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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!! Heme aquí con la entrega número 43 de El Cuartel del Metal. Pretendía subirla hasta mañana, pero quiero dedicar el tiempo de ese día para terminar el capítulo para Mi pequeño amante. Sé que ya debería tenerlo terminado dado que este capítulo de hoy ya lo tenía hecho, y por ello tendría tiempo suficiente, pero resulta que tuve exámenes y hubo que estudiar. Precisamente mañana viernes no tendré ninguno y por ello quiero terminar el capítulo para aquél.

Por otra parte, quiero agradecer a Valeria Usami, quien ha leído este fanfic desde el primer capítulo hasta el anterior a esta entrega ¡mis respetos!, así como a quienes se han mantenido fieles a él, tanto en éste como en los otros tres sitios donde lo publico. Ya sean muchos o pocos los comentarios que recibo, me alientan a continuar.

En fin, terminado este aburrido introductorio, les dejo el cap que —como prometí— retomará la línea de tiempo normal.

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica, marcas registradas, canciones y bandas (a excepción de Exilieth y otras de mi invención), son de sus respectivos creadores.

Capítulo 43: Preludio al reencuentro

 

Transcurrió poco más de un mes desde que comenzaron las vacaciones, y cada uno de los cinco integrantes de Exilieth lo había pasado a su manera.

 

El baterista, por ejemplo, estuvo de viaje con sus padres, pero la mayor parte del tiempo lo pasaba con su prima Kimi, pues era la única de sus parientes que le caía bien y la única que sabía que sus escapadas de las cenas familiares eran para llamar a Miyagi.

 

Éste último, a diferencia del joven, en determinados días tenía que asesorar a una alumna de Mitsuhashi que próximamente presentaría su tesis de posgrado. Pero a pesar de ello no lograba distraer su atención del todo del chico, y menos si este le llamaba diariamente y a horas inverosímiles, como los últimos días, a las dos de la mañana desde Venecia (1), preguntando si se alimentaba adecuadamente —si por ello se entendía comer únicamente repollo—. A veces se preguntaba si había sido buena idea guiarse por esa premisa tan loca de su entonces compañero de banda, Aramis.

 

En tanto Hotaru no tuvo buena suerte los primeros días, pues Akihiko Usami siempre frustraba sus intentos de contactar a Misaki. Sin embargo y para su distracción, sus amigos de su antigua universidad, Tau, Hilda y Denzel, la contactaron y la invitaron unos días a la casa de verano de Hilda en Kanagawa, y más tarde fue de visita a casa de su padre.

 

A Shinnosuke le iba relativamente bien. La visita de Yuzuki le hacía bien, pues desde ese sábado que tocó con Starless en El Cuartel del Metal ya no se atormentaba con su pasado. De hecho cambió las fotografías de su álbum por otras en que aparecían él y Yuzuki cuando fueron a Atami, a una convención de anime o de cuando era bebé y ocasionalmente ella lo cargaba en brazos. Además hacían cosas juntos como ver películas de terror a media noche.

 

Para Ijuuin el mes había sido de lo más pesado, pues prácticamente desde que iniciaron las vacaciones se puso a trabajar en el volumen atrasado de The Kan y unos artículos para Metal Militia. Para colmo esta ocasión le correspondió elegir personalmente la historia que se publicaría en el siguiente número como cada dos meses ¡y vaya que esta vez hubo muchos más participantes! Había querido llamar a Shinnosuke varias veces, quería oírlo aun cuando su trato tan frío y hostil le doliera, pero sus respectivos editores Kirishima Zen y Shizuku Ishi (2) no le daban ni un respiro.

 

Asimismo el primer guitarrista había pasado varios días en cama después de volver de Osaka, pues sus desvelos de casi medio mes lo dejaron vulnerable y enfermó. El problema en sí no había sido enfermar, sino los cuidados tan poco convencionales de cierto escritor, desde obligar al castañito a estar en cama todo el día, pagarle a una empleada para que hiciera las labores, hasta darle a besos sus medicamentos. Incluso los días después de su recuperación, insistía en consentir al castañito aun cuando éste se negara.

