Yuki se levanto rápidamente de la mesa y corrió a la puerta, acomodo su linda falta, su cabello y tomo el pomo de la puerta. El prefecto estaba nervioso, con los ojos abiertos de par en par, ¿Qué diría?, la chica giro la perilla y con una gran sonrisa hablo.
- Buenos días bienvenido -al abrir los ojos la castaña vio al recién llegado -Kaname-sempai, ¿Qué hace aquí tan temprano?
-Veo que me esperaban- ante las raras palabras de bienvenida sonreía el mayor girando un poco el rostro, la chica creía que lo hacía casualmente, pero la verdad había ladeado la cabeza para ver al peli plata que estaba detrás, pero un poco alejado de Yuki con una expresión extraña, que no paso desapercibida por él, su bello ángel mostraba cara de nerviosismo antes de cambiar la cara a una de enojo.
-Lo siento Kaname sempai, lo que sucede es que esperamos la visita de un nuevo profesor que se quedara a vivir aquí, pero adelante pase -la chica dejo pasar al vampiro a la casa - ¿acaba de llegar?
-Yuki, ya te dije que no es necesario que me hables de usted, ¿está bien? -el oji carmín despeino ligeramente a la pequeña, que tenía una sonrisa y un ligero sonrojo en el rostro, la escena era muy linda, pero un furioso cazador veía esa escena con desagrado, enojándose más, incluso se veían unas venitas en su frente.
-¡¡Aléjate de ella Kuran!! - decía en modo amenazante el menor, odiaba que hiciera eso, solo podía jugar con su pelo, no con los de su hermana, y lo peor, lo hacía justo en frente de él, que descaro, estaba que ardía.
-Tranquilo Zero, no te pongas celoso, también te quiero a ti -la chica se acerco y abrazo al peli plata, mientas ya en un tono aun más bajito le susurro al oído - y no pienso quitártelo.
-Cállate- regañaba el cazador a su hermanita, correspondió el abrazo y sonrió sin que ella lo notara, comenzó a sentir una mirada y levanto un poco la mirada para encontrarse con el rostro del sangre pura, que a pesar de mostrar una sonrisa se veía rodeado de un aura extraña negra, obscura, molesta, el oji amatista no se dejo intimidar sonrió de forma maliciosa y abrazo aun mas fuerte a Yuki.
- Yuki, pequeña ¿me regalarías un poco de agua por favor?
-Por supuesto Kaname……Zero, ¿podrías soltarme? por favor.
-No quiero - el cazador veía retando al mayor que comenzaba a perder los estribos y sus ojos se volvían más brillantes.
-Por favor Zero, Kaname debe venir agotado de ese viaje, que tu estés de mal humor es tu problema, además debemos prepararnos porque hoy llegara tu ami…….
-Ya, ya, ya está bien te soltare si tanto quieres, adelante ve a la cocina -prácticamente el chico la corrió algo nervioso puesto que no le había dicho nada a su amado.
-Yuki, pequeña ¿De casualidad no sabes si tu padre guarda por aquí algunas de las pastillas para los de nuestra especie? Olvide las mías en la mansión -dijo en tono alto el purasangre.
-Creo que guarda algunas de reserva aquí en la cocina, las buscare y te las llevare Kaname-sempai- grito la castaña desde la cocina.
-Gracias -dijo el mayor contesto a Yuki y después muy lentamente se comenzó a acercar a su bello peli plata, el cual pensaba que incluso una pantera hubiera envidiado esa manera de asechar, era tan hermoso pero letal, el cazador se sintió cazado, y con lo de antes de su entrometida hermanita que estuvo a punto de decirle de Kaito cosa que no le había dicho aun a Kaname, se sentía como un conejo ante un león - ¿Cómo se encuentra hoy mi persona favorita?
-Pues creo que buscando inútilmente unas estúpidas pastillas en la cocina, o por lo menos eso parecería…… -dijo el prefecto en tono molesto, mientras que estiraba la mano y buscaba en el bolsillo del pecho del vampiro de donde saco el paquete de pastillas que siempre llevaba con el- además, ¿no son estas tus pastillas?, ¿Por qué si tan bien te cae mi Yuki, la mandas a hacer encargos?
-Solo buscaba alejarla de lo que es mío - tomo en un movimiento rápido a Zero por la cintura y lo pego a su cuerpo - te comenzabas a poner muy cariñoso con ella ¿no lo crees?, ahora veo porque no me extrañaste ¿verdad?, pero yo si te extrañe mi ángel, además quería tener un tiempo a solas.
-Si tu no la hubieras tratado de ese modo yo no hubiera tenido que hacerlo también- el oji amatista rodeo el cuello de su pareja con los brazos y enredo sus dedos en ese hermoso cabello que lo enloquecía, acerco sus labios a los del oji carmín a centímetros de juntarlos y aspiro ruidosamente -No vuelvas a dejarme solo, no soporto estar sin ti, idiota.
