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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hehehey! Seguramente más de la mitad de lectores quiere asesinarme por dejar pasar tanto tiempo sin actualizar mis fics, pero con esto de las fiestas navideñas mis padres tienden a llevarme a mis hermanas a mí a casa de nuestros familiares, queramos o no. No me molestaría si tuvieran computadora con Internet, pero como ese no fue el caso, ni modo, a esperar a llegar a mi casita.

En fin, para quienes siguen mi fic Mi pequeño amante, lamento decirles que las actualizaciones ya no serán tan frecuentes, pues me estoy enfocando en terminar mi fic De tradiciones y amor está hecho el invierno.

Aun así agradezco sus reviews y agregadas a favoritos.

 

Bien, sin más de mi aburrido discurso, les dejo el capítulo.

 

Disclaymer: Junjou Romantica y las canciones que utilizo para finalidades del fic son de sus respectivos autores.

Capítulo 24: En el metal no hay actos inocentes – Parte I

 

Cinco de la tarde con cuarenta minutos. Inmediatamente de que terminara la conferencia de prensa, Akihiko Usami había salido del salón Pavo Real como alma que lleva el diablo, en busca del joven metalhead. Tras él salían Aikawa e Isaka, 'rogándole' que se quedara unos instantes más.

 

–¡Espere, sensei!

–Ya he hecho lo que tenía que hacer ¿Qué más pretendes que haga?

–¡No j*das y dales por lo menos un maldito incentivo a las fans! –le gritaba Isaka.

–¡Akihiko! –Akira y Kai salían del salón Frøya a su encuentro.

–¡Tú!

 

Usami avanzó rápidamente en cuanto reconoció al pelirrojo, y sin dar tiempo a nada le propinó un puñetazo que lo derribó. Sus ojos violetas se afilaron como la cuchilla de la guillotina antes de decapitar a su víctima.

 

–¡¿Cómo pudiste permitir que esto pasara?! –iba a propinarle otro golpe, pero Isaka lo detuvo. Asimismo Akira levantaba a su primo del suelo– ¡Te juro que si algo le llega a pasar a Misaki, yo mismo te mato ¿me oíste?!

–¡Sensei, mantenga la calma! –le gritaba Aikawa– ¡En vez de desquitarse con Shinoda-san debería estar buscando a Misaki-kun!

 

–¡¿Qué hace usted aquí?! –se oyó a alguien.

–¡Kamijou, yo iba a preguntarte lo mismo!

–¡Yo pregunté primero!

–Okay, okay… ¿conoces al baterista de Exilieth?

–¿El hijo del Decano Takatsuki?

–Así es.

–¿Qué hay con él?

–Se está quedando a vivir en mi casa desde hace un mes.

–¿Y qué tiene que ver eso con que esté usted aquí?

–¡Shinoda-san me ha llamado diciendo que prácticamente desapareció!

–Así que él no es el único –musitó cierto castaño para sí mismo, pero al parecer fue escuchado.

 

 

En un sitio no muy apartado del hotel, se abría la puerta de lo que parecía ser un almacén, y entraban dos personas con gafas y pasamontañas. Inmediatamente ésta se cerró, dejando el recinto en una oscuridad perturbadora, la misma oscuridad que perturbaba a los cuatro integrantes de Exilieth, aun esposados a la pared.

 

–¿Cuánto más pretenden tenerlos así? –preguntaba una mujer. Por el timbre de su voz probablemente apenas tendría dieciocho años– ¡Podrían morir!

–Ese no es nuestro problema, Rika –decía con voz áspera un hombre– Las órdenes fueron específicas… –y luego de un suspiro burlón continuó: –Incluso el color de sus armaduras.

 

"Entonces eso explica por qué pesa tanto" pensó Shinobu, refiriéndose a su vestimenta.

 

–Pero al menos podrías encender la luz ¿Tienes idea de lo asustados que podrían estarse sintiendo justo ahora?

–Lo haría si el sistema eléctrico funcionara.

–¿Lo harías?

–No.

–¡Takeshi!

–Bueno, dejémonos de tonterías y hagamos lo que dijo el jefe.

–Okay.

 

Aquellos dos visitantes alimentaban y daban un poco de agua a los cuatro integrantes de Exilieth.

 

–¿Puedo quedarme un rato con ellos? –inquirió la llamada Rika.

–¡¿Te has vuelto loca?! ¡Tenemos que volver antes de las nueve o nos descalificarán!

 

"Entonces era cierto lo que dijo Shinobu" pensó Nowaki recordando todo lo que gritó el rubio antes de desmayarse ya hace horas "Sakumo-san y Toshiro-san querían quitarnos de en medio"

 

–Pero deben estar muy aburridos aquí.

–Dios, eres demasiado compasiva… con razón todos los tipos con los que has salido se cansan de ti.

