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Mindfreaks por MadAsAHatter

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Notas del capitulo:

Fin de semana largo en que deberia estar leyendo cosas para la u, aqui estoy escribiendo de una historia que no me deja dormir muy bien xDD. Espero les guste el capitulo, hay un poco mas de explicaciones de cómo funciona el sistema y todo, asi que ojala ya tenga una imagen mas clara de la ambientación. Ya no les doy mas lata, a leer! 

Subieron la primera escalera desde el nivel veintinueve en el que se encontraba la estación de teléfonos y esperaron el ascensor en silencio. Evan solo podía pensar en cómo se iba a librar de esta, había mentido y desobedecido una orden directa, si lo pensaba la orden podría haber sido ignorada, ya que no había manera de saber si estaba hablando con Iván Donoso la primera vez que hablaron, sin embargo hace un rato había dicho que le negaron el acceso a una reunión.

 

-          Demonios – pensó, si le hubiera dicho que no le había creído podría haber alegado estupidez, sin embargo ahí estaba al lado del gran Iván Donoso, rogando por una salida.   

 

El sonido de la campanita del ascensor lo sacó de sus cavilaciones.

 

-          Adelante – dijo el más alto dejando que él pasara primero. Estaba realmente ansioso por ponerle las manos encima, y el nerviosismo casi palpable de Evan solo aumentaba sus ganas de cazar.

 

Una vez que se puso en marcha Evan se quitó el gorro que hasta ahora parecía pegado a su cabeza e Iván pudo observar unos mechones azules que caían entre el cabello negro. Sacudió la cabeza y el olor a hierbas del shampoo  y el calor de su cuerpo golpeo los sentidos del mayor.

 

Sólo eso basto para que se abalanzara a los labios del peliazul, lo arrinconó contra la pared y metió su lengua agresiva explorando la boca del otro, lo alzó en brazos casi como si de un juguete se tratara, dejando una pierna a cada lado de su fuerte torso. Contra todo pronóstico Evan lejos de resistirse, apretó los muslos sujetándose mejor y pasó los brazos el rededor del cuello de su captor.

 

El ascensor seguía su camino hasta el piso 125, pero a ellos parecía no importarles. El chico de ojos azules mordió los labios del otro hasta cumplir su deseo y probar el sabor metálico de su sangre. Cada vez sentía más urgencia por Evan, lo apretaba contra si en busca de mas contacto y el menor hacía lo propio metiendo las manos por debajo de la camisa y propinándole severos arañazos en la espalda que no hacían otra cosa que excitarlo más. El beso fue interrumpido y ambos se quedaron mirando por un largo rato en el cual Iván se sintió hipnotizado por los ojos negros y profundos.

 

-          Ponme en el suelo – le susurró en el oído luego de mordisquearle el lóbulo de la oreja.

 

-          No quiero - replicó bajando su mano hasta tocarle el trasero.

 

-          Nos van a ver.

 

-          Pues que nos vean.

 

-          Sabes bien lo que les hacen a los de nuestro tipo.

 

-          No le tengo miedo al Reich, el no me puede hacer nada.

 

-          A mi sí.

 

Una vez en el suelo, lo miró hacia arriba al fin dándose cuenta de la real altura del otro.

 

-          ¿Cuánto mides?

 

-          ¿En pulgadas? – rió  apuntándose la entrepierna.

 

-          Eso también – sonrió siguiéndole el juego.

 

-          Pues eso – acorralándolo de nuevo – lo podrías averiguar por ti mismo.

 

Evan sin hacerse de rogar, lo miró desafiante y apretó el botón rojo del ascensor para que se detuviera. Dejó caer su mano y bajó el cierre del pantalón de Iván, desabrochó el botón y  tomo el falo con una mano, acariciándolo desde la base a la punta sin bajar la mirada. Veía sus ojos pese de la oscuridad, ya que al detener el ascensor solo quedaba una luz roja parpadeando, su mirada azulina, dominante y extasiada.

 

-          ¿Te gusta? – preguntó apretando un poco su agarre.

 

-          Un poco.

 

-          ¿Solo un poco? -  Evan desabrochó un par de botones de la camisa con su mano libre y comenzó a lamer lentamente uno de sus pezones. - ¿Y ahora?

 

-          Mmm ah un poco más.

 

Evan lo empujo a la pared y esta vez fue él quien lideró el juego, metió la segunda mano dentro del pantalón y masajeó mas fuerte a la vez que mordisqueaba y lengüeteaba el pecho del más alto, quien emitía roncos gemidos de placer.

 

-          Ah! No pares por favor – un hombre como él jamás rogaba por nada, el menor lo sabía y sonrió al sentirse con poder.

 

-          Dime que te gusta

 

-          Me encanta, ah! No pares.

 

En ese momento paró, sacó las manos del pantalón y rápidamente pulsó el botón rojo que trajo la luz de vuelta, estaban en el piso 120 y Evan pulsó el botón para abrir las puertas.

 

-          ¿Pero… qué  ah!? – Evan le dio un último mordisco justo bajo el pezón y salió del ascensor dejándolo desconcertado, con la camisa abierta, insatisfecho y con los pantalones abajo. Cuando la puerta se cerraba pudo ver como el peliazul lamia uno de sus dedos mientras lo miraba fijo y sonriente.

