- Será mejor que os deje intimidad... – dijo Robbie alejándose.
- No vamos a hacer nada malo – intervino Zatión.
- Será mejor que prestes más atención a tu cuerpo y dejes de lado los amores, es un consejo, pero claro, la opción la eliges tú. – Advirtió.
- No te preocupes por eso... Lo tengo todo solucionado, ya conoces mi cuerpo, es cuestión de semanas – replicó Zatión. Y Robbie desapareció entre el follaje.
- O-Oye Zatión, ¿desde cuando Robbie sabe que eres medio humano? La primera vez que me hablaste de él me dijiste que no sabía eso...
- Ah, verás, el otro día me vio transformarme en humano delante del lago para nadar un poco, y desde tuve que contárselo.
- Y-Ya entiendo...
- Pero no te preocupes, solo lo sabéis tú y él, a parte de mi hermano y la maldita ‘bruja’ que me lo hizo... – respondió algo cabreado.
- ¿Bruja, de qué bruja estas hablando? – pregunté extrañado.
- Ahora que ya conoces bastante de mí puedo decírtelo, esa foto que viste el primer día que viniste a mi casa, esos dos niños pequeños somos yo y mi hermano Zalión, somos gemelos. Nosotros ya nacimos en esta condición, es decir siendo medio lobos, pero la desarrollamos a los 7 años. Mi madre nos contó que había sido una especie de maldición, ya que mis padres y la mujer que me lo hizo no se llevaban nada bien. Mis padres murieron en un accidente así que nuestra tía se hizo con nosotros, pero yo al cabo de 2 ó 3 años me escapé, y así encontré a Robbie, bueno, él me encontró y cuidó de mí. Y ahora aquí me tienes... – explicó.
- V-Vaya... Increíble... No sé que decir al respecto.
- No digas nada, no me gusta hablar del tema... – reprochó. – Observa Rayne... – Se lamió una pequeña herida que llevaba en la muñeca, ésta se cerró y desapareció enseguida.
- ¡Eh! ¿¡Cómo has hecho eso!? ¿A mí también me puede pasar?
- Solo podemos hacerlo nosotros, pero no todas se cierran así de rápido. Esta era pequeña, por eso enseguida ha desaparecido, pero las que yo llevo en el pecho y en la espalda no van a desaparecer tan rápido. Haber..., mira..., aquí – dije señalando un pequeño arañazo.
- Ah, este, creo que me lo hizo tu hermano cuando quiso ahogarme cogiéndome del cuello tan bruscamente. – respondí frotándome el arañazo. Zatión apartó mi mano de la herida y se acercó a mi cuello. Noté cómo su lengua se paseaba a lo largo de mi cuello. Sentía cosquillas y algo de placer a la vez, me gustaba aquella sensación...
- Z-Zatión..., m-me estás haciendo cosquillas. ¡P-Para! – exclamé riendo a carcajadas. Él no paró, y yo tampoco paraba de reírme ni de moverme, y de estar en la cama acabamos en el suelo, él encima de mí.
- ¿E-Estás bien? – preguntó asustado.
- Sí, no te asustes, no me he hecho daño.
- Me alegro – expresó complacido. – Lo siento, me he pasado, no sé cuando parar, pero fíjate, ya está curado. – Palpé la zona del arañazo y ya no había signo ninguno de que hubiera existido.
- ¡Es verdad! Eres increíble Zatión, muchas gracias.
- No me agradezcas nada, es lo mínimo que podía hacer, después de todo, esto es culpa mía. – Iba a levantarse, pero yo lo retuve.
- No te levantes, n-no quiero que pares – dije cogiéndole de la muñeca y mirando hacia la izquierda con el rostro sonrojado.
- Está bien – Me quitó la camiseta y continuó plasmando sus besos por la zona del pecho, ahí sentía más placer que cosquillas.
- A-Ah, n-no, ahí no – Mi cuerpo comenzaba a estremecerse, pasó de los besos y lametones a pequeños mordiscos a lo largo de todo el cuerpo mientras que con la otra mano me tocaba. – Z-Zatión, n-no puedo más, a-ah, como sigas me voy a... – advertí, me daba mucha vergüenza tener que acabar la frase, y al final no pude aguantarme, y pasó lo que tenía que pasar.
- Vaya eso ha sido rápido.
- Ha sido vergonzoso – corregí tapándome la cara con la primera almohada que había cerca de mí.
- No seas tonto, te has llevado la mejor parte, yo no, me has llenado de arañazos la espaldas, parecías un gato en la forma de agarrarte a mí, vaya garras que tienes Rayne. – Asomé mis ojos por encima del cojín...
- L-Lo siento, si llevaras camiseta eso no pasaría.
- Pero me da igual – dijo quitándome el cojín de un tirón. – Ya me tocará a mí disfrutar otro día.
- ¿¡Q-Qué!? – Él comenzó a reírse y yo no sabía si reírme o no.
- Vaya cara has puesto. Y que sepas que mis palabras iban en serio – dijo adelantándose para besarme. Minuto de silencio, nuestras miradas se encontraron, acarició mi rostro con sus suaves manos y poso sus labios sobre los míos y lengua fue en busca de la mía.
Después de eso le hice suavemente un chupetón en el cuello, lo cual le excitó bastante. Y al poco tiempo decidí irme, estaba empezando a anochecer y mi madre me prohibió llegar de noche a casa. Pero esa noche no llegué tarde y no me prohibió volver a ver a Zatión.
La mañana siguiente amaneció nublada, parecía estar a punto de llover, pero aun así no llovió hasta la hora de salir. Cuando estaba decidido a irme a casa, alguien me agarró por detrás, no tardé en darme cuenta por su perfume que era Zalión. Al principio me asusté, pensé que me iba a matar o a comer. Quedé paralizado, estaría mejor así que intentando escarpar de sus brazos, ya que, al tener menos fuera que él, no me serviría de nada. No quería empezar a hablar, tenía miedo, pero él rompió el silencio.
- Lo siento Rayne, no quería hacerte daño en absoluto, solo que mi hermano me puso nervioso, pensé que te quitaría de mi lado para siempre, que te irías con él y ya te olvidarías de mí. Yo no quiero eso, Rayne no quiero que te alejes de mí nunca, quédate a mi lado, por favor. – dijo disculpándose.
- Z-Zalión...
- De verdad que lo siento, ¿podrás perdonarme?
- Y-Yo... – dije pensando. Parecía arrepentido y yo no quería tener más problemas, simplemente quería arreglarlo todo. Había estado toda la noche pensando en el estado de él, y por su aspecto parecía estar bien. – Olvídalo, no pasó nada, pasé más miedo que dolor.
- De aquí en adelante te protegeré y por eso quiero que salgas conmigo, para estar más unidos.
- ¿¡Qué!? N-No puedo salir contigo... – Se parece tanto a él.... Céntrate Rayne, no es Zatión, niégalo, dile que no, pero antes de que pudiera decir nada ya me estaba besando.