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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Por pedirme una actualización, aquí lo tenéis, he tenido tiempo libre para escribirlo así que podéis disfrutar de él. 

:D

 

Era un collar que parecía ser de plata que colgaba del cuello de Zalión. Del collar colgaba una placa rectangular, en la que ponía: ‘Mi pequeño defensor’, le dí la vuelta y detrás estaba grabado su nombre y había una pequeña ‘S’ en una esquina. Aquel mensaje me puso celoso. Aparté el brazo de Zalión que me rodeaba la cintura e intenté levantarme, pero al erguirme una jaqueca embargó mi cabeza y pude levantarme dificultosamente. Intenté bajar las escaleras poco a poco, llamé a mi madre que estaba fregando los platos en la cocina y que se asustó al verme.

-         Dios mío, Rayne, estás sudando, tu cara está completamente roja – exclamó posando su mano en mi frente. – Tienes mucha fiebre Rayne, súbete ahora mismo, y métete en la cama.

-         Pero mamá, s-solamente quiero una pastilla para el dolor de cabeza... – respondí apuradamente.

-         Vamos Rayne, desabróchate la camisa, estás empezando a sudar. Esto es buena señal, significa que te está bajando la fiebre. – adjuntó.

-         Mamá...

-         ¡Rayne haz caso de lo que te digo! Te prohíbo que salgas a la calle mientras esté lloviendo...

-         No puede prohibirme eso mamá... – dije tranquilamente.

-         Hijo, tan solo hazme caso por una vez en tu vida, sube y acuéstate, ahora te llevo yo una pastilla y un poco de agua.

-         Está bien mamá.

 

Volví a subir las escaleras y Zalión estaba sentado en la silla donde solía sentarme para hacer los deberes y estudiar. Estaba sentado del revés, con los brazos cruzados sobre el canto del respaldo, estaba vestido, con el uniforme del instituto.

-         ¿Qué haces despierto? ¿Te han despertado mis gritos, verdad? Lo siento... – dije disculpándome, cuando yo bajé, él todavía estaba durmiendo así que supuse que lo había despertado yo.

-         Estaba despierto antes de que tú te despertaras, pero me hice el dormido. – respondió sonriendo.

-         ¿Y por qué no me has dicho nad-? - me interrumpió.

-         Deja de hacerme ese cuestionario y métete en la cama – dijo levantándose de la silla y abrazándome. – Después de todo el hecho de que hayas caído enfermo es mi culpa.

-         Solo tengo un poco de fiebre y ya está...No es tu culpa cualquiera puede caer enfermo.

-         Pero si estás ardiendo...

-         No quiero contagiarte. Será mejor que vayas a casa Zalión. – advertí.

-         No pienso moverme de aquí, me quedaré hasta que te baje la fiebre. – Me besó en los labios el instante justo antes de que mi madre entrara a mi habitación, por lo tanto, cuando ella entró él tan solo tenía sus labios en mi frente.

-         ¿La fiebre no baja, verdad? Oh, dios mío Rayne, eres un estúpido, no vuelvas a salir a la calle cuando haga frío y esté lloviendo, ¿me has oído? – aconsejó, pero más que aconsejarme estaba advirtiéndome.

-         Señora, yo me ocuparé de él, puede irse tranquila a trabajar. – interrumpió Zalión, cogiéndole el agua y la pastilla a mi madre.

-         Vaya Rayne, que amigo más simpático tienes. Espero que lo cuides bien. Tengo que irme a trabajar cariño, esta noche nos vemos, si surge algo no dudes en llamarme, ¿esta bien? – dijo dándome un beso en la mejilla.

-         Claro mamá, hasta esta tarde.

-         Adiós señora. – se despidió Zalión. Cuando mi madre se fue, me tomé la pastilla, me tumbé en la cama y contemplé a Zalión quien se había vuelto a sentar en la silla.

-         Oye Zalión, he leído tu placa... Perdona pero es que la curiosidad me invadía. Me gustaría que me contaras sobre su historia. – curioseé.

-         Está bien. Este collar me lo regaló una amiga. La frase de defensor, la puso porque ella era menor que yo, y cuando alguien se metía con ella yo la protegía. Y la pequeña ‘S’ viene por soñador, sensual y sexy. Ella me calificaba así.

-         ¿¡Sensual!? No me digas que...

-         Rayne, no soy virgen como puedes comprobar. Y esa palabra, refleja nuestro deseo sexual, es un poco complicado de entender.

-         Para nada, lo entiendo perfectamente. – dije dándole la espalda.

