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LAS SOSPECHAS DE RONALD por karenka sutcliff

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Hay ojeras en sus ojos y ha bajado de peso, además de que una gripe persistente y mal tratada no le ayuda en nada. Nuevamente William y Grell discuten por el trabajo, o al menos eso dice Spears, Grell abandona el edificio dejando a un muy furioso William.

Una llamada lo cambió todo, esta era una nueva oportunidad, Grell toma su móvil y sale rápido de la oficina, es temporada de lluvias, la pelirroja se maldice por no comprar un paraguas sólo por que son incómodos de llevar. Su cuerpo tirita, está empapado hasta los huesos, sin embargo, no todo es malo. Una sonrisa cálida le recibe y reconforta, no creyó regresar, al menos no tan pronto. Nuevamente sería ella misma.

Los ensayos son duros, pero es necesario, no duerme mucho, además de que el trabajo en oficina se acumula y eso no tiene feliz a William. "Al diablo con William, nada le hace feliz" Las discusiones entre ellos aumentan pero Grell escapa de su realidad por medio de la actuación.

...

En medio de un ensayo Grell es interrumpido, Un irracional William entró al teatro para llevar de vuelta al trabajo a su irresponsable empleado, ambos forcejearon pero el ganador fue el hombre mayor.

–¡Maldición William!– espetó con rabia la pelirroja. William le tenía bien sujeta por el antebrazo en un agarre doloroso.

–Honestamente– masculló Spears mientras arrastraba a Grell por los pasillos hasta fuera del edificio, hubo un tramo en el que los pasos del rojo se volvieron más lentos y cooperativos. Ya en el estacionamiento Grell trastabilló dejándose caer al suelo, fue un golpe seco, causando un ruido sordo.

–Que torpe– murmuró Spears jalando por el brazo a Grell en un intento por obligarla a ponerse de pie. Ella no reaccionó, William se hincó para examinar a la pelirroja, estaba inconsciente y ardía en fiebre, el aparentemente hombre sin corazón entró en pánico.

...

La tristeza es una constante en su vida y hasta cierto punto, le agrada. Es un ser de costumbres y rutinas, así que los cambios inesperados lo sacan de balance.

Desde niño, los intrusos invadieron su vida, comenzando con los demás huérfanos, con los que tenía que compartir desde los juguetes hasta la ropa, siguiendo con...

La cabellera pelirroja se esparce desordenadamente en la almohadas blancas simulando sangre fresca.

William no quería amigos ni a nadie cerca deseaba agonizar en su soledad, no quería la lástima hipócrita de nadie, sin embargo, esos dos niñitos raros le impusieron su amistad. Se acostumbró a su compañía pero al igual que todo, le abandonaron. Recobra su añorada independencia pero el destino le juega una broma cruel y los reúne nuevamente.

Un rubio caprichoso descansa en la habitación de a lado, duermen bajo el mismo techo.

...

Es media noche y la puerta del apartamento de Ronald se abre, el lugar está vacío, no hay nadie. El rubio entra escandalosamente y unas risitas le acompañan, están borrachos, la chica es atractiva. Es la segunda vez que salen y ésta será la gran noche, William ya no se queda a dormir y Grell está fuera ensayando.

Se besan vorazmente y acarician sus cuerpos con deseo y lujuria, la ropa cae al suelo y ambos cuerpos se funden en la abullonada cama. La habitación es caliente, ruidos, gemidos y frases obscenas se cuelas entre los muros, pero "las paredes tienen oídos".

Ronald sale de la alcoba, despreocupado ignora el vestirse y se pasea desnudo hasta la cocina, pero grande es su sorpresa y casi es víctima de un infarto. William, William T. Speasrs se encuentra frente al frigorífico, la luz de este ilumina sus gafas impidiendo descifrar su mirada.

–¡Mierda! William, ¿qué haces aquí?– grita Ronald mientras se cubre con un trapo de la cocina.

–Lamento haber invadido tu hogar– se disculpa el mayor, aunque su rostro no muestra arrepentimiento alguno.

