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¿Amor de dos Mundos? por Hali

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Notas del capitulo:

Este es más largo, espero que con este ya dejen reviews XD

Cuando Rem despertó, su cabeza dolía, sentía tan pesados sus parpados, intentó abrirlos pero fue en vano y de nueva cuenta, cayó en la inconsciencia, mientras tanto, en otra habitación una discusión se llevaba acabo.

-¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ LA PIEDRA?- ¿Y QUIÉN DEMONIOS ES ESE MOCOSO?-

-Rafael cálmate, no vas a conseguir nada gritando-  intentó calmarlo un hombre alto y esbelto con un porte elegante de cabellos azabaches y ojos grises.

-QUE ME CALME LEON, NADIE SABE DÓNDE ESTA LA PIEDRA, ESE MOCOSO APARECIÓ EN EL LUGAR DONDE ESTABA-

-Tal vez, él sepa algo- intervino otro hombre de largos cabellos azules y ojos negros, Rafael al fin se calmó.

-Tienes razón Kamei, despierten al mocoso- Leon se sobó las cienes para calmarse.

-Si precipitas las cosas no te servirá de nada, lo tenemos en nuestro reino, esta a salvo, podremos interrogarlo en cuanto despierte-

-Esa piedra traerá la paz a nuestro mundo, ¿qué parte no entiendes Leon?-

-Rafael lo has visto bien, es sólo un niño, está asustado, además… no es de este mundo- todos los presentes se alteraron y comenzaron a dar su opinión, la voz de Kamei fue la que se alzo sobre las demás

-Leon, lo que dices es imposible-

-Es verdad ¿qué te hace decir eso?- habló Rafael

-Todos sabemos que no es imposible, que existen otros mundos, sin embargo, con lo ocurrido en el pasado, se cerraron todos los portales y los centros dónde se concentra gran parte de poder, están resguardados y no se permite a ningún hechicero acercarse- todos se mostraron incómodos, pues sabían que el moreno tenía razón

-Todos conocemos la historia y lo que pasó- habló tenso Rafael –Ahora, responde lo que se te ha preguntado-

-Su ropa- contestó sin rodeos, todos trataron de recordar como vestía el menor pero nadie lo recordaba, la impresión y la sorpresa había sido demasiada como para fijarse en esos detalles, Rafael salió rumbo a la habitación de su prisionero, los guardias en cuanto lo vieron se hicieron a un lado, Leon corrió tras él preocupado.

-Rafael- le llamó pero el otro no le hizo caso, caminó hasta la cama y lo despojó de las cobijas, Leon tomó del abrazo al mayor –El chico es inofensivo-

-Eres un idiota, acaso olvidas los motivos por los cuales cerramos los portales- le moreno se mostró cabizbajo –Eres tan blando, no sé cómo llegaste a comandante-

-Por mis habilidades- contestó seguro

-¿Qué tal si es un espía del enemigo? O algo peor-

-Deja de ver enemigos en todos lados, tú también viste la sorpresa que ellos se llevaron cuando el chico apareció-

-Y TÚ DEJA DE SER TAN CONFIADO-

“¿Por qué tantos gritos? ¿Qué esta pasando?” Rem comenzaba a despertar y esta vez no permitiría que la pesadez lo invadiera, conforme se hacía más consciente del ruido a su alrededor se alarmó y se obligó a despertar.

-Debemos llevarlo al calabozo-

-Está inconsciente, ¿qué daño puede hacer?-

-¿Y cuándo despierte e intente escapar?- dijo Rafael- no, el mocoso se va al calabozo-

Rem abrió los ojos alarmado, lo que vio, lo asustó, un hombre rubio, de complexión delgada pero con músculos, miraba amenazante con sus penetrantes zafiros a otro hombre de cabellos azabaches, el menor intentó ponerse de pie velozmente para escapar, pero sus piernas no aguantaron su peso y cayó, logrando la atención de los otros dos, la intensa luz de aquel lugar lastimaba su vista, haciendo que le doliera la cabeza, intentó cubrirse de aquel resplandor colocando su mano como visera, haciendo el esfuerzo por mantener sus ojos abiertos.

-Traigan las cadenas- ordenó el rubio, el moreno se adelantó y se acercó al menor, con voz dulce le habló-

-¿Estas bien?-

Rem dudó, pero después de ver su semblante preocupado, se sintió más tranquilo

-Me duele mi cabeza y mis piernas no pueden sostenerme- el moreno no entendió nada de lo que dijo pero al ver su rostro llenó de confusión y temor el moreno sonrió y lo abrazó protector.

