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Bohemia en Madrid por neko miri chan

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Notas del capitulo:

XD gracias  AkiraR por tu review, bueno aqui el segundo capitulo, en lo personal siento que el primero no me convenció mucho, pero este cap si que lo ha hecho, no es una obra maestra pero lo sentí corto y conciso XD bueno ahora si, a leer.

Amar, experimentar, tocar, ver, escuchar, creer, follar y conocer son cosas que rigen mi vida, sin orden ni jerarquía, comer, dormir, ducharse y hablar son cosas secundarias, males necesarios. Esta forma de pensar me ha acarreado un montón de problemas con los que se encuentran a mi alrededor pero es que lo que para otros son defectos yo los llamo mis virtudes y me gustaría compartir eso con la persona que amo. Sin embargo estoy aquí, en medio de la madrugada más calurosa que en Madrid se haya sentido jamás, caminando junto a un hombre que apenas y conozco siéndole infiel a la persona con la que me gustaría pasar el resto de mis días.

Hace un tiempo que nos acostamos, al principio yo pensé que nunca nos volveríamos a ver pero…digamos que todo fue culpa del cuadro. Después de fingir amarnos en medio de la oscuridad a la mañana siguiente cuando quise dejar el piso sin dejar rastro me capturo el juego de colores y la técnica cruda y delicada de un lienzo.

 

Me lo llevé a casa y al colgarlo inmediatamente me sentí orgulloso de mi nueva adquisición, la puse sobre la cabecera de la cama y arrodillado sobre las almohadas crucé los brazos y observé su belleza.

—     Mira qué bonito está koron-chan—Le dije a mi perro que mordisqueaba un cojín con forma de abeja.

—     Takanori— Me llamó mi madre, desde el marco de la puerta, la oí pero la ignoré a propósito sabiendo que entonces ella entraría a la pieza para observar lo que me tenía atontado.

Mi madre es una mujer española, rubia  y de estatura media que decidió casarse con un asiático sólo para hacer rabiar a sus padres que tenían serios problemas para aceptar a los hispanoamericanos, los negros y a los asiáticos… “¿Cómo van a salir tus hijos?” Le decían para que desistiera y bueno, el primer intento no salió bien, mi hermano mayor fue un producto defectuoso pero de los errores se aprende y yo salí más bonito.

—     Tanto trabajo para que te armaras de valor y salir del armario frente a tu padre y vienes y traes la pintura de una mujer en pelotas— dijo sin más, yo internamente me reí por eso pero intente parecer serio.

—     Tiene algo que la hace especial.

—     Su expresión…

—     Ya lo sé, es como si no se diera cuenta de su belleza.

—     Como una mariposa —Señaló el prendedor.

El fondo en si era sencillo, el escenario cutre y de pronto me salió una sonrisa, reconocí el fondo, el estudio mismo el donde, era el mismo sillón. La chica leía una revista de moda, seguramente envidiando a esas esqueléticas mujeres con mirada vanidosa, su cabello estaba despeinado y de una cola de caballo quedaba poco, era solo un mechón sin forma amarrado por un broche de mariposa, que al parecer estaba hecho de cristal. Su cuerpo era…bonito, “curvas renacentistas” como diría la escritora chilena Isabel Allende, culo regordete y tetas llenas con pezones grandes y obscuros, pubis apelambrado, ombligo definido y contra toda la delicadeza del cuerpo la rudeza se presentó en la forma de un reloj de pulsera para hombre en color negro.

—     Por cierto Chema te llamó hace un rato, dijo que vendría por ti a las doce junto con Pedro.

—     Ohhh…— La miré pidiendo disculpas.

—     Takanori, no es como si no supieras cuidarte y definitivamente estas son cosas que me dan más ganas que tu padre las hable contigo pero dado que él considera este asunto delicado te preguntare directamente…¿ Dónde y con quién estuviste anoche? porque obviamente con Chema no.

—     Mamá…ya sabes cómo están las cosas con Chema.

—     Yo sé que estás entre la espada y la pared pero si José se niega a ir con un especialista aun cuando ya se lo pediste entonces ya no hay nada que hacer. Es mejor cortar por lo sano a que descubra que le eres infiel solo porque él no puede satisfacerte.

