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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!! Aquí les traido otra entrega de este fanfic. Los motivos de mi tardanza ya los he venido diciendo (mi escuela sigue en paro, TT^TT). Como sea, gracias a quienes se han mantenido fieles a esta historia, así como nuevos lectores...

Como sea, espero que sea de su agrado.

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica, bandas, canciones, marcas registradas, etc., son de sus respectivos creadores.

Capítulo 46: Las paralelas se cruzan en el infinito – Parte III

 

Día D. Horas antes del regreso a Exilieth al escenario.

 

Cierto mangaka se encontraba en la ducha, intentando que el agua arrastrara consigo sus tensiones. Todavía estaba vívido aquel encuentro con esa mujer de cabello castaño y ojos ámbar claro. Muchas preguntas giraban y giraban con fuerza en su mente cual torbellino: ¿Quién era ella?, ¿Por qué estaba en la casa de 'su' bajista?, ¿Desde cuándo?, ¿Por qué se parecían tanto?... pero sobre todo ¿Qué tan cercana era al joven como para que estuviera al tanto de su pasado con él, le propinara semejante bofetada y lo amenazara?

 

“¿Será Kasumi-san?” pensó, aludiendo a la madre de Shinnosuke “No, no puede ser ella… Shinno-kun siempre se pareció más a Hiruko-san… tal vez sea alguna pariente de él, pero ¿quién?... Shinno-kun nunca mencionó a otros familiares además de sus padres, ni siquiera cuando ya vivíamos juntos… ¿Una amante, tal vez?” luego soltó una risita irónica “No, la última vez que lo vi, no salía con nadie… ¿Y si apenas este mes la conoció? No, es muy poco tiempo como para que le tenga tanta confianza… ¿Y si ella llegó justo cuando le rompí el corazón?”

 

Sí, intentaba responderse todos estos cuestionamientos, pero cada respuesta le generaba otra duda, y otra, y otra… El sonido del tema 'Silverwing', de Arch Enemy, lo trajo de vuelta a la realidad. Salió de la tina y mientras se enrollaba una toalla en la cintura, respondía el teléfono.

 

—Moshi moshi.

—¡Hey, amigo ¿Qué dice la vida?! —era Ray.

—Aquí, pasando el inicio de ciclo ¿Qué hay de ti?

—Qué te puedo decir, pasando las últimas horas antes de que abra el Cuartel.

—¿Y quiénes tocarán, Starless?

—Exilieth —en ese momento su corazón se aceleró— Presentarán oficialmente a Hotaru-chan como su vocalista.

—¿Que no la presentaron ya?

—Oh, no. Lo de Okinawa fue su premio por ganar la guerra de bandas, pero todavía no la aceptaban como miembro oficial.

—Entiendo.

—Por cierto, estás invitado. Kai seguramente querrá matarme por esto en cuanto se entere, pero sé que realmente quieres a Shinno-kun, así que no desperdicies esta oportunidad.

—Gracias —sonrió con toda sinceridad.

—No hay de qué, aún somos amigos ¿cierto?

—Cierto.

—Bueno, ya te dejo porque ya llegaron unos pedidos que hice la semana pasada. Nos vemos.

—Nos vemos.

 

Bueno, al menos no todo era malo. Con las energías renovadas, fue a vestirse y luego a su estudio para empezar con las páginas pendientes del nuevo capítulo de The Kan.

 

 

En otro lado, cierto azabache de ojos verde-azulados, se encontraba en casa de los Kusama. Recordaba que en sus tiempos como segundo guitarrista, él y su entrañable amigo, Murakami Hiruko, solían pasar tiempo juntos, leyendo. Ambos gustaban de aquellos libros que hablaran de fantasía, aventuras, batallas épicas, seres mitológicos, un poco de romance tal vez… podían pasar horas discutiendo sobre ellos y nunca se aburrían. Al contrario, cada discusión parecía unirlos más.

 

—¡Nee, Akio! —su hermano lo sacaba de sus pensamientos— ¿En qué tanto piensas?

