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ROTO por AzraelK20

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Notas del capitulo:

Aqui la tercer paprte del pasado, ya se desvelan un poquito de cosas?? Muchas gracias por comentar, veo que si me esta saliendo decente la historia muchas gracias por leer.


pues veamos que pasa en este capitulo, un dato importante, yo le puse unos simbolos de notas musicales en el documento donde escribo, si se ven letras sin sentido se suponia eran los simbolos.


01/05/2013

(III)


-Alba. –Respondió imitando el sonido de su nombre con el silbato. –Silencio duerme ya, -Quiso quitárselo. –Mira lo pondré aquí. –No se lo quiso entregar a Manigoldo. –Bien, pero descansa ya.


Manigoldo pensaba en cómo encontrar la forma de que respondiera, con eso ya sabían que Albafika si entendía lo que preguntaba, pero algunas cosas no las respondía, inclusive el progreso era demasiado rápido, cavia una posibilidad, y era que Albafika sabia a la perfección todo, como comunicarse y valerse, pero algo lo refrenaba además de estar en el hospital.


-¿Albafika te gusta?


-¡ b34;… b34;… b34;… b34;!


-Después de todo lo observado los últimos días solo tengo un diagnostico, pero aun no podríamos estar seguros, solo de un hecho, Albafika no está loco.


-Alba vamos.


Sage había puesto algunas pinturas pero no parecían darle interés alguno a Albafika que las apartaba, no se interesaba por las cosas más que por ese silbato, el único sonido que toleraba. Albafika ya no tenía necesidad de estar amarrado como antes, era un gran progreso, pero los trabajos con su habla no progresaban como su actitud que aun era muy mala, pero se estaba reduciendo.


-¿Por qué no hablas Alba?


-b34;…


-Alba se que eres inteligente, pero quiero que tengas una buena vida, yo creo que puedes hablar, inténtalo.


-b34;…


Lo dejo solo en la sala, Albafika ya se quedaba quieto con una orden, eran semanas enteras de trabajo con las cuales, ya sabía comer y obedecía órdenes sencillas como estarse quieto. Albafika estaba tranquilo con el silbato en la boca, le gustaba en sonido, el cual no dejaba de hacer y exasperaba en ocasiones a los demás.


-Silencio Albafika.


-b34;


-Ya guarda silencio, dámelo. –La enfermera le quito el silbato, Albafika reacciono y quiso quitárselo pero ella se fue, solo veía impotente.


-A… a…


-¿Albafika qué te pasa? –Manigoldo regreso a la sala, vio que ya no tenía el silbato y lo buscaba. -¿Qué tienes?


-Ma… Ma… Ma… Manigoldo… -Dijo su nombre, Albafika lo había llamado por su nombre.


-Tranquilo Alba, lo vamos a buscar.


Manigoldo había visto a la enfermera salir de la sala, por lo que la reprendería por hacerle eso a Albafika, ese silbato parecía el único interés de su paciente y no toleraría lo hicieran como quisieran. Albafika se aisló debido a eso y no dejaba le hicieran o dijeran, su mal carácter se agravo. Pero que dijera el nombre de Manigoldo era algo que lo intrigo mas.


-¿Albafika listo para tu sorpresa?


-… -Sin el bendito silbato Alba no respondía, la mujer no se lo quiso regresar.


-Vamos, creo que te gustara.


Albafika caminaba detrás, para Manigoldo era dulce velo caminar de ese modo tan torpe, le estaba tomando mucho cariño. Lo saco al jardín del hospital con mucho trabajo ya que no quería, lloro inclusive para evitarlo; Albafika miro sin interés aparente a todo lados y no le hiso caso a Manigoldo, el se sentó en el piso y toco el pasto fresco, se acerco a las plantas.


-Mira lo que tengo aquí.


-… Mmm… -No se quería arrimar, estaba necio y demostraba con mucha evidencia que no quería.


-Vamos no te va a morder.


-Mmm… a… -Manigoldo lo tomo del brazo para que tocara al conejo, Alba abrió la mano pero no miraba al animal, no le gustaba lo tocaran.


-Ves no te hará nada. –Albafika lo acaricio pero retiro la mano de inmediato.


-Hg… -Movía de un lado a otro la cabeza, Manigoldo no podía entrar a su mente y saber que pensaba.



“-Qué bonito, jamás había visto esto… Manigoldo es raro, no le entiendo nada, no sé qué le pasa, pero me trata distinto a todas esas personas que siempre están a un lado mío, me pregunto si es porque le pasa algo como a mí.”


