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Demonios por knaxzerim

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Notas del capitulo:

kana.- bueeeno, solo queriamos decirles que es el fin de estta historia, el lugar al que queriamos llegar ya llegó y c....

zerim.- no, en realidad no, durante el proceso creaivo de esta historia nos topamos con un maravilloso libro llamado "el libro negro" de Giovanni Papini, y este gran hombre nos dio ideas que faltaban por concretar en esta historia. 

kana.- una de ellas, la universidad del homicidio y sus variantes. 

zerim.- ahora bien, hay historias que terminan cuando alguien muere y otras que inician en ese punto. 

kana.- pero al final todo termina inciando y finalizando al mismo tiempo 

zerim.- os agradecemos mucho su paciencia, y tambien su tolerancia a los errores en esta historia. 

kana.- el tiempo diá si es o no lo que queriamos que fuera. 

Despertó ante la insistencia de su celular sonando en el buró de la cama, cansado como estaba deseaba ignorar la fastidiosa alarma, y desconecto el aparato en varias ocasiones, fue hasta la quinta ocasión cuando se dio cuenta que lo que sonaba era una llamada y no la alarma.

Eran las once cuarenta de la noche y aunque él era alguien meramente noctambulo, no le dio buena espina, el número desconocido que insistía en contactarle.  Al enlazar la llamada, solo escucho tres palabras: Busca a Yami.

En una voz que estaba a leguas manipulada, con el estómago como una piedra, marcó el celular del escritor, esperando que solo se tratara de una mala broma; pero él no contestó; maldijo y trató de contactarlo en casa, el ama de llaves contestó confirmándole que el joven Yami no se encontraba en casa, ya que su abuelo le había citado a cenar.

Buscó con la mirada a Seto, tenían que encontrar a Yami de inmediato, salio de la habitación y le buscó por todo el piso, él miraba algunos archivos en su computadora con la televisión encendida como ruido de fondo. En cuanto vio al rubio en la puerta dejó la computadora a un lado cuestionándolo.

_¿Que pasa?

_es Yami

Ante esta frase, el editor tomó su celular y marcó, encontrando la misma respuesta que Joey, un absoluto silencio, con señas su esposo le confirmo que ya había intentado aquello y que no se encontraba en casa; le pasó el mensaje del ama de llaves, él no llegó a casa, y se encontraba en casa del abuelo. Seto algo reticente, llamó a la casa del anciano, nadie respondió y ante ello Seto dejó ver en su rostro lo que Joey más temía: Yami estaba en grave peligro.

Sin siquiera mirarse, ambos se encaminaron al garaje, Joey tomó las llaves del auto de Seto mientras él seguía con el celular en la oreja, al tercer intento de contactar con el abuelo, opto por llamar a su asistente y después a la seguridad del edificio. El guardia confirmó que el joven Yami había ido a visitar a su abuelo a eso de las siete de la tarde y no había salido.

Con algo de brusquedad, le exigió fuera al Pent House a verificar si todo estaba bien y que diera el aviso a la puerta que iba al sitio acompañado de su esposo. Molesto el guardia asintió y cortó la llamada.

El trayecto fue tenso, mientras Seto insistía en contactar en el teléfono del anciano, Joey lo hacía en el de su asistente, ninguno de los dos contestaba; Seto recordó lo que había pasado cuando lo de Beatriz; Yami fue encontrado en el suelo de la habitación de su novia, ella se había sentado en la ventana y con un escalpelo se había abierto las muñecas, la derecha con un pulso firme y la izquierda con algunos tropezones logró abrir de extremo a extremo ambos antebrazos.

Cuando las enfermeras pudieron abrir la puerta, ella estaba más allá de la salvación y lo único que pudieron hacer fue recostarla en la cama y tratar de reanimar a su amigo, él despertó poco después, aturdido por el golpe que ella le diera cuando la trató de detener, en la cama y pálida por la pérdida de sangre, la vio morir. 

“esperaba que la viera para irse, me esperó para despedirse”

Repetía su amigo en los primeros meses de su juicio, y cuando lo recluyeron en la casa de seguridad pasó por momentos de angustia y ataques de pánico, soñaba con el momento en que su amada Beatriz se despedía, la veía caminar por los pasillos de la casa, con las muñecas abiertas y regando su sangre por las estancias como una artista, señalando cada lugar sagrado para ambos con la marca de su muerte, de su elección a dejar de luchar. 

