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Desde el principio por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueno señores aqui estoy de nuevo XD

Este cap es uno de mis favoritos muajaja ya vereis por que

Espero que os guete cielooos

Un besoo

 

 

 

 

Sentado en la enorme cocina, Doflamingo engullía la comida del día que consistía en un delicioso pollo asado con patatas y salsa, mientras observaba a su tripulación corear otra canción bastante subidita de tono a voz en grito. Conocía la canción como también conocía como acabaría la historia, pero no les prestó mucha atención y volvió a recorrer el comedor con la vista. Sus ojos se posaron entonces en el chico sentado enfrente suyo con la mirada perdida en el plato de carne intacto enfrente suyo.

 

 

—¿Que pasa Law?—preguntó al ver que no había probado la comida. Law comía últimamente demasiado poco para su gusto.

 

 

El chico le miró con cara abatida ignorando adrede la masa blanca que se abalanzo sobre su intacto plato una vez hubo apartado la vista de él durante más de dos segundos. El oso que había adoptado hacia un año y que tras recuperarse no se había separado del chico, era como un pozo sin fondo y aprovechaba cualquier mínimo despiste del chico para abalanzarse sobre cualquier cosa digerible.

 

 

—Nada realmente— respondió Law con la voz tranquila y suave que estaba desarrollando últimamente— simplemente está lloviendo—anuncio.

 

 

Doflamingo le miro un momento sin comprender. ¿Desde cuando Law se deprimía cuando llovía? ¿Cuándo se había vuelto tan sensible? El chico debió captar su cara de burla al instante porque bufo frunciendo el ceño y le explico realmente el problema.

 

 

—Pinguin me dijo que hoy íbamos a ir a pescar en la parte sur de la isla, pero si llueve es peligroso hacerlo—

 

 

Doflamingo rodo lo ojos cansado. Bepo, luego el tío del gorro raro y ahora Pinguin. Aquellos críos, o amigos como a Law les gustaba llamarles, no hacían más que robarle tiempo al moreno y hacían que el chico estuviese más fuera de casa que dentro.

 

 

 Y además no le gustaba como los dos chicos miraban a Law, conocía esa mirada y la quería lo más lejos posible del chico. Sin embargo cuando le había dicho al enano que dejase de verles, que era lo mejor para él, este había estallado en un ataque de furia y había amenazado con encerrarse en el cuarto y no salir hasta que le levantase la prohibición.

 

 

Frunció el ceño.

 

 

En cierto modo el rubio entendía a los dos enanos que iban ahora persiguiendo al moreno. Law había madurado bastante en los últimos años y ahora con sus dieciséis años era alguien realmente atractivo. Con aquella piel morena que cubría los suaves músculos conseguidos en el entrenamiento al que se sometía todos los días, con su mirada inteligente y penetrante que seguía arrancándole escalofríos, y esa sonrisa confiada y arrogante que había adquirido en los últimos meses.

 

 

Doflamingo no dudaba que cuando creciese aun más Law podría meter en su cama a quien quisiese y aquello le hacía sentirse ligeramente orgulloso del chico, pero también la mera idea del menor acostándose con otra persona le causaba desagrado y repugnancia.

 

 

Y aquello era extraño. Ya no sabía si sentía por el menor era el aprecio o cariño que sentirías por un hermano, o si era algo más. Algo más profundo y peligroso en aquella situación.

 

 

Pero el problema no era ese, se recordó evadiendo el tema que llevaba ignorando por más de medio año aunque supiese que realmente debía prestarle atención, el problema era que desde que Law había empezado a salir con los criajos del demonio, no hacia otra cosa que hablar de sus estúpidas aventuras con ellos mandándole a él a freír espárragos.

 

 

 Doflamingo suspiro intentando no cabrearse tan fácilmente por gilipolleces y miró de nuevo al chico enfrente suyo que contemplaba entretenido al oso devorar su comida. Entonces se acordó de algo.

