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…Bakú: ladrón de Almas… por serenituegt

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Capitulo: 2 la pureza de un cristal 

 

El faraón se divertía mucho cuando estaba cerca de yugi, ese pequeño niño le brindaba alegría y una plática ameno, los dos seguían rumbo ah!...

-¡A donde nos dirigimos!... pregunto el más pequeño. El faraón que se encontraba perdido en sus pensamientos miro al chico y le dijo. 

-que acaso no te lo he diacho a un. El pequeño lo miro y negó con la cabeza; algo extrañado ya que su tío se comportaba raro desde muchos días atrás.

-bueno te llevare a un lugar muy especial para mí, en ese lugar hay muchas Flores extrañas por sus colores y además de ser muy bello, me trae  recuerdos de mis padres de cuando estaban en este mundo.

Las palabras anteriores dejaron un semblante decaído en el joven gobernante, por supuesto que el chiquillo lo noto pero no sabía que hacer en ese momento para animar al más grande

-mmm… oye y como eran mis abuelo, pregunto el niño sin miedo de las timar al joven

El faraón miro al ojón y dijo con una cara de asombro falso -que acaso mi hermana nunca te ha hablado de ellos.

El pequeño son rio y dijo si pero quiero saber más de ellos, el joven faraón no se cansaba de la espontaneidad de su sobrino y a si empezó su relato.

-bueno al lugar que vamos, fue el lugar donde se conocieron mi mamá y él señor de Egipto,  tu abuela era una pastorcita que traía a pastar a las ovejas a este lugar, mi padre era muy joven cuando la conoció pero en seguida sintió una gran atracción por ella; ella se volvió su mejor amiga, le contaba sus secretos, sus preocupaciones y cuando sus padres de ella viajaron al inframundo mi papá la llevo a vivir al palacio, después de unos años mi padre le propuso matrimonio.

El pequeño miraba a su tío y solo trataba de ajuntar su sonrisa, el faraón la noto y le pregunto  -que te causa gracia, el pequeño que solo aguantaba la carcajada dijo.

-bueno es que mamá cuenta mejor la historia tú la cuentas como si estuvieras dictando un decreto.

Las risas no se hicieron esperar, los dos caminantes reían sin control

-bueno es que mi hermana siempre ha contado la historia mejor ya que mamá se la contaba una y otra vez antes de dormir.

-si es verdad mamá siempre cuenta historias muy hermosas, el faraón había pisado suelo fértil, el objetivo de llevar al chiquillo a ese paseo era para que olvidara un poco la condición de sus padres.

Pero antes de que el chiquillo se deprimiera él faraón se paro frente a un dosel de ramas, estirando su brazo.

Yugi lo miro y fue entonces cuando el faraón le hablo -detrás de esta hierba se encuentra ese lugar, en el cual yo también he vivido momentos mágicos junto con mi hermana y padres, las noches que pase mirando las estrellas desde este lugar son muchas; pero ahora quiero compartir contigo este lugar, él faraón alzo la maleza como si de una cortina se tratase.

Yugi camino lento hasta la entrada, pero antes de mirar del otro lado la luz lo segó, pasaron mucho tiempo caminando ente maleza y árboles enormes que él sol no les había dado desde hace tiempo.

Cuando por fin pudo observar el lugar le pareció maravilloso sacado de un cuento de fantasía.

-¡wau! dijo el pequeñín, -esto es increíble, * el pequeño corría por todas parte* feliz como si jamás hubiera conocido la tristeza.

Mientras el faraón miraba embelesado a la creatura que se asombraba con cada descubrimiento que hacía en ese hermoso lugar.

El pequeño se acerco al mayor y con algo de efusividad tiro del brazo del joven, -podemos volar una cometa…, pregunto con una hermosa sonrisa.

El faraón lo miro y le dedico una sonrisa de burla, -pero no trajinos ninguna cometa dijo, pero el pequeño miraba algo con insistencia; y el joven lo noto.

-ni se te ocurra susurro, pero el niño solo se abalanzó sobre él tratando de alcanzar la capa que traía puesta el rey.

El faraón giro su cuerpo para que el pequeño no pudiera alcanzarlo pero sin querer el faraón metió el pie y el pequeño tropezó, el mayor se movió rápida mente para evitar qué él menor cayera y se hiciese daño, atrapándolo entre sus brazos, pero esto no evito que ambos cayesen sobre el verde pasto.

Él pequeño cerró los ojos en espera del impacto, pero pasaron barios segundos y noto que no golpeo el suelo, a si que lentamente abrió los enormes ojos que poseía y lo que miro lo dejo sin palabras.

Los ojos del faraón, se clavaban en él pequeño que se posaba en sus brazos, esos ojos color carmesí estaban llenos de amor, un amor no correspondido o más bien no confesado.

El pequeño se sonrojo y trato de desviar la mirada, pero la mano del faraón lo impidió, obligando a mirarlo  -yugi…, él mayor prácticamente susurro el nombre del peque…

El corazón del chiquillo se empezó a acelerarse ya que el grande inclino su cuerpo, el pequeño cerró los ojos no sabía que esperar, parresia que alguien había apagado los sonidos del mundo y solo se escuchaba en ese momento los latidos del corazón del pequeño.

Sintió cono se movía el faraón sobre su cuerpo, pero el faraón se dirigió lentamente al oído del menor, -yo no sé cómo se hace una cometa, el chiquillo sonrió

-yo si se pero necesito, él pequeño volvió a mirar la capa del joven, este solo rio y se la quito para dársela al pequeñín.

Después de unos minutos el pequeño ya se encontraba jugando con la capalote… ese nombre selo dio él crio ya que era por la capa prestada y la forma del un papalote.

