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Cristales Rotos. por Keny-chan

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Notas del capitulo:

Hello, hello minna-san. 

Les traigo el primer capítulo como tal. Puede tener faltas de ortografía, pido una disculpa anticipada por ello. 

 

Primer acto.

¡Déjame tranquilo, gato idiota!

 

Joey ni lento ni perezoso se deshizo del agarre. — No molestes— pero cuando quiso remprender la marcha, fue azotado contra la pared más cercana y obligado a ver los ojos azules.

—   ¡¿Quién demonios crees que eres para ignorarme? — Kaiba estaba furioso, de nuevo.

—   Joseph Wheeler. Te ignoro porque se me dio la caraja gana, ¿bien? Ahora déjame ir, a golpearé tu estúpida cara.

El castaño, ante tal atrevimiento lo sujetó de ambos hombros, y lo estrelló de nuevo de manera brutal. Dejándolo sin aliento.

 

Joey se quejó con un suspiro, pero no dijo nada. Se hizo el sordo. Seto, aún más cabreado forzó su mano en un puño. Levantándolo con el propósito de aterrizarlo en el rostro del rubio.

 

—   ¡Estabas aquí, encanto! — esa voz, esa maldita voz lo había interrumpido.

—   Devlin, estoy ocupado. ¿Qué quieres? — bufó Kaiba, aparentemente más tranquilo.

—   Sólo vine a recoger mi cena. — el castaño lo miró sin comprender — ¿Nos vamos Joey? — tendió la morena mano al aludido.

El rubio, viendo su oportunidad de largarse, tomó la mano que le era ofrecida. Haciendo a Kaiba a un lado.

 

—   ¿Qué significa esto?

—   ¿Acaso no puede Joey aceptar una invitación a cenar por parte de su pretendiente? — ni el castaño ni el rubio supieron bien cómo interpretar tales palabras.

—   ¿Pretendiente? — el CEO estalló en carcajadas. Molestando el ojimiel.

—   Vamos Duke. — entrelazó sus dedos y reforzó el agarre.

—   Como gustes, ca-cho-rri-to. — respondió el de orbes jade, besándolo em la mejilla, muy cerca de su lóbulo.

 

Wheeler se sonrojó notoriamente a causa de la acción de Duke. Y Kaiba, había dejado su risotada al presenciar el mismo acto. No le dieron la oportunidad de agregar nada. Habían salido de la escuela bien tomados de la mano. Al fin y al cabo, ya no había nadie en la escuela.

 

El castaño había quedado plantado en el suelo. Experimentando todo tipo de raras sensaciones, muy desconocidas a su parecer. Repentinamente una cuestión llegó a él: ¿Wheeler… era gay?

Eso debía ser imposible. Wheeler no lo parecía en absoluto. No negaba que el rubio resultaba alto atractivo para los estándares normales, pero siempre lo imaginó junto a un montón de chicas.

 

Sin embargo, el estúpido perro había huido de la mano de un hombre. Y no de cualquiera. Sino del más irritante sobre la tierra. Duke Devlin. Frunció el entrecejo y se marchó hacia su eterna prisión, Kaiba Corp. Dentro de su modesta limosina, viendo por la ventanilla las casas de la zona residencial, rememoró la escena entre el perro y el dado. La cara de Wheeler nacarada por el beso de Devlin. Se sintió molesto, se sintió asqueado.

 

 

Mientras tanto, Duke aún caminaba junto a Joey, con los dedos abrazados.

 

—   Gracias Duke. Me salvaste de ser desfigurado por el estúpido gato. — dijo de pronto a su acompañante, de quien recibió una amplia sonrisa.

—   No es nada Joey. Ya no debes preocuparte, ahora que piensa que estamos saliendo no se atreverá a molestarte más. — soltó, reafirmando su enlace.

—   Cierto… ¡Espera! ¡¿Qué?!— exclamó, exaltándose y soltándose. — ¿Saliendo? ¿Quiénes? — cuestionó, levemente apenado.

—   Tú y yo, obviamente. — respondió divertido. — Le dije a Kaiba que soy tu pretendiente. Es natural que aceptases salir conmigo, teniendo esa condición.

—   Pero… somos hombres. No soy gay. — musitó. En realidad mentía. En las últimas semanas, no estaba seguro de nada en su vida, excepto del hecho de que le gustaban los hombres. En especial, el imbécil de Kaiba.

Y no sólo él. Siendo sincero, Duke también llamaba su atención. Menos, pero igualmente le gustaba el moreno.

 

—   ¿Estás seguro Joey? En lo que a mí respecta, no te molestó que te besara. Ven, hablemos con calma. — sentados bajo un árbol del parque, donde nadie los veía comenzó de nuevo Duke. — ¿O sí te molestó? ¿Te dio asco?

 

Joey no sabía cómo responder. Ese tema lo ponía como gelatina y lo obligaba a mostrar su lado extremadamente tímido. No perdía la compostura completamente pero por dentro se sentía como una señorita avergonzada.

 

Duke percibía la duda en los ojos avellanos.

 

—   ¿Joey, te dio asco?

—   No… Pero me tomó por sorpresa. Idiota.

—   Me estás diciendo que no te desagradará si lo hago de nuevo, ¿cierto?

—   ¿Eh?

—   Si hago esto…

Se acercó lo suficiente y besó tranquilamente la comisura de los labios del rubio.

—   ¡Duke! — sentir los labios del otro, tan peligrosamente cerca de los propios. Su corazón lo sintió en la garganta, se alejó unos centímetros y cubrió con la mano la zona “atacada”.

 

El moreno rio un tanto y luego agregó — Tan adorable. ¿Quién imaginaría que hay en ti

 un lado tan tierno y tímido?— rio un poco más.

—   No te burles. ¿Qué significa todo esto? Pensé que te encantaba enrollarte con mujeres.

—   No es del todo mentira. Pero me gustan más los cachorritos sexys y adorables como tú. — se acercó más al rubio. Recostándolo en el pasto y reptando sobre él. Dejando sus labios a milímetros de  los del otro.

—   Du-Duke— ya sentía al moreno prácticamente besándolo. No obstante.

—   Me gustas Joey. Y mucho. — soltó en un suspiro, que chocó en los contornos del rubio. Se reincorporó y le ayudó a sentarse de nuevo.

 

Joey había quedado ensimismado. Como si realmente hubiera esperado ese beso. ¿No me gusta el idiota de Kaiba? ¿O tal vez me gusta Duke más de lo que creí?

El chico de ojos jade,  quedó un poco sorprendido al descubrir decepción en los ojos avellana.

 

—   ¿Quieres que te bese? — dijo, acercándose felinamente.

—   ¡No te atrevas, idiota! — exclamó. Poniéndose de pie, al hacerlo su estómago rugió.

—   Vayamos a cenar. — se puso también de pie. Indicó a su amigo el camino.

 

Yami, que iba pasando en ese instante muy cerca del parque. Vio a Duke y a Joey caminando juntos, uno muy cerca de otro, sonriéndose de manera cómplice. 


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