 

Quizá el único que parecía no darse la gran vida era Nowaki, pues si bien era cierto que Akira algunas veces lo invitaba al cine, aún debía mantener sus empleos. Además algunas veces ayudaba a sus padres en el orfanato. Pero no se quejaba: las pocas veces que podía visitar a Hiroki las aprovechaba al máximo, ya fuera en algo como un almuerzo juntos, o una noche pasional.

 

Éste último apenas si pudo descansar las primeras semanas, pero después de ese día que fue con Nowaki al cine, comenzaba con el trabajo de cada previo al inicio de semestre, tanto suyo como parte del de Miyagi ya que éste último ayudaba a alguien con su tesis. Aun así —y aunque no lo admitiera— las pocas visitas del segundo guitarrista le hacían la vida más llevadera y daban un toque de color azul a su rutina tan gris.

 

Sí, así eran los días para todos ellos, pero como todo en la vida, algo estaba por venir.

 

I wanna rock! (Rock)
I wanna rock! (Rock)
I want to rock (Rock)
I wanna rock! (Rock)

Turn it down you say,
Well all I got to say to you is time again I say, "No!"
No! No, No, No, No, No!
Tell me not to play
Well, all I got to say to you when you tell me not to play,
I say, "No!"
No! No, No, No, No, No!

Yo quiero Rock! (Rock)
Yo quiero Rock! (Rock)
Yo quiero el Rock! (Rock)
Yo quiero Rock! (Rock)

(Rechazo lo que dices,
Y todo lo que tengo que decirte es la hora otra vez, y digo No!
No! No, No, No, No, No!
Dime que no toque,
Y todo lo que tengo que decirte cuando me dices que no toque,
es decir, No!
No! No, No, No, No, No!) (3)

 

Jueves en el centro de operaciones de El Cuartel del Metal

 

—¿Estás seguro de esto, Kazuo? —preguntaba cierto pelirrojo— ¿No crees que podrían estar fuera, con sus familias?

—Es probable —respondió el rubio de los ojos aguamarina— Por eso lo estoy haciendo con anticipación.

—Yo no estaría tan seguro si fuera tú —ahora era cierto sujeto de cabello color chocolate y ojos grises.

—Ray, todo apunta a favor. Nowaki ya está bastante mayorcito y seguro sus padres entenderán… lo mismo con Shinnosuke. Yuzuki-san se veía flexible, así que no creo que vaya a ponerle alguna traba…

—El problema es con Shinobu y Misaki  —suspiró Kai— Los padres de Shinobu no tienen ni la menor idea de lo que hace el chico, así que va a ser difícil que los convenza sin mencionarlo. Y con Misaki ¡pff! No teniendo suficiente con su hermano, el idiota de Akihiko no le quita el ojo de encima… vas a ver que no le va a dar chance a menos que él esté presente.

—¿Y cuál es el problema?

—Que espanta a los clientes con su facha refinada de no respires de mi aire, plebeyo —dijo cierto pelinegro.

—Akira tiene razón —esta vez era Ray— Digo, no lo conocí de antaño como ustedes, pero hasta a mí me incomoda.

—Lo sé, pero no pueden estar inactivos por siempre —continuó Kazuo— Además la clientela los pide. Exilieth se debe a ellos y lo saben.

—Es cierto —dijo Akira— Será difícil, pero hay que encontrar el modo… además seguro echan de menos el Cuartel.

—Okay —suspiró Shinoda.

—Pues ya qué —bostezó Ray.

—Bueno, pues… a darle.

 

Los cuatro sacaron sus móviles y cada uno marcó un número diferente.

 

Welcome to the jungle
We've got fun 'n' games
We got everything you want
Honey, we know the names
We are the people that can find
Whatever you may need
If you got the money, honey
We got your disease

(Bienvenida a la jungla,
tenemos diversión y juegos,
tenemos todo lo que quieras,
nena, sabemos todos los nombres.
Somos la gente que puede encontrar
lo que sea que necesites.
Si tienes el dinero, cariño,
tenemos la enfermedad para ti) (4)

 

Domingo por la tarde. Shinobu ya se encontraba de vuelta en Tokio. Convencer a sus padres de volver no le representó el gran reto, ya que su padre también tenía asuntos qué atender como cada previo de cada inicio de semestre en la universidad. Además ya se había aburrido de estar sin tocar en su banda y quería ver a Miyagi. Estaba en su casa alistándose para ir a la del mayor —bajo una buena coartada—, cuando sonó su móvil. Desconfió cuando vio que se trataba de un número desconocido, pero no tardó en responder.