–¡¿Y eso a qué viene ahora?! –ella estaba sumamente ofendida.

–Oigan, podemos escuchar todo lo que dicen –bramó Shinobu, hastiado de su perorata.

–¿Puedo preguntar algo?

–Ya estás preguntando, Kusama-san.

–Bueno, lo que quise decir…

–Bueno, ya entendí. Pregunta.

–Dudo que respondas, pero de todos modos lo haré: ¿Por qué estamos aquí, exactamente?

–Bueno, Sakumo-san…

–¡Cierra la maldita boca! –le cortó Takeshi– ¡Sabes que está prohibido revelarles a estos cualquier cosa!

–¡Pero si ya lo hiciste al decir que nos descalificarían! –le reprochó Rika.

–Es cierto –musitó Shinobu.

–¡Tú cállate!

–¡No le grites a Takatsuki-kun!

–¡Tú no me grites!

–Err… etto… si lo que querían era quitarnos del camino ¿Por qué traernos hasta aquí, vestirnos con armaduras y esposarnos a la pared? –espetó Shinnosuke– Pudieron haber saboteado los instrumentos o cualquier cosa, menos… esto es demasiado sucio, incluso para ustedes.

–Esa es una buena pregunta, y por lo tanto te daré una respuesta igual de buena –masculló Takeshi– ¡No-te-importa!

 

 

El tiempo transcurría. Akira Kitazawa se había encontrado a Miyagi y Hiroki en el camino, y ahora estaban buscando a los cuatro chicos. En la planta baja, el escritor bombardeaba de preguntas a la recepcionista.

 

–Cabello castaño semi-largo, complexión pequeña, dieciséis años, ojos verdes… –repitió la descripción que le dio a Isaka sobre el muchachito–… polo negro de manga larga, chaleco texano verde militar…

–Sólo vi que entraba con un joven alto, ojos azules, cabello azul oscuro… –la mujer aludía al momento en que los dos guitarristas llegaron al hotel–…pero nunca los vi salir.

–¡¿Cómo pudo no darse cuenta?! –Akihiko la miraba como si quisiera degollarla en este instante– ¡Estaba de guardia!

–Ya le dije que nadie entró después de la media noche –la chica sonaba desesperada– Ni siquiera vi a nadie salir por esta puerta.

–Entonces fue alguien de adentro –musitó más para sí mismo que para Aikawa e Isaka.

–¿Cómo?

–Quiero ver las cámaras de seguridad –ordenó a quemarropa.

–Pero… lo siento, señor, pero no tengo permitido hacer eso… yo…

–Es posible que el responsable haya estado dentro desde el principio.

 

Por otra parte los pisos superiores eran recorridos por Miyagi y Hiroki.

 

–Así que es cierto ¿eh? –ahora Miyagi sonaba un poco burlón.

–¿Ah?

–No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.

–¿Qué secreto? –Hiroki empezaba a perder la paciencia.

–Vamos, hombre. No te hagas el tonto conmigo, ya lo sé…

–¿Qué cosa?

–Que sales con el segundo guitarrista de Exilieth.

–¡¿Qué?! –Hiroki se esperaba todo menos eso. Por obvias razones sus mejillas se ruborizaron súbitamente y la voz le temblaba– ¡¿Qué le hace pensar eso?!

–El hecho de que estés aquí justo ahora.

–¡Nada de eso!

–Sí, claro, campeón –aunque la situación no lo ameritara del todo, todavía le divertía molestar a su subordinado, además que le ayudaba un poco a bajar la tensión– Te creo –obviamente era mentira, pero de momento lo dejaría así.

 

"Nowaki… donde quiera que estés" pensaba con angustia el castaño de los ojos avellana "...espero que estés bien"

"Shinobu-chin, tenías que desaparecer solo por un poco de atención ¿verdad?"

 

 

Rika y Takeshi ya se habían retirado y ahora sólo quedaban los chicos. Habían acordado que no hablarían para conservar oxígeno, pero ciertamente el encierro y las horas trascurridas hacían mella en los cuatro. Escucharon chirriar algunos metales.

 

–Shinobu ¿querrías dejar de moverte? –Shinnosuke le regañaba, con una venita en la sien.

–¡Tenemos que salir de aquí! –el baterista se sacudía violentamente, sin importarle el esfuerzo físico– ¡No podemos dejar que esos malnacidos se salgan con la suya!

–Es cierto –musitó el segundo guitarrista, con una seriedad que los otros jamás habían visto.

 

"No puedo preocupar así a Hiro-san... de una u otra forma debo salir de aquí"

 

Pronto se escucharon más chirridos de metales, pues los integrantes de Exilieth luchaban por liberarse de sus ataduras.

 

–¡Maldición! –bramó Shinnosuke– Están bien atornilladas, será imposible romperlas con la fuerza bruta –en eso se escuchó un quejido, un bien disimulado quejido de dolor– ¿Misaki?

