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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Heeey!!! He aquí la décimo sexta entrega de 'El Cuartel del Metal', como lo prometí. Pretendía publicarla hasta el martes, pero neta los martes es cuando me da más flojera así que decidí adelantar.

 

Sigo con mi mini-tributo a AC/DC, y éste capítulo básicamente es el relato de Shinobu.

 

ADVERTENCIA: Lemon.

 

La verdad es el primero que hago como tal, espero llenar sus expectativas. Bien… ¡A leer, se ha dicho!

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica y las canciones aquí incluidas son de sus respectivos autores.

Capítulo 16: Que la locura empiece – Parte II

 

Sábado por la noche. Finalizaba la presentación de Exilieth con los aplausos y gritos eufóricos de la audiencia en El Cuartel del Metal. Misaki había tocado mejor que nunca, aunque desconocía la razón. Iba a preguntarle pero vio que un hombre de unos 28 años, de cabello plateado, ojos color violeta, tez clara como leche, ataviado con un refinado traje y una pesada y costosa gabardina negra, se llevaba a rastras a su compañero de banda y este le seguía el paso sin protestar.

 

Frustrado, decidió que era hora de irse a casa como siempre, pues odiaba recibir llamadas de su fastidiosa hermana. No obstante Shinnosuke y Nowaki lo invitaron a jugar billar un rato, a lo cual encogió los hombros despreocupadamente y aceptó. No apostaban, sólo jugaban. Estaba a punto de ganarle al segundo guitarrista cuando sintió la voz de alguien.

 

–¿No creen que ya es un poco tarde para que sigan aquí?

–Miyagi-sensei –respondió Shinnosuke respetuosamente

–Etto… ya nos íbamos –el baterista contestó con rapidez, pues seguramente Risako se enteraría por él

 

El mayor se ofreció a llevar a los tres jóvenes, pero Nowaki rechazó la oferta ya que vivía cerca de ahí. Primero dejaron al bajista a su casa ya que –después de Nowaki– era el que vivía más cerca. Posterior a eso iban a ir a la casa Takatsuki, pero una llamada de Risako pidiéndole al mayor dejara pasar la noche a su hermano, so razón que sus padres no llegarían a casa esta noche (habían salido como casi cada fin de semana), los obligó a ir al apartamento del profesor.

 

Un rato más tarde ambos se disponían a dormir, el mayor en un futón y el menor en la cama. Sin embargo el rubio no podía conciliar el sueño, el hecho de encontrarse en casa de Miyagi-sensei le inquietaba y por alguna razón también le alegraba. Estuvo un buen rato jugando Guitar Hero III en su móvil, pero aun así no lograba distraerse, además que tenía sed. Se levantó y caminó en completo silencio hasta el refrigerador. Vio que sólo había comida instantánea –igual que la que dejaba su madre– y varios six-pack de cerveza.

 

–Bueno, seguro no le molestará –tomó una y la bebió hasta el fondo.

 

Pretendía tomar otra, pero probablemente el adulto se enojaría, a lo que decidió volver a dormir. Lo que no esperaba era ver al mayor en la sala, con una consola y la televisión encendida, tocando hábilmente una canción de Guitar Hero V.

 

–¿Tiene idea de lo ridículo que se ve haciendo eso? –espetó a modo de broma

–¿Ah?

 

Un rato después ambos estaban jugando con la consola, pero en algún momento pasó de ser un simple juego a una apuesta. Conforme transcurría el tiempo el nivel subía, igual que las cervezas que bebía el perdedor de cada ronda. Afortunadamente el baterista llevaba la delantera.

 

 

All you women who want a man of the Street
But you don't know which way you wanna turn
Just keep a coming
and put your hand out to me
'cause I'm the one who's gonna make you burn

(Todas las mujeres que quieren un hombre de la calle
Pero no saben hacia donde quieren dirigirse
Simplemente siguen viniendo
Y me ofreces tu mano
Porque yo soy el que te va a poner a arder…) (1)

 

El corazón del baterista latía tan rápido como su técnica de doble bombo (2). No supo en qué momento las cosas se salieron de control, pero a estas alturas del juego no iba a detenerse a preguntar.

