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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola! Ya saben a lo que vengo, y las razones de mi tardanza ya las expliqué el episodio pasado. Para no alargarles demasiado esto, sólo diré que el capítulo está más largo.

 

Disclaymer: Junjou Romantica, marcas registradas, canciones, bandas (a excepción de las de mi invención), etc., son de sus creadores.

Sapphire Knight no baai: Por mi cuenta, pero no solo — Parte II

 

Sábado por la tarde. El cielo gris se dejaba venir con todo su peso sobre la ciudad; las personas corrían presurosamente bajo sus sombrillas negras, a diferencia de los automóviles que avanzaban a vuelta de rueda; el viento soplaba con violencia y el frío les calaba los huesos a los pobres transeúntes. Sin embargo él corría tan rápido como un punteo, y con una radiante sonrisa, pese a haber olvidado el paraguas y andar hecho una sopa. El motivo: una llamada de su querido sensei.

 

 

FLASHBACK

 

Se encontraba en Sahara Music Store acomodando las nuevas adquisiciones. Mientras lo hacía hablaba con su compañera Kira acerca de la película Riffs of Soul.

 

—¡…casi lloré cuando la banda tocó esa canción mientras sepultaban a sus tres maestros! —decía ella— ¡Fue tan triste!

—Yo también —espetó el ojiazul y luego sonrió con añoranza— En ese momento recordé al mío.

—¡¿También murió?!

—No, pero…

—Moshi moshi —el sonido del teléfono interrumpió la conversación, obligando a Kira a responder—… ¿De parte de quién?... Enseguida se lo comunico… Nee, Nowaki, es para ti, es un tal Akio Kusama.

—¡Moshi moshi! —los nervios y la emoción hicieron que casi le arrebatara la bocina a su compañera.

—¡¿Nowa-chan, en serio eres tú?!

—¡Sí!

—¡Hombre, sí que te cambió la voz!

—Crecí, eso es todo.

—¡Vaya, cuánto tiempo ha pasado desde entonces!

—Err… —por alguna razón esa frase hizo que su semblante se pusiera triste— yo… de veras lo siento…

—¡Vamos, hombre, el pasado es pasado! Oye, acabo de hablar con Touma y Maya (1) y dicen que no pueden venir a recogerme ¿podrías venir tú? Estoy en el aeropuerto.

—Etto… ¡claro! Pero… ¿puedes esperarme? Faltan unos veinte minutos para que salga del trabajo…

—Okay, tú tranquilo, aquí te espero.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

 

Preguntas y más preguntas se agolpaban en su cabeza. Pasó un buen tiempo desde la última vez que tuvo contacto con él y ciertamente no esperaba tener noticias suyas. Mientras seguía su camino, recordaba aquel día.

 

 

POCO MÁS DE NUEVE AÑOS ATRÁS

 

Transcurrieron poco más de cinco años desde que su querido sensei le obsequiara esa hermosa lira azul. En ese tiempo había aprendido desde afinar correctamente su guitarra —sin romper ninguna cuerda—, leer tablaturas, pulsar correctamente las cuerdas y utilizar un pedal de efectos, hasta cambiar las pastillas de su guitarra sin dañar los demás componentes, seleccionar los aditamentos necesarios e incluso ya podía ejecutar algunos riffs de sus canciones favoritas sin equivocarse. Por otra parte, cinco años no eran un tiempo precisamente corto, por lo que algunas cosas destacables habían sucedido, como el que Akio-sensei dejara su banda a los veintitrés años por falta de tiempo, el que cortara su larga melena a los veinticuatro —aunque conservara el mismo mechón verde-azulado—, se mudara a su propia casa a los veinticinco, su ascenso a los veintiséis y sus recién cumplidos veintisiete años, o que Nowaki ya estuviera cursando la secundaria. Sin embargo eso no había cambiado demasiado las cosas, pues cada fin de semana de cada quincena el mayor iba a visitar a su aprendiz y a verlo progresar en sus lecciones.