-Albafika, vamos no me ignores.


-Eres extraño Manigoldo. –Me das curiosidad, así que espero no me hagas nada por tocarte.



Manigoldo vio como le tocaba la nariz, Albafika seguía sin mirarlo, pero tenía la sensación de que algo pensaba; atrapo la delicada mano contra su mejilla, Alba brinco ya que pensó le aria algo, pero lo miro a la cara, lo miro.


-Alba si hablaras me gustaría saber que quieres, así me lo puedes decir.


-M… m… Manigoldo… e… eres ra… ro. –No se espero algo como eso, sus palabras eran extremadamente frías, un hablar monótono y aburrido, sin ninguna emoción alguna en ellas, también su rostro era muy frio. –Raro…


-No Albafika no me pellizques la mejilla. –Le dolió el pellizco por lo que le soltó la mano. – ¿Alba a dónde vas?


Lo siguió, Albafika entro solo al comedor saco la silla y se sentó en su silla, Manigoldo se sentó a su lado y lo vio tranquilo, no le decía nada, pero se veía tranquilo, la cabeza de Albafika estaba siendo algo racional, intentaría entablar una conversación.


-Dime Albafika, ¿Por qué no hablas con nadie?


-… -La respiración se le agito, se puso ansioso, lo veía claramente. -…Mmm


-¿Manigoldo algo interesante?


-Nada viejo, solo que me dijo Manigoldo eres raro, solo eso, Albafika me dijo así.


-¿Hablo contigo?


-Sí, pero ya no quiere, esta estresado posiblemente, le quitaron el silbato una de las enfermeras del demonio.


-Albafika ya sé que tiene, mi diagnostico más aproximado es a autismo, pero aun falta para estar seguros.


-En ese caso el…


-Va a aprender, todo depende de ti, el ritmo debes encontrarlo y lograr adaptarlo a una vida normal en una medida pequeña, pero te será difícil, una vez tenga una rutina no será fácil sacarlo de ella o que integre mas tareas a ella.


-Me ayudo bastante viejo, eso se lo agradezco y también Alba aunque no lo diga o se le note.


Albafika se fue apegando a Manigoldo, solo obedecía a este, no hablaba aun, solo decía si y no con la cabeza a preguntas cerradas, dependía de Manigoldo para muchas tareas aun, pero Manigoldo consiguió fuera más accesible a la hora del baño, hora que ya le agradaba mucho a Albafika ya que se volvió muy aseado.


-Hora del baño Alba-Chan.


-… -Alba corrió por su ropa limpia que era parecida a la de los enfermeros ya que prácticamente vivía en el hospital desde pequeño y entro al baño.


-Valla progreso doctor, en dos meses ya lo obedece.


-Enfermera creo que usted aun tiene que devolverle algo a mi paciente.


-Tome, creo que se lo gano, pero si sigue haciendo ruido todo el día ya no se lo daré.


-Amargada. –Albafika era muy honesto y no se media en decir lo que pensaba respecto a otros.


-¿Qué me dijo? –La mujer se sintió ofendía por oír eso y más del bruto de Albafika. –Pues tú eres un bruto.


-Largo de aquí Saori, ya no la quiero cerca de Alba, si se pone necio la culpa es zulla. –Sonrió por lo dicho, la verdad fue que la cara de Saori fue demasiado graciosa.


Albafika dejo que Manigoldo lo bañara, aun no miraba a las personas, con el autismo sabía que era posible jamás viera a los ojos a nadie, pero si lo podía hacer entender mejor su vida sería mejor. Albafika se acostó en la alfombra de su consultorio mientras a tendía a un niño que llego enfermo y los demás medico estaban ocupados; los padres del niño miraban a Albafika acostado quieto, muchos lo conocían porque cuando llegaban se topaban con los problemas que causaba o lo veían amarrado en la sala, pero verlo así de cambiado era una sorpresa para los que lo veían.


-Alba ya es hora de comer, ve al comedor y espérame ahí.


-b34;… -Respondía con el silbato.


-Y no te quedes en el pasillo.


-b34;…


Manigoldo ya lo quería y cuidaba exageradamente, después de todo ya era el responsable total, los padres renunciaron a él, así que no era algo malo, si se volvía funcional podía sacarlo del hospital y dejarlo en una casa, aunque el cambio de rutina lo podía alterar.


-Manigoldo quiero comer. –Manigoldo estaba en el hospital desde temprano, a la misma hora se despertaba Albafika y recorría el hospital junto con él.