 

Por alguna razón el pequeño guitarrista se había mantenido callado desde que Saito y Ayaka salieron de ahí, y eso ya les empezaba a extrañar a los otros. Lo llamaron varias veces sin obtener respuesta, pero fue tal su sorpresa cuando se oyó el ruido de metales cayendo.

 

–Lo… logré –musitó el ojiverde, jadeante. En efecto, de alguna forma había logrado deshacerse de sus ataduras y ahora caía al suelo. Después sacó su plumilla plateada y con ella desatornilló las esposas de sus compañeros. Eventualmente se escuchó el impacto de sus cuerpos contra el suelo– Listo.

 

Sin embargo los esfuerzos físicos y la falta de oxígeno los dejaron acabados, el simple hecho de ponerse de pie era un desgaste físico tremendamente innecesario, aunque los cuatro estaban 'libres', sabían que el oxígeno se terminaba.

 

–Nee, Misaki ¿Cómo hiciste para salir? –inquirió Shinnosuke.

–Etto… bueno… ser pequeño tiene sus ventajas –aunque era cierto, había algo más detrás de esa frase y esa verdad, pero de momento le daría a sus compañeros el beneficio de la duda.

–Bueno, ya. Debemos buscar una salida –espetó Shinobu.

 

Después de varios minutos de recorrer el lugar a tientas y tropezones, Nowaki dio con una pequeña rendija de ventilación, que al parecer fue cubierta con montones de cinta para que el aire no entrara en la habitación.

 

–Creo que es la única forma que tenemos de salir de este lugar asfixiante –dijo– Misaki-kun, tú primero.

–Hai.

 

 

Nueve con tres minutos. Afuera la noche estaba cubierta por una cálida brisa previa al verano, tan relajante y confortable, era una noche despejada, tanto que se podía ver a la perfección el infinito manto negro iluminado por un millar de estrellas. Adentro, sin embargo, acordes de guitarra con potentes percusiones y profundos bajeos destruían sin piedad la tranquilidad que reinaba hace varias horas en el recinto.

 

The devil feeds on my thoughts
Even when I pray
A broken promise that I'll
Never lose it again
The darkness sucks on my soul
And keeps the sun away
I can't stop it so now
Let the madness begin!

(El diablo se alimenta de mis pensamientos
Incluso cuando rezo
Una promesa rota que
Nunca olvidaré de nuevo
La oscuridad en mi alma aspira
Y mantiene el sol lejos de mí
No puedo detenerlo ahora
¡Que la locura comience!) (1)

 

En efecto, ya comenzaba la ronda final con la participación de Ashes & Blood. Kai Shinoda y Akira Kitazawa ya se habían resignado a que Exilieth no tocaría esta noche, pues ciertamente estaban más preocupados por encontrarlos que por ganar una competencia. Ya habían buscado por todas partes, ayudados por Hiroki y Miyagi; Aikawa e Isaka tuvieron que retirarse, pero estaban al pendiente. Por su parte, Akihiko había sobornado al jefe de seguridad para revisar las cámaras y no encontraron indicio alguno del paradero de los cuatro jóvenes, al parecer había sucedido todo durante el breve apagón que ocurrió precisamente después de que Misaki huyera del salón Pavo Real. La policía, por otra parte, no había sido de gran ayuda, pues aun no transcurrían las veinticuatro horas estipuladas para declararlos desaparecidos. El tiempo se agotaba y no había pistas de ellos más que los mensajes que Akira y Kai recibieron.

 

–¡Todo es tu culpa! –Akihiko ya no aguantaba más. Si bien era cierto que conservaba la calma durante la búsqueda, los sentimientos se acumulaban en su interior. En una de esas estalló y tomó a Shinoda por la camisa– ¡De no ser por tu ineptitud, Misaki estaría en estos momentos pateándoles el trasero a esos…!

–Es cierto –lo mismo le sucedía al pelirrojo, cuya mirada se ensombreció– Misaki es mi responsabilidad… incluso… incluso su contrato está firmado a mi nombre. Por ser menor de edad, todo lo que le suceda, haga o deshaga dentro del trabajo es responsabilidad mía…

–¿Qué? –el escritor estaba atónito. A decir verdad Misaki nunca mencionó nada al respecto. Por una parte se sentía dolido, pues, según sus conocimientos, era el tutor quien debía firmar esa clase de contratos. El que Misaki hubiera preferido a Shinoda antes que a él ciertamente le dolía y sus temores empezaban a volverse realidad.

–¿Qué hay de los otros? –inquirió Hiroki, aunque en el fondo sólo le preocupaba Nowaki.

