Capitulo: 10
Reht, sujeto a Joey por el cuello y lo jalo, unos centímetros, lejos de la entraba. Pero si este no lo hubiera hecho, el muchacho habría descubierto; a una manada de BAKUS. Los cuales dormían, por un hechizo que Tristan, les había puesto.
-¡suéltame!... no puedo respirar
-no me importa, que es lo que quieras. Seth me ordeno llevarte, al palacio; y no dejarte salir de ahí. Y... por un momento olvide, mi mandado. Así que dile a tu amigo que salga de donde este. ¡Porque nos vamos!
-pero... pero..., tu dijiste que podía, ir a explorar.
-¡si yo dije eso!... pero es que tú, me confundes y me enredad. Ahora... entiendo por qué mi amo, esta tan interesado en ti...
-de que hablas...
-¡de qué hablo!... ¡que no es obvio!. El amo Seth, está loco por ti; sino fuera así el jamás........
Repentinamente, un rugido se escuchó. Era la pirámide, que se estaba hundiendo... polvo empezó a salir por todas parte, y pequeños temblores, sacudían todo el lugar.
-¡Ah!... sabía que este lugar, emanaba biras raras... ahora moriremos aplastados, por miles de toneladas de arena.
Reht había perdido la razón y solo gritaba como loco. – ¡tranquilo!... ¡solo tenemos que salir de aquí!
-¡si... sí!... buena idea ..reht miraba por todas partes, y Joey noto algo. – ¡espera!... y Bakura.
-¡QUÉ!... ¡YO PENSE QUE ESTABA CONTIGO!...
-¡No!... Bakura, se quedó contigo.
Desde la obscuridad de la pirámide. Unos ojos ensangrentados observaban, a los dos visitantes; sin que ellos se percataran de esto.
-M... vaya, vaya, vaya... Parece, que el destino. También quiere acabar, con el maldito faraón... pues este mismo, ha traído hasta mí, un pequeño regalo.
Los ojos del demonio, recorrían al adonis rubio. Que había comenzado a buscar, a su amigo.
-hola... puedo ayudarlos en algo ..Escucharon Joey y el aprendiz de sacerdote...
Los dos con rapidez, enfocaron al dueño de la voz. Pero algo confundidos, por lo que estaba pasando, decidieron mantener su distancia
-¡Quien eres! ..Exclamo el aprendiz..
-el demonio, noto el comportamiento cohibido, de los dos chicos. Y si no actuaba rápido, los dos sele escaparían...
-mi nombre es Tristan. Soy jefe, del ejército del faraón
Joey que se mantenía oculto, a las espaldas del aprendiz; sonrió y camino hacia él moreno.
-¡hola mi nombre es Joey!... y estamos buscando a mi amigo Bakura
Reht, sujeto del brazo al rubio. Impidiendo que se acercara más, a él...
El pastor, miro al mayor. –¡que pasa!...
-no te acerques a él.
-¿por qué? -pregunto con e saltación- Él puede ayudarnos, a buscar a Bakura.
-No –dijo con rapidez- Solo corre
-¡pero porqué!...
Joey se encontraba alterado. Estaba siendo, jaloneado, y no lograba descifrar, la cara del otro chico.
-dame una buena razón
Reht, templaba de pies a cabeza, y el estúpido rubio, no quería obedecer –porqué, porqué, porqué, porqué... ..recriminaba el pastor
-cierra la boca! ..de una bofetada, lo silencio.. mientras comenzaban a correr
-¡ese hombre, está muerto!... dijo después de haberse separado del individuo
Joey había escuchado perfectamente, pero no comprendía. –¡como que muerto!... pero si él...
-yo sé lo que viste. Pero yo, hace más de un año, lo momifique. Yo fui el encargado de su descenso... Yo vi con mis propios ojos, como él era asesinado, por el clan Ishtar...
El joven de cabellos morados, estaba alterado como aterrorizado. No sabía, si él sujeto ese; los perseguía. Pero se daba una idea, de que estaba pasando. ¿Era posible, que el demonio, estuviera detrás, de la resurrección; del comandante?... y ¿era eso su mal presentimiento?
Las horas habían trascurrido, de forma inconcreta: el tiempo... comenzaba a jugar con los sentidos, de los seres vivos. Pero para el pequeño, de cabellos extraños, el tiempo no avanzaba...
-Yugi vamos a tu cuarto. Tienes que descansar un poco, y cambiarte de ropas, para el réquiem (funeral) –decía con voz baja, el faraón
Pero el pequeño, que se había acomodado, en una esquina del lugar; solo negó y se resguardo con sus brazos.
La actitud del niño, comenzó a preocupar al amo. Pues a esto era a lo que temía. Temía el perder la luz que existía, en este bello ser. (A que Yugi, se amargara)
-Yugi... ..dijo, otra voz. Pero esta era más delgada y dulce –Has caso a tu tío. Come algo, y cámbiate. Que cuando regrese Seth, nos iremos.
El niño, que mantenía sus ojos llorosos, se levantó y como sonámbulo, se dirigió a otra habitación. Pero no sin antes ver, por un segundo a su amado padre
-me preocupa, ..dijo susurrante él amo
-a mí también ..contesto la mujer, que comenzaba a sollozar
-Tea... hermana mía. E tomado una decisión, acerca de lo que hablamos, al amanecer.
