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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Heheheeey! Aquí vengo con mi siguiente entrega. De verdad lamento la tardanza, pero como ya saben estoy de vacaciones y mis papás van a estar j*diéndome por un buen rato. En fin, disfrútenlo.

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su creadora Shungiku Nakamura.

 

 

Capítulo 23: Incertidumbre

 

Domingo por la mañana. Caminaba de un lado a otro dentro de la suite donde se hospedaba, mientras llamaba por enésima vez al castañito de ojos esmeralda, recibiendo como respuesta el buzón de voz. No había dormido anoche por llamarle, pues recibió un mensaje de él.

 

»Sensei. Perdón por no asistir a su premiación, la guerra de bandas se alargó. No se preocupe por mí, llegaré pronto de todas maneras«

 

–Sensei, deje de dar tantas vueltas o le hará un agujero al piso –le regañaba Aikawa– A Misaki-kun no le gustaría verlo así –pero calló al recibir la mirada furiosa del escritor.

 

 

Mientras tanto los cuatro integrantes de Exilieth abrían los ojos pesadamente, topándose únicamente con oscuridad.

 

–Mi cabeza –se quejaba el bajista, al parecer ya se le pasaba el efecto.

–¿Qué rayos…? –el baterista fue el primero en quejarse, pues en un intento por moverse sintió que tenía las muñecas inmovilizadas.

–¿Qué es esto? –el primer guitarrista se movía, provocando una especie de ruido metálico.

–¿Chicos?

–¡Nowaki!

–¿Están todos bien? –inquirió Misaki

 

Shinobu iba a reclamarle por qué hacía una pregunta tan idiota, pero el sonido de una puerta abriéndose y cerrándose lo hizo desistir.

 

–Buenos días, muchachos –saludó una voz amable. A juzgar por el timbre, intuían que era un hombre y que no pasaba de los veinticinco años– ¿Cómo se sienten?

–¡¿Cómo se supone que debamos sentirnos?! ¡Maldito bastardo! –bramó Shinobu removiéndose violentamente sin éxito alguno– ¡Estamos esposados y pegados a la pared! ¡Para colmo nos visten con quién sabe qué cosa que pesa una tonelada!

–No hay que exaltarse, Takatsuki-kun. Podría ser peligroso.

–Tiene razón –apoyó Nowaki, muy a su pesar. En su desesperación los otros no notaban que le costaba un gran esfuerzo hablar– El oxígeno se reduce… sobre todo… si nos movemos mucho… y con esto… puesto.

–¿Qué? ¿Cómo lo sabes? –preguntó Misaki.

–Anoche estaba despierto… desde anoche…

–¿Por qué? –preguntó el bajista.

–No puedo responder a esa pregunta… sólo sigo órdenes –respondió aquel hombre– Por favor, no hablen mucho.

–¡Pero qué…! –alegó el baterista.

–Por favor, abran la boca. Necesitan comer.

 

Misaki fue el primero en obedecer, recibiendo un pequeño rollo de huevo.

 

–Nee, Saito ¿Por qué tienes que ser tan amable con estos 'chavitos'? –dijo de forma despectiva una voz femenina, cuyo timbre denotaba unos veinte años.

–Ayaka… sabes que seguimos órdenes, pero eso no nos da derecho de tratarlos como animales –respondió el llamado Saito mientras le ofrecía a Nowaki un trocito de salmón– Además… entre ellos está la persona que me gusta –dijo en un susurro.

–Como sea, termina para que podamos largarnos de una vez. Me estoy sofocando.

–De acuerdo.

 

A duras penas logró darle a Shinobu una col de Bruselas, ya que este se resistía alegando que la comida estaba envenenada. Con Shinnosuke fue fácil pues éste aceptó un cubito de queso sin rechistar. Unos minutos más tarde los cuatro chicos fueron 'alimentados'. Saito y Ayaka se dirigían abrían la puerta a la salida cuando la voz de uno de los chicos los detuvo.

 

–Saito-san… a-arigato –dicho esto se cerró la puerta.

–¡¿Pero qué te pasa?! –y de nuevo Shinobu empezó a reclamar– ¡¿Cómo puedes darle las gracias?! ¡Nos secuestró!

–Es obvio que esto no lo hizo por voluntad propia –espetó Nowaki con tono serio.

 

 

En el salón Frøya, Kai Shinoda y Akira Kitazawa llamaban por teléfono a los cuatro integrantes mientras caminaban de un lado a otro como leones enjaulados, sin obtener respuesta.

 

–¿Pasa algo? ¿Por qué tan tensos?–aparecía Sakumo a un lado de Kai.

– ¿En dónde está su banda? –preguntó Toshiro, viendo a Akira pasándose la mano entre el cabello en señal de frustración– Ya deberían estar aquí.