 

Era un buen viernes y además día de descanso. Se encontraban en un pequeño restaurante cerca de ahí (2).

 

—¿Por qué esa cara tan larga?

—Emm… bueno… pasó algo en la escuela…

—¡Vamos, muchacho, desembucha (3)!

—Una de mis compañeras de clase me descubrió practicando en la azotea del edificio dos —farfulló, un poco triste.

—¿Y cuál es el problema?

—Dice que debería tocar en el festival de fin de curso… con mi… banda…

—Oh…

—Etto... yo… ¿Cómo sé si ya estoy listo para entrar en una? —inquirió tímidamente.

—Voy a preguntarte esto, Nowaki —el menor se tensó un poco, pues por primera vez su maestro lo llamaba por su nombre— ¿Te gusta lo que haces?

—¿Ah?

—Te pregunto esto porque desde que comenzamos has hecho todo lo que te digo sin cuestionarme ni replicar… ¿Te gusta lo que haces o sólo lo haces para quedar bien conmigo?

—Bueno… yo… err… —el muchachito se ponía rojito— yo… me-gus-ta…

—Lo sabía… tus ojos no mienten —Akio le sonrió ampliamente mientras estiraba la mano y le revolvía el cabello. Luego volvió a su tono entusiasta— Bien, antes de saber si estás listo o no, debes tener un motivo para entrar o formar una banda. Sin motivación lo que hagas en el escenario y lo que has aprendido no servirá de nada… Ahora bien, para tocar en una banda primero acostúmbrate a algunas cosas importantes: responsabilidad, humildad, tempo (4)… —el mayor seguía explicándole otras cosas—… demo… cada integrante expresa un poco de sí mismo a través de sus instrumentos, por eso debes tener muy claro de dónde vienes, en dónde te encuentras y hacia dónde vas…

—Err… sensei… —el ojiazul interrumpió la pequeña cátedra— ¿Por qué me dices todo esto?

—¿No fue lo que preguntaste?

—Bueno, sí, pero… yo me refería a… etto… ¿Por qué te tomas todas estas molestias conmigo? Regalarme tu guitarra, darme lecciones, animarme…

—Entiendo —Akio musitó y soltó un pequeño suspiro— Nowaki, creo que ya es hora de que lo sepas.

—¿Saber qué?

—Quiero que leas lo que dice la plumilla en tu muñeca —le ordenó.

—Morir es fácil. Vivir es difícil para todos (5) —el chico leyó las letras blancas sobre la plumilla negra que tenía atada a su muñeca con un cordel plateado, y luego miró de forma interrogante a los ojos verde-azulados— ¿Qué tiene que ver esto con el que me hayas dado lecciones?

—Yo tenía catorce años —suspiró con cierta nostalgia—… vivía con aniki y nee-san, ellos ya estaban casados y el orfanato ya existía. Esa noche hubo un fuerte tifón y nos quedamos sin luz… los niños estaban asustados y los tres nos habíamos quedado en el dormitorio, demo… justo a medianoche tocaron el timbre. Los niños no querían que aniki y nee-san se fueran así que tuve que ir yo a atender, y cuando abrí la puerta… —hizo una pausa y bebió un poco de awamori (6) que previamente ordenó— encontré una canasta con un bebé dentro… al parecer alguien lo dejó ahí. Lo metí a casa y aniki y nee-san no dudaron en albergarlo como a los otros niños, demo… cuando lo secaba de la lluvia, vi que en su manecita traía una plumilla negra con letras blancas… la misma que posees…

 

En ese momento lo único que escuchó el aprendiz de guitarrista fue el ritmo de su corazoncito, turbulento, caótico, intranquilo… eran muchas preguntas que revoloteaban en su interior como abejas molestas, pero sólo una logró salir al exterior.

 

—¿Y qué pasó con ese bebé? —inquirió trémulamente.