–No es por menospreciarlos ni nada por el estilo –en ese momento intervino Toshiro, quien como todos ellos, se encontraba alejado de la audiencia– ¿no creen que sus muchachos simplemente no quieren presentarse?

–¿Ah?

–Bueno, considerando que Exilieth tiene menos experiencia que Ashes & Blood ¿no creen que sólo tienen miedo a la derrota?

–¡De ninguna manera! –replicó Akira– ¡Nowa-kun no es de esos! ¡Será algo impulsivo, pero no cobarde!

 

Hiroki tenía unas enormes ganas de ahorcar al pelinegro, pues ya le empezaba a fastidiar que usara ese apelativo para el segundo guitarrista, sin embargo su orgullo lo obligó a tragarse sus celos y seguir escuchando. Algo en las palabras de aquel sujeto que llegó le daba desconfianza.

 

–Como sea, si no aparecen antes de que nuestros muchachos terminen, dense por vencidos.

–¡Eso ya no importa! ¡Prefiero perder ante ustedes a que algo malo le pase a Nowa-kun!

 

"¿Qué demonios?" Hiroki pensaba "¿Desde cuándo se preocupa por alguien que no sea él mismo? En la secundaria tenía fama de anteponer sus intereses al bienestar de nadie ¿Por qué de buenas a primeras se preocupa por Nowaki? ¿Qué está pasando? ¿Será que está enamorado de él?"

 

 

Misaki se movía con dificultad entre los ductos de ventilación. Debido a que era el único que cabía, y por tanto podía moverse con 'facilidad', los otros le indicaron que en cuanto pudiera salir, fuera por ayuda. Su respiración era irregular, el sudor perlaba su piel, sus ojos se entrecerraban cada tiempo y el cansancio hacía mella en su cuerpo, pero no se rendiría.

 

"Usagi-san… por alguna razón el simple hecho de pensar en usted me obliga a continuar…"

 

Se arrastró hasta llegar a una rendija que emanaba una luz que seguramente sería la salida. Intentó abrirla pero se encontraba atornillada por fuera. Intentó desatornillarla con su plumilla, pero ciertamente sus dedos no cabían por las rejillas.

 

–Tendré que ir por otro lado –dicho esto volvió a una encrucijada que había pasado unos diez minutos atrás. Llegado a ese punto, tomó la izquierda pues la derecha ya la había pasado.

 

Por otra parte, un vibrante ruido hacía temblar todo, desde los elegantes candelabros que colgaban del techo hasta los mismos ductos de ventilación. Asimismo podía apreciar claramente una canción conocida.

 

Trapped in purgatory
A lifeless object, alive
Awaiting reprisal
Death will be their acquisition

(Atrapado en el purgatorio
Un objeto sin vida, vivo
Esperando la represalia
La muerte será su adquisición) (2)

 

–Shinobu-san tenía razón… esos tramposos… –soltó con cierto enojo– ¿Qué sucede? –bajo sus rodillas podía sentir la vibración del metal de los ductos– ¿Será un terremoto? ¡Rayos, debo darme prisa o moriré aplastado!

 

Debajo de él podía verse a toda la audiencia haciendo el tan famoso 'moshing' (3), haciendo que temblara levemente el piso. Asimismo había unos enormes amplificadores que parecían llegar hasta el techo y lujosos sistemas de luces que iluminaban en escala de rojos todo el escenario. La interpretación de Ashes & Blood ponía todo el lugar a arder. Cuatro de seis integrantes de Ashes & Blood se sentían los amos del escenario. Sin embargo, Saito, quien era el baterista, y Rika, la bajista, ciertamente no se sentían igual.

 

"Kusama-san… de verdad me gustas mucho, pero órdenes son órdenes" pensaba Saito.

"Tödö-san… tenías razón, esto es demasiado sucio incluso para nosotros" suspiró Rika.

 

Sí, el remordimiento los ahorcaba con su soga invisible, en tanto que Takeshi, Ayaka y los otros dos integrantes tenían al público comiendo de sus manos, nadie o nada los podría detener, nada excepto…

 

–¡Misaki!

 

…un castañito de ojos verdes con una pesada armadura que caía de un ducto de ventilación.

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

Notas finales:

1.- Let the Madness Begin, de Fozzy, del álbum Chasing the Grail (2010). Ya la había mencionado en el episodio 5 "Debut ¿y despedida? II", como parte del repertorio de Exilieth.

2.- Raining blood, de Slayer, del álbum Reign in Blood (1986).

3.- Moshing o mosh es un tipo de baile caracterizado por dar saltos y empujones a otros al ritmo de la música. Consta de formar un círculo entre el público dando vueltas, golpeándose, en muchos de los casos, de manera brutal, siguiendo el ritmo de la música.

 

Bien, esta será mi última actualización del año. Pásensela chido en estas últimas horas del año (al menos aquí en México), y reciban con alegría el 2014. Chaito.


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