En su fuero interno, Seto rogaba por que la desgracia no se ensañara con su amigo y le hiciera pasar nuevamente por semejante trago amargo.

_¿Que ocurre?

Cuestionó Joey al ver la tensión en las manos de su esposo, este aturdido y recordando que viajaba con el rubio, redujo la velocidad del auto y con una mirada de soslayo le contó.

_el abuelo de Yami perdió mucho dinero con una de sus empresas, él buscaba absorber a su más acérrimo rival en los negocios, pero…al parecer no pudo hacerlo.

Un semáforo en rojo le hizo bajar la velocidad y templar un poco sus emociones, Joey se mordía el labio inferior esperando que su amigo escritor estuviera bien, esa llamada lo dejó desconcertado, después de todo, ¿Quién era esa persona? ¿Por qué le pediría que lo buscara? ¿El escritor estaba en peligro? ¿Estaba muerto?

Al llegar al edificio del abuelo, dos de los guardias de seguridad los esperaban en la puerta, el guardia de la puerta ahora ya más aprehensivo les confirmó lo que ya sabían. Nadie atendió en el Pent House. 

_revise las cámaras de seguridad, después de las ocho de la noche que salió el servicio de cocina, nadie más entró o salió, todos deben estar dentro. 

Instó a los guardaespaldas que desactivaran la alarma y que entraran a la casa a cualquier costo, los hombretones hicieron lo posible, pero la alarma estaba blindada por un sistema de sellado, por lo que arriesgándose al escándalo rompieron la puerta principal. Los dos gorilas entraron a la estancia con las armas en alto, lo único que encontraron fue un lugar vacío en apariencia, tras ellos Joey y Seto a la saga.

Encontraron a Yami primero, estaba tirado en el suelo inconsciente, y herido, un charco de sangre a su alrededor confirmaba que estaba en riesgo. Joey se acercó y con manos trémulas buscó el pulso en su cuello.

_está vivo

Confirmó y Seto, que no podía moverse ante semejante visión al fin salió del trance. Tomó el celular y llamó al servicio de emergencia, como pintaban las cosas, tenían poco tiempo. Los guardaespaldas, encontraron al asistente de Yuzura y después al dueño de casa, ambos con un disparo en la cabeza.

El teléfono de casa sonó un guarda espaldas, esperó a que entrara el contestador, la compañía que instalara la alarma llamaba para confirmar si todo se encontraba bien en la vivienda, ya que habían detectado un ingreso forzado. El hombre confirmó que la puerta se había forzado ante la sospecha de un ataque al dueño de casa, solicitaba enviaran a un convoy de la policía ya que había dos muertos y un herido. La operadora confirmó y esperaba tener una respuesta inmediata. Fue hasta quince minutos después de la llamada que la ambulancia estacionó fuera del edificio, tres minutos mas tarde, una patrulla y dos equipos de detectives. Joey reconoció a uno de ellos: Hirahisawa.

El teniente también reconoció a Joey, sin embargo, optó por no comentar nada, estaba en ese lugar por un tema diferente de lo que ocurría con el caso de su padre, y el cual estaba a punto de ser desestimado por el buró de investigación. Con la profesionalidad que le merecía su uniforme, saludó al rubio y se encaminó al despacho, dónde se presumía se encontraba la primera de las víctimas de aquel asesinato; un hombre mayor, de facciones bastante finas y aun vestido con el traje de trabajo: víctima de un disparo, al parecer desde una de las sienes, hasta salir por el otro lado. Sobre el escritorio varios documentos de Aluma Co. Y de Atemu S.A. se manchaban con los restos de sangre que su cabeza desprendía tras la muerte, ¿Que hacía con ambos?, solo se averiguaría después de que el equipo forense validara todo.    

En la habitación principal se encontraba el dueño y señor de la casa, tirado a los pies de la cama con un disparo en la cabeza, justo en el centro de la frente, si su olfato no le fallaba, ese hombre fue ejecutado y vio sin lugar a dudas el rostro de su atacante. El disparo fue echo con una pistola semi automática, y el casquillo de las balas se encontraban a escasos centímetros del cuerpo.