 

—Moshi moshi…

—¿Hablo con Takatsuki Shinobu? —inquirió una voz varonil.

—¿Quién lo busca?

—Tal vez no me recuerdes, pero fui uno de los tres jueces que te evaluó en esa batalla de bateristas… te recuerdo porque fuiste el ganador de esa contienda…

—Entiendo, pero ¿cómo consiguió mi número?

—Encontré una tarjeta tuya dentro de un estuche con unas baquetas que creo que olvidaste en el aeropuerto…

 

Sus orbes grises se abrieron de sobremanera, y sin soltar su móvil se puso a buscar entre sus cosas, en que efectivamente no se encontraban ni el estuche ni las baquetas.

 

—¿Te gustaría que nos viéramos? Digo, para devolvértelas.

—Etto… por supuesto.

—Escuché de un buen lugar, El Cuartel del Metal ¿Te parece que sea ahí?

—Por supuesto ¿puede ser ahora? De verdad las necesito.

—Claro, estaré allá en veinte minutos.

—Pero como voy a…

—Tú tranquilo, yo te buscaré. Hasta entonces.

 

Y el susodicho le colgó antes de permitirle preguntarle su nombre. No era que las baquetas fueran las más costosas del mundo, pero su primita Kimi se las regaló en su cumpleaños (5) y eso ya les daba el valor en sí. Además quería estrenarlas para su regreso al Cuartel. Listo, salió de casa sin saber que el destino le tenía algo preparado con ese encuentro.

 

Por otro lado Hotaru ya había vuelto de casa de su padre y ahora se probaba frente al espejo algunos vestidos que tanto él como sus amigos de la universidad le habían obsequiado, buscando el ideal para su reencuentro con la banda —en especial con su amado Misaki— mañana. Recordaba que Aramis le dijo alguna vez que ser metalera o rockera no significaba dejar de ser mujer y por ello, como cualquier otra chica, buscaba lucir bonita para la persona amada. En fin, ya elegido su atuendo lo apartó y luego sacó una playera azul índigo de Black Sabbath del armario. A simple vista no tenía nada de especial, pero resultaba ser la playera que Misaki olvidó el segundo día que fue a ayudarla a instalarse en su actual vivienda. Como tenía impregnado su aroma aspiró suavemente de ella y sonrió. Unos minutos más tarde guardó la prenda y procedió a llamarle, esperando que respondiera su amor platónico y no el escritor.

 

—Moshi moshi…

—¡Misa-chan! —¡al fin era él! Se mordió el labio para reprimir un gritito de enamorada— ¿Y ese milagro que te dignas en contestarme?

—Etto… tuve algunos inconvenientes —cuyos nombres eran Akihiko Usami— Además nii-san vino y me fui con él por unos días a Osaka ¡Por cierto!, te traje unos dulces de fruta que te van a encantar.

—Gracias, eres tan lindo.

—Tan lindo como para infestar tu casa de abejas —bromeó el muchacho. Lástima que ella no bromeaba.

—¿Y qué haces?

—Preparando la comida para cuando llegue Usag… digo, Usami-san.

—¿No está?

—No, salió a…

—Etto… ¿te molesta si voy a tu casa por los dulces? —interrumpió con un tono de inocencia convincente.

—No, no, de ninguna manera me molesta, pero ¿no prefieres que te los lleve? Para ahorrarte la caminata.

—Eres tan considerado… Okay ¿puedes ahorita?

—Claro, sólo guardo todo y llego en corto.

—Okay, estaré esperándote.

—Hasta entonces.

 

Al otro lado Misaki guardaba lo que había cocinado. En corto se arregló, se llevó consigo los dulces y luego de dejarle una nota al escritor se fue. Diecisiete minutos más tarde ya estaba con su amiga.

 

—… ¿Qué dice Tetsuya-san? —inquirió el jovencito.

—Ah, papá está bien, recién lo ascendieron en el trabajo.

