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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola!! He aquí con la tercera y última entrega del corto Emerald Knight no baai. Tal vez la parte final haya quedado muy abierta, pero neta no quise alargarlo demasiado. En fin, ojalá sea de su agrado.

 

Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica, marcas registradas, canciones, bandas (a excepción de Exilieth y otras de mi invención), y otras cosas, son propiedad de sus respectivos autores. De lo contrario no estaría poniendo este disclaymer, XD.

Emerald Knight no baai: El llamado de Ktulu – Parte III

 

Nuevo día. Cierto guitarrista caminaba rumbo a la dulcería mientras escuchaba Refuse/Resist en versión de Apocalyptica (1). Aunque ya había terminado su manuscrito 'La metalización del alma interior', necesitaba bajar el estrés producido por escribir a hurtadillas de su hermano. Vio que quedaban únicamente dos bolsas de esos dulces de fruta que tanto quería, una para él y tal vez la otra se la llevaría a Hotaru. Luego de hacer las compras se dirigía de vuelta a casa, pero su atención fue captada por un artículo en un aparador que conocía bastante bien. Por satisfacer su curiosidad se quedó parado observando como bobo aquel objeto, pero una chica vestida a la usanza metalera llamó su atención: de pelo negro, con flequillo plateado y ojos color violeta, que terminó por recordarle a su casero.

 

“Ya han pasado varios días y ni le he mandado un mensaje… rayos, él se toma muchas molestias conmigo y no puedo ni mandarle un simple mensaje, qué ingrato soy… hmmm… creo que es un buen momento…”

 

Sacó su teléfono y rápidamente tecleó algo sencillo.

 

»Buenas tardes, Usagi-san ¿Qué tal está? Espero que bien. Las cosas aquí en Osaka están tranquilas, así que no tiene de qué preocuparse. Descanse y no queme la casa, XD. Cariños, Misaki«

 

Justo cuando dio 'Enviar' se dio cuenta de lo último que escribió, e inevitablemente se puso rojito como fresa.

 

—¡Waaaah! ¡Soy un metalero, ¿Por qué hice eso?! ¡Fue tan malditamente cursi! —se quejaba tirándose del pelo, y luego le vino un aura depresiva— ¡Rayos! Aramis no danna ¿Por qué no me enseñó a tratar con personas como Usagi-san?

—Bienvenido a 'Hell & Heaven Music Store' —una empleada se paró frente a él— ¿En qué puedo ayudarte?

—Etto… —en ese momento sonó 'Symphony of Destruction', de Megadeth, y respondió su celular: —Moshi moshi…

 —¿Dónde, con quién y qué estás haciendo?

—Uhhh… —se sonrojó y tembló ligeramente a sabiendas de quién era— Etto… estoy frente a una tienda de música… solo… observando una ESP KH (Kirk Hammett) - 2 Vintage —sin darse cuenta comenzaba a hablar más para sí que para el escritor—…cuerpo de aliso, mástil de arce 'Neck-thru-body', diapasón de palisandro, 24 trastes, acabado Distressed Black, Humbuckers EMG-60 en el mástil y EMG-81 en el puente, dos controles de volumen y uno de tono, selector de pastillas de 3 posiciones, vibrato o trémolo Floyd Rose Original… (2)

—¡Wow! No tenía escritas las especificaciones y acertaste con todo —dijo la empleada— ¿Eres guitarrista profesional o algo así?

—Etto… primer guitarrista de una banda local, demo… mi sensei tenía el modelo que se lanzó en 1993, aun cuando oficialmente la 'Kirk Hammett Signature' no apareció en los catálogos de ESP sino hasta 1995…

—¡Vaya! ¡Me sorprendes, chico! Debes tener pretendientes metaleras por montones…

—Misaki… —el ojiverde tragó grueso ante la voz malhumorada del peliplata. Podía jurar que emanaba un aura tan pesada que incluso la sentía a través del teléfono.

—Etto… —tenía que desviar el tema y rápido— ¿Recibió mi mensaje?

