El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

Capítulo 48: El reencuentro – Parte II


No lo podía creer, frente a él se encontraba aquel castaño por el que estos días recordaba con mayor frecuencia a su entonces amigo, Murakami Hiruko. De hecho, por un momento imaginó que era aquél, y que justo el día de hoy se encontraban reunidos los cuatro ex integrantes de su entonces banda, The Troopers. A sabiendas que Misaki y Hotaru fueron aprendices de Aramis, tal como Nowaki lo fue de él, pensó que Shinnosuke también lo sería de Murakami, y Shinobu de Miyagi, cumpliéndose así la promesa que hicieron cuando la banda se separó: reunirse de nueva cuenta, cuando todos fueran exitosos en la vida y hubieran encontrado a alguien a quién dejarle su legado. Sin embargo no tenía idea de lo equivocado que estaba con los dos primeros integrantes y fundadores de Exilieth.


—¡Hombre, cuánto tiempo! —y el saludo jovial, así como el ligero abrazo de Aramis, lo traían de vuelta a esta realidad en que Murakami no estaba— ¿Desde cuándo estás aquí?

—Hace como dos semanas o más —le respondió, separándose de él. Luego se hizo a un lado para dejar ver a Nowaki— Te presento a mi sobrino y aprendiz, Nowaki Kusama.

—¡¿Es el niñito que dijiste que encontraste en tu puerta?! —tanto Aramis como Hiroki estaban sorprendidos: el uno porque Akio se lo había contado cuando estaban en la banda, y el otro porque precisamente él le dio ese nombre a su tifón.

—Él mismo.

—Mucho gusto en conocerlo —el Caballero Zafiro se presentó en una reverencia—. Misaki-kun y Hotaru-san hablan mucho sobre usted.

—¡Vaya, sí que has crecido! Pero, hombre, no seas tan formal —el ojiverde le palmeó la espalda. Luego se percató de la presencia de dos de los tres menores— ¡Misaki, Taru-chan!

—¡Aramis no danna!

—¡Aramis-san!


Maestro y aprendices se reunían luego de estar separados por tanto tiempo. Mientras Aramis rodeaba a sus pequeños y ellos le abrazaban efusivamente, la nostalgia de los viejos tiempos con su banda y sus dos discípulos ahondaba su corazón. Si bien era cierto que Murakami Hiruko no se encontraba con ellos, y que nunca llegó a agradarle a Takahiro, eso no le quitaba el orgullo de haber hecho de Misaki Takahashi y Hotaru Shimura, respectivamente, el guitarrista y front-woman (1) que ahora eran.


—¡Rayos! Me voy de vacaciones tres años y cuando vuelvo ¡BOOM! —Aramis hacía ademanes— Vuelven a estar juntos y en la misma banda...


"Esto tiene que ser una broma… ¿Cómo rayos no me di cuenta antes?"


Por su lado, Shinobu pintaba una graciosa pero épica cara de WTH! (2), pues recordaba que más de una vez su odiosa compañera mencionaba a Aramis en sus pláticas. Asimismo, apenas el miércoles que se reunió con él, había hablado mal de ella sin saber lo cercanos que eran, y pensaba que seguramente el hombre pensaría muy mal.


"Con otras personas no me importaría, pero con Aramis-san…"


—¡Shinobu-chin! ¿Y ese milagro que te dejas ver? Te mandé varios mensajes el jueves y no respondiste ninguno.

—Etto… yo… no… etto… perdí mi cel el mi-mi-miércoles. Ap-apenas compré uno nuevo ayer… p-perdón p-por no avisarte.


Los balbuceos acelerados, el temblor del labio inferior, el semblante pálido, la mirada un poco abajo, y ese mal intento de aparentar seriedad no pasaron desapercibidos para nadie, en especial para Miyagi, quien empezaba a preguntarse por qué Aramis le hablaba a Shinobu con tanta confianza, desde cuándo, y por qué el trato del baterista, tan serio y a veces abrasivo con los demás —incluyéndose—, cambió para el ojiverde.


—¡¿Lo conoces?! —exclamaron los dos más jóvenes.

—¡Claro que sí! Lo evalué en una batalla de bateristas en la que ganó ¿verdad? —el rubio sólo asintió— Pero vamos, niños, sentémonos y les contaré todo.

—Hai —a excepción del baterista, los demás tomaron asiento.

—Err… yo… tengo que irme… ya es más de medianoche.

—Es cierto, ya me habías dicho que tus papás no saben que vienes aquí…


"¿Qué rayos está pasando?" Miyagi tenía un mal presentimiento.


—¿Quieres que te lleve en mi moto? Llegaremos más rápido —ofrecía el ex primer guitarrista.