—Recordaba viejos tiempos.

 

Asimismo, desde esos dos breves encuentros con ese hombre castaño de ojos avellana, recordaba con más frecuencia a Hiruko. Tal vez no poseía los mismos ojos color ámbar claro, ni Murakami el ceño fruncido como aquel, pero el susodicho le recordaba mucho a su amigo por ese corte y color de pelo, los títulos que elegía hace unos días en la librería, la estatura —a decir verdad Hiruko siempre le pareció pequeño y frágil—, pero sobre todo por esa facilidad de sonrojarse. Aunque sus compañeros de banda le hacían una que otra burla por ser tan timorato, a él siempre le parecieron lindas sus reacciones.

 

“Pero en ese entonces los prejuicios pudieron más que nuestra amistad”

 

 

En tanto, cierto terrorista hacía unos ejercicios de calentamiento con su batería. Mientras lo hacía, recordaba un 'pequeño' incidente ocurrido con cierto ojiverde.

 

FLASHBACK

 

—¡Ni de chiste saldría con esa harpía! Además… ya estoy con alguien más.

 

Por alguna razón la expresión alivianada del ojiverde se volvió seria, como si hubiera recibido la peor de las noticias. Sin embargo volvió a su estado anterior tan rápido que el chico no tuvo tiempo de preguntar nada.

 

—¡Vaya, sí que tienes suerte! En mis tiempos los bateristas no solían ser muy cotizados… casi siempre eran los guitarristas o los vocalistas los que acaparaban toda la atención —luego soltó un suspiro melancólico, acompañado de una sonrisa ladeada que al menor le pareció enigmática—…siempre igual.

—¿Ah? —por alguna razón el menor se sentía intrigado.

—Guitarristas y vocalistas, bateristas, tecladistas y bajistas… en ese orden iba la popularidad de los integrantes de cualquier banda, y en ese orden las chicas salían conmigo o mis amigos, pero al final siempre era lo mismo: ellas buscaban sus cinco minutos de fama, y nosotros sólo pasar el rato.

—¿Y nunca quisiste a alguien en serio?

—Sí, pero ella me engañó con un profesor —espetó encogiéndose de hombros, como si fuera lo más insignificante del mundo.

—¿Y así de tranquilo lo dices?

—En su momento me afectó, pero no iba a morirme por eso… además —su sonrisa se ensanchó un poco más y los ojos verdes adquirieron un pequeño brillo especial— ya conocí a alguien mejor.

—Qué bueno por ti.

—¿Y sabes qué más? —el ojiverde se paró de su asiento y avanzó rodeando al ojigris. Luego de quedar frente a él, se agachó a su altura, y agregó: —Está justo enfrente de mí.

—¿Qué?

 

Tres, dos, uno... un roce de labios fue lo que sintió el baterista después de aquella verdad. En ese breve instante su mente se desorbitó y su corazón palpitaba con la misma fuerza que su técnica de doble pedal.

 

—Por cierto… esta no es la primera vez que nos vemos —agregó al separarse.

—¿Qué? —era todo lo que podía decir. Estaba demasiado aturdido como para pensar con claridad.

—Te conocí una vez, en una tocada en Australia.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Esas palabras y un segundo roce fueron lo último que recibió de aquel hombre, a quien no volvió a ver desde el miércoles que llegó tarde al ensayo.

 

“De ser otra persona, probablemente ya lo hubiera dejado sin descendencia (1), demo… esta persona me hace sentir… raro… ¿y si sólo lo dijo de broma?... es más probable, como cuando Miyagi molesta a Kamijou” inevitablemente le vino un aura negra, pero se le pasó en cuanto tuvo otros pensamientos “Pero se sintió tan real… sus ojos no mentían… ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?... si de veras nos conocimos en Australia, debería recordarlo… ¡No, no,  no, no, no y no! ¡Yo sólo quiero a Miyagi! ¡¿Por qué rayos tendría que interesarme eso?!”