—Sí… muy lindo de tu parte… ¿no te he dicho lo lindo que eres? Cada día te amo más…

—N-no diga e-esas cosas tan vergonzosas…

 

A decir verdad no era la primera vez que alguien le decía 'lindo', pero eran contadas las personas con las que podía escucharlo sin que lo rodease esa aura amenazante, por ejemplo Takahiro, Hotaru y Akihiko. Con la vocalista y su hermano no había mayor problema, pues Takahiro lo decía en son de familia, y Hotaru en son de broma —o eso creía—; pero por alguna razón con el escritor era diferente. Cuando Akihiko le decía esas cosas su corazón palpitaba en fracción de segundo, sus mejillas se acaloraban y todo él sentía un cosquilleo, como si en su interior hubiera una gran colonia de mariposas en pleno vuelo. De ahí en fuera cualquier otro que le dijera 'lindo' terminaba por conocer su 'horrible' faceta y con el rabo entre las patas.

 

“Aramis no danna decía que llamarle 'lindo' a un metalero es como un insulto…”

 

FLASHBACK

 

El pequeño Misaki ya llevaba poco más de ocho meses siendo instruido por Aramis, desde el día que le reveló la sorpresa que le dejó su madre. Si bien era cierto que inicialmente le costaba trabajo aprender algo que no le gustaba desde el principio, al menos daba su mejor esfuerzo. Por otra parte, y por una razón que desconocía, Aramis le había pedido mantener el secreto —sobre todo con Takahiro— y por ello se reunían a hurtadillas en aquella casita que su madre dejó. Sin embargo, en realidad lo que más le encantaba de todo era cuando su sensei le hablaba de su progenitora… de esa faceta que nunca había sido revelada sino hasta cuando pasó a mejor vida.

 

—Nee-chan odiaba que le dijeran 'bonita', 'linda', 'preciosa'… ya sabes, esa clase de cosas —el mayor enseñaba a su pupilo de siete años una fotografía, donde la mujer de entonces 20 años vestía a la más pura usanza heavy— ¡Y tenía razón de hacerlo! La mayoría de los tipos que se lo decían era porque querían llevársela a la cam… digo, aprovecharse de ella, pero no reconocían su talento como guitarrista. De hecho decían que una chica tan linda como ella no debería meterse en cosas de hombres… eso sí que la hacía sentir mal.

—¿Entonces es malo que los vecinos digan que soy lindo?

—Solo para un metalero.

—¿Por qué?

—Porque 'lindo' se usa para las apariencias, y la gente suele menospreciarte solo por lo que sus ojos ven.

 

En ese momento no lo había entendido. Sin embargo no fue hasta el término de los primeros dos años cuando supo el significado de aquellas palabras. Se encontraba en el patio trasero de la casa aprendiéndose la canción 'Master of Puppets', de Metallica, mientras esperaba a su sensei. Aunque no entendía inglés, Aramis le había explicado en palabras sencillas el significado tras la letra de esa canción y por ello no había dejado de escucharla los últimos días. Estaba tan concentrado en eso que apenas si vio llegar a un vecino.

 

—¿Qué se supone que estás haciendo?

—Aprendiendo una canción —respondió tranquilamente.

—¿Cuál?

—Master of Puppets, de Metallica.

—Pierdes tu tiempo, niño.

—¿Ah?

—Los niños lindos y bonitos como tú deberían estar en casa con sus padres y no metidos en cosas de hombres.

 

Entonces sintió la rabia fluir por su cuerpo a sus apenas ocho años de edad. Palabras similares le habían sido dichas a su madre infinidad de veces, todas con afán de menospreciarla, como si fuera una simple y frágil muñequita de aparador, todas pronunciadas por personas que no conocían ni un ápice de su vida, ni de lo que había tenido que pasar para ser quien fue… Ese señor no tenía idea de que él ya podía ejecutar pequeños riffs sin equivocarse, riffs que le costaron dos años de dejar de ver sus caricaturas favoritas y ponerse a estudiar duro para tener tiempo de reunirse con su maestro. Un aura amenazante apareció a su alrededor, su mirada esmeralda perdió ese brillo infantil, una risita siniestra surcó sus labios y el sonido de sus puños apretándose no auguraba nada bueno. Al final de ese mismo día, su primera víctima ya había experimentado su ira: un panal de abejas molestas en su auto había sido una clara advertencia de que nadie llamaba 'lindo' a Misaki Takahashi.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

—Misaki… ¿Cuándo vas a entender lo que significa tener rendido a tus pies al gran escritor Usami Akihiko?

