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Bad Boy |EunHae| +18 por EunHaeamouramour

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Notas del fanfic:

|no doy permiso para publicar este fic en otro lugar, si está en otra parte, por favor, contáctenme :'c |

 

ADVERTENCIAS: Violencia, sexo, uso de drogas, alcohol y cigarros, maldicen hasta por los codos, y utilización del doble sentido.

Notas del capitulo:

|no doy permiso para publicar este fic en otro lugar, si está en otra parte, por favor, contáctenme :'c |

Una nueva mañana, el despertador no dejaba de sonar y su cabeza trataba de orientarse.


 


-¡Donghae! ven  a tomar tu desayuno, llegarás tarde – Gritaba la madre de Donghae desde la cocina del pequeño pero acogedor departamento.


 


El joven se levantó de su cómoda cama y no dejaba de sentir esos nervios en su estomago, se bañó para quitar lo que quedaba de sueño y se puso su nuevo uniforme. Al verse por quinceava vez en el espejo, se arregló su cabello castaño como podía, estilizado y tratando de darle un peinado acorde a su edad. Vio si su corbata estaba bien puesta, se limpio el uniforme con las manos, agarró su bolso para largarse del departamento sin antes despedirse de su madre y robarse una galleta de chocolate que tanto le gustaba.


 


Él y su madre se habían mudado desde Mokpo a Seúl, ya que, el padre de Donghae había fallecido hace unos años atrás, y el trabajo de su madre no alcanzaba para poder mantenerlos en esa casa en frente de la playa. Entonces decidió trabajar para una de las empresas más importantes del país, pero se encontraba en Seúl.


Donghae no estaba muy de acuerdo con la decisión, ya que iba a dejar a todos sus amigos, su familiares y sus recuerdos, pero siempre ayudaba a su madre, y si ella tomaba esa decisión… Era  lo mejor.


La vida de Donghae en Mokpo era como cualquier adolecente quisiera tener. Era el más popular, todas las mujeres se derretían al ver los ojos de este, los hombre lo idolatraban por el hecho de que era el mejor en los deportes, tenía a cualquier persona en su mano, por el simple hecho de que era un hermoso chico, ya sea por dentro y fuera.


 


Donghae era gay, pero no muchos lo sabían, solo los de su círculo personal, pero a pesar de que les gustaba los hombre, las mujeres lo seguían persiguiendo, y posiblemente se debía a que era demasiado guapo. Los profesores lo querían ya que siempre los ayudaba para cualquier cosa de la escuela, aparte de tener buenas notas. Todos sabían que Donghae siempre se preocupó mucho de las notas después de la muerte de su padre, puesto que no quería que su madre se preocupara de él.


A pesar de que ella no se preocupaba mucho de él.


La madre de Donghae entró en una depresión profunda después de la muerte de su marido. Por esto Donghae llegaba cada vez a casa después del colegio y su madre se encontraba con una botella de alcohol en la mano y su rostro en el inodoro. Ahí es cuando Donghae entraba y la limpiaba, la ayudaba a acostarse, se acomodaba al lado de ella y le cantaba las canciones de cuna que su padre siempre le animaba a cantar. Pero había sido hace un tiempo atrás y su madre estaba preparada para salir al mundo laboral sin tapujos. Gracias a su empleo en la gran empresa, esta le dio a Donghae, por sus buenas calificaciones, una beca en la escuela de Seul, una de los más grandes establecimientos escolares dentro del país, era una oferta que ninguno de los dos podía rechazar.


 


-Bueno, esta es – Dijo Donghae al encontrarse en frente de las puertas de una de las más grandes y excelentes escuelas que se encontraban en Corea.


 


Caminaba por los pasillos y se vio pequeño, nunca pensó en tener ese sentimiento en un establecimiento educacional, ya que siempre había sido popular, él jamás se presentaba primero, sino que la gente se presentaba a él.


 


Se dirigió a la parte de secretaría, en la que le dieron su horario, un papel con la clave de su casillero y una carpeta de la escuela para que “guardes todas tus informaciones, lindo” le dijo la señora, con una voz totalmente aguda.


 


-¿Te ayudo en algo? –Preguntó un chico, que al parecer tenía la misma edad de Donghae, “unos 17” pensó. Era bastante alto, y atractivo.


-Ehm… Bu..Bueno. – Tartamudeó. ¿Por qué se encontraba nervioso? – No tengo ni la menor idea donde queda esta sala.


-Déjame ver – Tomo el horario de las manos del joven y sonrío. – Esta sala queda al final de la escuela. Todas las clases artísticas son en esa parte de la escuela, no te juzgo por no encontrar la sala – Dijo calmado – Seguramente jamás la hubieras encontrado. – Rió con blancos dientes y margaritas en alrededor de su boca. Era un chico guapo, pensó el moreno.


-Eh, si… Gracias – Dijo Donghae y estaba a punto de irse pero él otro lo detuvo un rato.


-Espera, aun no me dices tu nombre.


-Me llamo Lee Donghae.


