Capitulo: 6 noche en el desierto...
El palacio de Atem se encontraba en silencio, parresia sepulcro a media noche.
El faraón lentamente despertaba de su reconfortante descanso; bueno si a eso se le puede llamar reconfortable, el joven gobernante se cinteo cubierto por una manta y fue ahí que se despertó; atem no desprecio la manta... Tea era quien se la ponía y estúpidamente le gustaba la sensación de ser cuidado como un niño pequeño.
La mujer observo al hombre despertar con pereza, las sonrisas por ambas partes se hicieron presentes; -hola.. dijo la mujer frente a él; -no quería despertarte, pero si duermes aquí de seguro te resfriaras, Atem se acurruco mas y con una sínica sonrisa, herencia familiar claro ja… ja… ja… contesto; -no estoy durmiendo solo inspeccionaba mis parpados, los dos se miraron y la mujer sonrió con esmero; -te amo.. dijo él joven que seguía sentado en su trono, la mujer tiernamente acaricio la mejilla del chico; -yo también te quiero...
Tea se postro ante los pies de su hermano y con dezmero sujeto sus piernas, mientras Atem le acariciaba la cabeza como si esta fuera una linda creatura peluda.
Asi permanecieron barios minutos, mientras la habitación se iluminaba con RA, las paredes de mármol tomaron un hermoso color crema, resaltando sus hermosos jeroglíficos; mientras que el trono empezaba a brillar como el mismísimo sol, ya que este estaba hecho de oro macizo y era decorado con un respaldo en forma de arco simulando los rayos del sol con líneas, las cortinas de seba blanca eran movidas por la brisa de la mañana, era un momento muy intimo entre hermanos ya que la vida sele escavaba a la joven mujer, a la mente de ellos venían recuerdos de su infancia, pero ninguno de los dos se animaba a compartir gratas memorias… El silencio se rompió cuando la mujer le hiso una petición a su hermano menor; -Yami…, le dijo la mujer, quiero pedirte algo, pero antes de darme la respuesta quiero que lo pienses muy bien, ya que si tú aceptas me iré mas tranquila al mas allá…
El joven que aun mantenía los ojos serrados se sorprendió, y no precisamente por las palabras extrañas de su hermana, sino por la forma en que le había llamado, ya que su progenitor era el único que lo llamaba por ese nombre.
La sonrisa del alma se hiso presente en su corazón Yami; digo… Atem se sentía reconfortado, pero eso duraría poco, ya que la princesa estaba a punto de poner patas arriba la mente del joven gobernante.
-dime hermanita que es lo que no te deja en paz.
-en realidad yo no estoy preocupada por mi alma, ya que estoy segura que me encontrare con nuestros padres en el inframundo, (recordemos que los egipcios creen en la vida después de la muerte, por eso los faraones eran enterados con sus tesoros, como con sirvientes y bravos guerreros) y eso me tiene muy contenta pero lo único que si me preocupa es… MÍ amado pequeño.
Atem aserto rápidamente que su hermana no podía descansar por él pecadillo, bueno que madre podría desprenderse del ser que vio crecer dentro de una; la mujer deliraba con dejar solo, solo… a su pequeño.
-hermana si tanto te preocupa Yugi, yo mismo me haré cargo de cuidar de él, será un hijo para mi, más que un sobrino, desde el suelo la mujer miraba a su hermano con lagrimas en sus ojos, la mirada que tenia era dolorosa, su cuerpo como su alma anhelaban la paz de un sepulcro.
-No…, dijo la bella pero enferma mujer, no quiero que veas a yugi como tu hijo, ya que yo sé, que eso sería imposible para ti, la mirada del faraón era de sorpresa pero al mismo tiempo de culpabilidad.
Una vez más los dos se quedaron en silencio, Atem por la sorpresa de verse descubierto y Tea con la reacción de su hermano.
La mujer se aventuro a forjar el futuro de su hijo sin saber que era lo que su pequeño anhelaba en su corazón; -quiero… que… desposes a mi hijo antes de que yo descienda, Atem se paró de su asiento con brusquedad mientras dejaba tirada a su hermana a los pies del trono, y con una cara que ni el mismísimo RA entendería voltio hacia su hermana, su madre, su amiga y sobretodo su futura suegra.
Tea en su desesperación, sabia que la persona idónea para cuidar de su hermoso tesoro era ni más ni menos que su propio hermano; -yugi te hará muy feliz, te lo aseguro.
El faraón empezó a dar vueltas como león enjaulado, agarrándose la frente como consternación, asiéndose mil preguntas a la vez que no tenían respuesta para él, la frente del chico empezaba a tener un color rojizo por la presión del brazo sobre ella.
-yugi es solo un niño, grito con crueldad hacia su hermana; si lo que te preocupa es que yo no lo cuide, te juro por lo más puro de este mundo que no será asi, me desviviré atendiéndolo y cuidando.
La mujer lenta mente se levanto del suelo y desde el trono acuso a Atem; -y cuando te casas y tengas tus propios hijos donde quedará mi hijo, la mujer sollozaba mientras salía corriendo del salón, Atem la siguió hasta un pasillo, y la sujeto del brazo.
-mi hijo está listo para desposarse contigo, dijo Tea con frialdad, él… te dará hermosos niños en seguida.
-yo no quiero lastimar a Yugi… dijo él faraón mientras apretaba los dientes; él se merece escoger con quien quiere estar…
El joven cambio su atrevidas palabras para sollozar esto; -Ayer por la tarde lo vi con un chico…, y al parecer tú hijo quiere estar con él…, Tea se sorprendió ya que su pequeño no le había contado nada sobre estar enamorado de alguien.