—Bueno… yo…


En fracción de segundo, en la imaginación del ex baterista de The Troopers se recreó una escena en la que Shinobu se aferraba fuertemente a la espalda de Aramis mientras éste manejaba una Harley Davidson a toda velocidad. Asimismo el chico le preguntaba un ¿a dónde vamos?, con una expresión tierna pero preocupada, y el mayor le respondía con tono sugerente un a donde sea.


—¡Yo lo llevo! —exclamó en un impulso, haciendo que el Caballero Plateado abriera los ojos de sobremanera.


Mientras esto sucedía, otros dos hombres observaban a Shinnosuke y Yuzuki entrar al centro de operaciones, donde había otra salida.


—Te dije que le hablaras en el intermedio…—era Ray, quien suspiraba cansadamente— Dejaste ir una buena oportunidad.

—Esa mujer —murmuró cierto mangaka, más para sí que para aquél— No se alejó de él ni un minuto...

—Ah, ella… pensé que jamás lo preguntarías. Ella es…


En eso sintieron la presencia de Kai Shinoda, quien había oído esa parte de la conversación y con la mirada le decía a Ray que se callara o moriría ahí mismo.


—…Tödö Yuzuki, su tía —pero éste lo ignoró—. Llegó a finales de la primera semana de vacaciones y desde entonces está viviendo con él —luego se dirigió al pelirrojo— Nee, Kai ¿Por qué tan apurado?

—Llevaré a mi Shinno-kun a su casa —enfatizó el mi—. Parece que Yuzuki-san se siente mal. Bueno, luego te veo.


Y salió a toda prisa de ahí, no sin sentirse satisfecho por el chasquido de dientes y la expresión molesta de Ijuuin.


—No le hagas caso —dijo el otro ojigris—, lo hace para j*der al prójimo… lo mismo hacía con Misaki-kun al inicio.

—¿Ah?

—Seguramente sabes que vive con Usami-san… —el mangaka asintió— Pues como a Kai le gustaba molestar a Usami-san cuando iban en la secundaria (3), y se dio cuenta que Misaki-kun y él son muy cercanos, ahí lo veías insinuándosele al pequeño sólo para picarle la cresta al otro… pero tal parece que el chico no caía en sus juegos y se aburrió, así que ahora hace lo mismo con Shinno-kun desde la vez que lo fuiste a buscar a Okinawa.

—Eso lo explica. Siendo él, no me sorprende.


Pero no tenían idea de lo equivocados que estaban. Yuzuki y Shinnosuke ya casi estaban de vuelta en casa, pues Shinoda amablemente los llevó en su Lamborghini negro. Durante el camino la abogada no había dicho una sola palabra y tenía la mirada ausente. Sin embargo en su interior se llevaba una confusa batalla de sentimientos provocada por aquel hombre de ojos verde-azulados y los otros dos ex integrantes de The Troopers.


"Es lo mejor, mi presencia hubiera estado de más… después de todo sólo fui la bajista a la que rechazaron antes de integrar a Murakami Hiruko"


Al llegar, el bajista de Exilieth hizo que se recostara y descansara en la habitación, por lo que ahora se encontraba únicamente él con Kai en la sala.


—Muchas gracias por todo, Shinoda-san —agradeció el joven.

—Vamos, hombre, ni lo menciones.

—¿Gustas algo de tomar, o…?

—Yuzuki-san es muy importante para ti ¿verdad? —inquirió el pelirrojo a quemarropa.

—Sí —sonrió melancólicamente el de ojos ámbar— Ella veló por mí cuando más lo necesité… —mencionó, aludiendo a un día de hace dos años, cuando huyó de Nagoya— De hecho, gracias a ella Exilieth existe.

—Ya veo, la consideras como una madre —Shinnosuke asintió— Eso es bueno, que seas agradecido con quienes te apoyan… seguramente tus padres deben sentirse orgullosos de ti.

—En realidad… —la mirada ensombrecida y resentida del menor, le partió el corazón al de ojos azules— no los he visto desde hace tres años.


Y entonces recordó la conversación que los dos fundadores de Exilieth tuvieron esa vez que se pusieron ebrios en Okinawa.


FLASHBACK


—¡¿Tienes idea de lo que significó eso para mí?! —decía el baterista— ¡Mucho, amigo! ¡Le entregué mi inocencia!

—Dímelo a mí —Shinnosuke tampoco estaba en las mejores condiciones— Ese bastardo decía quererme, hasta me pidió matrimonio y vivíamos juntos, pero luego... ¡paf! ¡Un día llego a la casa y lo encuentro revolcándose con su amante! Y no conforme con eso, le decía que yo sólo fui un mocoso al que recogió…


Ambos se soltaron a llorar amargamente, uno abrazando al otro.


