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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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-         ¿Rayne? – preguntó Robbie.

-         Vaya, aun encima de ladrón, nos espías... No entiendo cómo mis pequeños se enamoraron de ti... – intervino Sharmin.

-         ¡Sharmin, yo no te los he quitado! No soy ningún ladrón. Ellos vinieron a mi lado. No quería espiaros...

-         Tranquilo Rayne, no te preocupes. ¿Quieres pasar?

-         ¡N-No! Gracias Robbie, mejor será que me vaya.

-         Vamos, entra Rayne. No seas un cobarde. – Su mirada era desafiante.

-         ¿A quién estás llamando cobarde? – pregunté con rabia.

-         Entremos dentro. – Tras entrar, vi que Zalión estaba durmiendo como un perro en el suelo, tenía un collar con pinchos en el cuello.

-         Ni se te ocurra acercarte a él. – amenazó Sharmin. Zalión despertó y se quedó muy sorprendido al verme.

-         ¡Rayne! – exclamó al verme. Se puso de pié e intentó alcanzarme, pero el collar tiraba de él. Ante la frustración, se transformó en lobo, y siguió forcejeando para librarse del collar, pero no pudo.

-         Z-Zalión... – murmuré. Me daba mucha pena verlo en aquel estado, y ante lo que Sharmin pudiera hacerle, preferí no acercarme.

-         Tranquilo, pequeño. – dijo Sharmin acariciando el brillante pelaje de Zalión, mientras este le gruñía.

-         Dí lo que tengas que decir Sharmin. – solté.

-         No soportas ver a Zalión así, ¿verdad? Te duele, tú también sufres...  ¡Pues así me sentía yo cuando tú te dedicabas a tontear con Zatión! Intenté que Zalión no sufriera por tu culpa, pero no lo conseguí. Has logrado que Zatión me odie, por lo tanto yo voy a hacer que Zalión te odie a ti.

-         Sharmin, no seas así..., eso es muy...

-         ¡Cállate Robbie! Así es como me he sentido durante este año que he estado separada de mis gemelos, los que yo crié desde que eran unos bebés.

-         ¿¡Y crees que tener a Zalión así es lo correcto!? Sabes que si lo dejas libre vendrá a mi lado. Él te odia, no te soporta, yo lo he cuidado mejor que tú, por eso corre a mi lado, ¡acéptalo!

-         ¡No hables, estúpido! Pensé que eras más listo, Rayne, pero me he equivocado. Mucha suerte, porque las cosas que te van a suceder no van a ser buenas. – dijo Sharmin mientras salía por la puerta. Zalión le siguió con la cabeza agachada y una mirada llena de tristeza.

-         Rayne, no te preocupes, esto se resolverá de algún modo. – dijo Robbie acariciando mi cabeza.

-         Dime Robbie, ¿tan malo soy? He destrozado la vida de Zalión, la mía tampoco es que esté muy en orden. Zatión se ha buscado una amiga, estoy solo.

-         Eres muy pesimista.

-         No soy pesimista, tan solo miro la realidad. Me declaré a Zatión, quien pareció aceptar mis sentimientos y me deja tirado por una niña. Necesito volver con Seine, él es el único que me comprende.

-         ¿Ese chico con el que te acostaste? No creo que sea una buena opción pero...

-         Es mi vida, Robbie, tengo que aprender a decidir lo que yo quiero. – solté antes de salir por la puerta y volver a casa.

 

Aquella conversación realmente me dejó tocado. Sabía que rechazar a Zalión por su hermano no debió del sentarle muy bien, pero el hecho de que estuviera en un estado tan cruel... No pude contener las lágrimas en el camino a casa al pensar en Zalión. Acostado en mi cama dejé salir todo de mí, mojando completamente la almohada con mis lágrimas. Creía que mi amor estaba dirigido completamente a Zatión, pero también había besado a Zalión, también tenía sentimientos profundos por él, estaba enamorado de los gemelos.

Poco tiempo después Zatión arañó la cristalera de mi habitación intentando llamar mi atención. Me acerqué al ventanal y abrí, Zatión entró, sacudió su cuerpo y se transformó en humano.

-         Me duelen todos lo huesos. – dijo mientras estiraba sus brazos.

-         Has estado todo el día con esa niña..., otra vez.

-         Eh..., sí, he tenido que hacer de niñero con ella. Lo bueno es que parece que le caigo muy bien y se porta genial cuando está conmigo, no tengo problema con ella. – Se aproximó a mi cuerpo, cogiéndome por la cadera, dispuesto a besarme, pero yo ladeé la cabeza. - ¿R-Rayne?

-         Estoy cansado, lo siento. – respondí subiendo a la cama.

-         Entiendo, hasta mañana, Rayne. – susurró en mi oído a la vez que me daba un beso en la cabeza. Sus besos quemaban, quemaban tanto que parecía que iba a derretirme. A la mañana siguiente, estaba acostado en el suelo transformado en lobo, porque según él, era más cómodo para dormir y consumía menos energía. Los gatitos dormían a su alrededor.

-         Que escena tan tierna. – dije en voz baja. Acosté mi cabeza en la almohada de nuevo, pensando en el beso que Zatión me iba a dar anoche antes de dormir, y el cual yo esquivé. Reconozco que fui algo brusco, él iba a darme un beso con todo el amor del mundo y yo le había dado esquinazo.

Al admirarle sentí la curiosidad de saber el por qué Sharmin había echado la maldición en los gemelos cuando todavía eran bebés. ¿Sería por alguna venganza? ¿Rabia? Tenía ganas de saber. Zatión podía transformarse en lobo cuando quería, no tenía horario de transformación tampoco. Solía ir de ‘humano’ por las mañanas, para poder andar tranquilamente por la calle, y lobo cuando caía la noche, para correr por encima de los tejados de las casas y llegar de un salto a mi balcón.

Al voltear la cabeza, Zatión ya estaba bostezando, se acababa de despertar. Los tres gatitos seguían durmiendo. Antes de convertirse en humano y darme los buenos días, sacudió su cuerpo y estiró sus patas, tal y como lo haría cualquier perro que ha despertado de una gran siesta. Se quedó observándome por un instante, parecía esperar algo, pero yo no reaccioné. Giré mi cuerpo, dándole la espalda, al momento sentí como daba un bote para subirse a mi cama, se puso encima de mí, volvió a ser humano y me besó.

-         Buenos días. – dijo.

-         B-Buenos días. – repetí.

-         ¿Te ocurre algo? Me has mirado, pero no me has dicho nada, esperaba que me dieras los buenos días, aunque solo fuera eso, pero te has dado la vuelta.

-         Lo siento, no pretendía eso, estoy algo cansado. Es normal, me acabo de despertar, no pensé que despertarías en ese momento.

-         Oh, entiendo. – Se bajó de mi cama y abrió el ventanal. – Me voy a estirar las patas un rato, después vengo. – Acto seguido saltó sobre el tejado de mi vecina, se sacudió y brotó ese pelazo negro que lo caracterizaba como canino.

-         ¿Habré escogido lo mejor? ¿Habría sido mejor no escoger a ninguno? Oh dios, voy a hacer explotar mi cabeza como siga pensando en lo mismo. Jamás elegiré lo mejor para mí, porque siempre sale alguien herido en todo esto...

-         ¡Rayne! – oí gritar a mi madre. – Tienes una visita, baja, por favor.

Notas finales:

¿Qué les pareció? Perdonen la tardanza!


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