–Ese es el problema –suspiró Kai con pesadez– Ya les llamé varias veces y ninguno responde.

–Más les vale que lo hagan o los descalificarán –espetó Toshiro, y luego agregó con una sonrisa maliciosa– Sería una pena que eso pasara…

–Con lo buenos que son, le hubieran dado una gran batalla a nuestros muchachos –dijo Sakumo. Luego de esto ambos hombres se alejaron.

–¿A dónde pudieron haber ido? –preguntó Akira.

–A ver, lee los mensajes otra vez.

–Okay… emm… –el pelinegro carraspeó– Este es de Shinobu, dice:

 

»Tuve que irme de emergencia. Lamento no avisar personalmente, pero es importante. Volveré pronto«

 

–¿Qué dice el de Shinnosuke?

 

»Disculpen por irme sin avisar. La verdad me sentí mal y fui a descansar. Prometo volver pronto«

 

–¿Qué dice Nowa-kun? –inquirió esta vez Akira.

–Veamos…

 

»Etto… sumimasen. Tuve que ir a ver a alguien, pero no se preocupen, volveré pronto«

 

–Y Misaki dijo esto:

 

»Emm… voy a quedarme con mi tutor. Por favor no se preocupen por mí, yo volveré pronto. Perdón por las molestias«

 

–Hmm… es raro –espetó Akira– Si no mal recuerdo, Misaki iba a ver a alguien al salón Pavo Real ¿cierto? –Shinoda asintió– ¿Pero a quién? Que yo sepa, solo entraban los invitados a la premiación de…

–¡Akihiko! –Kai terminó la oración y ahora Akira asintió.

 

 

Transcurrió un buen tiempo. Ahora mismo Akihiko Usami se encontraba en el salón Pavo Real, donde la prensa estaba reunida. Sin embargo él buscaba con la mirada a su castañito.

 

–Menos mal que no está ese niño aquí –decía una mujer.

–Pero mira que entrar en semejantes fachas –decía otra.

–Déjalo, seguro se equivocó de salón –decía un hombre con parsimonia– Según tengo entendido, se organizó una fiesta de metaleros del otro lado. Seguro se confundió.

–¿Y cómo era? –preguntó una joven de unos 19 años.

–Era…

 

"Entonces no lo imaginé" pensó el escritor mientras oía la descripción que daba aquel hombre. Iba a volver para preguntarle, pero su jefe Isaka lo detuvo.

 

–¡Ni lo pienses! –le increpó éste– Ya casi empieza la conferencia de prensa.

–Cabello castaño semi-largo, complexión pequeña, dieciséis años, ojos verdes… –habló, imitando la descripción de aquel invitado.

–¿Qué?

–Polo negro de manga larga, chaleco texano verde militar…

–¡¿De qué car*jo estás hablando?! –exclamó Isaka sin entender nada.

–No te hagas el idiota conmigo, sé que lo viste.

–¿A quién?

–Al chico metalero que entró ayer.

–¡Ah, ese! –espetó el castaño como si fuera lo más insignificante del mundo– Salió huyendo como burro sin mecate (1) cuando los invitados empezaron a murmurar… –luego añadió con burla: –¡Y cómo no van a murmurar si llega como Juan en su casa (2) con esa pinta de delincuente!

–¿A dónde fue?

–¡Yo qué voy a saber! Además… ¿para qué lo buscas?

–No te importa, pero si no está aquí en menos de cinco minutos, me largo.

–¡¿Qué?! ¡¿Te has vuelto loco?!

 

 

El segundo guitarrista y el bajista de Exilieth lidiaban con su baterista.

 

–¡Shinobu… deja de moverte! –le ordenaba Shinnosuke por cuarta vez– ¡¿Acaso no oíste… lo que dijo… Saito?!

–Lo sé… pero no puedo… –el baterista perdía oxígeno valioso– no… puedo… permanecer aquí… esos malditos bastardos…

–Entiendo lo que sientes –decía Nowaki– pero ¿Quién nos asegura… que fueron… Toshiro-san y Sakumo-san?

–¡Por amor a Jashin! –el rubio estalló– ¡Es obvio que fueron ellos! ¡Saben que podemos vencer a su banda y por eso nos quitaron del camino! ¡Ellos…! –iba a soltar algo más, pero le vino un mareo y perdió el conocimiento.

–¿Shinobu?

–Le dije… que cerrara… la boca –jadeó Shinnosuke.

 

Estaban tan centrados en eso que no se percataron de que el primer guitarrista estaba perdido en sus pensamientos.