-Aquí están las esposas señor- Leon sintió como el menor temblaba.

-No te preocupes no dejaré que te pongan una mano encima- Rem miraba con temor al hombre rubio y al sujeto que traía las esposas, se sentía tan perdido, no sabía quienes eran esas personas ni lo que decían, ¿por qué le pasaba eso a él?, angustiado y frustrado comenzó a sollozar.

-Basta Rafael, lo estas asustando, deja al muchacho, yo me haré cargo- el rubio estrecho los ojos molesto.

-Irá al calabozo- su voz sonó fría

-Basta Rafael- entró Kamei

-Tú también-

-El sacerdote está aquí y desea ver al chico- Rafael bufó molesto y salió de ahí, Rem se encogió y se acercó más al pecho de quien lo protegía

-¿Es él?- escuchó una nueva voz suave y dulce que logró calmarlo –Pequeño no te haré daño, sólo quiero hablar contigo- Rem tenía miedo pero también curiosidad por saber como era el dueño de tan relajante voz, sin embargo, era más grande su temor, por lo que ocultó su rostro en el amplio pecho que le refugiaba con cariño.

-Tengo miedo, quiero ir a mi casa- habló con la voz quebrada, ninguno de los presentes entendió lo que dijo, pero el tono utilizado les conmovió a la mayoría, el sabio recitó un hechizo dirigiendo su báculo al menor, cuando finalizó, habló nuevamente dirigiéndose al menor.

-Mírame, no te haré daño, he venido para conocerte- Rem dudó pero termino por mirarlo implorante, escondiendo parte de su rostro en aquel abrazó que le hacía sentir seguro.

-Quiero ir a casa- habló con voz débil

-Antes me gustaría saber ¿cómo te llamas?- dijo el sabio- mi nombre es Ametsu

-Yusuke… Yusuke Rem-

-Rem, ¿puedes mirarme? Me encantaría ver completo tú rostro- el menor dudó y se ocultó nuevamente en el pecho de Leon –Prometo que ninguno de los aquí presentes te hará daño- Rem no se movió –Por favor salgan- pidió amablemente, Kamei también se retiraba cuando el sacerdote lo detuvo, Rafael no se movió, no dejaría solo a aquel mocoso que en cualquier momento podría huir.

-Comandante por favor, él pequeño no puede ni pararse- Rafael se lo pensó y decidió salir, mirando amenazante a Rem antes de salir, una vez solos el ambiente se calmo.

–Los que estamos aquí queremos ayudarte pero no podemos hacerlo si no confías en nosotros- Rem dudó pero terminó por separarse de Leon, frente se encontraban dos hombres de cabello largo uno de cabellos azules y el otro plateado y ojos dorados.

-Me alegra ver tus hermosos ojos azules, son como el cielo, tan brillantes y puros- Rem se sonrojó por el comentario del de ojos dorados.

-¿Dónde estoy?- Se ánimo a preguntar -¿Quiénes son ustedes?-

-Me presentaré nuevamente, soy Ametsu, el sumo sacerdote del reino, la persona a mi lado, es el comandante Kamei y la persona que te ha estado protegiendo, es el comandante Leon, en dónde te encuentras, es el reino de Farem, ahora Yusuke Rem, dime ¿cómo llegaste a este reino?-

-Yo… fui jalado por algo, me desmayé y… cuando desperté… vi… dragones- susurró –Pero eso es imposible, en Japón no existen los dragones-

-Rem- el menor lo miró -¿Podrías hablarnos de Japón?-

-Es el país donde vivo-

-¿Y el mundo dónde vives?-

-¿La Tierra?- no entendía nada, Ametsu se mostró preocupado, Leon lo notó y de inmediato se inquietó.

-¿Ametsu?-

-Rem viene de otro mundo- confirmó lo que Leon ya sabía

-¿Quie- Quieres decir que… no estoy en la Tierra?-

-No, este mundo se llama Astaroth- Rem no creía lo que le decían, intentó ponerse de pie pero fue en vano, Leon lo tomó en brazos para evitar que cayera, Ametsu pudo percibir la perturbación en el menor.

-Tranquilo pequeño, duerme, han sido demasiadas emociones por hoy- con su báculo, tocó su frente, haciendo que Rem cayera dormido, Leon lo recostó.