-Aun no es hora de desayunar, aun es muy temprano.


-Tengo hambre.


-Espera un poco. –Tenía que ser firme pero amable; eso para Manigoldo era un reto su actitud la cambiaba mucho cuando trataba con niños, ya que con un adulto se portaba más rudo.


-Sí.


Albafika ya hablaba con un poco de más soltura, aun era desafiante cuando no aceptaba algo, pero esa tarea era más sencilla si le hacía ver calmada mente las cosas, no se debía alterar frente a él, porque así mucho menos entendía.


-Albafika vamos.


-No.


-¿Albafika dime porque no quieres?, vamos, dime qué pasa. –Albafika está muy mal, algo le hicieron. –Come un poco.


-No quiero.


-Dime ¿Qué te hicieron?


-Saori me jalo el cabello.


Ya se las arreglaría con esa bruja que solo le hacia la vida imposible a Albafika, pero primero debía calmar Albafika para que comiera bien. Tenía que encontrar formas de reducir su estrés dentro de ese lugar, ya que si no lo hacia el progreso se iría abajo.


-Vamos Albafika se que tu puedes hacerlo.


-Ha… -Albafika estaba llorando, era por demás, no lo podía consentir, pero tampoco forzar a hacer algo que claramente no podía hacer. –Ha…


-Ya no llores Alba, tranquilo.


-Pero no puedo… -Identifico la razón del llanto, tenía que aclararle las cosas.


-Albafika no porque no puedas sujetar la pelota me voy a molestar, yo te quiero mucho nada lo va a cambiar.


-Querer. –Albafika no conocía el significado de esa palabra como la uso Manigoldo.


-Sí, yo te quiero mucho Albafika, y nada lo va  a cambiar.


-¿Qué… es querer?...


-Jajaja… -No evito reír, fue una risa disimulada, pero Albafika reacciono a su emoción. –Albafika cuando te diga que te quiero significa que eres muy importante para mí.


-… Jajaja. –Le sonrió, Albafika jamás sonreía o reía, era un gran avance, Albafika debía aprender viendo y siendo explicado, cosa que en cuanto a las emociones ninguna persona debía ser enseñada, pero Alba sí, debía aprender lo que son las emociones y como se aplican.


-… Vamos dentro.


-Sí.


(III)


-Alba. –Respondió imitando el sonido de su nombre con el silbato. –Silencio duerme ya, -Quiso quitárselo. –Mira lo pondré aquí. –No se lo quiso entregar a Manigoldo. –Bien, pero descansa ya.


Manigoldo pensaba en cómo encontrar la forma de que respondiera, con eso ya sabían que Albafika si entendía lo que preguntaba, pero algunas cosas no las respondía, inclusive el progreso era demasiado rápido, cavia una posibilidad, y era que Albafika sabia a la perfección todo, como comunicarse y valerse, pero algo lo refrenaba además de estar en el hospital.


-¿Albafika te gusta?


-¡ b34;… b34;… b34;… b34;!


-Después de todo lo observado los últimos días solo tengo un diagnostico, pero aun no podríamos estar seguros, solo de un hecho, Albafika no está loco.


-Alba vamos.


Sage había puesto algunas pinturas pero no parecían darle interés alguno a Albafika que las apartaba, no se interesaba por las cosas más que por ese silbato, el único sonido que toleraba. Albafika ya no tenía necesidad de estar amarrado como antes, era un gran progreso, pero los trabajos con su habla no progresaban como su actitud que aun era muy mala, pero se estaba reduciendo.


-¿Por qué no hablas Alba?


-b34;…


-Alba se que eres inteligente, pero quiero que tengas una buena vida, yo creo que puedes hablar, inténtalo.


-b34;…


Lo dejo solo en la sala, Albafika ya se quedaba quieto con una orden, eran semanas enteras de trabajo con las cuales, ya sabía comer y obedecía órdenes sencillas como estarse quieto. Albafika estaba tranquilo con el silbato en la boca, le gustaba en sonido, el cual no dejaba de hacer y exasperaba en ocasiones a los demás.


-Silencio Albafika.


-b34;


-Ya guarda silencio, dámelo. –La enfermera le quito el silbato, Albafika reacciono y quiso quitárselo pero ella se fue, solo veía impotente.


-A… a…


-¿Albafika qué te pasa? –Manigoldo regreso a la sala, vio que ya no tenía el silbato y lo buscaba. -¿Qué tienes?