—Desde el primer momento en que vi sus ojitos azules me encariñé con él y le dije a aniki y nee-san que lo adoptáramos como nuestro. Ellos aceptaron y me dejaron elegir el nombre… como lo habíamos encontrado en medio de un tifón, decidí que se llamaría Nowaki… Nowaki Kusama…

 

Entonces algo cobró sentido para el aprendiz de guitarrista: el nulo parecido físico entre él y sus padres o el mismo Akio, los murmullos de sus compañeros de clase y las vecinas, las respuestas evasivas de sus padres cuando preguntaba por la forma en que nació, inclusive el simple hecho de haber crecido en un orfanato con otros niños… una mezcla de sentimientos parecida a un mal intento de contrapunto (7) oprimía su corazón y lo llevaba al límite. Quería gritar, huir, reclamarle a su querido sensei por ocultarle esta gran verdad… pero no pudo. Un nudo se instaló en su garganta y su vista poco a poco se empañó.

 

—Entonces… ¿su verdadera familia lo abandonó? —Akio, con todo el pesar de su corazón, asintió.

 

Aquella respuesta silenciosa fue demasiado para el futuro guitarrista, quien salió corriendo hacia cualquier parte que no fuera ahí. Corría tanto como podía, sin importarle que el cielo gris dejara caer todo su peso sobre él en forma de lluvia torrencial. Akio no se quedó atrás y salió dispuesto a darle alcance. No obstante, lo que ocurrió después lo vería en sueños en cámara lenta por mucho tiempo: la luz marcaba verde, el contador (8) cambiaba de uno a rojo, un camión venía a toda velocidad y no había probabilidad de librarse del impacto… sin embargo…

 

FIN DEL FLASHBACK

 

 

"Él arriesgó su vida para ponerme a salvo… a pesar de todo…"

 

Pasó un buen rato desde que llegó al aeropuerto y ahora mismo se encontraba en un banquillo sumido en sus pensamientos. Tan ensimismado estaba que apenas si se percató de que alguien le tocaba los hombros, y en cuanto levantó la vista se encontró con ese par de ojos verde-azulados inconfundible.

 

—¡S-sensei!

 

En efecto aquel hombre de ahora 36 años que se encontraba de pie frente a él era Akio Kusama. Si bien era cierto que su cabello negro estaba más corto que la última vez, que sus facciones se volvieron ligeramente más maduras, y que ya no poseía el mechón verde-azulado, al menos su mirada profunda y alegre seguía siendo la misma. Sin pensarlo demasiado se paró de su asiento y se lanzó a abrazarlo con premura.

 

—Has crecido mucho, Nowa-chan —en efecto el segundo guitarrista tenía casi la misma estatura que su tío y antiguo mentor (9)— Por cierto ¿Por qué estás todo mojado?

 

Un pequeño intercambio de palabras, un cambio de ropa prestado y varios minutos más tarde, Akio y Nowaki Kusama se encontraban dentro de la casa que los vio crecer a ambos.

 

—¡Touma, Maya! —Akio abrazaba a su hermano y su cuñada, ambos ya por los cuarenta y ocho años— ¡¿Cuánto tiempo?! ¡Aniki, ya estás viejo!

—¡Sigues de irrespetuoso como siempre! —se quejó Touma, su hermano— ¡¿Dónde has estado todo este tiempo?!

—Ah, see… estuve en prisión por agresión a un oficial. Salí el mes pasado —las expresiones expectantes de Touma, Maya y Nowaki se transformaron en muecas de póker face y una gota estilo anime. Ya sabían que les saldría con alguna broma— Okay, okay… ya vi que no se la tragaron, así que les contaré todo.

 

La familia Kusama pasaba un agradable rato entre la cena y algunos relatos de Akio sobre lo que había hecho después de cierto incidente (10).

 

—…así que aproveché mis vacaciones para pasar una temporada por estos lares —decía el recién llegado.

—Eso suena magnífico, pero ¿Dónde te quedarás? —inquirió Touma— Tu antiguo apartamento ya tiene tiempo que fue vendido.