No conocía mucho del mundo de los negocios, pero si de algo podía jactarse era de conocer al menos el nombre de este sujeto: Yuzura Atem, sospechoso de contrabando de mercancías y nunca atrapado en flagrante delito, escudado por un despacho de abogados en cada ciudad y siempre dos o tres pasos delante de cualquier fiscal. De cierta forma, también intuía que se encontraba inmiscuido en la muerte del padre de Joey, pero sin pruebas nunca podría formar un caso.

Y al tratarse de un don nadie, el mismo se desestimaría. Uno de los especialistas forenses, tomaba fotografías del lugar y también del cadáver. Al tratarse de un magnate, seguramente habría un circo mediático en poco tiempo. Suspiró, esa noche se avecinaba más larga de lo que esperaba.

Joey, miraba la pared donde Yami se había encontrado, el escritor estaba inconsciente y si no le fallaba la vista, tenía un golpe en la barbilla y el disparo no fue letal; quien quiera que entrara a ese lugar, no contaba con que Yami estuviera presente, y mucho menos que le intentara detener. ¿Por qué le habrían advertido? ¿Quién fue?

Si todo lo ocurrido se había encargado por alguien, ese alguien no se arriesgaría a que hubiera testigos, un especialista tenía que haberlo hecho; la confirmación de sus pensamientos le estrujó el estómago y un terrible presentimiento se asentó en su lo más profundo de sus entrañas. Porque él conocía a alguien, conocía a un especialista y comparando todo lo que le rodeaba en este momento; era la única persona que podía hacerlo o al menos sospechaba podía hacer el encargo, no podía confirmar nada, pero sí que tenía los medios y especialmente las habilidades para burlar una alarma como la que estaba instalada en ese lugar sin ser detectado y salir como si nada.

Seto vigilaba a los paramédicos, no pudo ver donde estaba la herida, pero a juzgar por la pérdida de sangre, no importaba mucho si no detenían la hemorragia. Los galenos salieron con prisas y Seto fue con su amigo al hospital, Joey no le tomó en cuenta que lo dejara atrás, entendía que se preocupara tanto por la salud de su mejor amigo.

En la ambulancia, los paramédicos conectaban vías al cuerpo de Yami y por segundos Seto sentía que su amigo moriría esa noche; bastante tenía ya cargando con la muerte de su familia, Yami era lo último que le quedaba, su única atadura a la cordura. Lo meditó un poco, no era cierto, después de estos meses en convivencia, había aprendido a apreciar la presencia de un adolescente problemático y bocafloja que con sus sonrisas y regaños le había removido sentimientos que parecía no conocer.

Si en el pasado Yami se hubiera encontrado en esta situación, su desamparo sería tal que de ocurrir lo peor, ambos estarían juntos en el mas allá; ahora no lo creía así, Joey era como mucho un gran pilar en dónde refugiarse si las cosas iban a peor, y contando a Serenithy en el paquete era imposible para el editor el rendirse ante lo que estaba pasando.

“Resiste” repetía en su cabeza como un mantra, un ruego que deseaba fuera escuchado por su amigo, una oración para mantener su deseo de vivir a flote.  Al llegar al hospital, nadie le dejó pasar de la sala de espera mientras los paramédicos trasladaban al escritor al quirófano. Fue hasta que se vio solo, que recordó que su esposo estaba sólo en el departamento de Yuzura.

Tomó su celular y llamó a Joey.

_estoy bien, ¿Cómo está?

_lo lamento, yo

Joey guardó silencio del otro lado de la línea, desde que se coincidieran en la vida, había aprendido a conocer los gestos de su esposo, sus silencios y sobre todo sus titubeos, no pudo responder nada porque le entendía a un nivel que nadie más lo hacía, su silencio dejó perplejo a Seto, quien temiendo su rencor igualmente no sabía que decir a continuación.

_no tienes por qué pedirme disculpas, él es tu amigo

_pero, pero tú…eres

¿Qué eran? Un acuerdo, una coincidencia, “amigos”; Seto no podía definir lo que tenía con Joey, porque nunca había llegado a tanto con nadie, a pesar de todo, sentía una terrible necesidad del rubio, y las palabras se atoraban en su garganta como un pesado candado que no le dejaba hablar.

_yo estoy a tu lado en esto, no te preocupes.