-Ma… Ma… Ma… Manigoldo… -Dijo su nombre, Albafika lo había llamado por su nombre.


-Tranquilo Alba, lo vamos a buscar.


Manigoldo había visto a la enfermera salir de la sala, por lo que la reprendería por hacerle eso a Albafika, ese silbato parecía el único interés de su paciente y no toleraría lo hicieran como quisieran. Albafika se aisló debido a eso y no dejaba le hicieran o dijeran, su mal carácter se agravo. Pero que dijera el nombre de Manigoldo era algo que lo intrigo mas.


-¿Albafika listo para tu sorpresa?


-… -Sin el bendito silbato Alba no respondía, la mujer no se lo quiso regresar.


-Vamos, creo que te gustara.


Albafika caminaba detrás, para Manigoldo era dulce velo caminar de ese modo tan torpe, le estaba tomando mucho cariño. Lo saco al jardín del hospital con mucho trabajo ya que no quería, lloro inclusive para evitarlo; Albafika miro sin interés aparente a todo lados y no le hiso caso a Manigoldo, el se sentó en el piso y toco el pasto fresco, se acerco a las plantas.


-Mira lo que tengo aquí.


-… Mmm… -No se quería arrimar, estaba necio y demostraba con mucha evidencia que no quería.


-Vamos no te va a morder.


-Mmm… a… -Manigoldo lo tomo del brazo para que tocara al conejo, Alba abrió la mano pero no miraba al animal, no le gustaba lo tocaran.


-Ves no te hará nada. –Albafika lo acaricio pero retiro la mano de inmediato.


-Hg… -Movía de un lado a otro la cabeza, Manigoldo no podía entrar a su mente y saber que pensaba.



“-Qué bonito, jamás había visto esto… Manigoldo es raro, no le entiendo nada, no sé qué le pasa, pero me trata distinto a todas esas personas que siempre están a un lado mío, me pregunto si es porque le pasa algo como a mí.”


-Albafika, vamos no me ignores.


-Eres extraño Manigoldo. –Me das curiosidad, así que espero no me hagas nada por tocarte.



Manigoldo vio como le tocaba la nariz, Albafika seguía sin mirarlo, pero tenía la sensación de que algo pensaba; atrapo la delicada mano contra su mejilla, Alba brinco ya que pensó le aria algo, pero lo miro a la cara, lo miro.


-Alba si hablaras me gustaría saber que quieres, así me lo puedes decir.


-M… m… Manigoldo… e… eres ra… ro. –No se espero algo como eso, sus palabras eran extremadamente frías, un hablar monótono y aburrido, sin ninguna emoción alguna en ellas, también su rostro era muy frio. –Raro…


-No Albafika no me pellizques la mejilla. –Le dolió el pellizco por lo que le soltó la mano. – ¿Alba a dónde vas?


Lo siguió, Albafika entro solo al comedor saco la silla y se sentó en su silla, Manigoldo se sentó a su lado y lo vio tranquilo, no le decía nada, pero se veía tranquilo, la cabeza de Albafika estaba siendo algo racional, intentaría entablar una conversación.


-Dime Albafika, ¿Por qué no hablas con nadie?


-… -La respiración se le agito, se puso ansioso, lo veía claramente. -…Mmm


-¿Manigoldo algo interesante?


-Nada viejo, solo que me dijo Manigoldo eres raro, solo eso, Albafika me dijo así.


-¿Hablo contigo?


-Sí, pero ya no quiere, esta estresado posiblemente, le quitaron el silbato una de las enfermeras del demonio.


-Albafika ya sé que tiene, mi diagnostico más aproximado es a autismo.


-En ese caso el…


-Va a aprender, todo depende de ti, el ritmo debes encontrarlo y lograr adaptarlo a una vida normal en una medida pequeña, pero te será difícil, una vez tenga una rutina no será fácil sacarlo de ella o que integre mas tareas a ella.


-Me ayudo bastante viejo, eso se lo agradezco y también Alba aunque no lo diga o se le note.


Albafika se fue apegando a Manigoldo, solo obedecía a este, no hablaba aun, solo decía si y no con la cabeza a preguntas cerradas, dependía de Manigoldo para muchas tareas aun, pero Manigoldo consiguió fuera más accesible a la hora del baño, hora que ya le agradaba mucho a Albafika ya que se volvió muy aseado.


-Hora del baño Alba-Chan.


-… -Alba corrió por su ropa limpia que era parecida a la de los enfermeros ya que prácticamente vivía en el hospital desde pequeño y entro al baño.


