Cuando comenzó el programa en el que emitirían el mensaje de Kira, Light desató a Ryuuzaki.
Durante la emisión, ninguno dijo nada.
L pensaba en lo enfadado que estaba con Light por dejarlo ahí tirado hasta que le apeteció.
Light confiaba en que el segundo Kira entendiese que ese era un mensaje falso.
L se preguntaba si Light habría ordenado algo al segundo Kira en forma de clave, pero por más atención que prestaba al mensaje, no lograba descifrar nada raro.
Light sabía que L intentaría encontrar mensajes ocultos en la grabación, así que decidió no arriesgarse.
L sospechaba que Light pudo no haber querido hacerlo. De hecho, el mensaje era demasiado claro y conciso.
La retransmisión finalizó.
El moreno suspiró y se armó de valor:
-Yagami-Light... la investigación no avanza, y lo poco que lo hace es para incriminarte a ti, así que... no tengo más remedio que hacer esto.- Sacó unas esposas unidas por una cadena de mediana longitud y enganchó su mano derecha con la izquierda de Light. -No me gusta la idea de tenerte pegado las 24 horas del día, pero no tengo otra opción hasta que mis sospechas sean del 0%.- L hablaba calmado, con su típico tono seco.
En realidad, la idea de tenerle tanto rato al lado no le parecía tan horrible.
Por un momento, Kira se asustó. Si no podía alejarse ni un momento, probablemente no pudiera organizar las cosas como deseaba. Pero no mostró su inseguridad a L, sino que esbozó una sonrisa de perversión. Esa sonrisa había sido completamente forzada, en esos momentos, la atracción real que pudiera haber sentido por Ryuuzaki alguna vez no estaba presente.
Sin embargo, siguió con su juego:
-Mmm... Ryuuzaki, ¿estás seguro de que esto es por la investigación y no por tu propio interés?
-Light-kun, esto es meramente profesional.
-¿Seguro?- Susurró cerca de su cuello el castaño.
El moreno se levantó con fuerza, tirando de la cadena para que también el menor se levantase, y se dirigió al cuarto.
-Buenas noches, Light.- L se mantenía frío.
Este acto de indiferencia hirió el orgullo del castaño, que imitó a L.
Se quedaron dormidos, espalda contra espalda.
Light despertó cuando estaba amaneciendo.
L sentía un movimiento que no le dejaba descansar en paz. Adormilado, decidió entreabrir los ojos.
Encontró a un Light con cara de niño curioso siendo cazado bajando sus pantalones.
-¡LIGHT! ¿Qué haces? SUÉLTAME.
-Pero, Ryuuzaki, tú estabas moviéndote y diciendo mi nombre... y mira.- Señaló la abultada entrepierna del moreno.
-Etto...- L se puso nervioso. -¡Eso no tiene nada que ver!
Light abandonó su actitud inocente y dijo: -Je... En verdad no has hecho nada de eso, pero estás excitado y has creído que eso era posible. ¿Es que tienes sueños conmigo, L?Cada vez me fío menos de estar esposado a ti.- El castaño lo estaba provocando.
Eso molestó a L, que se giró rápidamente hasta inmovilizar a Light bajo su cuerpo.
-Te he dicho que no lo hago por gusto, Yagami. Cállate ya.- Gruñía.
-Pues a mí realmente me gusta.- Dijo Light con naturalidad.
Esa respuesta no se la esperaba el moreno, y quedó descolocado.
Aprovechando el despiste, el castaño tiró de su brazo, haciendo que L cayera tumbado sobre él.
El moreno se rindió: -Light-kun... ¿por qué me haces esto?- Suspiraba apoyado en el pecho del otro.
-¿Huh...? Pues...- Light se sonrojó. Y Kira también. Esta vez no fingía.- ¿Te molesta?- Acarició el cabello azabache.
-Te pasas el día pervirtiéndome y luego finges que no ha pasado nada. Rompes todos mis esquemas. Me haces perder un 10% de capacidad deductiva.
El porcentaje del moreno le recordó su propósito y, olvidando sus verdaderos sentimientos hacia el chico, se giró hasta quedar sobre él, teniendo el control de nuevo.
-Porque... si yo opino que no ha pasado nada, entonces... no ha pasado nada, L.- Le miró amenazante.
-Por mucho que quieras pensar eso, la verdad es la justicia. Y la justicia prevalecerá, Kira.- L se enfrentó.
Ese nombre provocó que una corriente recorriese toda la espalda de Light, y se lanzó al cuello del moreno. Mordió y succionó hasta dejar la zona marcada. Sus ojos se tornaron rojos.
Sin cuidado, dejó desnudo de cintura para abajo a L en segundos.
Bajó un poco sus propios pantalones, lo justo para poder sacar su miembro, y obligó al mayor a cogerlo.
-Para, Light-kun.- L estaba un poco sorprendido.
-¡Cállate, Ryuuzaki! ¡Muévelo!- Estaba muy violento.
L obedeció, pero lo hizo lentamente.
-¡Rápido, joder!- Light había perdido completamente los nervios. Chillaba amenazando al moreno.
Entre gritos, amenazas, gruñidos y jadeos, el castaño agarró el miembro de L y comenzó a masturbarlo apretando con mucha fuerza, haciéndole daño.
-Ryuuzaki, para.- Su voz sonó como una cuchilla. El detective paró. -Baja y lámelo.- Soltó el miembro duro del moreno.
Ante la tardanza de L, Light forzó su cuello hasta abajo. Intentó calmarse.
-Vamos, Ryuuzaki. Solo lámelo. Te estoy haciendo un favor. O si prefieres te lo meto así. ¿Cómo se sentirá que entren en ti de un golpe sin que resbale lo más mínimo? ¿Quieres probarlo?
Ryuuzaki negó y comenzó a succionar. Se sentía muy humillado. Cuando se sentía así su mirada se perdía.
-Es suficiente.- El castaño apartó con fuerza a L y lo tumbó de nuevo.
Puso las piernas del moreno en sus hombros y entró de golpe.
Una embestida tras otra.
L estaba excitado, pero la situación no le permitía gemir igual que otras veces.
Al ver eso, Light empezó a pellizcar sus pezones. Consiguió aumentar los suspiros del muchacho, lo que le alegró, pero no era suficiente.
-Vamos, L... no te oigo gemir. Y tienes que gemir. ¡GIME!- Aumentó la velocidad de las penetraciones y estimuló con desesperación los pezones del moreno.
L comenzó a gemir, por la obligación y por el aumento de sensaciones.
Cuando los jadeos de Light comenzaron a ser más fuertes, este salió.
El moreno no había llegado al clímax, pero estaba cerca, y Light lo estaba dejando a medias.
Siguiendo L tumbado, Light se sentó sobre su pecho y comenzó a masturbarse a sí mismo delante del rostro del detective.
-Ryuuzaki, saca la lengua.- Y enrolló la cadena que los unía sobre el cuello del moreno, simulando una correa, y apretó un poco.
Este asintió y, cerrando los ojos, la sacó.
El castaño continuó masturbándose hasta correrse, y derramó el líquido sobre el rostro de L, procurando que al menos un poco cayese sobre su lengua.
Tras manchar al moreno y sus sábanas, aflojó la correa, se quitó de encima y se acostó a su lado.
El reloj marcaba las 7:30.
Cuando los jadeos de ambos se relajaron, los ojos de Light parecían recuperar su bonito color miel.
Light miró al de su lado y vio que la cadena había dejado huella. Respiró hondo.
-Perdóname, Ryuuzaki.