 

Por una parte agradecía no haberlo visto de nuevo, pues seguramente no soportaría sostenerle la mirada. De igual manera se sentía cuando se planteó la idea de decírselo a Miyagi.

 

“¡No! Me esforcé por hacer que me diera una oportunidad… es la segunda cosa por la que realmente me esfuerzo, pero la primera a la que más amo, además… lo vería como una oportunidad para dejarme”

 

 

Por otra parte, cierto castaño se arreglaba frente al espejo, pues cierto guitarrista lo había invitado a su presentación de esta noche con la banda. Asimismo le mencionó que quería presentarle a alguien de quién le había hablado. Sin embargo estaba sumido en los recuerdos de un sueño que comenzó a tener precisamente después de ese breve encuentro con cierto hombre de ojos verde-azulados.

 

En ese sueño alguien lo recostaba sobre un escritorio repleto de pilas de libros que caían al piso gracias a esa acción; le quitaba la ropa dejándolo completamente desnudo; dejaba marcas en su cuello como muestra de que ya tenía dueño; sus gemidos inundaban aquel lugar; su miembro era engullido, succionado, de arriba abajo, con movimientos rápidos; sus dedos se enredaban en los oscuros cabellos de aquel, y tiraba de algunos con fuerza al correrse; aquel lo colocaba sobre el borde del mueble; se acomodaba entre sus piernas y ponía su palpitante miembro en su entrada; sus uñas se enterraban en la espalda de aquel a cada embestida, cada vez más profundas; sus piernas se enredaban en las caderas del otro; sus alientos chocaban y sus pieles se perlaban en sudor; el clímax los golpeaba a ambos y al final se corrían juntos.

 

“Maldita sea ¿Por qué?” pensaba, con gran angustia “¿Por qué con él? ¿Por qué ese nombre?”

 

El problema fundamental de ese sueño era que quien lo sometía de esa manera no era Nowaki, sino aquel hombre de ojos verde-azulados, y este último no repetía su nombre, sino el de un tal 'Hiruko'.

 

 

Diez de la noche. El Cuartel del Metal estaba lleno, los murmullos de la clientela destilaban la expectativa propia de la espera por el regreso de Exilieth al escenario, de los rumores de una nueva vocalista… Si bien era cierto que la vieron en un programa de TV en directo desde Okinawa, desconocían si su aparición fue ocasional, o si sería oficialmente parte de la formación. Asimismo, al no ser el evento principal aquella vez, era obvio que no mostró su verdadero potencial, pero —si resultaba ser la segunda opción— lo haría precisamente esta noche.

 

Entre la audiencia se encontraban cierto novelista y dos catedráticos de Literatura, que observaban desde el segundo nivel, en el ala oeste; unas dos o tres mesas más cerca, se encontraba Ijuuin Kyo, acompañado de Ray Kimoniya; en la barra, en el primer nivel, se encontraba el antiguo mentor de Nowaki, Akio Kusama; del otro extremo de esta se situaba la 'madre' de Shinnosuke; y un poco más alejado del escenario, pero no demasiado, cierto hombre de ojos verde esmeralda.

 

Tras bambalinas, la banda se 'preparaba' mentalmente para una noche sin precedentes.

 

—¡Hey, poser! Deja de hacer eso, me crispas los nervios —Shinobu le reclamaba al más joven, que apachurraba y soltaba una lata de Coca Cola ya vacía.

—¡En serio cómo fastidias! —y como siempre, la vocalista salía en su defensa.

—¡No empieces otra vez!

—Chicos, ya basta, relájense —intervino el segundo guitarrista.

—¡Cómo se supone que pueda relajarme, si cada que abre la boca esta harpía, es para crisparme los nervios!

—¡Mira que tú tampoco te quedas atrás con tus cacareos y quejas de señorita!

—¡Por amor a Cliff Burton, ya bájenle! —Misaki estalló— ¡Lo que menos necesito ahorita es que ustedes dos se maten!

—¡Ella empezó!

—¡No me importa quién empezó, compórtense!