 

-          Para la próxima guapo

 

Fue lo último que alcanzo a escuchar. “¿qué se cree ese niñato imbécil?” pensó, lo había dejado a medio camino y solo en un ascensor. No podía salir así, le dolía mucho la entrepierna, así que volviendo a pulsar el famoso botón, terminó lo que el peliazul no había querido. Pensó en el cálido tacto de su lengua contra su pecho, y se lo imagino bajando mucho más, hasta perderse entre sus piernas, se lo imaginó gimiendo de placer entre sus brazos, sometido, exquisito. Alcanzó un rápido final, se limpio un poco con un pañuelo desechable de su bolsillo y acomodándose la ropa salió finalmente al mundo real.

 

Volvía a estar en el mismo piso que antes, y todo parecía exactamente igual, el ritmo de la cuidad era incesante y el trabajo era la única motivación para la vida. Ya nadie recordaba los arboles, aquellos entes indispensables y majestuosos, hermosas criaturas verdes habían desaparecido puesto que había una maquina que hacia esa función, convertía el dióxido de carbono en oxigeno que arrojaba a la superficie terrestre como si de un aire acondicionado se tratara. Otra idea del Reich, para detener la codependencia de algo natural, se sentía seguro con las maquinas, sabia como usarlas, y podía apagarlas cuando quisiera, eran predecibles y si una se echaba a perder, pues tenía millones para compensarlo. No existían los obreros, los equipos IPH los habían reemplazado hace siglos, eran perfectos, jamás paraban su labor, no comían y solo necesitaban una mantención cada seis meses, no formaban sindicatos, no alegaban mejoras para sus condiciones, se apilaban uno al lado del otro, se encendían y ellos tan solo trabajaban. Los humanos en el ochenta por ciento de los casos eran dispensables para cualquier tarea, sin embargo la tranquilidad del sistema se basaba en tenerlos controlados y centrados en sus labores.

 

Se dejó caer en la silla de su oficina, tenía mucho trabajo que hacer, como la empresa más importante de la nación, su capital era la mayor fuente de ingresos para el Führer y quienes daban y financiaban gran parte de las condiciones de vida en la burbuja artificial que llamaban nación.

 

-          Buenos días Sara.

 

-          Buenos días Señor – Respondió una voz robótica que salía desde un holograma en el escritorio -  Hay 132 nuevos mensajes en su bandeja de entrada listos para ser revisados, 100 de ellos son propuestas de inversión, 20 contratos que renegociar y 12 mensajes de Christian Marshall.

 

-          Abre una nueva búsqueda – ordenó mientras se balanceaba lentamente en su silla.

 

-          Sujeto a buscar…

 

-          Evan Siger.

 

-          Número de identificación

 

-          263320025R

 

-          Sujeto perteneciente al nivel de construcción: subterráneo menos dos, sector R.

 

Vivir en la nación significaba estar tipificado, marcado y destinado a un tipo de vida según donde hubieras nacido, quienes vivían en los subterráneos solo podían ser de dos tipos, pobres y huérfanos en los primeros niveles o activistas anti régimen en los niveles más profundos. Los subterráneos también eran los lugares menos frecuentados y donde eran arrojados todos los desechos de la cuidad. Las personas a penas si tenían identificación o trabajo y los miembros de GENOMA hacían visitas periódicas a los niveles más altos para buscar sujetos de prueba para experimentación humana.

 

Iván sabía muy bien que eran llamados la escoria de la nación, que las personas habitantes de los niveles superiores no sabían casi nada de ellos, solo quienes tenían poder y dinero podían tener  acceso a ese tipo de información. La cuidad era vertical y los niveles para la gente común comenzaban en el  nivel veintiuno, todo lo anterior a eso era de marginados, el área clandestina, comercio sexual, casinos ilegales y todo tipo de corrupción. El nivel veinte era el cinturón de seguridad de la cuidad, estaba vigilado por humanos y cyborgs armados hasta los dientes, para que nadie que no tuviera autorización cruzara las barreras de la cuidad.

 

El empresario se estremeció al imaginarse al chico pelinegro entrando por ese portal todos los días, el tenía trabajo y por ende autorización, se imaginó al joven mientras le quemaban el antebrazo para hacerle un código de barras con el cual podría entrar a la cuidad a trabajar, lo imaginó gritando de dolor, lo imaginó solo y asustado.

 

-          Busca información familiar.

 

-          Sin información…      

 

-          Información de padres

 

-          Sin información…

 

-          Procedencia del apellido

 

-          Sin información…

 

-          Registro nacional de huérfanos.

 

-          No tiene autorización para ver esta información…

 

-          Busca  información laboral.

 

-          Empresa filial de Cybercom, especialidad telefonía y cobranza.

 

-          Trabajos anteriores.

 

-          No se han encontrado datos.

 

-          Antigüedad laboral.

 

-          Tres años.

 

-          Edad actual.

 

-          22 años.

 

-          Buscar cualquier información adicional del sujeto

 

-          Sin información.

 

¿Por qué le interesaba tanto? Había algo en su cara, algo familiar, sus ojos hipnóticos, la expresión de su cara, era imposible que lo conociera, vivían en mundos muy diferentes. El jamás había visitado el subterráneo y Evan de seguro jamás había subido sobre el piso cien. Esos ojos… era lo único en lo que podía pensar, necesitaba verlos de nuevo.   

Notas finales:

* GENOMA es el departamento encargado de recoger marginados para experimentación humana en cuanto a desarrollo de nuevas curas para enfermedades o cosas por el estilo. Usan a quienes no tiene identificacion o trabajo para usarlos como sujetos de pruebas. 

 

* IPH como habia dicho antes se refiere a los robots de mano de obra industrial. 

 

Si hay algún error, lo siento!

 

Saludos y comenten  que les pareció! 


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