-Valla progreso doctor, en dos meses ya lo obedece.


-Enfermera creo que usted aun tiene que devolverle algo a mi paciente.


-Tome, creo que se lo gano, pero si sigue haciendo ruido todo el día ya no se lo daré.


-Amargada. –Albafika era muy honesto y no se media en decir lo que pensaba respecto a otros.


-¿Qué me dijo? –La mujer se sintió ofendía por oír eso y más del bruto de Albafika. –Pues tú eres un bruto.


-Largo de aquí Saori, ya no la quiero cerca de Alba, si se pone necio la culpa es zulla. –Sonrió por lo dicho, la verdad fue que la cara de Saori fue demasiado graciosa.


Albafika dejo que Manigoldo lo bañara, aun no miraba a las personas, con el autismo sabía que era posible jamás viera a los ojos a nadie, pero si lo podía hacer entender mejor su vida sería mejor. Albafika se acostó en la alfombra de su consultorio mientras a tendía a un niño que llego enfermo y los demás medico estaban ocupados; los padres del niño miraban a Albafika acostado quieto, muchos lo conocían porque cuando llegaban se topaban con los problemas que causaba o lo veían amarrado en la sala, pero verlo así de cambiado era una sorpresa para los que lo veían.


-Alba ya es hora de comer, ve al comedor y espérame ahí.


-b34;… -Respondía con el silbato.


-Y no te quedes en el pasillo.


-b34;…


Manigoldo ya lo quería y cuidaba exageradamente, después de todo ya era el responsable total, los padres renunciaron a él, así que no era algo malo, si se volvía funcional podía sacarlo del hospital y dejarlo en una casa, aunque el cambio de rutina lo podía alterar.


-Manigoldo quiero comer. –Manigoldo estaba en el hospital desde temprano, a la misma hora se despertaba Albafika y recorría el hospital junto con él.


-Aun no es hora de desayunar, aun es muy temprano.


-Tengo hambre.


-Espera un poco. –Tenía que ser firme pero amable; eso para Manigoldo era un reto su actitud la cambiaba mucho cuando trataba con niños, ya que con un adulto se portaba más rudo.


-Sí.


Albafika ya hablaba con un poco de más soltura, aun era desafiante cuando no aceptaba algo, pero esa tarea era más sencilla si le hacía ver calmada mente las cosas, no se debía alterar frente a él, porque así mucho menos entendía.


-Albafika vamos.


-No.


-¿Albafika dime porque no quieres?, vamos, dime qué pasa. –Albafika está muy mal, algo le hicieron. –Come un poco.


-No quiero.


-Dime ¿Qué te hicieron?


-Saori me jalo el cabello.


Ya se las arreglaría con esa bruja que solo le hacia la vida imposible a Albafika, pero primero debía calmar Albafika para que comiera bien. Tenía que encontrar formas de reducir su estrés dentro de ese lugar, ya que si no lo hacia el progreso se iría abajo.


-Vamos Albafika se que tu puedes hacerlo.


-Ha… -Albafika estaba llorando, era por demás, no lo podía consentir, pero tampoco forzar a hacer algo que claramente no podía hacer. –Ha…


-Ya no llores Alba, tranquilo.


-Pero no puedo… -Identifico la razón del llanto, tenía que aclararle las cosas.


-Albafika no porque no puedas sujetar la pelota me voy a molestar, yo te quiero mucho nada lo va a cambiar.


-Querer. –Albafika no conocía el significado de esa palabra como la uso Manigoldo.


-Sí, yo te quiero mucho Albafika, y nada lo va  a cambiar.


-¿Qué… es querer?...


-Jajaja… -No evito reír, fue una risa disimulada, pero Albafika reacciono a su emoción. –Albafika cuando te diga que te quiero significa que eres muy importante para mí.


-… Jajaja. –Le sonrió, Albafika jamás sonreía o reía, era un gran avance, Albafika debía aprender viendo y siendo explicado, cosa que en cuanto a las emociones ninguna persona debía ser enseñada, pero Alba sí, debía aprender lo que son las emociones y como se aplican.


-… Vamos dentro.


-Sí.

Notas finales:

Bien bien, tenemos un diagnostico y a Alba hablando, que les parece? pero recuerden es una estimacion, aun no sabemos que tiene exactamente, pero pronto lo descubriremos.


Muchas gracias el fic veo a sido muy bien aceptado me hacen muy feliz ^u^


Hasta pronto


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