La mujer, miro al amo. Y espero; -Tomare a tu hijo, como mi amado esposo... ¡Solo!... si él lo desea
De los delgados labios escapó; -Atem... para luego continuar... –Hoy al salir el sol, te pedí eso... Me sentía, temerosa como perdida. Pues mi compañero de viaje, ya no estaba. Y loca de cometer sacrilegio, decidí eso... Mas ahora te pido, que tu palabra sea más fuerte, y desposes a Yugi, con su consentimiento, o sin el...
Ahora mi hijo, está sumergido, en tristezas. Y será mas fácil, el obligarlo...
Los ojos de Atem, sobresalieron. La madre de su pecado, le pedía forzarlo; -Tea!.. ¡Yo!... no!...
La mano de la moribunda, tapo el parloteo, del amo; -Yo.... E sido, como una madre para ti.... y ahora, te reclamo... que cumplas, un pacto de honor. ¡CASATE, CON EL!....
Los dientes de la mujer, eran apretados, al pronunciar las palabras. Que enchinaban, el cuerpo, del Faraón...
-¡yo no te pido, que le ames!... yo solo quiero la seguridad, como la tranquilidad. Te aseguro que a él. No le importara, que tengas harems... y que esas mujeres, te den herederos...
Atem callaba. Mantenía la mirada, sobre el piso, cosa que no agradaba, a la princesa; -me obligara, a una abominación, si es que no medad tu palabra...
Abominación, dijo mentalmente el hombre; que rápidamente levantaba la cabeza; -no te referirás a...
-¡sí!... ..grito fuerte la otra –me refiero a eso... Cuando muera, pediré, que rompan mi boca. Que destrocen, cada diente. Para que así, no pueda decir, mi nombre, ante los dioses. Y vague por toda la eternidad...
Lo que decía la mujer, era algo gravísimo. La muerte, para los egipcios, era algo sagrado, y con eso no se jugaba. Era algo, que no solo era divino, sino que era, otro siclo de vida. Y si, un siclo se rompe, puede afectar, a los de más siclos... causando así, el fin del mundo.
Por eso, todo el reino, peleaba, con fervor y pasión, contra el BAKU...
-no digas estupideces... yo jamás, dejaría que te condenara, a la muerte espiritual... Nadie sabe, que tormentos; se vivan en ese obscuro infierno... Y tú sabes a la perfección, que un siclo, puede destruir, todo el universo...
-entonces, desposa a mi hijo. Oh veme, arder, por toda la eternidad... ¡por qué, déjame decirte algo!... yo te perseguiré, para que oigas mis lamentos. Y no solo lo hare en esta vida; sino en las venideras, también.
¿Hasta donde estaba dispuesta una madre, a llegar por la comodidad, de un hijo?..
El bello pecadillo, caminaba sin fuerza en su ser; se sentía cansado, pero solo hacía, algunas horas, había despertado.
-te vez terrible... ..decía Seth, del otro lado del pasillo.
El pequeño, perdido en sus pensamientos. Rápidamente alzo la mirada, la cual se tornaba, de luz
-Seth... ..Susurro, con desconcierto. Mientras corría a sus brazos.
El mayor, lo recibió con amabilidad. Y así lo sostuvo por un tiempo, antes de comenzar, a hablar...
El niño, se restregó, contra el pecho del moreno... –mi... mi... padre a...
-lo sé ..contesto amorosamente, el mayor.. Pero recuerda, que esto es parte de la vida y del universo
Tal vez Seth, gustaba de molestar, al pequeño; pero eso no significaba, que no lo quisiera. Y Yugi, se sentía, más acogido, por el moreno. Que por cualquier otro; pues el moreno, lo trababa, lo veía y lo distinguía; como un hermano menor... (Los hermanos mayores, siempre te molestan. Pero al final, siempre, están para protegerte)
-Seth... yo tengo miedo. No quiero estar solo.
Seth y Yugi, se abrazaban, con tanta pasión, amor y sentimiento. Que ciertos ojos, no podían dejar pasar, por desapercibido.
-¡Visir!... ..se escuchó, con coraje y rabia...
El sumo ya había visto, al faraón desde lejos. Así que cuando, escucho por él. Simplemente, sonrió...
-¡no te pongas celoso! ..decía con la voz baja, y con una sonrisa sarcástica, mientras lentamente, rompía el abrazo.. -solo le doy, mis condolencias
El soberano estaba furioso, iracundo y dolido. Pues el pequeño, no había recibido, de esa forma su pésame... Y ahora simplemente, apretaba los dientes, para sofocar su rabia.
El pequeño, que miraba desconcertado, al faraón. Mientras formuló la pregunta, más importante de su vida. –probablemente, mi tío está interesado en mi-...
Sin pensarlo, el pequeño le pregunto a Seth. – ¿por qué dices eso?... ¿acaso, nuestro amo, tiene razones, para celarme...
El moreno sonrió con burla y desfachatez. Y con fanfarronada, miro al faraón, mientras que de sus labios, una pregunta salió, dirigida al pecadillo.