Él faraón soltó a la mujer bruscamente y se dirigió a sus aposentos con un enorme arrepentimiento en su alma como en su ser, por haber tratado mal a su moribunda hermana, los pensamientos del joven eran crueles ya que su mente le mostraba una y otra vez la imagen de su pequeño amado en brazos de otro hombre, se sentía decepcionado pero no con ira; en eso unas ansias recorrieron su cuerpo, su corazón empezó a palpitar y rápidamente cambio de dirección. Atem se dirigía con rapidez a un lugar qué creía estaba prohibido para él, pero antes de entrar al recinto deslumbro una figura, que salía de ese lugar.
-que haces en estos aposentos, dijo Atem embravecido…
-mejor dime tú, que haces aquí, no… se supone que respetarías al pecadillo, seth mostraba una cara de burla para su amado primo, pero Atem no estaba de humor para este tipo de insinuaciones.
-te he hecho una pregunta seth, él faraón sele fue en sima al oji-azul sujetándolo de la túnica…, seth simplemente se dedicaba a sonreír con burla hasta que soltó una carcajada.
-vaya parece que te afecto mucho lo de ayer, el oji-azul se soltó del agarre y se adentro de nueva cuenta al recinto del pequeño, Atem rápidamente lo siguió sin ningún tipo de duda
Seth se paseaba por todo el lugar... La habitación era de primera, sabanas de seda, cojines con plumas de ganso, mármol blanco en el piso, pilares de granito griego, alfombras hechas de piel de animal; los fieros ojos del faraón seguían cada movimiento que hacia Seth.
-que pasa Yami, seth se deslizo lentamente sobre la cama donde ya se hallaba al pequeño pecadillo; -te gustaría estar a su lado, el oji-azul pasaba sus dedos sobre los labios rosados de chiquillo y Atem simplemente se sentía furioso por la osadía del moreno.
-apártate de él, Seth voltio su mirada hacia Atem y le contesto; -y si no quiero que harás.
-Seth!... no me tientes
-ja…ja…ja… tentarte yo, no… hace mucho tiempo deje de hacerlo, él moreno se retiro del pequeño dormilón y ágilmente llego hasta el lugar del faraón.
-oh!... acaso ya lo olvidaste.., Seth sujeto la nuca del faraón y con rapidez le planto un beso húmedo, qué fue muy bien correspondido por él otro.
Sus lenguas parecían danzar, lentamente las manos del faraón recorrían el cuerpo de Seth. Los labios de Seth rompieron el beso, pero Atem los detuvo con una mordida en el inferior. Él ojiazul empezaba a estimular las caderas del menor lo cual causo un gemido inesperado.
-espera ..dijo Atem, pero él moreno no lo escucho y siguió, mientras empezaba a saborear el cuello de este.
-no… Seth espera ..las palabras del faraón eran aguadas por las carisias del otro; -y ahora que sucede, reprocho él ojiazul.
-no me digas que hiciste un voto de castidad
Atem se recuperaba algo del aliento perdido; mientras se alejaba de su primo; -yo ya no… puedo hacer esto contigo.
-por qué no…, acaso ya estas casado y tienes que serle fiel a alguien.
-tú sabes perfectamente porque; -ja…, ..rió él moreno -entonces se puede decir que es un voto de abstinencia, por que como yo lo veo, él jamás te vera, y mucho menos ahora que le interesa alguien. ..Seth empezó a rodear lentamente a su primo hasta quedar de tras de él.
-dime Atem, cuánto tiempo crees que tarde en irse a costar con él perro ovejero ..Él faraón voltio con furia y arrebato.
-tú dijiste que te casarías con ese muchacho ..él ojiazul tenía una sonrisa inmensa en el alma. Sabía que provocar a su primo era la mejor forma de alejar al pecadillo de su perro ovejero.
-sí… pero tú también me pediste que lo liberara. ¡Oh!... acaso ya se te olvido tú petición
Atem se palpo con las palabras del moreno y lentamente busco con la mirada a su pequeño suspiro.
-tú no quieres que eso suceda, ¡oh sí!..., acaso podrías verlo con alguien más, ..él ojiazul le susurraba desde atrás del hombro a su muy con fundido primo. Quería volver loco de celos, para que este aceptara sus planes.
-oh! acaso soportaras verlo embarazado de otro hombre, porque lo veras… ya que supongo que tú hermana te hará prometer… velar por él (los hombres no pueden embarazarse; pero digamos que en Egipto, con un poco de magia sí)
Las pocas palabras de su primo lo atormentaban, ya que él tenía razón en todo, ..él faraón empezó a imaginar a yugi por los jardines del palacio con una pancita, mientras era esperado por él chico rubio del otro lado, donde los dos empezaban a besarse y a sobar la pancita con mucho cariño.
Las lagrimas del soberano de Egipto, eran muestra del dolor que sentía; -no, ..dijo con la voz quebrada, por favor no…, yo no podría ver esto.
El moreno estaba más que satisfecho, su plan había tenido resultado, ya que muestra de eso era la actitud desgarradora y lamerá de su primo.
-pero en fin… sí asi lo quieres, yo ya he liberado al chico ese, es una pena ya que no pude tocarle ni un pelo, Seth se dirigió a la puerta con lentitud y falso desanimo.
El faraón se acerco hasta él pequeño, se sentó en la cama y lo miro; espero que algún día puedas quererme como yo te amo. Yo daré todo de mí parte para que te enamores de mi, todos los días de mi vida serán dedicados a colmarte de dichas y felicidad. Él pequeño que estaba profundamente dormido se movió un poco mientras gimoteaban unos ruiditos de suspiros, Atem se inclino para plantar un beso en la frente de yugi y salir rápidamente del lugar.
Seth estaba feliz, quien diría que llevar al pecadillo a su cama le traería tanta satisfacción;
-3… 2… 1, contaba él ojiazul lentamente