 

 

—Pero si a ti no te gusta pescar, la última vez que lo intentamos me hiciste jurar que te mataría antes de volverte a hacer pasar por aquel suplicio, asique ¿que más te da?—

 

 

Law se le quedó mirando durante un momento como si fuese idiota y Doflamingo se contuvo para no levantarse de la mesa y partirle la cara y esa sonrisa arrogante. Nadie le llamaba estúpido.

 

 

—Ya pero Pinguin dice que va a ser distinto esta vez—respondió entonces Law.

 

 

Doflamingo levanto otra ceja escéptico y aun ligeramente cabreado.

 

 

—¿Distinto cómo? ¿vas a usar otra caña distinta a la que usaste conmigo? ¿vas a pescar otra mierdecilla de pez? ¿Que tan distinto  puede ser el pescar conmigo o pescar con ellos?—

 

 

Law le fulmino con la mirada cabreado. Odiaba que el rubio se burlase de sus amigos, algo que últimamente hacia demasiado.

 

 

Doflamingo también frunció el ceño sabiendo lo que vendría a continuación. Aquello se había convertido últimamente en una rutina para ellos. Discutían y peleaban a la mínima ocasión que uno de ellos abría la boca. Pero el rubio no se arrepentía de ello, después de todo parecía la única manera de captar la atención del chico.

 

 

—Lo es—murmuro Law levantándose de la mesa.

 

 

—¿A si? ¿puedes explicarme el por qué?—murmuro con un tono de burla surcando su voz.

 

 

Law se volvió a mirarle con el plato de comida vacio en la mano y el oso polar frotándose contra sus pies satisfecho. Si las miradas pudiesen matar el rubio ahora estaría en el séptimo infierno, porque la mirada de odio que le dedico el otro le dejo helado.

 

 

Trago saliva dolido. Nunca le había mirado el así, pero el dolor no fue nada en comparación con la siguiente frase del chico.

 

 

—Porque ellos no son unos hijos de puta como tu— siseó Law.

 

 

Y el comedor se quedo en silencio totalmente aterrorizado sin que ya nadie se atreviese a seguir cantando.

 

.

 

.

 

.

 

Doflamingo caminó al día siguiente directo al campo enfrente de la casa. Al llegar la primavera la nieve se derretía y dejaba a la vista una verde explanada donde se podía practicar o entrenar sin ningún problema.

 

 

Sabía que Law estaría allí, realizando la rutina de siempre antes de darse una ducha y dirigirse sin dedicarle una palabra al pueblo con los niñatos que tenia por amigos.

 

 

Diviso al moreno realizando movimientos elegantes y suaves con una enorme espada de madera totalmente concentrado en lo que hacía. Doflamingo le contemplo durante un momento desde lejos observando los cada vez más perfeccionados movimientos que realizaba con el arma y como a la vez, usaba su habilidad creando aquella pantalla azul que cada día se hacía más grande. O como el sudor caía por su cuello y empapaba su camisa haciendo que esta se pegasea su pecho, o como su respiración estaba ligeramente acelerada teniendo el chico que respirar por la boca entreabriendo los preciosos labios…

 

 

O el moratón que surcaba su mejilla por la bofetada que le había dado el día anterior.

 

 

Suspiro frustrado, no había querido pegarle, hacerle daño era lo último que quería, pero últimamente parecía que todo lo que hacía enfadaba al menor y a sí mismo. Y ayer cuando el menor había pronunciado aquellas palabras plagadas de odio...había perdido el norte.

 

 

Cogió otra de las espadas de entrenamiento y se acerco al menor.

 

 

—Vigila el flanco derecho tiendes a subir demasiado el brazo y dejas una abertura—le dijo al adolescente.

 

 

Law abrió los ojos sorprendido por la repentina intromisión y luego al reconocerle frunció el ceño y sus ojos se llenaron de rabia. Doflamingo espero gritos, palabras hirientes, después de todo llevaban sin hablar desde lo del incidente, pero Law simplemente bajo el arma y sin decir nada se dirigió a la casa pasando a su lado ignorandole.

 

 

—Law espera… tenemos que hablar— ordeno dándole al chico todavía la espalda. Escucho como el chico se detenía y se relajo un poco. Solo un poco.