—Lo sé, pero hace poco vi un apartamento vacante en Internet. Está cerca de un lugar llamado El Cuartel del Metal… por cierto muy famoso ¿Por qué?

—Es un café-bar que se abrió hace como cuatro meses —respondió Maya— Por cierto, Nowaki toca ahí con su banda…

—¡¿En serio?! —el de los ojos verde-azulados realmente estaba sorprendido. El chico sólo asintió— ¡Vaya, sí que me perdí de muchas cosas! Tienes que contármelo todo.

—Por supuesto —rio el ahora segundo guitarrista de Exilieth—, pero no comas ansias, tenemos mucho tiempo para conversar.

 

Varias horas más tarde, la familia Kusama se disponía a dormir. Nowaki y Akio se habían quedado en el cuarto de huéspedes, que era el que compartían en sus años mozos y posteriormente pasó a ser de Nowaki.

 

—Nee, Nowa-chan… ¿Puedo preguntarte algo?

—Ya estás preguntando, sensei —murmuró el menor.

—Llámame Akio, a secas… dejé de enseñarte hace tiempo.

—Lo sé…

—Como sea… ¿Recuerdas ese día, cuando te conté sobre tus orígenes?

—Lo recuerdo —suspiró con cierto pesar.

—Yo… sé que es tarde para esto, pero quiero ofrecerte una disculpa… el punto de contártelo no era herir tus sentimientos, sino decirte que... a juzgar por la plumilla y la forma en que te encontré, entendí que llevas la música en la sangre (11) y que por eso quise enseñarte… eso era todo.

—Está bien, Akio-san, no hay nada qué perdonar —aunque estaban a oscuras, la poca luz que entraba por la ventana dejaba ver aquella sonrisa limpia y transparente que el menor le regalaba— de hecho soy yo el que debe disculparse por ponerte en esa situación. Arriesgaste tu vida por mí y… —agregó, cabizbajo— por ello quedaste en coma por casi cuatro años.

—Lo mismo hubieran hecho ellos aunque no fueran tus padres ¿no crees?

 

 

Martes por la noche. Akio había logrado instalarse en aquel apartamento y ahora se encontraba ordenando algunas fotografías en las que salían él y su entonces aprendiz. Se preguntaba cómo había soportado la carga tan pesada que conllevaba salir adelante por su propia cuenta, pues —según lo conversado ayer con Touma y Maya— Nowaki se había ido de la casa de los Kusama en cuanto terminó la preparatoria.

 

De lo que no tenía idea era que el joven Kusama no estaba solo. Un mes después de aquel incidente que le costó a Akio quedar en coma por casi cuatro años, Nowaki decidió ponerse a trabajar.

 

 

FLASHBACK

 

—¡Por favor, déjeme trabajar aquí! —suplicaba enérgicamente cierto azabache de ojos azules— ¡Prometo que no le daré problemas!

—Lo siento niño, no puedo contratarte. Eres menor de edad y eso ya es un problema en sí —le decía un hombre tras la barra de lo que parecía ser un bar— Busca en otro lado.

—Pero…

—¡Seguridad!

 

Así había sido el primer año, y ciertamente eso le había bajado los ánimos a tal grado de que ya no quería ni tocar su guitarra. No obstante la vida le sonrió una tarde que traía de vuelta a casa a dos de los niños que se escaparon del orfanato. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que apenas si reaccionó cuando un panfleto le dio justo en la cara: se trataba de un empleo en el que solicitaban repartidor de periódicos. Sin pensarlo demasiado lo habló con sus padres, y aunque ellos seguían renuentes a que trabajara a temprana edad, al final lo apoyaron. Aunque la paga no era mucha, al menos podía ahorrar cada centavo para cuando fuera necesario. Varios meses más tarde un conocido de sus padres le ofrecía trabajo cuidando mascotas, y a pesar que les tenía un poco de miedo a los perros, con el tiempo y la ayuda del dueño les fue tomando cariño. La vida del chico transcurría ajetreada, pero tranquila: si bien era cierto que el enterarse de aquella verdad le bajó los ánimos y no volvió a tocar su guitarra desde entonces, al menos daba su mejor esfuerzo para enorgullecer a quienes seguía considerando sus padres y a todos aquellos conocidos que le ayudaban a crecer… aunque muy en el fondo sólo anhelaba el día en que Akio-sensei despertara del coma y volviera para ver al hombre en el que se iba convirtiendo.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

 

El joven Kusama, en tanto, se encontraba en la constructora. Agradecía que ya fuera hora de comer y mientras lo hacía, oía música con otros compañeros.

