.

Yuuki se detuvo y se dio la vuelta para mirarlo-te agradezco que te hayas hecho cargo de los guardias de allá atrás, pero no abuses, recuerda que en mis manos está la vida de tu querido.

Aki frunció el ceño, pero no rebatió. Satisfecha, continuó su andar.

-lo único que yo quería era vengarme de lo que me hicieron. No quería matarte ni a ti, ni a tu hermana. Solo darles un susto a ellos.

Aki apretó los dientes, ya recordaba. El porqué su tía permanecía en un lugar apartado, dormida en una eternidad, se debía a que intentó matarlo y a su hermana, cuando eran recién nacidos.

-fuiste cruel-le dijo-éramos solo unos bebés.

-¿cruel? ¡Crueles fueron ellos!-de nuevo se detuvo y se giró- ambos decían amarme, los dos. Y me mintieron. En realidad se acostaban y se amaban entre sí. ¡Me engañaron!

-estoy seguro de que no siempre fue así-se aventuró Aki- Estoy seguro de que en algún momento te amaron. Lo que no esperaban era enamorarse uno del otro. Es más, puedo afirmar que intentaron hacerte entender y tener una buena relación contigo.

-¿cómo puedes estar tan seguro?

-Por qué esa es la clase de padres que tengo. Fuiste tú quien no los amó, nunca.

-¿de qué…?

-jugabas con los sentimientos de ambos ¿no? ¿Te acostaste con ambos? Yo creo que sí, ¿Realmente te importaba lastimar a uno u otro? Pienso que no. Tan solo te sentiste herida en tu orgullo, pero nunca los amaste, de verd…

Aki sintió un escozor en su mejilla, al tiempo que volteaba el rostro, Yuuki  lo abofeteó y después de dirigirle una mirada furiosa, continuó caminando.

-tienes la lengua muy afilada, Aki, quizás es tu único defecto-dijo y se detuvo en una puerta, la abrió y entró. A regañadientes la siguió.

Ahí estaba ella. Su cuerpo sentado en solitario.

-Mírame-dijo ella-¿no soy hermosa? Ellos no valoraron eso. Por el contrario, me abandonaron aquí.

Aki se mordió la lengua para no decirle lo que de verdad pensaba, y en cambio dijo:

-Ya estamos aquí, ¿qué es lo que tengo que hacer para que me devuelvas a Yuu?

-¡Qué impaciente!- Yuuki se acercó y tomó su mano que sostenía a Bloody rose-toma una bala de tu arma, báñala con tu sangre y dispárale a mi cuerpo en el hombro, tu sangre es más cercana a la de Zero, despertaré y dejaré este cuerpo que tanto amas.

Aki la miró incrédulo. Pero no tenía muchas opciones ¿o sí? Sacó una bala de Bloody rose, se mordió la muñeca de la mano y la sangre comenzó a emanar, escurriendo lentamente por su brazo.

-Que sexy-murmuró Yuuki sonriéndole con rostro ajeno, Aki frunció el ceño asqueado. Derramó la sangre en la bala, curiosamente, esta se tornó de un color rojizo,  esperó un poco a que la sangre secara y la regresó a la cámara de donde salió. Apuntaló el arma, le quitó el seguro y apuntó.

La bala dio justo en el blanco.

-Vaya, eres bueno-murmuró ella antes de de desvanecerse. Aki sostuvo el cuerpo de Yue. Se sentó en el piso y colocó en sus piernas la cabeza de su primo.

-Yuu-lo llamó-¡Yuu, despierta!

-No va a funcionar así- una voz femenina resonó ronca y torpe a su lado. Yuuki estaba despierta, sentada aún, pestañeaba y comenzaba a mover sus dedos-esto es difícil-dijo-hace mucho que no usaba mi cuerpo jeje

-¡Dijiste que me lo devolverías!

-lo que dije es que dejaría su cuerpo, pero él aún está dentro de mi corazón.

-¿qué? ¡Libéralo!

-¿sabes?-dijo ignorándolo- la única sangre que puede liberarme es la de Zero, él tiene que perdonarme, pero eso, no creo que pase. Este despertar que ves es temporal, hasta que cierre la herida que me hiciste… es un poco triste ¿no crees? Y ese lugar es muy solitario…

-¡Dijiste que me lo devolverías!-dijo de nuevo, Yuuki levantó una mano temblorosa.

-te propongo un trueque.

-¿qué?

-Tú entras y él sale. Muy simple. Tengo el poder para hacerte dormir y con un poco de la sangre que aun sale de tu muñeca te daré la llave de la puerta de mi corazón. ¿No es romántico?

-estás loca.

-Sé romántico también y da tú vida por la de él. ¿Es que acaso no lo amas?

-Juegas sucio.

-¿aceptas?