Lo escuchó, Seto escuchó una sonrisa, una sonrisa en la voz de Joey, una promesa que le calmó esa ansiedad que creciera en segundos después de darse cuenta de lo importante que era el rubio para él. Seto Kaiba no sabía lo que sentía, o lo que sea que estaba pasando con su vida y con Joey, pero estaba tranquilo de saber que el rubio, le acompañaría sin importar lo ocurrido, y que igual que él apreciaba y pedía por la vida de Yami.

Tenía la garganta seca, su cuerpo tenso esperaba una señal para poder alejarse de ese lugar; al ver llegar el auto a la portería respiró con más calma, no supo la razón por la que lo hizo pero esperaba que su llamada fuera oportuna y que el tiempo que habían tardado en decidirse no resultara fatal para el profesor, odiaba aceptar que ese sujeto le caía bien, y a pesar de compartir la misma sangre que el bastardo de Yuzura, no merecía morir. Le había dado la oportunidad que en el pasado no tuvo, le dio la oportunidad de redimirse ante los ojos del mundo, de dejar atrás la herencia de Yuzura e iniciar de cero.

La pistola aun tibia en su mano, dejaba claro que fue un error haberse mostrado ante él, pero tampoco podía dejar que le inculparan, no después de que por su causa había pasado años recluido por un crimen que no había cometido. Su antigua novia había muerto por que él le había dado la herramienta con la que tomó su vida, y como muchos nunca pensó en quien estuviera cerca. Su entrenamiento le impedía pensar en nadie, para él eran simplemente números en su cuenta bancaria, eran al final solo estorbos para alguien y él era un conserje diligente que limpiaba por ellos.

Pero el profesor no era como él, era por mucho alguien exasperante, pero al fin alguien bueno; él que conocía la degradación en sus más oscuras presentaciones que se había reducido a si mismo a una sombra en el mundo, sabía que tan bajo podía llegar el ser humano por las cosas mas nimias: poder, dinero, y a pesar de todo, él se mantuvo impoluto. Tuvo el corazón para ayudar a Joey y también de superar la muerte de su gran amor. En sus actos de esa noche, esperaba darle el comienzo del cual él no tenía derecho.

Usando su sudadera como cubierta encamino calle abajo, tenia que pensar sobre lo que ocurriera esa noche; esperaba que el impacto de la muerte del asesino de sus padres le dejara algo más que frio en el alma, el secretario de Yuzura no parpadeo cuando sintió el cañón en su nuca, suspiró y siguió haciendo lo que sea que estaba haciendo; no sintió nada con su muerte. Con el anciano había sido mas visceral, descargó con el su odio y también el dolor de todo lo ocurrido en años con su vida. Todo lo que no tuvo porque el sujeto simplemente no podía dejar ganar a su abuelo. 

No fue necesario tomar nada de la casa del anciano, las pruebas de sus actos estaban claras en la investigación de Ducke, la noche en si misma era tranquila, nadie en ese lugar había visto su vida perturbada, por la mañana las madres prepararían almuerzos y guiarían a sus hijos al transporte para que acudieran a la escuela, los jóvenes buscarían su vida ya sea en el trabajo, en la escuela o en cursos especiales para ingresar a la universidad. Dormirían en el tren o simplemente se quedarían en casa sin hacer nada.

Al llegar a su departamento; Ducke le esperaba en la sala, y aunque quiso encontrar su mirada, no pudo hacerlo, dejó caer los hombros, y la pistola resonó hueca en el suelo cuando la soltó. Su hermano no dijo nada, con prisas le abrazó acunándole en su pecho como si su ausencia le evitara respirar.

_lo hiciste

Dijo mientras él se desvanecía, por alguna razón sus rodillas flaquearon y la resistencia de sus entrenamientos se fue de vacaciones. Ducke calló con él y le dejó ahí, preso en un abrazo que no tenía segundas intenciones. Sintió la humedad de sus lagrimas mucho tiempo después, él solo había llorado por una razón y hace mucho tiempo.

Cuando Dartz le dijo que sus padres estaban muertos, con la crudeza de quien vive con la muerte cerca, su mentor no tuvo ninguna consideración al decirle que ya no tenía familia; lo hizo también cuando tuvo que incapacitar a Dartz; lloró por que no entendía las razones de su mentor para atacarle.

Pero ahora no sabía si lloraba de alivio o era solo porque recordaba el rostro del profesor, y su mueca de dolor al recibir la bala. 