 

—¡Hubiera estado chido (12) que hicieran una fiesta de fin de cursos en El Cuartel del Metal! —decía uno, que era estudiante de la Universidad T.

—De hecho sí las hacían —decía otro—… o al menos eso dice mi hermana, pero al parecer los directivos de las universidades de la zona se pusieron de acuerdo y las prohibieron.

—¿Por qué?

—Dice que fue por un incidente que ocurrió en la Facultad de Medicina… hace unos dos años o menos. No me dijo bien cómo estuvo, pero dice que hasta la policía estuvo ahí.

 

 

POCO MÁS DE DOS AÑOS ATRÁS

 

Mayo. Con muchos esfuerzos y gracias al apoyo de varios de sus profesores de la preparatoria, Nowaki Kusama logró obtener una beca e ingresar a la Facultad de Medicina a los diecisiete años, y ahora ya llevaba casi tres años estudiando y trabajando. En ese tiempo acontecieron algunas cosas destacables, como su emancipación de sus padres, el mismo ingreso a la universidad, su decisión de volverá a tocar la guitarra —en la privacidad de su nuevo apartamento— al inicio del año, su amistad con el jefe del Departamento de Inmunología llamado Toshiro Motozöwa (13), entre otras cosas.

 

En fin, como cada año, ya se organizaba la fiesta de fin de cursos. Nowaki se encontraba con un grupo de compañeros estudiando para los exámenes finales en la biblioteca cuando seis integrantes del Consejo Estudiantil llegaron con un propósito: pedirle que se uniera aAftershock, una de las cuatro bandas que tocaría en la fiesta y que se había quedado sin guitarrista. Al principio sus compañeros lo persuadieron de que no lo hiciera, pues estaban en evaluaciones finales y no le daría tiempo para los ensayos, pero al final fue una de sus compañeras quien detonó su decisión final.

 

—Etto… una vez, en la secundaria —habló una chica de cabello castaño oscuro peinado en dos lindas trenzas— practicabas en la azotea del segundo edificio… ¿te acuerdas de lo que te pregunté? Dijiste que lo pensarías y al final…

 

En efecto era la misma chica que le sugirió hace tiempo tocar con su banda en el festival de aquel año. Algunos minutos y súplicas más tarde, Nowaki Kusama se unía a Aftershock como primer guitarrista. Eso había traído ciertas repercusiones, pues apenas si dormía y ya no comía correctamente por no descuidar ni los estudios, ni sus empleos, ni los ensayos. Sin embargo su primera aparición sobre un escenario conllevaba algo que jamás pensó hacer: cantar. Si bien era cierto que Akio-sensei le dio las nociones básicas, cantar nunca había sido de su interés… hasta ahora que Aftershock necesitaba que hiciera los coros.

 

"Al menos no me pusieron como vocalista principal"

 

Y el día llegó: música, bebidas, botanas, adornos, charlas por aquí y por allá, entre otras cosas, era lo que ponía en ambiente el gimnasio principal de la facultad. Nowaki y los demás integrantes de Aftershock también pasaban un buen rato tras bambalinas, preparándose para una noche sin precedentes.

 

—Nee, Nowaki-san —decía la baterista, una pelirroja muy bonita conocida como Yamashita— ¿Quieres que te traiga otra bebida?

—Sí, por favor.