 

"Lección número siete de Aramis no danna… si te va a llevar la freg*da, que sea en limusina… todo ha sido tan prometedor desde que conocí a Usagi-san, pero tuve que romper algunas reglas para llegar hasta aquí, entre ellas el no llorar por otra persona… pero el dolor de Usagi-san era tan grande y tan real que incluso yo lo sentí… si supiera la situación en la que me encuentro ¿se sentiría de igual forma que con nii-san? ¿Le dolería tanto como el haber perdido su oportunidad con nii-san?... ¡No, Misaki, no cuentes con eso!...". Se reprendió mentalmente "¡Es obvio que sigue sintiendo algo por nii-san! Incluso Aramis no danna decía que nunca se deja de amar a esa persona aun cuando ya estés con otra… él decía que sólo cambia la forma de entender el amor… pero entonces… ¿Usagi-san sigue amando a nii-san?" una lágrima traicionera fluyó sobre su mejilla y una sonrisa amarga surcó sus labios "Si Aramis no danna estuviera aquí, se reiría en mi cara por conducir yo mismo la limusina a la freg*da…"

 

 

En el salón Pavo Real, Usami recibía una llamada.

 

–Moshi moshi…

–Pásame a Misaki –le ordenó a quemarropa. Era Shinoda.

–¿Qué? ¿No está contigo?

–No me j*das y pásamelo.

–¡Tú no me j*das! Se supone que está contigo desde anoche.

–¿Qué?

–¡Me pidió permiso de ir a buscarte desde anoche y no ha regresado! –Akihiko colgó el teléfono y se levantó de su silla dispuesto a salir de ahí.

–¡Vuelve aquí! ¡¿A dónde crees que vas?! –le gritaba Isaka.

–Te dije que si no estaba en menos de cinco minutos, me largaba de aquí –respondió, sumamente molesto.

–¡¿Pero qué demonios…?! ¡¿Todo esto por un mocoso que…?! ¡Espera, vuelve aquí! ¡¿Desde cuándo te interesa uno de esos delincuentes…?!

–Desde que uno de esos delincuentes, como tú los llamas –Akihiko haló a su jefe de la corbata y le habló con tono severo– se volvió mi musa y el motivo por el que tus ventas se han elevado.

–¡Sensei! –ahora llegaba Aikawa– ¡Por favor cálmese! ¡Ya di nota a las autoridades por la desaparición de Misaki-kun! –la mujer calló al darse cuenta de lo que dijo– Yo… –dijo en voz baja, mientras mostraba un ramo de rosas baby romántica un poco desbaratado– encontraron esto en uno de los corredores esta mañana… tenga.

 

Akihiko iba a reprocharle por qué le daba esto en un momento así, pero al leer la tarjeta sintió su corazón dar un vuelco.

 

»De: Takahashi Misaki

Para: Usami Akihiko

Sus esfuerzos han dado sus frutos, todo el éxito obtenido no es más que el que se merece. Estoy muy feliz de su logro. Siga así ¡Enhorabuena!«

 

–Sensei…

–Me voy.

–¡Espere! –su editora le tomaba un brazo– Entiendo que quiera ir tras Misaki-kun, demo no hay mucho que pueda hacer es estos momentos… la policía dice que deben transcurrir al menos veinticuatro horas para declararlo como desaparecido. Además… no sería justo dejar así a todos sus fans.

–Aikawa… sabes que esto es sólo un medio y que no hago esto de corazón.

–Entonces, si no es por ellos, al menos hágalo por Misaki-kun.

 

 

Cierto catedrático, por otra parte, se encontraba terminando sus deberes. Se debatía internamente entre ir o no ir a la batalla final entre Exilieth y Ashes & Blood a la cual fue invitado.

 

"En otras circunstancias habría dicho que no a la primera… siempre he detestado estas cosas… sin embargo ahora ¿por qué me cuesta tanto trabajo decidir? Sé que a Nowaki le gustaría que estuviera ahí, pero… ¡¿Qué rayos?! ¡Parezco quinceañera enamorada! ¡Por todos los cielos!... aunque… es raro que no me haya llamado como todos las mañanas… ¡Aaaagh!"

 

Se tiraba del cabello por tener esos pensamientos, y luego de calmarse decidió llamarlo, pero luego suspiró frustrado al no obtener respuesta. Luego marcó otro número.

 

–Moshi moshi…

–Shinoda, pásame a Nowaki –soltó a quemarropa.

–Yo… lo siento, soy Akira.

–¿Qué?

–Hiroki… de pura casualidad ¿Nowa-kun no ha ido a verte? –aunque el castaño no pudiera verlo, por el tono intuía que estaba molesto por algo. Asimismo le molestaba que su otro archienemigo de la secundaria le llamara así al segundo guitarrista de Exilieth.