–No, no me molesta, está bien es sólo que yo pensé que tú, discúlpame, uff– Ronald estaba muy avergonzado, pues este extraño hombre frente a él había sido testigo de su "amoroso encuentro".

–¿A qué hora llegaste?– pregunta Ron si alzar la mirada.

–Estamos aquí desde las 9:30– responde William mientras continua su labor, sirve un vaso de agua y pica un poco de fruta.

–Mi hermana ¡¿escuchó?!

– No hiciste nada que Grell no haya practicado antes, es normal que las parejas copulen, tu hermano...

– Por Dios, sólo vasta– Ronald interrumpió drásticamente a Spears, lo menos que quería saber eran las prácticas sexuales de su hermano.

–Yo estaba por irme, pero el ruido de tu recamara despertó a Grell así que ya no pude marcharme según lo planeado, él está muy enfermo. Se desmayó así que lo traje para que reposara, en este momento le daré medicamento y me retiraré.

– Sí, Bueno. Puedes quedarte, eres bienvenido siempre. Grell te extraña mucho.

–Prefiero no irrumpir más– William tomó los trastes y se dirigió directo al cuarto de Grell.

...

Grell yace sentado en la orilla de la cama, su rojo cabello le cubre el rostro.

– ¿Qué haces levantado?, debes descasar. Te traje un analgésico y alimento.

– ¿Te quedarás esta noche?– pregunta Grell mientras toma los alimentos.

– No.

– Por favor Will.

–No.

– Eres genial– Grell toma su cabello y tira de el con desesperación.

– ¿A qué te refieres?

– No te entiendo William, me confundes, un día me amas y al oto me desprecias para cinco minutos después protegerme.

–Debes descansar y no estoy de humor para discutir– la paciencia de William comenzaba a agotarse.

– ¿Me amas?– Grell cuestiona con angustia, pero no recibe la respuesta que espera, su sangre hierve de ira al no sentirse correspondido – Debo irme Grell– William gira sobre sus pies dispuesto a salir.

– ¿Qué quieres de mí?, ¿Porqué no eres capaz de amarme?– murmura Grell y William se detiene, su mano sujeta con fuerza el picaporte.

– El amor es un arma muy peligrosa en las manos equivocadas Grell Sutcliff.

– Quiero que me ames.

– Lo hago.

– ¡No es así!– grita Grell, William regresa violentamente y se sube a horcajadas sobre Grell, tomándole por las muñecas, el corazón de la pelirroja se acelera, su cabeza punza dolorosamente y ahora es presa del pánico, quizá William ya se hartó y va a golpearla finalmente.

– Tú dices amarme, lo gritas cada 5 minutos, sin embargo, fuiste donde mi peor enemigo y te acostaste con él y no sólo eso, me enviaron fotografías de lo que le hizo a tu cuerpo." Tú me amas". ¿Yo no te amo? es curioso porque estoy aquí contigo, cuidando de ti, siempre estoy al pendiente de ti– una gota salada cayó sobre los labios de Grell, ¿una lágrima?, William afloja su agarre sobre Grell, le mira intensamente, con dolor y tristeza.

– Ámame– pronuncian los resecos labios de Grell.

– Lo hice una vez– responde William, el corazón de Grell se rompe.

– Will, yo...– dice con voz entrecortada.

– Lo hago ahora y lo haré siempre– William acaricia la mejilla de Grell con ternura, este cierra los ojos y recarga el rostro ante el tacto.

– Quédate a dormir, sólo esta noche– suplica Grell.

– No tengo ropa de dormir– William se pone de pie pero Grell le toa por el brazo.

– Conservo una de tus pijamas, quédate por favor– ella insiste.

– Estás enfermo, es muy imprudente de mi parte compartir la cama contigo en tales condiciones, debes descansar y no quiero enfermarme.

– No seas tonto Will, ven recuéstate a mi lado como todas las noches– ante tal invitación, William no puede negarse más y obedece.

A la mañana siguiente, William cogió un resfriado, él tenía razón.

Este incubo carmesí del cual no ha logrado arrancar de si mismo. Grell es el mayor invasor, ahora se encuentra compartiendo tristezas, penas y alegrías, su espacio y tiempo, el mismo aire, su vida.

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