 

No se esperaban ese comportamiento del primer guitarrista, y él tampoco, pero estaba demasiado nervioso por lo que pasaría una vez que subiera al escenario, y no estaba para soportar más presión.

 

—Tranquilo, viejo —espetó Shinnosuke— Tú eres el que conoce mejor a Taru-chan, no vas a tener problema con eso.

—Lo sé, pero no soy muy bueno hablando frente a…

—Imagínate a todos en calzoncillos —sugirió el baterista.

—Ya lo he intentado, pero al final termino imaginándome a mí mismo en calzoncillos en frente de todos.

—Entonces estás j*dido.

—¡Por amor a Jashin! Misaki, pudiste con más de trescientas personas allá en Okinawa ¡puedes con esto! —increpó el bajista.

—A ver, Misaki-kun —Nowaki se aproximaba por la espalda al muchachito y apoyaba las manos sobre sus hombros— Estás muy tenso.

 

El mayor comenzó a masajear los hombros del más joven. Mientras éste intentaba relajarse, Hotaru veía con celos al de ojos azules. Sabía de antemano que ya salía con Kamijou, pero al igual que Usami, sentía celos de cualquiera que tocara al muchacho con tanta confianza.

 

—Nowa-chan, creo que ya es suficiente —espetó, al ver al muchacho más relajado— No lo vayas a lastimar.

—¿Te sientes mejor? —inquirió el mayor, Misaki asintió— Bien, respira profundo y relájate… todo va a estar bien.

—Chicos, ya es hora —avisó Kai.

—¡Hai!

 

 

Diez y media de la noche. Las luces se apagaban de forma lenta, dejando únicamente algunas pequeñas luces azules que titilaban débilmente. En ese momento se escucharon los gritos de la audiencia más joven. Posterior a eso, se encendieron dos más que daban hacia el centro del escenario, específicamente sobre cierta pelinegra, que lucía un bonito vestido estilo victoriano, en negro y escarlata, hincada y con la cabeza cubierta con una delicada sombrilla negra de encajes (2). Mientras se iba levantando de forma lenta, entonaba la versión a capela de 'Swan Lake' y hacía girar la sombrilla hasta descubrirse y dejar ver su cabellera negra perfectamente peinada. Más gritos y más aplausos no se hicieron esperar, pero de lo que ella no se daba cuenta era de la mirada color verde que recaía sobre su persona, indagando si realmente era ella o un simple parecido. Las luces seguían parpadeando, y conforme las notas de la canción se hacían más agudas, incrementaba la iluminación, permitiendo apreciarla mejor. Los gritos y algunos silbidos dirigidos a la chica no se hicieron esperar. En tanto ella sólo tenía en su mente la primera vez que cantó esa canción aquél día que oyó la cinta que 'su' Misaki grabó para ella. Al finalizar su canto, las luces volvieron a apagarse, seguidas de más aplausos.

 

—Hmm… cambiaron su estilo.

—Ya decía yo que esa tipa no traería nada bueno.

—No la juzguen tan rápido, tal y que nos tiene una sorpresa.

—Mejor di que la quieres en tu cama.

 

Sí, el mismo grupo de chicos que oyeron Miyagi y Hiroki aquel lunes, y algunos clientes, no estaban muy conformes con ella. Los que no la habían visto en TV mantenían la expectativa. Un acorde corto ejecutado por la guitarra líder y las luces rojas encendiéndose, daban inicio a la siguiente canción. Primero fue alumbrado el integrante más joven, a quien le aplaudieron enseguida. Luego se dejaron ver los demás chicos. La última luz caía sobre la vocalista, al mismo tiempo que entonaba el primer verso.

 

Words like violence
Break the silence
Come crashing in
Into my little world

Painful to me
Pierce right through me
Can't you understand
Oh my little girl

(Las palabras como violencia
Rompen el silencio
Irrumpen con estruendo
En mi pequeño mundo

Me resultan dolorosas
Me atraviesan
¿No puedes entenderlo?
Oh mi pequeña) (3)

 

Ésta y las siguientes tres canciones no representaban gran reto para la pelinegra, pues eran relativamente tranquilas y no poseían más que voces femeninas y claras. Al final de la cuarta canción, las luces se encendieron casi por completo, dejando ver a los cinco integrantes, cada uno con su particular estilo.