 

 

—No tengo nada que hablar contigo—otra vez ruido de pasos.

 

 

—Law ven aquí— volvió a ordenar dándose la vuelta y observando como el chico se alejaba sin hacerle el mas mínimo caso— Trafalgar Law ven aquí—ordeno de nuevo cabreado levantando la voz.

 

 

El chico se paró y se volvió a mirarle con ojos rabiosos. Doflamingo esperoóaguantándole la mirada sin parpadear. Ambos sabía que Law no podía vencer al rubio, que lo único que podía hacer era obedecer. Lentamente Law se acercó al mayor hasta quedar parado lo suficientemente lejos como para que el rubio no pudiese cogerle. Como si se estuviese preparando para responder a otra bofetada.

 

 

Doflamingo se odio a sí mismo.

 

 

—Siento lo de ayer—anuncio, al final bajando la voz—no quería ofenderte y supongo que me pase un poco... siento lo de la bofetada— el chico no dijo nada simplemente se le quedo mirando con los preciosos ojos grises plagados de rabia.

 

 

¿Cómo habían acabado así? Doflamingo aun recordaba al niño inocente y sonriente que le regalo una tarta por su cumpleaños o el que lloraba cuando él no estaba. El adolescente que tenia ante si era ahora tan diferente, tan distante, tan frio… ya no sabía si seguía conociéndole. Tampoco sabía si quería que el antiguo Law volviese o si era mejor de aquella manera. Realmente no sabía lo que quería.

 

 

—También quería disculparme por lo de tus amigos— volvió a empezar al ver que el chico no decía absolutamente nada— solo lo hice para protegerte, no sabía si...—

 

 

—No necesito que me protejan—le interrumpió Law.

 

 

Doflamingo parpadeo aturdido ante el repentino comentario

 

 

—¿Qué?—

 

 

—Que no necesito que me protejas—repitió el otro con tono duro—estoy harto de que me trates como un niño de tres años—

 

 

Doflamingo miro al chico sin creerse realmente que estuviesen manteniendo aquella conversación.

 

 

—No te trato como un niño de tres años—se defendió

 

 

—Si lo haces—volvió a atacarle Law— no me das la Nodachi pese a que sabes que realmente estoy preparado para usarla, no me dejas entrar a la clínica del pueblo porque temes que entre en pánico cuando se muera uno de mis pacientes, no me dejas quedar con gente de mi edad por paranoias tuyas—enumero de recorrido como si ya hubiese tenido aquella conversación mil veces en su cabeza— me tratas como un niño—

 

 

Doflamingo frunció el ceño sin dar su brazo a torcer. No le estaba tratando como un niño, le estaba protegiendo y preocupándose por él. ¿Porque el otro no lo veía?, aun no estaba preparado para enfrentarse al mundo, por dios si solo tenía quince años.

 

 

—Law lo de la medicina ya lo hablamos y te dije que...—volvió a intentarlo.

 

 

—Ves—volvió a interrumpirle el menor— no haces más que controlarme, no me dejas hacer lo que realmente quiero, tengo prácticamente la misma edad que tu cuando me adoptaste, asique no me digas que no estoy preparado para el mundo—

 

 

Doflamingo parpadeo aturdido intentando comprender como el chico había conseguido leerle la mente. Pero desecho la idea rápidamente centrándose en el problema que tenía delante, no iba a ceder ni un ápice en aquel tema. Punto y final.

 

 

—No me compares contigo, no es lo mismo—murmuro pensando en la mierda de vida que había tenido de niño y en como había tenido que aprender a sobrevivir por su cuenta. Law no era igual que él. Era mejor.

 

 

Law le miro sorprendido y ligeramente dolido ante el suave comentario y entonces Doflamingo se dio cuenta de lo que seguramente estaría entendiendo el otro.

 

 

—Ja, asique no soy más que una mierda comparado con el gran Doflamingo—susurró con voz neutra pero con un deje dolido. El rubio frunció aun más el ceño— no sé ni porque me esfuerzo con esto si al final no sirvo para nada—continuo con sus ojos grises pegados al suelo.