-acaso tengo opción- Yuuki sonrió-pero si lo que esperas es un remplazo de mis padres en mí, te llevarás un fiasco.

-no me importa-no sin dificultad se levantó y llegó hasta él- lo que te ofrezco es la eternidad, piénsalo, lo amarás por siempre.

-eso ya lo sabía antes de  que me lo dijeras, idiota.- Yuuki sonrió. Tomó su muñeca y lamió la sangre que quedaba, después colocó sus manos en las sienes del muchacho.

-Recuerda, tú entras y él sale, no te demores demasiado en la despedida. Ahora duerme.

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La puerta se abrió. Yue giró el rostro, la angustia lo carcomía y lo que menos esperaba ver ahí, era a él.

-¿A-Aki nii?

-Hola, Yuu-Aki le sonrió, acercándose a él.

-¿Aki nii, qué haces…?

-vine por ti.

El rostro del menor se iluminó con una sonrisa, venía por él, eso significaba que regresaría a su lado, que saldría de esa horrible habitación. Se abrazó a su primo sintiendo una gran felicidad.

-date prisa, Yuu, no sé que pueda pasar.

-Sí- Yue tomó la mano de Aki y tiró de él, pero este no se movió-Aki nii ¿qué…?

-Yo tengo que quedarme.

-¿eh?-toda la felicidad que antes sintió se congeló y cayó a sus pies, horrorizándolo-¿qué? ¿Por qué?

-es un trueque-dijo Aki enredando sus dedos en los hilos de plata de Yue-yo me quedo, tú te vas.

-Pero…Aki nii, ¿qué voy a hacer sin ti?

Aki le sonrió cálidamente y lo abrazó con fuerza.

-vivir Yuu, vivir- se separó y tomó su rostro con ambas manos-un favor ¿Puedes decirles a mis padres y a mi hermana que los amo?

 Yue lo miró con el rostro contraído, con las lágrimas inundando ya sus ojos-Aki nii…

-Oye no llores-dijo intentando sonar alegre-a ti también te amo. Mucho. Te he amado siempre. Te he esperado siempre, desde que supe que tío Ichiru estaba embarazado. Te quise desde el primer momento en el que te vi, y de pronto sin saber cómo estaba enamorado de ti. Eres mi primer amor y serás el único. Yuu aquí, te amaré toda la eternidad…

-No, No…Aki nii, no, no quiero- Yue se aferró a la ropa de su primo, quién lo abrazó con todas sus fuerzas.

-Te amo, te amo- tomó su rostro y lo besó en los labios cálidamente.

Ambos se estremecieron, era el contacto de sus almas, de sus corazones al desnudo. El beso tocaba cada fibra, haciendo eco en sus sentidos, era un simple beso, pero era intenso, casi como un rayo, como un globo expandiéndose en su interior. Era maravilloso, era un hermoso beso. Inmerso en la caricia Yue no se dio cuenta de que Aki lo llevó la puerta, no se dio cuenta hasta que se separaron, y Aki lo empujó suavemente, pero haciéndolo caer, aturdido como estaba, en aquel piso infinito.

-Aki nii…

-Te amo, Yuu. No me olvides- y sin darle tiempo de levantarse cerró la puerta.

-¡¡¡¡AKI NII!!!

++++

Al abrir los ojos, todo estaba nebuloso, sus propias lagrimas agolpadas en ellos no lo dejaban ver, lentamente estas resbalaron por sus mejillas y él reconoció, justo arriba de él, el rostro de Aki.

Estaba recostado en el piso, con la cabeza en las piernas de su primo, quien a su vez estaba apoyado en la pared y su cabeza caía hacia enfrente con la barbilla en el pecho. Parecía dormir.

Levantó sus manos y tocó la mejilla de su amante.

-A-Aki nii-lo llamo tímidamente- Aki nii, Aki nii ¡Aki nii!

No recibió respuesta. Se incorporó y lo sacudió, sus lágrimas emanaban en total descontrol, y gritaba, con la voz ahogada, con un miedo creciente devorando su tranquilidad.

-Es inútil- escuchó a sus espaldas- no volverá. Ahora es mío.

Yue giró el rostro y la miró enfurecido.

-¡Devuélvemelo!-dijo-¡Devuélvemelo! ¡Devuélveme a Aki nii!-la tomó por lo hombros y la sacudió con fuerza-¡regrésamelo! ¡Maldita bruja, regrésamelo!!!!

Yuuki frunció el ceño y utilizó su recién recuperado poder para apartarlo. Yue cayó a un lado de Aki y se abrazó a él incontenible, llorando con todas sus fuerzas, con toda su desesperación y amor.

-No seas tonto-dijo ella-te ha dado un regalo. Aunque he de decirte que es tu culpa-se burló.

-Yuuki

La sangre se le congeló, tragó saliva y giró el rostro lentamente hacia la puerta.

-¿Zero?