_el profesor me vio

Alcanzó a decir, con una voz atona y con la certeza de su error, pero no le ocultaría nada a su hermano, no después de que le apoyara a preparar todo lo que esa noche ocurriera.

_le mataste

Afirmo Ducke, pensando que era lo más lógico, y lamentando el no poder llegar a mas con el inocente profesor.

_no

La revelación le dejó frio, Yami no entendería las razones de su hermano para matar a su abuelo, y aunque el hombre era despreciable, seguía siendo la única familia viva del escritor. Aferró con mas fuerza los hombros de su hermano, pensando en lo que ocurriría después.

Joey esperaba a los camilleros mientras se llevaban los cuerpos del abuelo y de su asistente. Ambos hombres tenían matices interesantes en su forma de tratarles, pero si Yugi los tenía en su lista de encargos, no entendía por qué había hecho las cosas de forma tan desordenada.

Pensando en eso fue que el detective Hirahisawa se acercó.

_Joey, me gustaría hacerte unas preguntas

El rubio suponía que el detective le abordaría, que le diría aun no lo sabía, asi que se excuso con lo primero que le vino a la mente. 

_debe esperar a que mi esposo este presente

Extrañamente el detective retrocedió, sabia que su condición de hombre casado con otro hombre le señalaba mucho, y mas por que su esposo no era cualquier persona y él era menor de edad.

_el joven Seto no se encuentra, podría entonces pedirle se apersone en la comisaría en cuanto tenga una oportunidad.

_si

_¿Podría preguntarle algo? Extraoficialmente

_depende, ¿Estoy obligado a responder? 

_no si no lo desea

_adelante entonces

_¿Cómo le trata el joven Seto?

El policía conocía la historia del joven, sabia de su vida a manos del maltratador de su padre y de la amenaza de su madre para poder hacerse con la póliza de seguro que garantizaba un ingreso a su bolsillo, siempre y cuando sus hijos estuvieran a su cargo. Entendió que la adopción y la boda de los dos Wheller fueron tretas ordenadas por Yuzura para mantener atado a su nieto a lo que sea que el andaba maquinando. 

_no es de su incumbencia

Respondió el rubio con un tono moderado, le molestaba que el sujeto se interesara por él, y especialmente en un momento como ese.

_¿Que se tiene que hacer?

Cuestionó refiriéndose a lo que ocurría en ese pent house. El policía aceptó que no recibiría ninguna clase de información mas de parte del rubio, por lo que le dio las indicaciones sobre lo que ocurriría después. El cuerpo de los dos ancianos, serían enviados al forense para su autopsia, al tratarse de “evidencia” de una escena del crimen, se determinarían la causa de muerte y también se compararían con el estado del reporte de balística.

En dos o tres días podrían disponer del cuerpo del abuelo para sepultarlo, cuando todas las pruebas fueran recabadas. También toda la casa estaría sometida a investigación, para tratar de determinar el móvil del asesinato y también a su responsable.

_que hay con Yami

Preguntó Joey, preocupado y maquinando sobre las sospechas de Hirahisawa con respecto al escritor.

_él es un testigo clave, si el asesino le atacó, probablemente le viera la cara.

Entretanto los médicos se encontraban en faena tratando de estabilizar al escritor, dos de las enfermeras corrían por instrumentos preparando el quirófano, esperando que el joven no se rindiera.

El disparo había entrado y salido limpiamente, pero la pérdida de sangre era un problema, como es que perdió tanta sangre si tuvo una sola herida. Uno de los médicos de urgencias notó el punzón, estaba alojado cerca de las cosillas, y temía por su pulmón.

 Yami no había recuperado la consciencia, y su pulso era tan débil que temían lo peor. Pero él no se encontraba preocupado. En su mente el escritor se encontraba sentado en una banca del parque de Tokyo, uno de sus lugares favoritos, ya que fue dónde sus padres le llevaran de infante, fue donde su padre le dijo que le amaba y que no podía estar con él pero que le protegería. También el primer gran recuerdo con Beatriz, en uno de sus arrebatos le había llevado ahí fuera de la época de cerezos, contándole la historia de su pasado y también del recuerdo feliz de su familia reunida en esa banca.