 

—Buenas noches, amigos y hermanos metaleros —Shinnosuke hablaba al micrófono, ignorante de la mirada plateada que lo escudriñaba desde el segundo piso— Seguro más de uno debe estarse preguntando por qué esta linda señorita está aquí con nosotros —Hotaru soltó una risita— Bueno, pues déjenme decirles que ella, a partir de hoy, es oficialmente parte de la alineación —algunos gritos eufóricos se dejaron oír— Misaki, por favor háblanos  un poco de ella.

—O-okay —el primer guitarrista tomó el micrófono, ignorante de la mirada verde como la suya, que se abría incrédula— La conozco de casi media vida, de hecho ambos tuvimos al mismo maestro… —suspiró un poco para calmarse— Seguramente se iría de espaldas al vernos a los dos justo aquí y ahora… en fin, supongo que se habrán hecho una idea al oírla, pero… ella es mucho más que una voz y una cara bonita —inevitablemente cierto peliplata sentía celos de que su guitarrista hablara tan bien de ella— y por esa razón los chicos y yo decidimos integrarla a la formación, ya lo verán. Puede parecerles un cambio muy drástico, pero sensei decía algunas veces que el cambio es parte de la vida… —hubo un silencio muy breve— Con ustedes, amigos y hermanos metaleros, nuestra Dama Rubí ¡Shimura Hotaru-san!

 

Un gruñido gutural salía desde su estómago y garganta, al mismo tiempo que se despojaba de tajo del vestido, lanzándolo a cualquier parte. Más aclamaciones se hicieron presentes cuando se dejó ver con un look diferente: lucía una blusa de tirantes del mismo color del vestido, con las costillas rasgadas; unos pantalones con agujeros, estoperoles y algunas cadenas, ajustados a sus piernas; unos guantes con hebillas y sin dedos, que llegaban casi hasta los codos; de igual forma tenía unas botas negras que casi llegaban a la rodilla. Asimismo se quitaba las únicas tres horquillas que sostenían su elaborado peinado, para dejar caer su larga y rizada cabellera en una especie de cascada.

 

Ashes of the innocent,
the end for you and me.
Darkened screams of agony,
are begging set me free.
Mourning all your loved ones,
as their bodies turn to stone.
Violence, hate and agony,
are what we've grown to know.

Hold me, show me,
bring me to my knees.
So as the fire burns,
and the tables turn.
We'll never rest in peace,
rest in peace.

(Las cenizas de los inocentes,
el final para ti y para mí.
Oscurecidos gritos de agonía,
pidiendo que me liberen.
Luto todos sus seres queridos,
a medida que sus cuerpos se vuelven piedra.
Odio, violencia y agonía,
somos lo que hemos llegado a conocer

Abrázame, muéstrame,
llévame a mis rodillas.
Así como el fuego quema,
y las tornas cambian.
Nosotros nunca descansaremos en paz,
descanse en paz) (4)

 

“Definitivamente este mundo se hace cada día más pequeño” pensaba cierto castaño de ojos verdes “Mis pequeños…”

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1. Dejar a alguien sin descendencia, o pegarle una patada en… ya saben dónde, XD.

2. Primer vestuario de Hotaru: http://mlv-s1-p.mlstatic.com/vestido-vinotinto-15-anos-quinceanera-novia-gotico-gothic-11733-MLV20049436862_022014-O.jpg

3. Enjoy the Silence. La canción original es de Depeche Mode, del álbum Violator (1990). La canción que interpreta Hotaru es la versión de Lacuna Coil, que encontrarán en el álbum Karmacode (2006).

4. Ashes of the Innocent, de Bullet for my Valentine, del álbum Scream Aim Fire (2008).

 

Bueno, como pueden ver esto aun continúa. De nuevo gracias, y nos leemos en la próxima entrega.


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