—Yo lo amo… lo amo tanto que… duele… —el Caballero Plateado se llevó la mano justo al corazón— duele…

—¿Sabes? Eres el segundo al que le cuento esto… tú no eres como ellos… tú no juzgas como ellos… ellos prefirieron echar a su hijo de casa antes que estar en boca de todos… tú no eres como ellos, Shinobu… si él no valora eso, es porque de plano es un idiota…


FIN DEL FLASHBACK (4)


"No conforme con ser juzgado y echado de su casa por las personas que más deberían amarlo, la persona que le juró amor lo engañó… la vida siempre se ensaña con quienes menos se lo merecen"


—Perdón, no quise decir nada indebido —se excusó.

—Descuida, de todas formas no es que los necesite —después el castaño soltó un bostezo corto que tuvo que disimular— Hmmm… parece que también necesito dormir.

—Bueno, entonces te dejo para que descanses. Cuídate y cuida mucho a tu madre.


No tardaron mucho en llegar a la salida, pero justo antes de que Shinnosuke cerrara la puerta, Kai tiró rápidamente de su muñeca y lo atrajo contra sí, para después tomarle el mentón y reducir toda distancia en un beso. Por inercia el castaño se resistió, pero más tarde lo correspondió. No sabía con precisión si era el adormilamiento, los pocos tragos que Akio le invitó a Yuzuki y a él, el no haber sido besado por otra persona además de Ijuuin Kyo, o la necesidad de calmar la desazón provocada por recordar ese trago amargo de su pasado… pero al final de cuentas lo correspondió. Abría lentamente la boca para tomar aire y permitir que se introdujera la húmeda lengua del ojiazul, la cual apenas entró en contacto con la suya, comenzó una batalla por tener el control. El fuerte agarre en su muñeca había desaparecido y ahora ambas manos del pelirrojo se deslizaban por su cintura por toda su espalda. Asimismo él apoyaba las manos sobre los hombros del mayor y se apegaba más a él.


En El Cuartel del Metal, en tanto...


—…así que entonces eres su ex cuñado… —decía Aramis. Miyagi asintió, pues anteriormente lo mencionó para explicar por qué se llevaría a Shinobu. Luego el ojiverde tomó el móvil del ojigris y después de teclear algo, se lo devolvió— Bueno, pues ve con cuidado, me mandas un mensaje cuando llegues.

—O-okay…


El baterista se despidió de todos y salió de ahí seguido del ex baterista. Iban en un silencio un tanto pesado que ninguno se atrevió a hablar durante el camino de vuelta a casa del menor. De vez en cuando el uno volteaba a ver al otro, pero nada más.


"¿Qué significa esto? ¿Por qué tanta confianza entre ellos? ¿Era por eso que Shinobu-chin no quería dar la cara en estos días?... ¡Pero qué rayos…! ¡No es como si me estuviera engañando!" el mayor tenía una batalla mental "Aramis siempre tuvo facilidad de tratar con niños, a la vista de cualquiera sería natural que se llevara bien incluso con un niño como Shinobu-chin… ¡¿Entonces por qué me molesta tanto?!"


"¿Por qué actuó de esa manera?" el menor también tenía sus dudas "Se veía feliz al encontrarse con Aramis-san y Akio-san, como si se conocieran de toda la vida… de hecho se veía que su plática iba para largo, pero apenas Aramis-san me ofrece llevarme en su moto y… ¡paf!, de buenas a primeras hace lo mismo… por primera vez en todo este tiempo… como si estuviera…" y como si fuera una epifanía, la respuesta le llegó "¡Celoso!"


Una risita malvada se dejó ver en sus labios, para desvanecerse tan rápido como apareció. De ser cualquier otra persona, probablemente lo habría visto como algo demasiado obvio y hasta superfluo, pero para él ya era un gran avance y ciertamente se sentía un poco más cerca al mayor. Sin embargo quería más, mucho más, y ya sabía cómo lo obtendría. De lo que no tenía idea era que estaría jugando con fuego y tarde o temprano saldría quemado.


—Bien —en ese momento ya habían llegado a casa del menor—, supongo que es todo —espetó con un bien simulado tono frío—. Gracias, Miyagi-san… hasta luego.


Se quitó el cinturón de seguridad y sacó su móvil para supuestamente llamar a Aramis, pero justo cuando pretendía abrir la puerta, el pelinegro lo jaló del brazo. Aprovechando que el rubio se volteó para replicar, lo tomó del mentón, para después juntar sus labios en un beso demandante y apasionado.


—…¿Y qué piensas hacer entonces? —Ijuuin Kyo y Ray Kimoniya seguían con su conversación.

—Ganarme a Yuzuki-san primero —respondió el mangaka.

—Yo que tú, le hubiera dicho la verdad desde el principio.