-¿Ametsu cómo puede ser posible?, se ha tenido mucho cuidado de que esto no pasara nuevamente-

-… La piedra-

-Disculpen, pero qué tiene que ver la piedra en todo esto-

-Todo Kamei, nadie sabe de dónde provino la piedra, soóo se sintió el despertar de un gran poder-

-¿Cree qué…?-

-No estoy seguro, debo averiguar lo que lo originó Leon cuídalo, hablaré con Rafael para que no se acerque al muchacho, Kamei necesito que vayas al campo de batalla y observes lo que hay o lo que quedó dónde estaba la piedra.-

-Ametsu eso es peligroso- alegó el moreno.

-No te preocupes Leon- le sonrió conciliador

-No irá solo, los clérigos le acompañaran, al igual que el fénix- Leon se quedó más tranquilo –Leon, el chico no despertará hasta mañana, ve a descansar-

-Pero Rafael-

-Yo me encargó- le sonrió amablemente para salir de ahí, Leon se acercó a Kamei y le besó con cariño

-Ten cuidado-

-No te preocupes si veo algo extraño, regresaré de inmediato- Leon le sonrió agradecido y lo besó nuevamente. –Hazle caso a Ametsu y descansa-

-Sólo me quedaré un poco más, pobre chico, en un mundo extraño, completamente solo y lo primero que ve, es el rostro de Rafael, yo también estaría asustado-

-Eres un ángel- le besó la frente y salió, Leon miró enternecido al moreno.

-Yo te protegeré, no dejaré que Rafael te haga daño, no te preocupes- le acarició con cariño el cabello para después salir de ahí.

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Rafael estaba furioso, no había rastros de la piedra, había desaparecido y en su lugar había aparecido un mocoso, estaba ansioso por interrogarlo pero al parecer Leon se había encaprichado con él y ahora Ametsu lo protegía, con furia destrozó una mesa.

-DEMONIOS- gritó frustrado

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Rem se sobresaltó y despertó al escuchar un ruido pero apenas abrió sus ojos cayó nuevamente dormido, no supo cuanto tiempo durmió, cuando despertó, miró todo a su alrededor confuso, nada le parecía familiar, con precaución se dirigió a la ventana, ahí se sentó en el pequeño balcón y miró afuera, un enorme jardín que se extendía hasta un muro, todo estaba lleno de flores, incluso se podía ver un pequeño bosque, una lágrima corrió por su mejilla.

-Supongo que esto no es un sueño-

-Lamento informarte que este mundo es tan real como el tuyo- se limpió las lágrimas y giró para ver a quien le hablaba

-¿Cómo llegué aquí?-

-La piedra te trajo- habló Ametsu

-¿Piedra?-

-Veras Rem, en este mundo, nuestra fuente de poder es la energía- Rem sonrió tristemente.

-Cuando era niño, siempre soñé en un mundo como el tuyo, en el que la magia y los dragones existían-

-En tú mundo también hay magia, solo que esta dormida, pues, nadie cree en ella, ni la llama, de hecho, no me sorprende que estés aquí-

-AMETSU- vociferó Rafael, el moreno se estremeció y se encogió en su lugar

-Él no puede entrar, he puesto un conjuro para que no entre, así que no temas-

-Gracias- el menor le sonrió tímidamente

-Leon viene con tu desayuno, yo me encargo de Rafael-

-AMETSU, SAL DE UNA MALDITA VEZ

-Él no es una mala persona, sólo desea la paz de este reino, después de perder a su prometida por la guerra, se volvió arisco, tal y como lo conoces ahora, sin embargo, no lo juzgues por eso- Rem simplemente asintió –Ahora regreso.

-Si- Rem se quedo solo, mirando por la ventana, estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se percató cuando Leon entró.

-Rem- el moreno se sobresaltó

-¿Eh?-

-Tu desayuno-

-Gracias- habló bajito, se levantó para mirar lo que el otro había traído, lo que vio lo confundió y le generó desconfianza, el de cabellos negros sonrió por la reacción del menor

-Te gustará- le sonrió, Rem tomó una especie de fruto rojo y lo miró con recelo pero tenía hambre por lo que lo comió con reservas, aquello tenía un sabor agridulce, continuó probando con cuidado todo lo que había en el plato, casi se ahogó cuando probo una “fruta” verde su sabor era picante, Leon se acercó a darle un poco de agua, cuando se recuperó un poco sus ojos lagrimeaban y su garganta le ardía.