-         Pero no te enfades, también te puedo quitar la virginidad a ti. – murmuró suavemente.

-         ¿¡Q-Qué estás diciendo!? ¡Eres idiota! – exclamé lanzándole mi almohada. En ese instante alguien tocó el timbre de la casa.

-         V-Vaya, voy a ver quién es, tú quédate aquí y no te muevas. – Advirtió devolviéndome la almohada.

-         Sí, sí, yo me quedo aquí. Pero, ¿quién se ha creído? Será idiota... – En ese momento observé algo que colgaba desde la estantería. - ¿Qué es eso?

-         Buenos días pequeño.

-         ¡Ah! S-Sharmin, q-que susto... – Era Sharmin, estaba acostada arriba de la estantería. En una mano tenía una rosa roja, la cual olía constantemente. - ¿Desde cuándo estás ahí?

-         Acabo de llegar, me he enterado de que estás enfermo y he venido a hacerte una visita. - Se levantó y se sentó en la esquina de mi cama con las piernas cruzadas, no podía evitar mirar a aquel hermoso escote.

-         Gracias Sharmin. Yo quería darte las gracias por hacerme comprender que a quien yo amo, es a Zalión y no a ese estúpido de Zatión.

-         Me alegro, de eso quería que te dieras cuenta. No siempre lo primero es lo mejor. Veo que te va bajando la fiebre, ya no tienes las mejillas tan coloradas, y para que te termines de curar te voy a dar un regalito. – Me dio un beso en la frente, y sentí un alivio inmediato. – No me des las gracias, te he quitado el resfriado. Nos vemos otro día, ¿vale? Por ahí viene tu amante. Adiós cariño.

-         ¡Cuándo! – grité saltando de la cama.

-         Te han traído los deberes Rayne. ¿Pero qué haces de pié? ¡Vuelve a la cama!

-         ¡Qué ya estoy curado! Ya puedo correr, e ir al instituto y, estar contigo sin tener miedo. Las pastillas me han hecho el efecto, estoy tan feliz, bésame Zalión, como nunca lo has hecho. – pedí salvajemente. Creo que aparte de curarme, Sharmin me proporcionó algo de adrenalina y otras cosas.

 

Me besó agarrándome por la cintura, pero esa mañana no quería ser suave sino más bien salvaje. Me tiró a la cama, continuó deslizando su lengua por mi cuello, de un estirón arrancó todos los botones de la camiseta del pijama, jugó en mi pecho y se dispuso a seguir desnudándome cuando paró. Me dijo que no creía que fuera lo mejor después de haber estado tan malo, que sería mejor esperar a la noche. Yo lo acepté y entendí, y decidimos salir a dar una vuelta por la calle, y así comeríamos en algún restaurante. Le invité yo a comer y después a una heladería, y al final se hicieron las seis de la tarde. Cuando regresábamos a casa, me quedé mirando al bosque, y se me ocurrió saludar a Robbie, porque suponía que Zatión no me querría volver a ver. A Zalión tampoco le hizo ninguna gracia, pero tenía que explicarle la situación y los cambios que se habían producido en mí.

Zalión decidió esperar fuera, en el puente que cruzaba el río mientras yo me adentraba, no había ningún síntoma de que Zatión estuviera por allí. Avisté a Robbie, estaba sentado en su mecedora, situado en su pequeño porche con la escopeta en la mano como era habitual. Al verme me apuntó con la escopeta, y al ver que no la bajaba alcé las manos como muestra de inocencia.

-         ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No te basta con traicionarnos? – preguntó seriamente.

-         ¿Qué estás diciendo Robbie? Yo no he traicionado a nadie, solamente he venido a saludarte, quería saber cómo te encontrabas, y como se encontraba él...

-         Él no quiere saber nada de ti, ha estado encerrado en su habitación desde ayer por la tarde, no ha salido ni a comer, solo sé que está muy enfadado, no te conviene acercarte a él, cuando está tan enfadado ataca a todos sin piedad. – advirtió seriamente.

-         Por favor Robbie, avísale de que he venido. Tan solo para que sepa que todavía me preocupo por él, después de enterarme de ciertas cosas de él... – dije con un tono desafiante. – Hasta mañana Robbie. Después volví con Zalión, y él me llevó a casa, ya se me habían quitado las ganas de tirármelo, simplemente quería acostarme en mi cama y relajarme.

Notas finales:

¿Qué pensáis de la reacción de Robbie? ¿Y del momento de Zalión y Rayne cuando están a punto de hacer cositas? Jajajaja ;)


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