5 pasos para gustarle
Capítulo 3. un... ¿Becerro?
Yo soy Ámber, tengo 10 años. Vivo con mi mamá y mis 2 hermanos Joseph y Mitchell. No conozco a mi padre. Mamá dice que se fue de la casa cuando yo nací. Mi familia y yo trabajamos en la hacienda de Don Abraham Duncle, es un buen hombre, dueño de muchas tierras y terrenos bastante amplios. Tiene ganado y muchos animales más. Nosotros tenemos una pequeña casa, muy pobre además, pero creo que somos felices, porque a pesar de todo el trabajo que tenemos, somos bastante unidos.
Ahora me encuentro sola en casa, preparando algo de comer para cuando mis hermanos regresen. Mi madre también está preparando comida, pero ella se encuentra en la casa de nuestros patrones. Mi hermano Mitchell y yo somos los que menos trabajo tenemos. Él le da de comer a los animales y ayuda a regar las plantas. Algunas veces también ayuda a Joseph a lavar ropa y cosas así. Yo me encargo de los quehaceres de nuestro hogar y de las compras de la casa. Algunas veces ayudo a mi madre a limpiar la casa de Don Abraham.
Mitchell va entrando y trae consigo una cubeta de agua.
- ¿Dónde está Joseph? – le pregunto al ver que llega solo.
- Creo que se fue al río.
Si es así, mi hermano tardará en llegar; Al ir al río y lavar, tiene que esperar a que la ropa se seque antes de volver. Mamá también tardará en llegar. Tiene aun muchos quehaceres.
- Estamos solos entonces ¿Quieres comer ya?
- No. No tengo hambre. ¿y si salimos un rato a jugar?
Acepto la invitación y lo acompaño afuera de la casa. Él comienza a dibujar algo en el suelo con una vara, pero alcanzo a ver a lo lejos un animal cruzando la calle de un lado a otro.
- Mira Mitchell, es un… ¿Becerro?
Mi hermano gira la cabeza en dirección que yo señalo. Pobre animal ¿Y si los perros del cerro lo lastiman? ¿Y si pasa un caballo y lo atropella? ¿Y si corriendo se tropieza y se rompe una pata con las piedras? ¡Ay no! Tomo una soga y le digo a Mitchell que me ayude a amarrarlo.
Nos acercamos lentamente, pero el becerro hecha a correr. Mitchell corre a la izquierda de él y yo a la derecha. Ya casi lo atrapamos. El becerro es rápido. Si nos acercamos otro poco, seguro lo atrapamos. Otro poco. Otro poco. Un poco maaaas… Salto encima de él al mismo tiempo que mi hermano y nuestras cabezas chocan.
- Mitchell!! – Le reclamo.
- Yo que!? Tú que no lo atrapas!
- ¿Ahora yo? Tenias que irte al otro lado.
Ese becerro. Parece que se burla de nosotros. No por mucho. Lanzo la soga y le cae en el cuello. Mitchell corre y me ayuda a atársela al cuello.
- ¿Qué hacemos? En la casa no va a caber – Me pregunta mi hermano preocupado.
- Si cabe, pero tenemos que esconderlo de mi mamá ya sabes que se enoja de que recojamos animales.
Mitchell da ligeros golpes en el trasero del becerro para que éste camine. Llegamos a casa. Amarro al becerro en la parte de atrás de la casa. Le sirvo comida y agua. De pronto se escucha la puerta abrirse y aparece mi madre. Llega más temprano de lo esperado. Espero que no se dé cuenta del animal.
- Si lo ve, tú tienes la culpa eh, a mi no me metas- Me susurra mi hermano… como si la culpa fuera solo mía. Él también ayudo a meterlo, además, si no fuera por nosotros el pobre becerro ya estaría lastimado o peor…
Mamá nos saluda y se mete a la cocina. Se sienta en la mesa y le sirvo de comer. Se le nota muy cansada.
- ¿Y su hermano?- me pregunta ella.
- Lavando.
- Ya se tardó ¿no?
- Algo. Tal vez llegue noche.
Pasan alrededor de 2 horas, agradezco que el becerro esté realmente calladito. Escucho que la puerta de la casa se abre nuevamente y entra Joseph.
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Joseph
Eh llegado a casa algo tarde, espero que mamá no esté preocupada. Entro a la casa y lo primero que me llega es un extraño olor… como a… deshechos fecales…
- Guacala, ¿les orinaron la ropa o por que el olor?- Les pregunto mientras Mitchell me ayuda a llevar la canasta de ropa a la cama donde nuestra madre se encuentra descansando después de un largo día de trabajo.
- No! ¿De qué hablas Joe?- Ámber se nota algo nerviosa.
- ¿Mitchell?
Observo directamente cada movimiento de mi hermanito, sé que él no puede mentirme.
- ¡Ámber metió un animal a la casa! ¡Está en la parte de atrás! – Me grita el pequeño.
- Mitchell!! – Ouch… mi hermanita suena molesta… Esperen… ¿UN BECERRO?
- Ámber! De todos los animales que te pudiste haber traído, ¿nos trajiste un becerro?
- Joe… Estaba tan solito y pudieron haberle hecho daño
- Todo tiene dueño Ámber. Espera a ver de quién es ese animal.
Camino a la parte trasera de nuestra casita y el olor a… mierda me llega aún con más potencia… Huele realmente mal. Abro la puerta y… bueno… solo puedo decir que mi madre estará realmente molesta: El becerro ha cagado todas las ollas de mi madre y se ha comido las plantas que cultivaba con extremo cuidado. Mi hermanita está en serios problemas. ¿Qué demonios piensan esos dos? Cualquier persona se encuentra perros o gatos en la calle pero no, mis hermanitos no se conforman con eso, ellos tienen que rescatar un becerro…
- Van a tener que deshacerse del animal antes de que mi madre despierte si no quieren que se enoje con ustedes y…
No termino de hablar porque alguien llama a la puerta. Valla sorpresa que me llevo al encontrarme con el señor Abraham enfrente de mí.
- ¿Sucede algo señor?
- Buenas noches. Qué pena, no sé cómo decirle pero es que uno de mis becerros se escapó en la tarde y una de las ancianas me dijo que vio a sus hermanitos traerlo hasta aquí.
- ¿Es de usted? Quien debería disculparse soy yo… ehm… Ámber!- Llamo a mi hermanita para que se disculpe con nuestro patrón.
Ella se queda platicando con Don Abraham y yo voy a desatar al animal. Se lo entrego al señor enfrente de mí.
- Muchas gracias. Quisiera recompensarlos por haber cuidado de él. – Le entrega a Ámber un billete – Bueno, hasta luego.
Okay. Esto ha sido lo más extraño que me ha sucedido en el día.