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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

A disfrutar del capítulo 9! ;D

 

Durante el beso hubo un momento que pensé que era Zatión, estaba empezando a distinguirlos y cuando me di cuenta de ello quise morirme. No era justo lo que le estaba haciendo a Zatión y si me viera con su hermano no quiero pensar en lo que podría pasar. Zalión notó que no estaba haciéndole caso, porque si le hubiera hecho caso a ese beso le habría dado un buen guantazo, pero pasó al contrario, estaba pensando en Zatión y me desconecté del mundo por ese instante.

-         No dices nada, veo que me aceptas, eso me hace feliz – dijo abrazándome.

-         Zatión, perdóname – susurré muy bajito para impedir que Zalión me pudiera oír.

-         ¿Has dicho algo? – preguntó.

-         ¡N-No! O sea sí, sí he dicho algo... Que me tengo que ir, está lloviendo y no he traído paraguas. No quiero que llueva más fuerte. – me excusé. Después de decir aquello salí corriendo de allí.

 

Antes de llegar a mi casa me caí, tuve resbalones y casi me atropella un coche por no ir atendiendo por la calle. Llegué a casa y dejé una nota encima de mi cartera que decía ‘Voy a estudiar a casa de Elena, llegaré tarde’. Era para mi madre. Dejé la cartera en la entrada de mi casa con la nota encima y me fui a un callejón que había a tres manzanas de mi casa. Obviamente lo que puse en la nota era un mentira, no conocía a ninguna Elena, pero eso mi madre no lo sabía. Simplemente quería estar solo, me daba igual si me atacaban o amenazaban, no tenía nada que perder. Acabé sentado encogido en el suelo, con mi cabeza entre las rodillas, con la lluvia mojándome hasta los huesos, en el principio de un resfriado y temblando de frío, pero lo más importante, con la imagen de Zatión en mi cabeza. Recordaba los buenos momentos con él, las veces que había estado con él y los instantes en los que le hacía frente a su hermano para poder protegerme. Ahora empezaba a recapacitar, y lo único que pude hacer para intentar sentirme mejor fue llorar, pero alguien comenzó a hablarme.

-         No llores, Rayne. No merece la pena estar así. – dijo una voz femenina.

-         ¿¡Q-Quién eres!? ¿Cómo sabes mi nombre? – grité asustado. Ella respondió con una pequeña risa.

-         No te voy a hacer daño así que no tengas miedo, me llamo Sharmin – Se dejó ver; era una mujer alta, rubia, con un pelo muy largo ordenado en una trenza, tenía unos ojos de color caramelo. Tenía una ropa muy extravagante, un escote muy amplio, con una camiseta muy ajustada y una minifalda muy corta, pero eso sí, tenía un cuerpo de 10. Era extremadamente bonita.

-         S-Sharmin, ¿cómo me conoces?

-         Te conozco desde hace mucho pequeño – dijo acariciándome el rostro. Me percaté de que en la muñeca llevaba el mismo símbolo que Zatión y Zatión llevaban en el cuello.

-         ¿De dónde has sacado ese tatuaje? ¿Por qué es rosa? – curioseé. Recordé que los que llevaban los dos hermanos eran de color azul.

-         Eso es personal cariño, no te lo puedo decir.

-         Dos amigos míos también los llevan, pero de otro color, en un azul turquesa, es muy bonito – adjunté.

-         ¿Estás seguro que son amigos, o algo más? – preguntó, yo sabía lo que me quería decir, estaba intentando sacarme algo de los gemelos. – Os he visto, y ese que parece más serio, ese muchacho que va a tu instituto, ya sabes, tu novio.

-         ¡U-Un momento! – exclamé levantándome del suelo muy nervioso. - ¿Cómo que novios? ¿De donde has sacado tú eso?

-         No lo has negado cuando él te ha preguntado, tampoco has retrocedido cuando él te besó, por lo tanto..., se da a entender de que es un sí.... ¿Sabes? Yo creo que él va en serio, no el otro, ese tal Zatión, yo creo que solo quiere algo de placer – soltó como si entendiera mi situación.

-         ¡Él no quiere eso de mí!

-         ¿Entonces qué quiere?

-         N-No lo sé...