—     Pero es que si lo quiero mamá.

—     Pero tus mentiras son cada vez más frecuentes, la investigación que estás haciendo ya va para los dos meses y estoy segura de que no vas a ese lugar solo para entrevistar mujerzuelas. —suspiró y me miro triste. —Anda ve a bañarte que ya casi vienen por ti.

Media hora más tarde escuche a Pedro tocar la puerta de la entrada de la casa, seguro que Chema lo miraba consternado por su manera tan enérgica de aporrear las puertas. Escuche a mi madre saludarlos y a pedro subir las escaleras con fuerza. Mi puerta estaba abierta así que no me pude proteger de Pedro quien se abalanzo hacia mi haciéndome sentir más pequeño, no solo su estatura era superior, él tenía una compleción más bromosa y solía burlarse de mi cuerpo delgaducho y lampiño. Chema me veía forcejear desde la puerta con una sonrisa.

—     Tu mamá nos ha invitado a desayunar pero le dijimos que mejor para más al rato, quiero llevarte a almorzar a algún lado.

—     Chema dijo que hay un café nuevo en la ciudad.

—     He estado viviendo de noche el último mes y medio así que no tengo ni idea de nada. —Pedro por fin soltó mi cuello al darse cuenta del cuadro que colgaba sobre mi cama, Chema al ver el poco interés de Pedro en seguirme molestando también lo vio. Pedro me miro raro, nunca creyó ver algo tan cercano a la pornografía heterosexual en mi habitación, Chema giraba la cabeza en diferentes ángulos.

—     Siento que conozco a esta chica— Masculló. —siento que he visto estas pinceladas —dijo de nuevo en voz baja. — ¿De dónde lo sacaste?—Me preguntó bastante interesado.

—     Lo compre en la calle hace un tiempo pero hasta ahora lo puse, es bonito ¿Verdad?

—     ¿Bonito?...es bellísimo, luego pasamos a donde lo compraste para ver si encontramos al artista que lo hizo ¿Recuerdas su nombre?—Negué con la cabeza.

—     No le pregunté y no está firmado.

—     Mmm en verdad espero encontrarlo, tengo ganas de regalarle algo a mi madre. — suspiró rendido y tomó mi mariconera de la cama para luego entregármela y darme un beso en los labios. Pedro nos recordó que íbamos a salir y los tres nos encaminamos al café nuevo, no sin antes despedirnos de mi madre.

Tomé la mano de Chema para ir caminando por ahí. Chema, es decir José María es alto, fornido y siempre anda de pantalón de vestir y camisa, no tengo idea de cuantas tiene pero muchas las compra en el almacén de mi padre. Tiene unos bonitos ojos negros y el cabello crespo y espeso del mismo color, en cuanto a su piel es muy blanca el problema es que siempre que está resfriado y desvelado, se le marcan unos terribles surcos morados bajo los ojos y la nariz está siempre roja. Actualmente trabaja en el periódico “20 minutos Madrid” como el mandadero y  locutor de radio en una estación donde transmiten música de los años 80´s y 90´s pero su “sueño” es tener una columna en “El país” y escalar hasta ser locutor de algún noticiero de política. Nos conocimos en clase hace casi cinco años, estudiamos la misma carrera, comunicaciones, pero a mí me va más la idea de una revista propia (pero si Vogue España me contrata no me enojo).

En cuanto a Pedro pues el, como dije, es más alto que yo y más bromoso, su cabello es castaño y su piel aceitunada, parece gitano pues además posee ojos verdes y una sonrisa que emboba. De él soy amigo desde que tenía  6 años, el mismo día que llegué a España. No sé cómo nos hicimos amigos pues yo lo único que hacía era llorar por lo mucho que extrañaba mi natal Tokio.

Pedro y yo nos preguntamos si debíamos tomar el metro pero al parecer no, pues Chema no dijo nada y se dirigió a la dirección contraria a la estación atocha. Después de hablar sin parar 20 minutos nos paramos para darnos cuenta de que habíamos caminado 20 minutos (me encanta ser redundante) y eso nos sorprendió a pedro y a mi pues normalmente hubiésemos bombardeado a Chema con “¿Ya llegamos? ¿Cuánto falta? ¿Si sabes por dónde vas?” y ese tipo de cosas que le sacan de quicio.

