(III)
Ya en casa…
-Ya tranquilo Albafika.
-Mmm… -Albafika estaba demasiado ansioso y no sabía cómo calmarlo, tenía que hacer algo pronto.
-Albafika tranquilízate.
-… Manigoldo… -Albafika daba vueltas de la sala al la cocina y viceversa. –…
-Basta… -Lo atrapo en un abrazo para mantenerlo quieto, Albafika se estaba resistiendo, le molestaba lo tocaran así. –Tranquilo.
-No… suéltame…
-Vamos Albafika, ven conmigo.
Caminaron a una Habitación y sentó a Albafika que aun se veía quería seguir dando vueltas de un lado a otro como alma en pena en un cojín, pero algo malo debía pasarle, no se ponía así por cualquier cosa, aunque sus motivos podían ser por cosas que una persona común no tomaría en cuanta para su caso podrían ser detonantes, así que debía ser muy atento con todo lo que pasaba con posibles detonantes de estrés y ansiedad.
-¿Qué te hicieron hoy?
-No entiendo por qué se ríen de mí, ¿Tengo algo malo Manigoldo?, quiero entender. -Alba estaba agotado, se tiro en el cojin.
-A… -Suspiro, era eso, ya era el momento de las preguntas, Albafika sabía que era mayor, pero para él las cosas eran muy distintas, su mundo aun era el de un pequeño. –Albafika tu sabes que tienes Asperger, pero eso no es nada malo ni por lo que se deban reír de ti, se que tu no comprendes la razón de que se rían de ti y quieres saber la razón, pero en realidad no hay una…
-Pero…
-Albafika, si ellos se ríen es porque no lo entienden, recuerdas cuando se reían de ti en el hospital y no sabían que tenias, pues es una situación similar, ellos no conocen lo que te pasa, espero que me haya dado a entender.
-No, no entiendo.
-Solo recuerda que aun te faltan por entender muchas cosas pero yo estaré contigo para aprender juntos.
Esa habitación era como un refugio para Alba, era el atico Manigoldo lo acondiciono como un lugar al que pudiera ir si se sentía mal o algo lo molestaba ya que era un espacio muy grande y alejado del ruido que pudiese formarse. Albafika bajo un poco en su ansiedad, pero aun así seguía sin entender, eso lo hacía sentir mal y muchas de las cosas que hacia lo reflejaban sobre todo sus dibujos, que pasaron de bellas flores a plantas más faltas de vida que nada, pero era debido a los cambios y Manigoldo no podía reñirle eso, era un cambio que se dio muy rápido y debía asimilar, le ayudaría en unas cosas pero había otras en las que no era conveniente discutir.
-Mmm… -Albafika miraba de un lado a otro, golpeaba con el lápiz la mesa y se quería levantar.
-Albafika, por favor sigue en tu trabajo. –La directora lo vigilaba.
-… M… ¡Ya me aburrí! –Tenían dos horas con él ahí solo, le estaban aplicando el examen.
-Por favor Albafika cuando termines podrás retirarte, continua. –Le lanzo una mirada molesta a la mujer.
-Ag.… -Siguió con el examen.
Esperaron que los resultados de Alba estuvieran listos pronto, porque no podía estar tanto tiempo con los pequeños, Manigoldo esperaba no fuera tan duro todo, lo vio cansado después del examen. Era mucho para Alba, pero lo apoyaría hasta donde estuviera en su alcance, Manigoldo le tenía un aprecio en extremo grande, la piraña se gano su corazón.
-Ya pirañita quédate quieto.
-No me digas así. –Le lanzo una mordida al dedo con el que lo señalaba, pero Manigoldo lo quito. Albafika no siempre gustaba oír los apodos que Manigoldo le ponía, ese se lo gano por las mordidas que le dio durante toda a rehabilitación.
-Muy bien Albafika, tu examen ya lo revisamos y pronto podremos ponerte en un grupo más avanzado, solo tendrás que esperarnos un par de días más.
-Ves Alba no es tan difícil te lo dije… Albafika… -Albafika miraba por la ventana, quería salir, era muy seguro, después de esas dos horas haciendo las pruebas necesitaba despejar su mente como cualquier persona. –Vamos afuera, te mereces un descanso.
Y llegando a casa Albafika se puso ropa ligera y se tiro en el sillón a ver televisión, después de todo Manigoldo se lo permitió, se lo había ganado estando tranquilo en el examen, o lo más posible. Albafika estaba feliz a su modo.
Manigoldo lo estaba esperando afuera del salón, la maestra aun no tenía permiso de Albafika para tocarlo, pero ella comprendía, además de que solo había pasado una semana, pero noto algo inusual en ese momento, estaba más apagado que de costumbre.
-¿Le sucede algo malo?
-Desde esta mañana se levanto con unos ánimos muy diferentes, por poco y no lo traigo, así se comporta cada miércoles, Albafika se niega a hablar del tema y lo respeto, pero en algún momento tendrá que hablarme al respecto.
-Manigoldo ya tengo hambre… -Observo a la maestra. –Maestra.
-¿Qué sucede Albafika?
-Nada. –Sonrió mirando a ambos. –Es solo que estoy muy emocionado por el examen.
-… qué bueno que te emociono…
-Así es él, usted se gano algo de su confianza, no toda, pero esa sonrisa exterioriza mucho de Albafika, el es extremadamente honesto con lo que piensa y siente.
-Puedo verlo, solo que no deje de sentir que hice algo malo cuando me trata retadora mente. –Albafika se alejo un poco de ellos a curiosear entre las plantas de la escuela, había visto insectos en unas quería verlos de cerca. –Es algo frio aun cuando dice que se emociono.
-Es su forma de hablar, no se sienta mal, pero yo ya he hablado con él al respecto de que suena rudo cuando habla con otros.
CONTINUARA...