-         ¿Te ha dicho alguna vez ‘te quiero’ o te lo ha dado a entender con hechos?

-         S-Sí, me protege, me ayuda y... – interrumpió la chica que decía llamarse Sharmin.

-         Y descarga su excitación en ti, o, ¿qué te crees que hizo el otro día en esa casucha que tiene arriba de un árbol? – Estaba empezando a creérmelo, no tenía argumentos para negarlo así que empecé a dudar.

-         Él no me puede hacer una cosa así... – respondí ante aquella clara evidencia.

-         Rayne, la lujuria no es para nada algo bueno, al contrario, es como el chocolate, cuando lo pruebas una vez ya no puedes dejar de comerlo.

-         No puedo creer que me haya estado utilizando por sus subidones de testosterona. Y yo sin darme cuenta. – Era algo difícil de creer pero todo tenía sentido, no me quedaba otra que asimilarlo.

-         Tú crees que Zatión es un chico ideal, pero es todo lo contrario, yo te aconsejaría que te alejaras de él – advirtió.

-         ¡Pero no puedo dejarlo así!

-         Te va a hacer daño...

-         S-Se trata de Zatión, es el que me salvó de morirme congelado aquella noche, el primer día que nos conocimos. – Dije recordando aquel día.

-         Crees que estás enamorado de ese estúpido lobo, pero, ¿estás seguro de que es él? Piénsalo mejor Rayne, nos vemos cielo. – Dijo despidiéndose de mí, y en ese instante desapareció en mis narices. Entonces apareció Zalión corriendo en mi busca.

-         ¡Rayne! Con que estás aquí, estás todo mojado, ¿qué haces aquí tú solo? Que susto me habías dado, no vuelvas a salir corriendo sin explicarme las cosas, estaba muy preocupado... – exclamó arrodillándose junto a mí. – Eres un idiota – susurró abrazándome. Yo comencé a llorar.

-         E-Estaba equivocado Zalión – balbuceé agarrándolo fuertemente por la camiseta. – Yo... Yo...

-         No llores, te llevaré a casa. ¿Tienes fiebre? – dijo besando mi frente, yo enrojecí como un tomate.

-         C-Creo que no... – murmuré apartando la vista. Miré hacia el bosque, y me pareció ver a Zatión, recordé las palabras de Sharmin... ¿Cómo podía estar abusando de mí? No era su juguete, no podía hacer conmigo lo que quería.

-         Pues tienes las mejillas muy rojas, pensaba que sí- lo interrumpí plantándole un beso con lengua incluida. Pude ver como Zatión se marchaba en seguida, y no pareció gustarle por la forma en la que bajó el árbol en el que estaba subido.

-         ¿A qué ha venido eso?

-         N-Nada, me apetecía besarte. – Un estornudo por mi parte cambió de tema.

-         Vas a pillar un resfriado fuerte si seguimos bajo la lluvia, será mejor que te lleve a tu casa. – dijo cogiéndome en peso.

-         Puedo ir andando yo solo, no hace falta que me cojas como a una princesa..., es vergonzoso. – murmuré escondiendo mi rostro en su pecho. Él respondió con una risita.

 

Al llegar a mi casa, me dejó de pié en frente de la puerta principal, él se disponía a irse, pero yo no le dejé irse, bastó con que le agarrara de la camiseta antes de que se marchara para que se quedara a dormir. Seguía lloviendo no iba a permitir que estuviese andando por ahí con la lluvia sobre la cabeza, y con un paraguas, no era suficiente. Él también se duchó, después de mí, en ningún momento consentí que viera mi cuerpo desnudo. Para cuando él salió de la ducha yo ya estaba tirado en mi cama abatido, pero quería seguir hablando con Zalión, pero los ojos se me cerraban solos y del cansancio estaba empezando a ver doble. Lo único que recuerdo a trozos, fue cómo se me acercó, me susurró buenas noches y me dio un beso en la cabeza, eso es lo último que recuerdo, y todavía dudo de si fue un sueño, o pasó en la realidad.

Cuando desperté, observé que en frente de mí brillaba algo, ese resplandor que se fijaba en él por los rayos del sol, me había despertado, ya que incidía en mis ojos.

Notas finales:

Me costó escoger un nombre para la chica ;P

¿Qué comentáis de este capítulo?


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