Apuntó un café que ya viéndolo desde fuera nos gustó, el diseño muy moderno, con colores muy vivos, sillas blancas minimalistas con sus respectivas mesas y clientes elegantes. La música tranquila y el aroma del café se peleaban con el de los perfumes caros de la clientela y el dulzor de los pasteles recién salidos del horno.

—     Me sentiré fuera de lugar si entro ahí. — DijoPpedro y la verdad es que yo también me sentiría así, no me había vestido apropiadamente y luego qué tal si alguien me reconocía.

—     Mejor vamos allá— Dije apuntando a la esquina, donde se veía otro establecimiento con mesas y gente fuera consumiendo cosas que no pude distinguir a la distancia. Caminamos para ver que tal. El lugar en si era…todo lo contrario.

Daba un poco de miedo así que Pedro ya se apresuraba a huir y yo junto con él cuando Chema nos detuvo a ambos, débiles e indefensos por el cuello de las poleras.

—     Espera, mira, ahí está la chica del cuadro, seguro que si le preguntamos nos dirá quién la pinto.

Voltee y me enterneció por dentro, estaba ahí con unos jeans deslavados y rotos con una camisa a cuadros roja abierta mostrando sus carnes desbordadas, su piel blanca, su mirada cansada y su cabello rubio agarrado, esta vez, apropiadamente

Ella seguía siendo bella aun sentada en esa cafetería con sillas de hierro soldado sin ningún adorno. Sentados en otras mesas había adolescentes, jóvenes adultos y personas sin edad fumando porros y bebiendo cervezas.

—     ¿Es cafetería o bar?— Preguntó Pedro leyendo el letreo de la entrada y yo me uní a él.

—     Sexta luna— Leyó Chema en voz alta.

—     ¿No es ese el bar de mala muerte donde el profesor Javier dijo que los nuevos “artistas e intelectuales” de Madrid  se citan para hablar de política y arte?…a mí me parece que solo vienen a aplastarse y fumar maría.

—     Antes también bebían absenta. — Dijo Chema mientras yo seguía mirando a la chica quien sacó su cajetilla Marlboro menthol y de ella un cigarro. Desde dentro de se escuchaba una vieja canción de Carlos Santana y junto con el sonido llegó el Reita, el chico de esa mañana con un par de cervezas en mano. Le dejó una a la chica y luego se sentó  su lado sacando también tabaco y cerillos. De una forma totalmente seria y sensual encendió su cigarro y se recargo en el respaldo de su asiento de una forma en que parecía que por fin se había librado de una pesada carga.

Si quería dar un paso al frente me acobardé en seguida y en su lugar tenía la sensación de “corre o muere” en el pecho, no podía dejar que Chema cruzara palabra con ese hombre. Le dije que regresáramos pero me ignoró completamente y se acercó a la pareja.

—     Disculpa. Tu eres la chica del retrato ¿Verdad?— les preguntó animosamente sin decir primero hola y los sentados ahí le miraron como si tuviera monos en la cara. Después Reita miró tras de él y me descubrió haciéndome el idiota mirando hacia otro lado. Pude verle sonreír por el rabillo del ojo. Se enderezó y saludo a Chema con un fuerte apretón de manos.

—     Sí, es ella. — Le dijo con su raro español que me recuerda a mi padre cuando habla con los clientes. — Soy Akira Suzuki, el pintor…

Notas finales:

espero les haya gustado, sugerencias, comentarios y quejas ya saben donde.

me gustariá hacer este fic algo didactico, la verdad es que no tenia la intension de integrar a otro gazetto a la historia ( para no hacer ningun triangulo amoroso XD) pero pueden mencioar en sus reviews si quieren que UNO en especial aparezca, pero solo UNO ya que de todos modos no tendrá mucha participación en la historia (¿o si?...) ya despues vemos que se me ocurre con ese unico gazetto integrado.

Neko dice bye.


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