–¡¿Crees que si hubiera venido para acá estaría preguntando por él con ustedes?!

–¿Entonces no está contigo? –el tono alterado de Akira no le auguraba nada bueno.

–¿Qué? ¿Qué está pasando?

–Hiroki… él mandó un mensaje diciendo que iba a ver a alguien desde anoche, pero temo que no ha vuelto y tiene que estar presente para la final…

–¿Qué? –el castaño no daba crédito a esas palabras y temía lo peor.

–Ya te lo dije. Por cierto… ¿por qué el interés en él?

–Pensé que lo sabías… Shinoda y tú autorizaron que invitaran a alguien a la final y…

–Entiendo –interrumpió Akira– Te invitó ¿cierto? –Hiroki asintió– Lamento decirte que no ha vuelto… tampoco los otros…

–¡Dime de una vez lo que está pasando!

–Los hemos llamado y no responden, tampoco sabemos a dónde o con quién fueron… incluso he llegado a pensar que… han desaparecido.

 

Un ruido seco se oyó, pues de la impresión Hiroki soltaba la bocina del teléfono, mientras su corazón palpitaba a más no poder.

 

–Hiroki… Hiroki…

 

 

Otro catedrático pasaba por algo similar. Anteriormente había recibido una llamada de Risako preguntando por su hermano, pues éste no le respondía al teléfono.

 

–Hmmm… ese mocoso –suspiró con frustración mientras guardaba algunos documentos de su investigación y fumaba su sexto cigarrillo del día– ¿Es que no puede siquiera cogerle el teléfono a su propia hermana?… maldición, esto es tan irritante –en eso entró una llamada– Y ahora qué… moshi moshi…

–Etto… Miyagi-san, habla Shinoda.

–Oh, Shinoda –saludó con tono jovial– ¿Qué se te ofrece?

–Disculpe ¿pasó algo con Takatsuki-kun?

–¿Ah?

–Anoche se fue sin avisar y mandó un mensaje diciendo que salió por una emergencia ¿sabe qué pudo haber pasado como para que se fuera así?

–¿Qué? Creí que estaba con ustedes. Incluso él mismo llamó para decirme que se quedaría con ustedes.

–¿Cómo?

–Sí, de hecho mencionó que ustedes les hicieron reservaciones.

–Miyagi-san –el tono alterado de Shinoda ahora era serio– Sé que es muy adelantado, pero debido a que he llamado a él y a los otros desde la mañana y ninguno responde, además que no se encuentran en sus habitaciones, y su respuesta…

–¿Estás sugiriendo que pudieron haber desaparecido?

–Así es, Miyagi-san.

–¡Voy para allá!

 

Sin decir más, colgó el teléfono y luego de tomar su abrigo y las llaves de su auto, salió de su apartamento.

 

–Shinobu-chin… si esto es una forma de llamar la atención, lo has conseguido.

 

 

Por otra parte, Ijuuin-sensei se paseaba por la pequeña vivienda de Shinnosuke, observando los trofeos que este último obtuvo en varias competencias de artes marciales.

 

–Vaya, has crecido mucho… me pregunto si… –en ese momento tomó una fotografía que le pareció familiar– Veo que todavía la conservas –sonrió al verse a sí mismo al lado del castaño de ojos color ámbar, cuando este ganó su última competencia de artes marciales en la preparatoria. Ambos se notaban felices– De verdad lamento haberte herido así, Shinno-kun, pero era necesario… sin embargo ahora que las cosas se han solucionado, esta vez no te dejaré ir… aunque tenga que soportar tu indiferencia –levantó la bocina y marcó su número luego de buscarlo en la agenda. Sin embargo no tuvo respuesta. Entonces optó por dejarle un mensaje desde su móvil.

 

 

En el cautiverio, cada integrante de Exilieth sólo podía pensar en una persona en especial.

 

"Usagi-san…"

"Hiro-san…"

"Miyagi…"

"¿Estará buscándome en estos momentos?"

"Al menos Misaki y Shinobu tienen a alguien que se preocupe por ellos y seguramente deben estarlos buscando ahora mismo" pensaba el bajista "En tanto Nowaki y yo… bueno, lo único bueno de todo esto es que si los encuentran a ellos también nos encontrarán a nosotros… Ijuuin-sensei… me pregunto qué harías si supieras de mi situación… ¿me buscarías o simplemente esperarías a que aparezca?"

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- Como burro sin mecate. Es una forma muy chistosa que se usa en México y en algunos países de Latinoamérica para aludir a alguien que va corriendo muy rápido.

2.- Como Juan en su casa se refiere a circular por la casa de un amigo con demasiada confianza. En este caso salón, XD.

 

Bueno, esto es todo por ahora. Chaito.


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