—Ya te lo dije, no puedo… no quiero que Shinno-kun esté conmigo sólo por consideración.

—Pero tendrás que hablar en algún momento, tal vez no ahora porque sigue muy resentido contigo, pero tarde o temprano tendrás que hacerlo.

—Lo sé…


—Parece que quedamos nosotros dos —espetó Akio.

—¿Y nosotros estamos pintados o qué? —alegó la vocalista en un puchero.

—¡Claro que no! De no ser por ustedes, no estaríamos aquí reunidos… aunque falta Hiruko, pero bueno.


"Hiruko… Hiruko… ¿Quién es esta persona?" se preguntaba cierto profesor, pues aun no olvidaba ese sueño en el que mencionaban ese nombre en lugar del suyo.


—Era nuestro bajista —respondió el ex segundo guitarrista, como adivinando la pregunta silenciosa de Hiroki—, Murakami Hiruko… un tipo bastante tranquilo y timorato… como tú —viró la vista hacia Misaki, quien mostró un aura deprimente. Los dos ex guitarristas soltaron una pequeña risita.

—Nee, sensei ¿no ibas a contarnos algo? —inquirió la única mujer del grupo.

—¡Por supuesto! No comas ansias… les decía, conocí a Shinobu-chin en un crucero… —el ojiverde habló brevemente de la contienda de bateristas y los días anteriores que estuvo con el Caballero Plateado, y concluyó el relato con un: —…su baterista sí que es todo un personaje.

—¡Pff! Es la persona más estirada y mala leche que haya tenido el disgusto de conocer —siseó Hotaru— ¡Con ese carácter morirá virgen!


"El burro hablando de orejas" se burló el escritor.


—Bueno, bueno… pasando a otras cosas —Aramis volteó a ver a su aprendiz— ¿Cómo hiciste para que Takahiro te dejara…?

—En realidad…

—Está viviendo conmigo —intervino el novelista, y de igual manera que el maestro de Misaki, explicó brevemente el inicio de su historia con el pequeño guitarrista, omitiendo algunas cosas, y también concluía con un: —Lo menos que puedo hacer por Misaki es dejarlo ser ¿no crees?


"¡Ay, Takahiro! Esto era precisamente lo que querías evitar… que Misaki se volviera un metalero como yo…" rió internamente el mayor.


La plática fluyó tranquila, con anécdotas de cómo Hotaru y Misaki se reencontraron, de cómo Nowaki se hizo amigo de Hiroki, del viaje a Okinawa y otras trivialidades. Poco más de una hora y quince minutos, Misaki pintaba cara de sueño.


—¿Sabes qué, Aramis? Yo creo que mejor lo dejamos para otro día —dijo Akio—, se ve que el chico necesita dormir.

—Y algunos debemos trabajar —musitó Nowaki.

—Okay, okay… ¿Y si nos reunimos aquí la otra semana?

—Vas… por cierto ¿tienes el número de Miyagi?, para avisarle…

—¡Rayos! Se me olvidó pedírselo.

—Yo lo tengo —cierto castaño lo anotaba en un papelito y se lo entregaba al ex segundo guitarrista— Aquí tienen.

—Gracias.

—Vaya, quién diría que el Demonio Kamijou sería tan acomedido —espetó burlonamente cierto peliplata, mientras los dos ex guitarristas seguían poniéndose de acuerdo.

—Si tuvieras a alguien como Miyagi de compañero, harías lo que sea para que te deje en paz unos segundos al menos —respondió con tono mordaz— Pero claro, tú qué vas a saber si eres igual… en serio no sé cómo Takahashi te soporta.


"Como no tienes idea…"


—Muy bien, entonces nos veremos el otro sábado, a la misma hora.

—Vas.


Akihiko, Aramis, Misaki y Hotaru se despidieron, dejando únicamente a los dos Kusama y a Kamijou.


—¡Al fin se fueron! —suspiró el de ojos verde-azulados— Nowaki, ahora tienes que presentarnos correctamente.

—¿Ah?

—No dije nada porque Aramis o Miyagi seguramente no los hubieran dejado en paz, pero… —y luego viró la vista al castaño— tú debes ser la novia de mi Nowaki ¿verdad?


"¡¿Novia?! ¡¿Pero qué car*jos…?!" Hiroki traía un tic en el ojo y un aura amenazante "Nowaki, más te vale no decir nada estúpido o lo lamentarás"


—¡Así es! —el Caballero Zafiro respondió orgullosamente— Bueno, novio en realidad.

—Ya decía yo… —el mayor se percató del tic del profesor— No hay de qué preocuparse, Kamijou-san, no esto para juzgarlos ni nada de eso… digo, si el amor no lo hace, yo mucho menos tendría por qué ¿no crees?




CONTINUARÁ…