El corazón de Baekhyun golpeaba su pecho mientras esperaba escuchar una voz que contestara el celular. Incluso después de un minuto, no hubo respuesta, lo cual era extraño porque Chanyeol siempre contestaba en la primera llamada, sobretodo si era una llamada de Baekhyun. No había forma que Chanyeol no escuchara la llamada con el celular colgando de su cuello al menos que su atraso mental fuera peor de lo que Baekhyun imaginaba. Quiso tranquilizarse pensando que quizás Chanyeol estaba tomando una siesta.
No era como si él estuviera en particular preocupado por su hermanastro, él estaba más preocupado por su propia vida, si algo le pasaba a Chanyeol, su madre lo mataría; después de todo, la mitad de su vida giraba entorno a Chanyeol y Baekhyun no entendía por qué. Siempre era Chanyeol esto, Chanyeol lo otro. ‘Hay que comprarle zapatos nuevos a Chanyeol’ . ‘Salgamos a cenar con Chanyeol’. Tan sólo como un niño adaptándose a tener a otro robándose toda la atención de su madre, Baekhyun estaba lleno de celos.
“Entrenador, no creo que pueda estar en el entrenamiento de hoy. Algo se presentó”, dijo después de pensarlo mucho. Sabía que el partido estaba muy cerca y no podía darse el lujo de faltar a una práctica pero no tenía otra opción.
Tomó el bus y cuando llegó a su casa irrumpió por la puerta principal muy agitado debido a que le faltaba la respiración. La puerta estaba, como recuerda, sin cerrojo.
Estaba tan asustado como para preocuparse por sacarse los zapatos, Baekhyun dejó su mochila en la caja de calzados y se dirigió adentro gritando el nombre de Chanyeol.
Su corazón se hundió en el pico de su estómago cuando vio al chico recostado en el piso de la sala justo como lo dejó, sano y salvo. La tensión de sus hombros desaparecieron y Baekhyun estuvo a punto de perder la fuerza en sus rodillas.
“¡Baekhyun, el teléfono!”, gritó sonriente mientras se levantaba abandonando su lápiz y cuaderno para mostrarle a su ‘hermano’ la pantalla negra. La batería estaba muerta. Chanyeol había estado apretando muchas veces el botón de ‘menú’ para hacer que se prendiera una luz. Baekhyun no pensó que Chanyeol ni si quiera sabía que los teléfonos celulares funcionaban con electricidad. Para Chanyeol el mundo era simple. Un celular era un extraño y milagroso aparato que lo conectaba a Baekhyun al apretar un simple botón.
“No me extraña que esté muerto, tonto. Me has estado llamando por lo menos 10 veces”, frunció el ceño quitando el colgador del celular de su cuello (tuvo que pararse de puntillas debido a que el contrario era muy alto), “Te dije que me llamaras sólo en caso de emergencia”.
Chanyeol, sin decir una sola palabra, se sentó de nuevo en el piso y cogió su cuaderno que estaba lleno de letras y oraciones rudimentarias. Como cuando un niño empieza a leer y escribir, Chanyeol estaba aprendiendo una sola cosa, sólo que aún no podía escribir su propio nombre sin que alguien se lo pronunciara por lo menos unas diez veces. Recostado sobre su estómago, Chanyeol cogió firmemente el lápiz, alzó la mirada y observó a Baekhyun con expectativa.
“Park. Chan. Yeol” repitió dejando salir un suspiro mientras se quitaba la chaqueta de su uniforme. “Si de nuevo escribes el ‘Yeo-out’ al revés, te mataré, Park. Chan. Yeol”.
Chanyeol asintió con la cabeza con una mirada severa y se centró en los recuadros que cubrían la página. Con mucho cuidado, comenzó a escribir la primera sílaba, luego la segunda, y cuando llegó el momento de escribir el “Yeol”, hizo una pausa y dejó asomar la lengua en su concentración. Sus manos se estaban volviendo pegajosas por pensar tanto en eso; si tuviera que pensar aún más, hubiera salido vapor por sus oídos. Al fin le presentó la página a Baekhyun quien lo cogió y plegó una hoja.
“¡Escribiste de nuevo el “Yeo-out” al revés !”, Baekhyun rodó los ojos y lanzó el cuaderno al pecho de Chanyeol. “Ni si quiera puedes escribir tu propio nombre, ¿Cuán estúpido eres? Es Park Chanyeol, idiota, no Park Chanyal”.
Volteó la mirada antes que pudiera observar la expresión abatida del rostro de Chanyeol. Era incapaz de ignorar la culpa que subía hasta su garganta. Él en realidad no tenía la intención de gritarle pero estaba tan frustrado por todos los eventos que sucedieron ese día que no quería hacer otra cosa más que dormir y esperar a que Chanyeol se fuera al día siguiente. Con él a su lado ni si quiera podía invitar a sus amigos para que lo vayan a visitar ni tampoco podía salir a jugar después de la escuela porque su trabajo ahora era supervisar a Chanyeol.