—Me alegro por él y por ti. Seguro debe estar feliz…

—Cómo no estarlo… pasando a otras cosas, noté que habían algunas cosas de Aramis-san y tu madre aquí…

—Cierto, no te lo dije… esta casita le perteneció a mi madre y danna me daba clases aquí cuando… —su voz iba bajando— tú y yo no nos… veíamos…

—Está bien, Misa-chan —ella le acariciaba una mejilla y le sonreía—, no hay de qué avergonzarse. Aramis-san debió tener una muy buena razón para hacerte guardar el secreto.

—Algo así… ¿Sabes?, lo echo mucho de menos.

—Yo también… —luego cambió su tono de añoranza— No entiendo por qué tu hermano le tiene tanto resentimiento a Aramis-san como para que se fuera así… digo, nunca le hizo daño a nadie. En fin… ¿No sería genial que nos viera como somos ahora? Los dos en la misma banda... a ti pateándoles el trasero a todos con tu guitarra…

—Y a ti con tu bestial voz —espetó el muchacho, quien se avergonzó por lo dicho— ¡Oh, no, perdóname! ¡No quise…! ¡Me refería al arrastre de…!

—Está bien, no pude haberla descrito mejor —rio por tan linda reacción de su Misaki— ¿lo imaginas? Juntos sobre el escenario, en el Cuartel, los dos orgullosos discípulos de Aramis Okimura…

 

De lo que no tenían idea era que ese sueño no tardaría mucho en hacerse realidad.

 

En tanto, el segundo guitarrista y su tío Akio terminaban de reparar el techo de uno de los dormitorios del orfanato.

 

—¿Recuerdas que te dije que te presentaría a los chicos cuando volvieran? —inquirió el ojiazul, y el de ojos verde-azulados asintió— Akira-san me confirmó que todos aceptaron venir… estaremos ensayando toda esta semana y el sábado en la noche tocaremos en el Cuartel.

—Te ves emocionado.

—Lo estoy. Ya tenía un buen rato que no tocaba con los chicos, demo… —calló por unos segundos mientras dibujaba una sonrisa de bobo enamorado— Hay alguien que quisiera que conocieras… —después soltó una risita tonta— tiene su carácter, pero es una persona muy inteligente, trabajadora, culta… tiene unos ojos que… y la forma en que se tiñen sus mejillas es tan… incluso cuando se enoja es…

—A juzgar por tu cara de bobo con fiebre de amor en primavera, se ve que la quieres de veras.

—Así es… amo tanto a esa persona que…

—Bueno, bueno, ya tendré el gusto de que me la presentes —mientras bajaban las escaleras hubo un silencio que fue roto una vez que estuvieron abajo— ¿sabes? Ahora que mencionaste a tus compañeros, me recordaste a los de mi primera banda. Todos me caían bien, pero me llevaba mejor con nuestro entonces bajista, Murakami Hiruko… un poco timorato, pero era un tipo tranquilo y el más sensato de los cuatro.

—¿Lo apreciabas, cierto?

—Tanto para evitar que lo arrestaran junto a nosotros tres… —suspiró con una sonrisa nostálgica.

 

No menos importante que el resto, Shinnosuke se encontraba en casa completamente solo, ya que Yuzuki fue a hablar con un colega que vivía a una hora de ahí. Estaba un poco aburrido, pues no había ido a trabajar. Unos días atrás la abogada lo hizo renunciar a su trabajo en el conbini, pues le había conseguido uno como asistente de unos colegas de ella, pero no comenzaría hasta terminadas las vacaciones. En fin, veía cualquier cosa en la TV cuando oyó que tocaron. Abrió, pensando en que sería ella o alguno de sus compañeros de banda, pero su teoría fue refutada al ver…

 

—¡Shizuku-san, Kirishima-san! —a las dos personas menos pensadas.

—¡Vaya, has crecido bastante, Shinno-kun! —Kirishima le revolvía el cabello— ¿Qué dice la vida? Supe que estudias en Mitsuhashi, la carrera de Derecho.

—Así es… err… ¿gustan entrar?

—Por supuesto.

 

Unos minutos, un breve intercambio de palabras y unos bocadillos más tarde, los tres hombres se encontraban en la sala, dos de ellos con semblantes serios.

 

—¿Y qué los trae por aquí? —inquirió el más joven.