El sangre pura dibujo en su rostro una media sonrisa, lo hacía feliz que el menor tuviera que depender de él y viéndolo fijamente dijo en tono sensual:
-Espero logres otorgarme tu perdón- comenzó a pasear sus manos por debajo de la ropa del peli plata, delineando su cintura y haciendo círculos sobre ella. - Pero antes dime, ¿Por qué usas ropa tan provocativa?
-Se supone me tratas de convencer, no de reprocharme, y siempre visto así, no porque tu lo digas voy a cambiar.
-No me gusta que vistas así, a menos que sea para mi, ¿entendido?
-No lo sé, trata de convencerme, chupasangre.
El castaño acerco aun mas a su cuerpo a su amado ángel y lo beso, con una mano seguía rodeando su cintura y con la otra lo acercaba desde la nuca, los dos morían por ese contacto, no podían pasar ni un día separados, ambos la habían pasado mal lejos del otro, así que toda su necesidad se hizo presente en ese beso, el mayor pidió acceso a la boca del peli plata con su lengua, a lo que el otro lo dejo entrar sin ningún problema, se llevaba una lucha de lenguas en el interior de su boca, rosaban, succionaban y mordían tiernamente entre si sus lenguas, solo estaban ellos en su propia burbuja de felicidad color rosa, el reencuentro se hacía presente....
-¡¡Kaname-sempai, no encuentro las pastillas, ¿aun así gustas el agua?!! -grito la pequeña desde la cocina.
Los dos se separaron rápidamente y dieron un paso hacia atrás, no sabían si la chica se asomaría, los dos se miraron, el cazador guardo en su bolsillo interno de su chaqueta las pastillas de Kaname y los dos sonrieron cómplices, después contesto el vampiro.
-Está bien Yuki, no te preocupes, déjalo así gracias-se alejo un poco más del cazador, que se recargo en la pared, para que Yuki no sospechara nada.
La chica entro corriendo como caperucita por el campo a la sala, se detuvo en medio de los dos chavos que se encontraban con ella. Silencio, un silencio incomodo se apodero de la sala, nadie decía nada, cada quien estaba en sus asuntos y pensamientos :
El oji carmín sentado en el sillón de la sala solo pensaba en cuanto había extrañado a ese prefecto y en la manera en la que lo haría pagar a pesar de que eran asuntos que él tenía que resolver, pero también pensaba en lo que la pequeña castaña estuvo a punto de decir antes de que Zero la soltara y la actitud sospechosa de su ángel.
El oji amatista pensaba en su pareja pero también en que haría cuando llegara Kaito e Ichiru, aun no se lo había dicho al sangre pura, pero tal vez no se molestaría por eso ¿O sí?
Y por último la joven estaba muy incómoda, era muy raro estar ahí entre esos dos, no sentía odio o presión, sino otra cosa que no sabía explicar, ella misma sonrió un poco al llegar a su mente la frase “mal tercio” algo le decía que esos dos le ocultaban algo, y no quería que nadie se enterara, pero claro ella se encargaría de indagar, incomoda miraba como buscando un tema para hablar escrito en las paredes, pero nada se le ocurría así que decidió una muy eficaz…… huida estratégica.
-Zero, voy a arreglarme, por favor se bueno con Kaname - la chica dio la espalda al castaño para que solo el menor pudiera ver su giño con el ojo, lo cual hizo que este mismo frunciera el seño ante tal insinuación.
-No te preocupes Yuki pequeña, yo sabré controlar a este tierno neko - decía con media sonrisa en el rostro el mayor.
- ¿A quién llamas neko? Estúpido chupasangre.
-Está bien Kaname-sempai, en un momento bajo- la chica sonrió ampliamente ante esa pequeña discusión y se dispuso a dejarlos solos.
Zero conto los pasos que oyó en las escaleras, quería asegurarse de que Yuki no se quedaba escuchando o algo por el estilo, doce pasos, las escaleras, mas y por fin la puerta de su cuarto, giro el rostro para ver directamente a los ojos al mayor, que iluminaba completamente esa sala y se encontraba sentado en un sillón justo enfrente de él.
-Ahora si veras lo que es capaz de hacer este neko - dijo en tono molesto.
- Eso espero -provoco al peli plata.
El cazador sonrió con malicia y lujuria en el rostro, se agazapo sensualmente y se lanzo cual predador a su presa en un fugaz, delicado, ágil y sensual movimiento al sillón, con sus muslos apretaba la cintura de Kaname, el prefecto hablo:
- Te extrañe- ante esa confesión no pudo evitar sonrojarse, pero lo quiso ocultar con enojo- no vuelvas a irte, te lo prohíbo, ¿Entendido? - dijo en un tono más enojado.
-Lo siento, no puedo prometer dejar de llevar a cabo todas mis responsabilidades, solo para satisfacer a esta hambriento neko- sonrió cuando Zero frunció el seño y agrego- Pero para la siguiente ocasión con gusto te llevare a mi mansión.
En el rostro del vampiro todo cambiaba, su sonrisa se volvía seductora, era imposible que el oji amatista se resistiera, sus ojos se hacían de un color más obscuro por el deseo de estar con su amado, así que lo rodeo con sus brazos atrayéndolo más a su cuerpo, tomo al hermoso “neko” por su cabello, obligándolo a jadear un poco ante la brusca acción y aprovechando la situación, lo beso nuevamente, jamás se hartaba de sus besos, de recorrer esa cavidad de marcar esos labios como suyos.