 

 

—Law—le llamó preocupado.

 

 

— Dios ni siquiera sé porque te hice la estúpida promesa de volverme más fuerte si ni siquiera me dejas intentarlo… fue una gilipollez… simplemente olvídala— murmuro soltando la espada que tenía en la mano como si acabase de rendirse.

 

 

Vele, aquello dolía. El recuerdo de la promesa era uno de los pocos que guardaba con cariño en su mente, y que ahora el chico dijese que era una gilipollez lo rompía en mil pedazos.¿ Por qué no lo entendía? él lo había dado todo por el, le había adoptado cuando lo que hubiesen hecho la mayoría de piratas sería descuartizarlo vivo. Le había enseñado lo que sabía, le había criado y arriesgado su vida por él y había dejado momentáneamente su carrera de pirata para llevarle a un lugar seguro. Y lo único que recibía a cambio eran odio y reproches.

 

 

Oh, que si dolía, pero también le cabreaba. Mucho.

 

 

—Law no vas a ejercer medicina y punto, no te voy a dar la Nodachi y ya veremos si te dejo volver a ver a los idiotas que tienes por amigos —

 

 

Law le miró sorprendido durante un pequeño momento y luego frunció el ceño con la rabia y odio surcando de nuevo sus ojos.

 

 

—Se acabó—anuncio de repente el menor con el odio impregnado en la palabra— ya he tenido suficiente, me voy de aquí— y sin mirarle siquiera se dio la vuelta—adiós, ojala no te vuelva a ver—

 

 

Doflamingo se quedó quieto un momento. Law no había dicho un “hasta luego” o el “ya nos veremos” de siempre, había dicho adiós.

 

 

Le estaba abandonando para siempre.

 

 

Sin dudarlo avanzo detrás del chico que estaba ya saliendo de la explanada y dirigiéndose a la verja de la casa

 

 

—Law vuelve aquí— murmuro alcanzándole— tú no te vas a ningún lado, te vas aquedar conmigo— y no era una petición.

 

 

—No—siseó el moreno en su agarre—, no quiero volver a verte nunca más bastardo, olvídame y déjame en paz de una maldita vez—y soltándose volvió a encarar la puerta.

 

 

—Te he dicho que tú no te marchas de aquí—ordenó cada vez mas cabreado, sin saber realmente que hacer con la situación y actuando más bien por instinto. Alzando los brazos llamo a sus poderes y trenzo los hilos entorno al cuerpo del chico inmovilizándole en el sitio.

 

 

—Suéltame flamenco de mierda —gritó al instante el chico intentando soltarse de los hilos y mirándole con aquella mirada que le hacía querer gritar de frustración— te odio...ojala no te hubiese conocido nunca—

 

 

Y aquel fue su límite.

 

 

Todos los momentos que había vivido feliz con el chico pasaron ante sus ojos en un instante y luego fueron sustituidos por los gritos del actual Law y las palabras que acababa de oír.

 

 

“Te odio”

 

 

 No lo entendía, no quería entenderlo solo sabía que nunca había sentido algo así en su vida.

 

 

Jadeó intentando llenar sus pulmones a través de la rabia, el dolor y el sentimiento de traición.

 

 

Su mente se bloqueo y tembló aun sin saber qué hacer con el chico forcejeando enfrente de él. No podía dejarle irse, no lo iba a permitir. En un intento de mantener a Law consigo aunque fuese a la fuerza hizo lo mas estúpido que nunca podía haber hecho:

 

 

Le besó.

 

 

 

 

Notas finales:

Jajaja me encanta el Law adolescente me recuerda a mi de pequeña XD y sip señores lo he cortado en el beso muajaja os aguantais hasta el siguiente cap que lamentablemente va a ser dentro de muuuucho ya que me voy de vacaciones jaja

 

Me encanta dejaros asi }: )

 

Bueno planes retorcidos aparte, ¿Que os ha parecido?¿Triste?¿Dibertido?¿Algo que no os esperabais?

 

Dejadme reviews wapoos

 

Un beso y hasta que vuelvaaa~


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