-¿Qué… era eso?- preguntó con un hilo de voz

-Lo siento es hanipank- el menor asintió y tomó un poco más de agua, cuando la terminó toda, aún se encontraba con la sensación ardiendo en su boca.

-¿Y el baño?- preguntó presuroso, Leon le señaló una puerta, el menor corrió a ella, encerrándose, Leon estaba preocupado, se asustó cuando escuchó arcadas, asustado, entró, Rem se encontraba sacando todo lo que había comido, se acercó y acarició su espalda.

-¿Estás bien?- el menor no podía contestar, pues continuaba con las arcadas, cuando terminó, se dejó caer en los brazos del mayor, se sentía tan débil.

-No… me… siento… bien- respiraba con dificultad, Leon lo tomó en brazos y lo llevó a la cama para después salir corriendo

-Ametsu- buscaba al sabio desesperado

-Leon ¿Qué pasa?- se acercó desconcertado su koi

-Kamei, hice algo estúpido- el más alto lo tomó de los hombros para tranquilizarlo.

-Cálmate y cuéntame qué pasó-

-Le llevé el desayuno a Rem-

-Sí, continua-

-Y él comió hanipank- Kamei palideció

-¿Le diste eso?- el de cabello azabaches asintió

-Vamos- corrió hasta la habitación seguido por su koi, cuando llegaron, el moreno respiraba con dificultad mientras pedía agua, Kamei salió de ahí buscando a un guardia.

-Trae emeraud- ordenó, el guardia se marchó de inmediato, cuando regresó a la habitación, Leon se encontraba ayudando a Rem a ir al baño

-Kamei- lo llamó asustado

-Ve por agua y una compresa, yo me encargo- salió de inmediato, Kamei lo llevó al baño –Disculpa a Leon, no es una mala persona como debes estar pensando, todo lo contrario, le gusta ayudar a la gente, solo que tiene gustos muy extraños, eso que comiste se llama hanipank, es una fruta exótica, no a muchos les gusta, de hecho, la gran mayoría, Leon en uno de los pocos que la comen, ya te diste cuanta del porqué- sonrió

-Que gustos… tan raros- Kamei rió divertido

-Sí, espero que no le tomes rencor por esto- Rem negó y sonrió cansado

-Claro que no- le costaba hablar pues su garganta estaba seca y le ardía –Él me defendió de aquel sujeto amenazador- Kamei suspiró

-Rafael… ¿te sientes mejor?-  Rem asintió –Vamos- lo llevó hasta la cama, el moreno sonrió cansado

-Gracias… lamento todas las molestias que he causado-

-No es ninguna molestia, además fue mi culpa- se escuchó la voz agitada de Leon, que en esos momentos se acercaba a ellos –Bebe esto- le ofreció una pequeña infusión pero el menor se mostró desconfiado, Kamei no pudo evitar reír por la reacción del menor.

-No te preocupes, te ayudara a sentirte mejor- Leon le ayudó a tomarlo, una sensación refrescante lo inundó.

-Aaaahhh- Rem se recostó y Leon le colocó una compresa refrescándolo

-Gracias- habló adormilado, Leon sonrió al ver que se encontraba mejor, cuando Rem dormía profundamente, Ametsu entró a la habitación sorprendiéndose de verlo dormir.

-¿Cómo? ¿Aún duerme?-

-Ah… Ametsu-sama- habló nervioso Leon –Sucedió algo-

-¿A qué viene tanta formalidad?- Kamei rió

-Leon le dio al pequeño hanipank- informó, el culpable bajó la cabeza avergonzado, Ametsu sonrió

-Comprendo, no le ha sentado nada bien-

-Ha regresado todo lo que había comido- habló culpable Leon

-Es normal, no está acostumbrado a nuestros alimentos-

-¿Se pondrá bien?-

-Sí, no te preocupes-

-AMETSU- se escuchó la voz de Rafael, el anciano se mostró resignado, los otros dos lo miraron interrogantes.

-Le había dicho que le dejaría interrogarlo estando yo presente-

-¿Lo despertaras?- preguntó Leon

-No, pobre chico, ya ha tenido suficiente con lo de hoy, no necesita ser intimidado por Rafael.

-AMETSU, CUMPLE TU PROMESA- Rem se sobresaltó por aquel grito, el anciano lo calmó con un hechizo.

-Iré a calmar a la bestia- bromeó

-Voy contigo- se ofreció Kamei, cuando Leon se encontró solo, miró con cariño al menor y le besó la frente

-Discúlpame, prometí cuidarte y mira lo que hago-


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