-Oh, Lee Donghae, mi nombre es Siwon… Cho Siwon. – Dijo el castaño – Pero puedes llamarme Siwon. –con una sonrisa pícara se despidió y se alejó. ¿Qué mierda fue eso?


 


Al llegar a la sala, que estaba bastante alejada de las otras salas, se dio cuenta que estaba atrasado.


“perfecto, que manera de llamar la atención Lee Donghae” se dijo.


Podía sentir como su mano sudaba al hacer un puño con esta cuando tocaba la puerta. No sabía por qué se encontraba tan nervioso.


-Adelante.


Al entrar se encontró con una sala bastante amplia, en comparación con las pequeñas de Mokpo. Muchas caras miraban al chico pero este no quería ver a ninguna de estas, sentía sus mejillas algo calientes y trató de poner su atención en la profesora. Tenía tal vez unos 30 años, llevaba una blusa no muy correspondiente para enseñar y un vestido ceñido a su torso que contorneaba sus caderas y terminaba en sus rodillas. Era bastante bonita.


-Ah, tu debes ser… ehmm, espera – La profesora sacó un papel de su escritorio y lo leyó – Lee Donghae ¿cierto?- El moreno asintió. -Bueno Lee Donghae. Yo soy la profesora de Actuación o artes corporales, como quieras llamarlo. – Se acerco a  paso una mano por su brazo y se inclinó para susurrarle – No le creas lo que dice la gente de mi, eso de que dicen que estoy loca, no lo estoy, de verdad que no – Y con eso le sonrió. Donghae le sonrió de vuelta, pero solo de educación, ya que quería salir y enterrarse debajo de tierra.


Al pasar sus ojos por toda la multitud que lo estaba mirando expectante de que digiera algo, no pudo contener las ganas de sonrojarse.


-Vamos preséntate – Agarró a Hae por los hombros y lo dejo en frente de toda la clase.


-Ehm… Yo… Ehmm…. - ¿Qué debía decir para no sonar como un completo idiota?, pero al parecer ya lo era.


-Agh – Suspiro – Solo di tu nombre y lo que deseas para este año, y terminaré tu tortura –Dijo con una sonrisa encantadora.


-Eh – Asintió – Mi nombre es Lee Donghae, y espero salir de esta escuela con buenas notas para dedicarme a lo que deseo.


-De acuerdo, puedes sentarte.


 


Por primera vez en su vida que se sentía tan observado, dedico a ver cada alumno, para encontrar un asiento, y se encontraba con cada una de las miradas que apuntaban hacia él.


-Ahí – Apuntó a un banco muy atrás para el bien de las calificaciones del castaño. El moreno nunca se sentaba atrás, todos sabían que los desordenados se sentaban allí, y Hae no quería pertenecer a esos, el era un chico de bien.


 


Se dirigió a la mesa rendido a las ordenes de su profesora y se sentó en el banco.


Mientras la clase avanzaba lenta y cruelmente, se sentía, por alguna razón inexplicable, observado, como si le estuvieran quemando su perfil con la mirada, una sensación extraña, y a pesar que mucha gente lo miraba en Mokpo, jamás había sentido eso, una sensación completamente distinta, quería saber de quién venía, necesitaba saber de dónde venía. Con sus mejillas calientes, miró alrededor de la sala, hasta pillar esa mirada.


Era de dos asientos más lejos que él, pero que estaba un poco más alejado de las columnas en la que estaba separados los alumnos. Era de un rubio chico, que tenía su espalda apoyada en la pared de la sala, sus labios eran extrañamente más gruesos que los normales, pero bastante atractivos, la línea de la mandíbula estaba bastante marcada, y sus ojos oscuros no dejaban de mirar al castaño, era una mirada lujuriosa, llena de una petición mental, era como si llamara a Donghae hacia él, era extraño y altamente peligroso, se notaba en su presencia, en su esencia. El rubio cabello bajaba desde su frente hasta las pestañas de sus azabaches ojos, creando un espectro atractivo y, en demasía, malvado. El castaño notó que el tiempo no estaba pegado, sino más bien, no paraba de mirar al chico de al lado, así que, sonrojado por quedarse embobado mirando a su compañero, giró la cabeza rápidamente, mirando la pizarra y aun sintiendo esa mirada quemando todo su cuerpo. ¿Cómo era posible?


 


Al acabar la clase, todos se comenzaron a mover de sus nuevas lecciones. Pero aun Donghae seguía bastante confundido por lo tan grande que era esa extraña escuela.


Al tomar todas sus cosas en su bolso y preparase para irse de esa sala, aún sentía la mirada penetrante de eso rubio.


¿Quería intimidarlo? ¿Quería que se incomodara? ¿Qué quería?


Estaba a segundos de ir a preguntarle, pero al momento de voltear… El rubio ya se había ido.

Notas finales:

Y... ¿Cómo les pareció? ¿Les gusto? ¿Cómo está la escritura? ¿Es un poco lento?... Ya lo haré más excitante.

 

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