—Etto… tengo que colgar, nii-san está esperándome.

—¿Te gusta?

—¿Ah?

—La guitarra de la que hablabas ¿te gusta?

—¡Por supuesto, es el sueño de cualquier guitarrista! —pero luego le vino un aura depresiva— Bueno, de cualquier guitarrista que pueda pagarla.

—Pásame al empleado.

—Hai.

 

Sacado de onda por aquella extraña petición, le dio el móvil a la dependienta y unos minutos más tarde de que Usami terminara de hablar con ella, ésta le devolvía el móvil ya con la llamada terminada.

 

—¡Kyaaaa! ¡Eres un chico con suerte! ¡Usami-san acaba de comprarte esa guitarra por su valor original!

—¡¿Qué?!

 

Esperaba que el novelista intentara intimidarla o algo por el estilo, pero el que le comprara una guitarra tan costosa como esa simplemente era inesperado. Tecleó rápidamente el número del mayor.

 

—¡Usag… es decir, Usami-san, deje de gastar así su dinero! ¡Debería ahorrarlo para la vejez!

—¿Por qué te sulfuras tanto? No tiene nada de malo hacerle un regalo de vez en cuando a la persona que amo…

—Bueno… yo… —eso lo tomó desprevenido.

—Por Takahiro no te preocupes, pedí que la enviaran al departamento.

—¡De todas maneras…!

—Misaki… te amo. Cuídate mucho.

—H-hai… usted también.

 

Auschwitz, the meaning of pain
The way that I want you to die
Slow death, immense decay
Showers that cleanse you of your life

Forced in like cattle
You run stripped of your life’s worth
Human mice, for the angel of death
Four hundred thousand more to die.

(Auschwitz, sinónimo del dolor
La forma que quiero mueras.
Muerte lenta, enorme decadencia.
Duchas que te limpian hasta la vida.

Forzados a tomarlas como ganado.
Corres despojado del valor de tu vida
Eres un ratón de laboratorio, para el ángel de la muerte.
Cuatrocientos mil más a morir) (3)

 

Otro día. Se encontraba en la cocina, ayudándole a Manami mientras escuchaba música de sus auriculares a un volumen que le permitiera prestarle atención. Era increíble cómo la letra de una canción de metal podía desde hablar de sentimientos humanos como el amor, el odio, la tristeza, etc., basarse en libros de autores como Howard Phillip Lovecraft o Edgar Allan Poe, hasta hacer toda una denuncia social o política. Recordaba lo mucho que le fascinaba leer cuando cursaba la primaria, secundaria y parte de la preparatoria, pues varias de las canciones que Aramis le hacía escuchar hablaban sobre temas como la Segunda Guerra Mundial,  por ejemplo ésta. De hecho, gracias a eso había aprendido inglés, Historia, Matemáticas, Literatura, entre otras cosas. Esto le había valido ser promovido dos veces.

 

VARIOS AÑOS ATRÁS

 

Era el tercer fin de año que pasaría sin sus padres. El recuerdo de aquel accidente estrujaba su corazón, y aunque las enseñanzas de Aramis de cierta forma inmortalizaban a su madre, el no sentir el calor de sus abrazos a sus tiernos ocho años le dolía de sobremanera. Además, en esos dos años no había hecho ningún amigo, pues su hermano pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa trabajando y sin compañía de un adulto era peligroso salir solito a las calles. Sin embargo ese fin de año se había aburrido de esperar a Takahiro o a Aramis, quien últimamente disponía de poco tiempo para pasarlo con él. En fin, aburrido de esperar en casa, salió a dar una vuelta cerca de ahí, pero había perdido la noción del tiempo y ahora era de noche. Iba a regresar cuando vio un bulto cubierto por densa y fría nieve.