Por parte de su amado, no podía negar que amaba esa parte de su oji carmín, le encantaba que fuera posesivo, sus repentinos movimientos, era bello verlo e inevitable rendirse ante él, ese aroma dulce a rosas que inundaba sus sentidos, esa pose de superioridad, la elegancia, todo lo llamaba a amarlo, su garganta ardió un poco, tenia sed no solo de las caricias del sangre pura sino también de sangre, esa exquisita sangre.
Los dos se separaron y fue cuando pudo notar los ojos rojos del menor, también por su boca podía ver asomarse sus filosos colmillos, algo que lo impresiono, solo se había ido un día, y justo ahora el seguramente había hecho un gran esfuerzo por contener ese deseo de morder su lengua o algo por el estilo para conseguir su sangre, así que comenzó a aflojar su corbata y a desabrochar los primeros botones, tanto de su chaqueta, como de su camisa.
-Hazlo Zero- ladeo el rostro dejando su cuello expuesto y en tono sensual dijo-muérdeme.
Ante tal oferta no podía negarse, si fue difícil hacerlo durante el beso, ahora era prácticamente imposible, así que mordió lentamente al castaño, la sensación era más que grandiosa, sentir sus colmillos traspasar esa delicada y nívea piel, para después saborear el liquido mas delicioso, que también transmitía todos esos sentimientos puros. Y claro que también el mayor disfrutaba, era un pequeño placer oculto el hecho de que Zero lo mordiera, sentir el dolor, para luego ser recompensado con placer, todo eso era un acto hermoso, casi parecido a hacer el amor con él un poco inferior.
El peli plata concluyo, y desencajo sus colmillos para después sellar la herida con su lengua, alejo su rostro, los dos sonrieron, seguían abrazados, estaba tan cómodo en sus brazos, coloco su frente contra la de Kaname, que lo veía fijamente como si quisiera decirle algo.
- ¿Sucede algo chupasangre?- pregunto con ansias.
-Sabes, recordé algo y quería preguntarte, ¿quien llega hoy?- el cazador se congelo ante la pregunta - para que reacciones de esa forma debe ser alguien a quien conoces bien ¿no es así?
El prefecto estaba algo nervioso pero respondió algo que sabia no era mentira, cambiando rápidamente su actitud de antes para no levantar mas sospechas.
-Ichiru regresa de su viaje, regresa hoy y Cross quiere que vayamos por el al aeropuerto.
-Mmmmmm alguien más que interferirá, duerme contigo en el cuarto ¿no?
-Si, así es ¿Por qué?
-Ya no podre ni podrás hacerme visitas nocturnas, eso me molesta, pero por ningún motivo quiero verte pegado a él todo el día, ¿comprendes? - decía en tono amenazante con los ojos rojos brillando.
-Es mi hermano, debo cuidarlo - contesto molesto Zero, nadie le decía lo que tenía o no que hacer.
-Ya está demasiado grande como para cuidar solito de él, ¿no crees?, si necesita que cuiden de él que le contraten una niñera- seguía con su tono molesto y antes de que el oji amatista respondiera siguió hablando dando por finalizado el tema de Ichiru, el idearía un plan y no tendría más problemas por él - y dime, ¿Nada mas llega él hoy?, Yuki dijo algo sobre tu ami…. no la dejaste terminar, si se tratara de Ichiru cuál era el miedo a que yo me enterara, dime ¿Quién mas vendrá?
Era el momento, era ahora o nunca, tenía que decirle la verdad de Kaito, si ya de por si se veía molesto, si esperaba más esos solo iba a ir en aumento
-Pues veras, hoy también llega….
Ding dong (timbre de la casa)
El vampiro se le quedo mirando, ya que se veía nervioso, incluso vio como su amado pasaba saliva, ¿Quién era ese que vendría? y ¿Porque lo ponía tan nervioso?
- ¡Abre Zero! Aun me estoy arreglando- grito Yuki desde el piso de arriba.
Genial, nada podía hacer, no había tenido tiempo de decirle al vampiro sobre Kaito, estaba seguro de que era él y tampoco sabía la reacción de su amigo al ver a un sangre pura en esa habitación, ya nada podía hacer más que ir y abrir esa estúpida puerta, ya no había salida.
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Del otro lado de la puerta un chico de ojos color avellana, muy bien parecido, esperaba ansiosamente a que cierto peli plata le abriera la puerta, quería verlo, extrañaba esos bellos ojos amatistas, ese bello cabello platinado y sobretodo su actitud rebelde, su sensei le había contado que ese pequeño niño “suave” que había conocido, ahora era todo un SEXY cazador, experto en lo que hacía y atractivo al extremo, así que era el momento de comprobarlo con sus propios ojos.
-”Al fin, nuestro anhelado reencuentro”- pensó justo cuando oyó como la perilla de la puerta de giraba y en su rostro aparecía una seductora sonrisa de medio lado.