El mayor miraba al pequeño, se había ido a sentar a un árbol cercano, pero el calor hiso de las suyas, ya que el faraón se quedo dormido, el viento era refrescante pero el calor era duro y esta combinación con binada con la fresca sombra de aquel árbol am…, sí él faraón tenía todas las de perder y caer rendido.

En unas de las tantas brisas el capalote fue arrastrado lejos de la vista del pequeño, el chiquillo voltio a ver al mayor pero este se encontraba con Bes.

 (Bes es el dios del sueño en Egipto)

Asi que decidió ir por el capalote, más que nada el pequeño quería recuperar la capa que le había prestado su tío para su diversión, él chiquillo se guiaba por el cordón del capalote  que aun sostenía en sus manos.

Pero su intento de recuperar el objeto volador no identificado lo llevo lejos de la vista de su tío hasta unos enormes prados, en los cuales un rubio cuidaba de los animales esponjosos, pero por el momento el rubio no estaba en ese lugar.

El pequeñín se sintió algo asustado, por estar solo en ese inmenso lugar, además sentía que alguien lo observaba pero el pequeño no lograba identificar que era lo que lo miraba, el chicuelo encontró el capalote la tomo y la llevo hasta su pecho, el pequeño podía oír la respiración de algo o de alguien asi que.

-hay alguien ahí… pregunto con temor, su voz se escuchaba quebrada pero nadie le respondió, la respiración cada vez se escuchaba más cerca, él pequeño giraba en su propio eje buscando al dueño de esa espantosa respiración, un ruido se escucho de tras de él, era una rama, alguien había pisado la rama, él pequeñín temblaba de pies a cabeza, este se voltio.

-hola…

Pero su hola fue callado ya que los matorrales se movieron, él pequeño dio unos cuantos pasos hacia tras y fue entonces, que algo le salto en sima al chiquillo y él solo emitió un grito tan desgarrador y lleno de terror.

 

 

-señor, no hemos encontrado a su majestad.

Los bravos soldados tenían rato buscando a su soberano y claro que al pequeño delirio del mismo, pero no lograban dar con ellos, Seth se estaba enojando, no podía creer que su primo pasara de sus obligaciones, y solo por darse una escapada amorosa.

 

-{donde diablos te has metido querido primo… no me digas que por fin te animaste… ya que este no es el mejor momento para eso}.

Seth montaba su hermoso corcel blanco, mirando a todas partes mientras entre dientes decía estas palabras.

-está bien nos dividiremos y nos rencontraremos en este lugar dentro de 1 hora.

Asi los soldados se separaron en dos grupos, -Reht… tú y la mitad de los hombres irán rio arriba yo y el resto iremos rio a bajo.

Seth recorría minuciosa mente todo el rio bajo, pero no encontraba nada, parresia que su amado primo selo había tragado la tierra.

-señor los caballos llano pueden mas; hay que dejarlos descansar y dejar que tomen algo de agua.

Seth clavo su mirada de indignación en el pobre soldado que osaba pedir un breve descanso, pero seth tenía que admitir que los caballos se merecían un break.

-está bien solo 5 minutos no mas, el semblante de seth, decía que hablaba en serio, los soldados empezaron a bajar lentamente de los caballos ya que a todos les dolía su trasero.

Seth noto qué a él también te dolía sus posaderas, pero él no selo demostraría a nadie, a si que empezó a separarse lentamente de ellos.

-seguiré buscando, ustedes quédense aquí. Asi seth se marcho, y ya apartado empezó a bajar lentamente de su caballo, una vez a bajo dio unos pasos, sin ningún tipo de vergüenza por su andar, el joven oji-azul trataba de incorporarse lo más rápida mente, ya que se encontraba inclinado, cuando de repente escucho una risita extraña desde el rio, y el oji-azul enfoco su vista, buscando al burlón que lo miraba, y se encontró con algo que lo dejo sin palabras.

Era un chichillo de cabellos dorados, por un momento seth creía estar viendo a RA, ya que no solo su cabello era dorado si no también sus ojos, su piel era blanca, pero no paliducha sino esta parresia estar llena de vida, él pequeño sonrió como mucha efusividad.

El oji-azul lo miraba de arriba para abajo, seth estaba seguro que lo había visto antes pero en donde, en donde lo había visto antes, en un sueño?... en donde en donde…

-sabes, dijo el chico en el agua, -si montara un camello eso no te pasaría, el rubio volvió a reír, pero esta vez tapando se los labios con sus manos.

Cuando seth miro sus modos y gestos, rápidamente pudo recordar de donde conocía a este crio qué por cierto lo tenía cautivado.

-vaya vaya, vaya… pero si es el perro ovejero de esta mañana, seth se enderezo sin importarle el dolor qué aun sentía.

El rubio lo miro y frunció el seño y se dirigió a la orilla junto a unas ovejitas, -yo también ya te recuerdo eres el petulante que vino al pueblo a espantarnos.

El moreno cero sus ojos y trono la boca, -tks… sí que eres tonto, él oji-azul volvió a ver al rubio ya qué… esto se estaba volviendo un deleite divino. por el agua no se veían sus piernas, pero seth se las podía imaginar, no era un secreto que esté disfrutaba de su vida cochina.., como cualquier egipcio lo hacía.

 (El sexo no era un tabú en Egipto, ellos disfrutaban del sexo sínica mente y enlos círculos más escogidos, no se desconocía elsexo en grupo) bueno en realidad, solo uno no lo hacía ya que estaba enamorado, y ese era el faraón que luchaba por aplacar sus más bajas paciones.

El rubio sintió la mirada sínica del sumo. Bueno para el ese tipo no tenía nada de sumo, pero le molesto su penetrante mirada.

Notas finales:

Hola... lectores (a)

Actualización: 1, de mayo...

XXXXXoooooXXxxxxOOOooo


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