_pasamos mucho tiempo aquí

Escuchó la voz de ella, y no se sorprendió, porque a pesar de lo que pensaran los demás él había esperado esta oportunidad para volver a hablar con ella.

_si

Fue lo único que pudo responder, a sabiendas que no necesitaba de grandes frases para darse a entender, la chica le conocía a un nivel que nadie, cuando ella se fue, se sintió tan perdido y solo que pensó en muchas ocasiones alcanzarla en la muerte.

_nunca fue mi intención lastimarte, pensé que si me alejaba podrías rehacerlo todo, éramos tan jóvenes que nos cegó la pasión de nuestra vida, y pensamos que la eternidad nos esperaba.

_Todos somos estúpidos siendo jóvenes, no tienes por qué sentirte mal por eso.

_cuando no hubo vuelta atrás, no pude irme sin más, tenía que decirte todo, pero no podía decirte nada

Comento ella mientras colocaba sus brazos sobre sus rodillas, Yami entendió que fue difícil para ella, y mas por la forma que por el resultado.

_¿Por qué viniste?

Cuestionó intrigado, ya que había invocado su recuerdo por años, su memoria e incluso su vida giraba en torno a su muerte, la muerte de Beatriz, de su amada y su verdugo. Su cordura se había atado con cadenas a su recuerdo y en cada uno de sus libros de daba vida, una vida que ella no pudo tener. 

_es el momento, cuando despiertes no serán mis ojos los que invoques para tus historias, cuando despiertes no será mi piel la que añores tocar. Por qué entenderás que lo que la muerte ya posee, no volverá, porque cuando sea tu momento yo no te esperaré como me has esperado todos estos años.

_eh vivido por tu recuerdo

_has vivido esperando mi regreso, pero ahora tienes algo más, tienes mucho más de lo que fue.

_pensé que moriría con el disparo…

_pero no querías hacerlo

_no, no quería morir

Confirmo con una sonrisa en su voz, aunque su rostro estaba serio, un escalofrío recorrió su espalda, “NO QUERÍA MORIR”, tenía una vida a la cual quería volver.

Una oleada de frió le cubrió de pies a cabeza, su alrededor comensaba a difuminarse, como cortinas de humo.

_Adiós, amor mio

Resonó la voz de la joven, y de pronto él recordó que debía respirar, moverse y ver. Una luz cegadora le inundó las pupilas, su cuerpo completo parecía ajeno y el aire en sus pulmones escaso, la sensación sorda de un dolor en el costado y otro en el hombro. Quiso hablar, pero su garganta ardía y algo en ella le evitaba tragar.

_no se mueva, aun esta delicado.

La voz en sus oídos le era familiar, y aun así extraña, la joven a su lado menuda y pequeña usaba el cabello negro atado en un moño apretado y maquillaje ligero. Sus manos acomodaban la almohada a su lado, y media con los ojos el movimiento de los medicamentos en la intravenosa. El pitido de una maquina le indicó que su corazón estaba agitado.

A su lado estaba él; estaba Yugi, vestido de mujer, pero era él, el hombre que matara a su abuelo el sujeto que le torturara antes de cerrarle la boca al anciano con un disparo en sabe dios dónde. Su alumno que, tras asesinar a su único familiar y a su asistente, le atacó y disparó sin remordimientos.

_señor no se mueva, puede herirse

Otra voz le hizo mover el rostro en dirección a la puerta, dos sujetos en bata y otras dos chicas con cofia se acercaron a su cama, trató de gritar pero aquello en su garganta seguía evitando que lo hiciera, sus brazos pesados trataban de asirse de aquello que le impedia moverse y sintió la modida de la intravenosa lastimando su vena.

_Señor, no se mueva, se hará daño

Y con dos empleados de cada lado de la cama y otros dos de los cuales no sabía cuando llegaron le contuvieron el tiempo suficiente para drogarle, las brumas de la inconsciencia le volvieron a invadir y se desplomo en la cama luego de poco tiempo. En esta ocasión no soñó nada, y simplemente se dejo ir en aquella sensación de la cual era presa.  

Nadie vio a la menuda enfermera que salio del sitio, ni tampoco notó el trozo de papel que se había quedado en el cajón de la mesa de noche al lado de la cama.

Notas finales:

kana.- el capitulo siguiente ya esta a la mitad, asi que no tardaremos mucho en volver 

zerim.- kiitos 


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