—Hay una verdad sobre Ijuuin Kyo que debes saber —soltó a quemarropa el mayor de los tres. El Caballero Dorado pretendía protestar, pero no se lo permitió— Si no quieres escuchar estás en tu derecho de negarte, pero si aceptas tendrás que limitarte a escuchar, sin preguntas ni réplicas.

—Tampoco podrás decírselo a nadie, ni siquiera al mismo Ijuuin-sensei —espetó Shizuku— La elección es tuya.

 

Shinnosuke Tödö tenía en sus manos una decisión: bien podría mandar al diablo cualquier cosa relacionada con el mangaka y así evitaría seguir poniéndole el dedo a la llaga que todavía no terminaba de cerrar, pero el que estas dos personas hubieran dado con él después de tanto tiempo y el que de buenas a primeras quisieran hablarle de su antiguo mentor y amante, le generaba dudas…

 

“Si entonces él no los envió… ¿Con qué objeto…?”

 

Dudas que tal vez serían resueltas con esa verdad.

 

—Está bien, acepto.

 

Sí, los próximos días prometían mucho, no sólo para Exilieth, sino también para sus seres cercanos.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

1. Según lo que investigué sobre husos horarios, hay siete horas de diferencia entre Venecia y Tokio, es decir, mientras allá eran las siete de la noche, en Tokio ya daban las dos de la mañana.


2. En el corto Golden Knight no baai, específicamente en el capítulo Querida madre, querido padre, se menciona que Shizuku y Kirishima ya trabajaban con Ijuuin (el primero en Metal Militia y el segundo en The Kan) y Shinnosuke ya los conocía (como recordarán, parte de la historia sucedió en Nagoya). Sin embargo, a partir de que Shinno se marcha (capítulo Las lágrimas secan… pero nunca son las últimas) no los vuelve a ver, pero ellos ya se encuentran en Tokio tiempo después. Todo esto y más lo iré aclarando poco a poco.


3. I wanna rock de Twisted Sister, del álbum Stay Hungry (1984). Un dato curioso de esta canción es que fue adaptada para su uso en Bob Esponja: La película (2004). Si esto no les dice nada, tal vez lo haga… SOY UN CACAHUATE!!!! ERES UN CACAHUATE!!!! TODOS SOMOS CACAHUATES!!!! CACAHUATE, CACAHUATE…!!! XDDDDDD


Canción original: https://www.youtube.com/watch?v=SRwrg0db_zY


Versión de Bob Esponja (latino): https://www.youtube.com/watch?v=Dx64xYypqxM


4. Welcome to the jungle de Guns N’ Roses, del álbum Appetite for Destruction (1987).


5. Según recuerdo, el cumpleaños de Shinobu es el 18 de junio. No lo mencioné de manera explícita, pero sí lo hice: para finalidades del fic las vacaciones abarcan desde la segunda quincena de junio y todo julio, hasta inicios de agosto, tal como las que tengo en la universidad cada año. Asimismo mencioné que el cumpleaños de Shinnosuke sería el 9 de julio. Ambos cumpleaños ya pasaron dentro de ésta línea de tiempo, pero las vacaciones todavía no terminan. Perdón por hacerlas tan largas.


 


¿Saben? Estaba revisando todos los capítulos y observaba que conforme iba avanzando la historia aumentaba el número de palabras de cada cap. Recuerdo que el primero tenía menos de 1 500 y para el cuarto capítulo ya iba para las 2 000, luego subía a 2 300 ± 200 palabras (menos en los cortos correspondientes a la pareja terrorista, que seguía manteniéndose por debajo de las 2 000). Sin embargo, a partir del corto Conduce tu vida a través de la locura (capítulos 27, 28 y 29) ya andaban por las 3 000 ± 200, y para cuando comencé con los cortos individuales, noté que por poco y tocaban las 4 000 ¡El doble o hasta el triple de lo inicial!


 


En fin, les digo todo esto porque pudiera ser que el fanfic ya se ha vuelto pesado de leer y estoy consciente de que no todos mis lectores tienen suficiente tiempo para leer cosas tan extensas (intuyo que a raíz de esto varios de mis lectores iniciales probablemente dejaron el fic). Por eso me gustaría saber su opinión al respecto. Como han visto, sí considero los comentarios que me hacen.


 


Bueno, de momento es todo. Nos estaremos leyendo la próxima semana. Chaito.


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