- Claro, Onew. Te espero – le había dicho amablemente la chica antes de indicarle que el cuarto de baño estaba en el segundo piso.
Pero, claro, él ya sabía eso.
Se sintió estúpido cuando se dio cuenta de que la excusa que había utilizado era la mentira más burda y usada del planeta, pero en el momento no se le había ocurrido otra cosa.
Había ido a la casa de Taeyeon por un trabajo de la universidad, y ahora se dirigía al segundo piso con otras intenciones... totalmente nada que ver con sus responsabilidades estudiantiles.
Una vez arriba, no supo a qué lugar exactamente acudir, así que, sin quedarle de otra, le llamó en voz queda.
- Taemin – su voz salió en una especie de susurro en voz alta.
Al no ver ninguna puerta siquiera entreabrirse, avanzó por el pasillo como si haciendo eso pudiera encontrar al otro chico por arte de magia, pero antes de que pudiera siquiera dar unos pasos más, se vio jalado por la muñeca hacia el interior de una habitación.
Sin tiempo para pronunciar palabra alguna, el cuerpo del menor se ciñó al suyo y le atacó los labios para besarlo enérgicamente, arrinconándolo contra la pared junto a la puerta recién vuelta a cerrar.
Sobra decir, que él no puso resistencia alguna.
Ávidamente, rodeó con sus brazos la delgada cintura del menor mientras éste lo tiraba del cabello, haciéndolo entreabrir sus labios para introducir su lengua en la cavidad del castaño.
La batalla dentro de su boca se libraba con tal fuerza que inconscientemente se aferró con fuerza a ambos lados de las caderas del menor. Estaba tan concentrado en la actividad de sus labios que no se percató de la presión que ejercía en la piel del pelirrojo. Éste se apartó soltando un suspiro que topó con la boca aún abierta del mayor.
Ambos tenían los labios rojos y empapados en saliva ajena. Las miradas oscuras, llenas de lujuria.
Sin mediar palabras, el castaño volvió a besar al menor, apresándolo en sus brazos. Como si pensara siquiera en escaparse.
- ¡Onew! ¡¿Estás bien?! – la voz de Taeyeon se hizo presente desde el piso de abajo, ahogada por las paredes, pero aún lo suficientemente fuerte para asustar al aludido y hacerlo separarse en el acto de Taemin, pero sin quitarle las manos de las caderas.
- Mi hermanita – bufó el menor – siempre sabe como matar el momento – acabó la frase mordiendo suavemente el labio inferior del castaño, soltándolo rápidamente con un dejo de mofa en sus ojos.
El mayor fue súbitamente abandonado por la conciencia en ese mismo instante e intentó besar de nueva cuenta al pelirrojo, pero acabó siendo empujado fuera de la habitación en un solo movimiento que no vio venir. Taemin le cerró la puerta en la cara, no sin antes soltar una risilla a causa del desconcierto que el mayor dejaba ver en su expresión.
- ¿Encontraste el baño? – la chica acababa de llegar al final de la escalera.
- Yo... no...
- Ese es el cuarto de mi hermanito – le indicó con ternura la puerta por la que él había salido apenas unos instantes atrás. – El baño está en la puerta del fondo – agregó con una risilla.
Dentro de su habitación y aún pegado a la puerta, su hermano también se reía de la situación, aunque, claramente, no por las mismas razones que ella.