 

El zipper de su chaqueta negra de cuero iba descendiendo y luego resbalaba sobre sus hombros. Sus labios eran atacados vorazmente mientras las hábiles manos de su excuñado desabrochaban uno a uno los botones de la camisa color gris oscuro. Él torpemente hacía lo mismo con la camisa color verde pálido y la corbata negra. Al parecer ninguno de los dos se había cambiado para dormir. Ambas camisas iban resbalando por sus pieles mientras hacían ese característico sonido; los labios del pelinegro abandonaron los suyos para irse sobre la blanca piel de su cuello, depositando besos húmedos y mordiendo suavemente, provocándole algunos suspiros. Asimismo las grandes manos de Miyagi recorrían con las yemas de los dedos su suave piel, causándole sensaciones nunca antes experimentadas. Entre besos y caricias que incrementaban su intensidad, el mayor conducía al más joven hasta la cama, cayendo este sobre su espalda. Miyagi se posicionó sobre él sin detener sus caricias. Besó sus labios, las comisuras, su mentón, su cuello, la clavícula, los hombros... mordió sobre uno de ellos y siguió bajando hasta llegar a dos botoncitos que pedían un poco de atención.

 

–Aaah–gimió el baterista en cuanto sintió la caliente y húmeda lengua del mayor en uno de ellos moviéndose en círculos, al tiempo que el otro era presionado con los dedos– Aaaah...

 

Hizo lo mismo con el otro hasta dejarlos rojos a ambos. Las manos del chico tampoco se quedaron atrás, pues una se deslizaba por entre las oscuras hebras, y la otra subía y bajaba por la columna del mayor. Sus pieles subían de temperatura y todavía no empezaba lo mejor. El adulto ahora descendía hasta su ombligo, introduciendo la lengua simulando penetraciones. Inconscientemente el menor movía sus caderas, y las palpitaciones bajo el pantalón negro se hacían tan intensas que incluso resultaban dolorosas. El pelinegro no lo pensó dos veces para apretujar la erección del rubio, por encima de la tela.

 

–Aaah... ngh... –gemía ante cada caricia, mientras sus mejillas se teñían de carmín. Miyagi lo besaba con más fuerza, mordiendo un poco el labio inferior, mientras desabrochaba los jeans dolorosamente ajustados.

 

Luego volvió a lamer y succionar uno de sus pezones, y al mismo tiempo introdujo la mano bajo el bóxer para hacerlo descender junto con los jeans. Se separó un momento para bajárselo por completo, dejando una vista espectacular para el mayor: los cabellos dorados como trigo ya no estaban levantados hacia arriba y atrás como en el Cuartel, sino en completo desorden; los ojos gris claro se oscurecían en una clara expresión del placer que experimentaba; los mofletes sonrosados, el labio inferior un poco hinchado, y un rastro de saliva que iba de sus comisuras y poco a poco se difuminaba hasta desaparecer por debajo del ombligo; los pezoncitos estaban rojos igual que las marcas que dejó anteriormente; y el miembro duro del menor se erguía pidiendo atención a gritos, todo esto bajo la tenue luz que entraba por la ventana.

 

Miyagi acarició con frenesí las delgadas y torneadas piernas del baterista, y luego se agachó para dejar más besos húmedos y suaves mordiscos.

 

–Aaahh... aaahh... aaah... –los gemidos del ojigris subían de volumen conforme el adulto ascendía a su ingle– Mi-Miyagi –el aludido lamía lenta y tortuosamente la punta de su miembro– Ngh... mmm... aaah...

 

De nueva cuenta las caderas de Shinobu se movían y una de sus manos se deslizaba por la cabellera negra, empujando un poco. El mayor pareció captar el mensaje, pues engulló toda la virilidad del baterista de golpe. Ésta entraba y salía de la caliente boca del mayor; el calor era sofocante y a la vez placentero, tanto que lo hacía aferrarse a las blancas sábanas.

 

–Ngh... aaah... ngh... –el baterista intentaba reprimirse, pero aquello estaba rebasando su control– ¡Aaah! –sintió un fuerte espasmo en su vientre–Miyagi... voy a... me voy a...

 

En lugar de apartarse Miyagi intensificó el vaivén y poco después el menor derramó su semilla en la boca del mayor. Éste tomó lo que cayó por la comisura de sus labios y la lamió toda. De nueva cuenta se posicionó sobre el cuerpo del menor y pasó una mano por su cintura, acortando las distancias mientras una nueva batalla se libraba entre las lenguas de ambos. Cuando se hizo necesario respirar, se separaron y el pelinegro deslizó tres de sus dedos, uno a uno, sobre los sonrosados labios del chico. Entendiendo el mensaje, el baterista lamió cada uno con lentitud, deslizando su mojada lengua como si se tratara de un dulce, inconsciente de que eso sólo encendía más al mayor, quien se daba atención a sí mismo con la otra mano.

