El cielo de aquella noche te parecía hermoso, tanto como para tomarte un tiempo para descansar sobre la hierba. Tu vida era ajetreada, mas siendo el príncipe. Pero no te quejabas, aunque las ganas de golpear a tu padre te estuvieran matando… pero, que conste, no te quejas.
El cielo es oscuro, te hace acordar a su cabello. Y las estrellas brillan, y recuerdas ese brillo en sus ojos, que tanto anhelas que regrese. Extrañas al que alguna vez fue tu hermano, y ahora se convirtió en el que te roba el sueño.
De repente, en el cielo se ve una estrella fugaz. Y no recordabas que fueran tan brillantes, así que decidiste pedir un deseo (esa costumbre Midgardiana se te pego) con todo tu corazon.
- Por favor… -suspiraste, no sabias como decirlo- Devuélveme a mi Loki.
Cerraste los ojos con fuerza y te tiraste de golpe al suelo, sin pensarlo. Loki odiaba eso de ti, pero también le gustaba. Recordabas que de niños, el solía regañarte por tu comportamiento y, por las noches cuando estabas solo en tu habitación, te sentías decepcionado de ti mismo. Porque tu eras el mayor, y cada día querías hacerlo mejor.
Hasta cuando jugaban juntos era igual, aunque esta vez el que se molestaba eras tú. Y era obvio, quien no se molestaría si su hermano hacia trampa. Aunque luego, le pedías perdón con una porción de pastel y un beso en la mejilla. Cosa de hermanos.
Comenzaste a reír en medio de tus recuerdos, pero no con una risa estruendosa. Te hacia feliz recordar, pero al mismo tiempo sentías una bofetada en la cara que te recordaba lo que tuviste y que ahora no tienes. Negaste y te levantaste, en cualquier momento te encontrarían si no volvías al palacio.
Volviste a mirar el cielo, sonriente. Volviste a formular tu deseo, pero esta vez una lágrima surco tu rostro.
Cuando comenzabas a caminar de vuelta al palacio, escuchaste un golpe sordo no muy lejos de ahí. Supiste quien era… más que nada porque te llamo. A pesar de que Loki hubiera vuelto a Asgard, casi no hablaban, pero te estaba llamando. Lo miraste, y el te miro con esos ojos verdes que te traían loco.
- Perdón Thor…
Y todos tus circuitos se desconectaron. Asentiste, no querías hacer nada más. Seguiste caminando y el se te abalanzo por detrás, no sabias que hacer, así que decidiste quedarte inmóvil. Y lo entendiste, Loki olía a magia, a ese hechizo tonto que le hizo Odin para que dijera el porque de sus actos. Un espantoso hechizo de sinceridad lograba sacar hasta lo mas profundo de tus ser, tus miedos y sentimientos, a la luz.
Así que no hiciste nada y suspiraste, lo dejarías ser por un momento. Talvez seria beneficioso para ambos.
-Te quiero.
Sonreíste, le creías aunque no quisieras. Te diste la vuelta sin soltarte de su agarre y lo besaste, como nunca habías besado a nadie, con amor. Fue un toque casto que no tenía precedentes en la vida de ninguno de los dos, en el que se transmitieron todo lo que sentían hacia el otro.
Te separaste y volviste a caminar, dándole la espalda al joven hechicero. Cuando estuviste lejos, le susurraste al viento:
- Yo también te quiero, Loki.