Baekhyun suspiró dirigiéndose a su habitación para cambiarse de ropa, “Salgamos a caminar”.
‘Salir a caminar’ podía significar una de dos cosas: Ir a comprar un helado o visitar la tienda de flores de la familia. La tienda había sido de su abuela pero cuando falleció algunos meses atrás, la familia de Baekhyun se quedó con el pequeño lugar. Al principio pensaron en venderla o remodelarla pero al final decidieron dejarla como estaba para cuidar la memoria de la abuela. Además, a Chanyeol le gustaba. Pasaba horas cuidando a las flores porque no podía hacerles daño al menos que sea demasiado torpe como para romper macetas aquí y allá. Después de la escuela, Baekhyun abría la tienda y se encargaba del negocio mientras que Chanyeol permanecía en la parte posterior regando y podando.
También hizo lindos ramos de flores lo que hizo que Baekhyun se sorprendiera ya que no creía que Chanyeol pudiera hacer algo que requería ‘pensar’. Si tan sólo Chanyeol pudiera escribir su nombre de forma eficaz como cuando arregla las flores, Baekhyun no tendría ninguna queja.
No caminaban al lado del otro en su paseo de la tarde debido a que a Baekhyun no le gustaba que lo confundieran con alguien relacionado a Chanyeol y mucho menos asociado con él; sin embargo, cada vez que Baekhyun hacía un ruido con la lengua, Chanyeol se acercaba por detrás moviendo la cabeza de derecha a izquierda fascinado por los actos y sonidos.
Una vez que Baekhyun abrió la puerta del garaje y tuvo las cosas listas para ese día, observó a Chanyeol quien en ese momento se estaba poniendo el delantal y se preguntó cómo era que una persona podía ser tan diferente en dos lugares distintos. Con el delantal puesto, el cabello recogido hacia atrás con una cola de caballo y gafas de montura puestas en el dorso de la nariz, Chanyeol lucía como un tipo de un manga shoujo; el lindo muchacho que siempre trabajaba en las tiendas de flores. El parecido era aún más sorprendente cuando se inclinó hacia las flores con una botella de spray en las manos.
Baekhyun, por otro lado, no tenía ningún interés por las flores y permanecía detrás de la caja registradora. Es por esto que siempre tenía a su lado una pila de cómics de Naruto en el caso que esté aburrido, lo que era muy usual.
El negocio era siempre muy tranquilo en los días de semana y frenético en los fines de semana y feriados. Gente fallecía y celebraban cosas todos los días, por esa razón siempre habían pedidos de flores para funerales, baby showers y para propuestas en la que un hombre valiente se las entregaba a una chica con suerte. Baekhyun no sabía los nombres de cada flor así que le dejaba a Chanyeol el trabajo de organizarlas. Eso lo mantenía ocupado.
Baekhyun leía la orden y Chanyeol se encargaba de arreglar los ramos de flores en menos de treinta minutos para ser entregadas por delivery o de manera personal cuando los clientes se acercaban a la tienda para cancelar la orden. Los pedidos en su mayoría eran rosas, claveles y varios tipos de lirios que eran las favoritas.
De todas las flores, las favoritas de Chanyeol eran Baby’s breath, las diminutas y blancas flores que por lo usual eran agrupadas con las rosas para darles un efecto atractivo. Baekhyun no entendía por qué le gustaban tanto. Chanyeol incluso añadía más Baby’s breath que cualquier otro florista en sus ramos.
“Dieciséis rosas atadas con un listón dorado. Hazlo bien Chanyeol, el cliente le pedirá la mano a su novia en una hora”.
Chanyeol tuvo el ramo listo en media hora, las rosas formaban un corazón y los Baby’s breath estaban agrupados alrededor del centro rojo. Lucía orgulloso de sí mismo cuando le pasó el ramo a Baekhyun quien se estaba esforzando por escribir una nota con la mejor letra posible.
Fue entonces cuando Baekhyun recibió una llamada y cogió el teléfono en medio su cuello y hombro mientras Chanyeol volvía a regar las flores.
“¿La Sala de juegos? Estoy un poco ocupado en este momento…”, dejó de hablar por unos segundos, “Oye, ¿Sabes qué? Pensándolo bien, estaré ahí en 10 minutos ¡No empiecen sin mí!”, colgó el teléfono de forma rápida al saber que sus amigos lo estaban esperando para jugar Starcraft en la sala de juegos que estaba a unas cuadras de la tienda. Pensó que si Chanyeol permanecía en la tienda tan sólo por una hora que era cuando pensaba volver, no habría ningún problema. Después de todo era poco probable que algún cliente se apareciera a las 5 de la tarde para comprar un ramo de flores.
“Chanyeol, saldré un rato para comprar helados para ambos así que quédate aquí, ¿Está bien?”
Chanyeol asintió con la cabeza un poco perplejo al observar a Baekhyun salir a toda prisa.