 

Una vez que estuvieron bien lubricados los largos dedos del adulto, introdujo uno en la virginal entrada del baterista.

 

Let me put my love into you
flying on a free flight
driving all night with my machinery
cause I
I got the power any hour
to show the man in me

(Déjame introducir mi amor en ti
Volando en un vuelo libre
Dándole que te pego toda la noche con mi maquinaria
Porque yo,
yo tengo el poder a cualquier hora
De mostrar el hombre que hay en mi…) (3)

 

–¡Aaahh! –Shinobu no pudo evitar soltar un grito por la intromisión. Su 'amante' lo movía en círculos, y cuando lo creyó pertinente introdujo el segundo– Aaahh... ngh... –el dolor desaparecía de a poco– aah... –Miyagi introdujo el tercero e hizo movimientos en tijera y en círculos, dilatando la rosada entrada, mientras el joven arqueaba la espalda– M-Miyagi... ¡Hazlo ya!

 

Y el mayor obedeció sin chistar: su miembro se abría paso entre las nalgas del joven, y de una estocada entró.

 

–¡Aaaaah! –otro grito escapó de la garganta del chico, y unas pequeñas gotas de mar fluyeron por sus encendidas mejillas

–Estás muy estrecho –dijo el mayor con voz casi gutural

 

Miyagi lo besaba mientras con la mano libre acariciaba su espalda con lentitud, y cuando estuvo más relajado, comenzó a moverse en un lento vaivén.

 

–Aaahh... aaahh... aaah...

 

Al mismo tiempo su excuñado masturbaba su miembro, que volvía a despertar. Con cada embestida, vaivén, beso, exhalación, roce, mordida, etcétera, la intensidad de las corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo aumentaba y hacían de las suyas con sus emociones y sentimientos.

 

–Aaaah... aaahh... aaahh...

–Ngh... aaah...

 

Las uñas del rubio se enterraban salvajemente en la piel del pelinegro, incluso donde las letras rojas de AC/DC estaban tatuadas de por vida, haciendo gemir al mayor con voz ronca.

 

Las embestidas seguían en aumento, causando fuertes espasmos al ojigris. No conforme con eso, las atenciones que su excuñado le daba a su miembro lo hacían perder la cordura. No soportó más y por segunda vez derramó su semilla, esta vez entre el abdomen de ambos. Sus entrañas se contrajeron bruscamente, obligando al mayor a correrse, llenándolas de esa caliente esencia, fluyendo un poco de esta entre sus piernas.

 

–Aaahh... –ambos soltaron un suspiro mientras Miyagi salía del cuerpo más joven.

 

Los dos pronto cayeron en la inconsciencia, consecuencia del alcohol y el esfuerzo físico. Sin embargo el baterista se acurrucó en el pecho de su excuñado y con su último aliento de esa noche susurró un 'te quiero'.

 

'Cause the walls start shaking
The earth was quaking
My mind was aching
And we were makin' it and you -

Shook me all night long
Yeah, you shook me all night long

(Porque las paredes empezaron a sacudirse
La tierra temblaba
Me dolía la cabeza
y estábamos haciéndolo y tú…

Me sacudiste toda la noche
Sí, tú me sacudiste toda la noche) (4)

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

Notas finales:

1, 3 y 4.- Shoot to thrill, Let me put my love into you y You shook me all night long. Las tres canciones pertenecen al álbum Back in Black (1980). Las dos primeras corresponden al lado A y la última al lado B.

2.- Como dato curioso el doble bombo en la batería es usado cuando un baterista quiere incrementar la velocidad o agregar variedad de tiempos intrincados a su repertorio. Originalmente consistía en dos bombos con un pedal independiente cada uno, pero Shinobu, como muchos bateristas, emplea un bombo con un doble pedal, es decir, dos pedales unidos mediante un mecanismo y con dos mazas en lugar de una, logrando dicho efecto y permitiendo ahorrar espacio y dinero.

Recomiendo escuchar Angel of Death de Slayer (con su ex-baterista Dave Lombardo), del álbum Reign in Blood (1986) para que se den una idea en cuanto a la rapidez.

 

Seguramente se preguntarán qué rábanos hacía Miyagi tocando una canción de Guitar Hero a altas horas de la noche, pero tiene su explicación –que no daré inmediatamente–. Emm… bueno, la verdad estoy pensando en dejarla hasta aquí, pero me gustaría que me dieran sus sugerencias. De verdad es importante para mí. Bien, pss sin más qué decir nos leeremos hasta la próxima entrega. Chaito.


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