 

Yamashita, sin embargo, tenía otros planes para él: una dosis de GHB (14) en su vaso de ponche de frutas y un momento con él a solas serían el inicio para una noche candente. De lo que no tenía idea era que algunas personas tenían ese y otros planes. En fin, ya era hora del show y Aftershock hacía su aparición. Al principio la emoción corría por las venas de todos al escuchar por vez primera la lira azul de Nowaki Kusama. Sin embargo, cuarenta minutos después todo se salió de control: chicos y chicas quitándose la camisa y algunas de ellas incluso el sostén; los dos guitarristas y el bajista destrozando los amplificadores y los cristales del lugar con sus instrumentos; la baterista haciendo un estruendoso y nada acompasado solo, y el vocalista principal encendiéndole fuego a las decoraciones…

 

Algunos tragos, golpes, objetos rotos e incendiados, desnudos, strippers, orgías, una horrible resaca, tres tatuajes que no recordaba haberse hecho (15) y varias horas después, la pesadilla inició: los directivos hicieron un llamado a toda la comunidad escolar para tratar con todo esto, y mientras se hicieron las investigaciones, se determinó la expulsión de los miembros de las cuatro bandas, entre ellos Kusama Nowaki. Ese había sido el fin de cursos más horrendo de toda su vida, pues no sólo arruinó su carrera, sino que tiró por la borda todo el esfuerzo de todos estos años. Semanas más tarde se encontró que los causantes de todo ese caos fue una de las cuatro bandas, quien antes del show adulteró todas las bebidas igual que Yamashita, y quienes fueron aprehendidos después.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

 

Sin duda esa época fue difícil: afortunadamente no cayó del todo en las redes de Yamashita y no tuvo que cargar con la responsabilidad de un embarazo no deseado, pero aun así perdió la confianza de algunas personas en el camino. Asimismo aquella experiencia lo había hecho renunciar a entrar en una banda, más bien hacía apariciones ocasionales cuando se requería, pero jamás se quedaba en una por miedo a cometer el mismo error. No obstante, a principios de octubre del año anterior, una nueva oportunidad llegó.

 

 

HACE CASI UN AÑO.

 

Octubre. A duras penas conseguía trabajo en Aoitsuki, pues la gerente ya había sido informada de sus antecedentes en la Facultad de Medicina y lo puso a prueba las primeras semanas, hasta que pudo demostrar que sus antecedentes no interferían con su desempeño. Ya había terminado su turno y ahora se dirigía a casa, con la misma congoja al recordar ese trago tan amargo de su pasado. Iba tan abstraído en eso que apenas si notó dos presencias frente a su puerta: un rubio de ojos grises de unos dieciocho años y expresión seria, y un castaño de ojos ámbar que debía andar por los veinte.

 

—¿Eres Kusama Nowaki? —inquirió el castaño.

—Sí… ¿se les ofrece algo?

—Bueno, una conocida tuya nos comentó que eres muy bueno con la guitarra eléctrica y queríamos saber si…

—Lo siento, pero no estoy interesado —respondió con una sonrisa falsa, infiriendo de qué iba aquello.

—No nos interesa si incendiaste media universidad o fuiste a parar a prisión… —espetó el rubio— lo único que nos interesa es tu habilidad.

—¿Cómo…?

—Ella nos contó de ti y por eso estamos aquí —respondió el de ojos ámbar— ¿Has oído hablar del bar que se está construyendo, El Cuartel del Metal? —Nowaki asintió— Seguramente requerirán alguna banda y…

—Te necesitamos —le cortó el ojigris.

—Lo siento, pero no estoy interesado. Gracias por considerarme.

—Bueno, no te vamos a obligar —el castaño le daba la espalda dispuesto a irse— pero ahí tú si quieres seguir lamentándote por lo que hiciste, o finalizar ese episodio de tu pasado y comenzar otro nuevo.

 

Eso sonaba bien, pero no lo sentía tan fácil… ¿Y si todo se salía de control de nuevo? ¿Y si se estaba perdiendo la oportunidad de enmendar su pasado? ¿Y si Akio-sensei estuviera aquí? ¿Y si…?