 

—Adiós mamá, adiós papá… adiós Aramis-san… los quiero mucho… por siempre.

 

Se acercó al oír esos balbuceos, y tal fue su sorpresa cuando descubrió que era una niña, algo mayor que él, de ojos color magenta bañados en lágrimas y una tristeza tan grande. El oír esas palabras, tan similares a las que le dijo su madre justo antes de ese horrible accidente, le partió el alma.

 

—… ¡Señorita, resista por favor! ¡No se vaya, todo va a estar bien, pero no se vaya!

 

Más tarde supo que esa chica se llamaba Hotaru Shimura, y que practicaba canto con la asesoría de Aramis. Sin embargo no volvió a verla después de ese fin de año, sino hasta cuando Takahiro se vio obligado a cambiar al pequeño de escuela, so razón de que cada vez se volvía más difícil pagar las colegiaturas cada vez más elevadas. Recordaba que le habían hecho un examen para ver si era apto para cursar el tercer año de primaria, pero grande fue la sorpresa tanto suya como de su hermano cuando los resultados arrojaron su aptitud para cursar el cuarto grado. Esa fue la primera promoción.

 

Aramis le había dicho alguna vez que esforzarse era bueno ¡y vaya que lo era! Gracias a ello más tarde se encontró con aquella chica que se volvería su inseparable amiga de ahora en adelante. A pesar de que ella no hablaba, eso no le importó: pasaban buenos momentos juntos, y conforme pasaban los años, ambos se iban formando juntos en el mundo del metal y el rock. Ella siempre le hacía acompañamientos con el teclado que compró Aramis, a quien ya consideraba su 'danna', y él iba mejorando sus riffs e incluso ya había improvisado un par de solos.

 

Sin embargo, como todo en la vida, no duró por siempre: Hotaru Shimura se mudaría a Kanagawa. El día anterior, después de clases, ambos chicos fueron a una tienda de tatuajes en compañía de Aramis.

 

—¡¿Se volvió loco, danna?! —exclamó temerosamente al ver cómo gritaba y se retorcía un sujeto al que le hacían un tatuaje en el abdomen— ¡De ninguna manera voy a hacer eso! ¡Nii-san va a matarme!

—Ya te lo he dicho… conduce tu vida a través de la locura. Además, no tiene que enterarse.

—¡Miren este! —señaló la chica un diseño de tatuaje— ¡Se le vería genial a Misa-chan!

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Instintivamente se tocó el área del tatuaje, cubierto con pintura. Recordaba que Aramis hizo que tanto él como Hotaru se tatuaran la piel, como un recuerdo de lo que habían aprendido juntos en todos estos años. Como seguía con los audífonos puestos, en cuanto vino un solo aumentó la velocidad a la que cortaba una berenjena en cuadritos.

 

—Wow, Misaki-kun ¿Cómo es que haces eso? —espetó su cuñada.

—Sigo el ritmo de la música.

 

Otra de las cosas que Aramis les había enseñado a ambos —sobre todo a él— era el hacer las tareas con gusto e imponerles ritmo a aquellas que fueran muy tediosas. De ahí había adquirido ese hábito de hacer las cosas escuchando música.

 

—¿Y cómo aprendiste a cocinar y hacer todas esas labores?

—Aprendí gracias a nii-san, verás…

 

En los primeros años Takahiro llegaba tan cansado del trabajo que no tenía ni energías para preparar algo de comer. Recordaba que a sus nueve años intentó prepararle un omelete, pero había dejado la cocina hecha un desastre y para colmo el dichoso platillo estaba tan quemado que recibió una regañiza colosal. Esa fue la primera vez que alguien le dijo directamente que era una molestia. A partir de entonces observaba y anotaba todo lo que su hermano hacía, paso por paso sin omitir nada. Así, con el paso de los años y mucha práctica, no solo evolucionaba como guitarrista —a espaldas de Takahiro— sino también como cocinero y persona de hogar.