 

FIN DEL FLASHBACK

 

 

Y a la semana siguiente, luego de hacer las pruebas, se unía a lo que sería Exilieth. Sonrió ante ese recuerdo y se le ocurrió una idea: invitaría a su tío y antiguo sensei al Cuartel, y le presentaría a la banda, en cuanto Shinobu volviera de su viaje en crucero.

 

"…aunque… sería genial que conocieras a Hiro-san…"

 

De lo que no tenía idea era que aquella invitación traería consigo un encuentro sin precedentes.

 

 

FIN DE SAPPHIRE KNIGHT NO BAAI

 

 

Notas finales:

1. Tengo entendido que no se mencionan los nombres de los padres de Nowaki en el manga, así que Touma y Maya serán sus nombres para finalidades del fic.

2. Referencia del restaurante: http://guiainteractivadehoteles.com/barcelokarmina/32.jpg

3. Desembuchar o soltar la sopa, o contarle a alguien, es igual.

4. Chance y ya lo saben, pero no está de más dar un repaso: tempo, en terminología musical, hace referencia a la velocidad con que debe ejecutarse una pieza musical.

5. Morir es fácil. Vivir es fácil para todos. Si se acuerdan, Hiro-san le repone esta plumilla con esta frase a Nowaki luego de perderla, en el corto La plumilla de Nowaki (capítulos 10 y 11).

6. El awamori es una bebida alcohólica nativa de Okinawa, Japón. El awamori es hecho con arroz y no es producido por fermentación como el sake sino por destilación.

7. El contrapunto es el arte de combinar simultáneamente dos o más melodías diferentes, denominadas voces o partes reales.

8. En mi país, además del semáforo que marca verde-amarillo-rojo, hay un contador que da 60 segundos para que las personas crucen la calle, antes de cambiar a rojo.

9. En el anime se menciona que Nowaki mide 1.86, pero deben considerar que en este fic no es cuatro años menor que Hiro-san, sino seis. Por ello medirá un poco menos, pero seguirá siendo más alto que Hiro-san.

10. No quise explayarme demasiado con la vida de Akio, pues el capítulo en sí se enfoca en Nowaki. Sin embargo sí trataré un poco su historia más adelante.

11. Si no se dieron cuenta, el que Akio dijera que Nowaki llevaba la música en la sangre podría interpretarse como que alguno de sus verdaderos padres fue músico y por eso llevaba la plumilla desde bebé.

12. Chido es como decimos en mi país genial, fenomenal, etc.

13. Ya no lo incluí en esta entrega, pero si se acuerdan, Toshiro Motozöwa es quien le llama a Nowaki para informarle que ya puede volver a la universidad (Capítulos 17 y 20, Una balada para un corazón herido – Parte I y El metal no hace al inadaptado – Parte II, respectivamente).

14. GHB o gamma hidroxibiturato: droga psicotrópica sedante. Aunque tiene efectos muy similares a los del alcohol (relajación, desinhibición social, elevación del estado de ánimo, etc.), estos pueden durar más y se corre el peligro de un coma temporal por sobredosis. Suele usarse para cometer violación sexual sin que la víctima ponga resistencia.

15. En los capítulos 19 y 27 (Una balada para un corazón herido – Parte III y Conduce tu vida a través de la locura – Parte I) se menciona que Nowaki posee tales tatuajes.

 

¡Uf! Al fin terminamos. Lo sé, lo sé, quedó bastante cortada la historia, pero no quería alargar el capítulo demasiado. En fin, en cuanto al próximo capítulo, estoy pensando en posponer los dos casos sorpresa y pasar directamente con el caso de Hotaru; esto es porque siento que tardaré lo mismo y de seguir así se me terminarán las vacaciones y para cuando entre a la escuela ya no me dará tiempo de actualizar. Me gustaría que me dieran su opinión al respecto (consideren que los casos que faltan son el de Hotaru y Misaki).

 

En fin, de todas maneras gracias por leer esta humilde historia. Nos leemos después, chaito.


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