 

—…para cuando tenía trece años, ya había preparado mi primera cena de Navidad entera.

—Sorprendente...

 

So close, no matter how far
Couldn't be much more from the heart
Forever trusting who we are
and nothing else matters

(Muy cerca, no importa que tan lejos
No pudo ser mucho más que del corazón
Por siempre confiando en quienes somos
Y nada más importa) (4)

 

Cinco días con su hermano habían pasado rapidísimo y ahora debía volver. Por una parte estaba ansioso por tener entre sus manos esa guitarra que el escritor le obsequió, pero también estaba nervioso: todavía no se le olvidaba esa noche en que Akihiko entró a su cuarto, o la mañana en que el mayor lo tocara más de la cuenta. Asimismo quería llegar a tiempo para entregar su manuscrito 'La metalización del alma interior'. Mientras miraba por la ventana del tren que lo llevaría de vuelta a casa, recordaba los últimos años que había compartido con Aramis.

 

ÚLTIMOS AÑOS

 

Desde que Hotaru Shimura se fuera a Kanagawa, algunas cosas habían cambiado: como no tenía más amigos más que ella, y su hermano sólo sabía que iba a verla practicar, éste último procuraba pasar más tiempo con él o hacer que conociera más personas. Al principio no le molestaba demasiado, pues los vecinos eran amables y su lazo con Takahiro se fortalecía. Sin embargo, el tema del metal aún seguía siendo tabú para él, y lo mismo para los vecinos, por ello a veces no se sentía del todo libre y tenía que seguir ocultándose. Lo más extraño de todo esto era que Aramis no intentaba razonar con su hermano, tal como lo hizo con él, sino que insistía en que debía guardar el secreto.

 

No obstante, el verdadero problema vino cuando el futuro Caballero Esmeralda, a sus casi catorce años, había golpeado a un compañero por haberle dicho 'demasiado lindo para ser metalero'. Ese día Takahiro y los padres del otro chico fueron llamados por los directivos y al final salió a relucir el tema de que Misaki aprendió de su tío metalero a ser así de violento. Fue entonces que Takahiro tomó represalias contra Aramis: de alguna manera —desconocida por él hasta la fecha— obligó a su mentor a alejarse completamente de él. Obviamente Misaki no se quedó de brazos cruzados y trató de persuadir a su hermano diciendo que todo fue culpa suya, pero la decisión de Takahiro ya estaba tomada.

 

—¡No trates de encubrirlo, es molesto!

—Pero nii-san…

—¡Por algo no le permitieron tener tu custodia! Tú lo conoces bien, sabes que a él no le importa causarles molestias a los demás…

 

Algunas semanas más tarde Aramis lo citó en aquella casita donde se veían para sus prácticas. Con cautela fue al sitio de reunión, donde encontró a su danna con maletas ya hechas. Además llevaba consigo dos de las cuatro guitarras: la Gibson Explorer de su madre, y la Stratocaster blanca de él.

 

—Lo siento tanto —Misaki abrazaba a su tío mientras tiernas lágrimas mojaban sus mejillas— No quería causar molestias, demo…

—Vamos, chico, no es para tanto —el mayor revolvía cariñosamente sus cabellos— Es lo mismo que tu madre y yo hubiéramos hecho en tu lugar. Además Takahiro no puede odiarme para siempre, ya se le pasará.

—¿Por qué se lleva sus cosas?

—Ah, see… voy a tomarme unas vacaciones en lo que se le pasa el coraje a tu hermano, así que estaré un buen rato fuera.

—Pero…

—Misaki… es hora de que aprendas a volar por ti mismo —Aramis se agachó a su altura y le tomó el mentón para mirarlo a los ojos— Hay cosas que no puede enseñarte un maestro, sólo las aprendes conforme vas experimentando más cosas… por eso quiero pedirte algo.

—¡Lo que sea que quiera, lo haré sin rechistar!

—Únete a una banda o forma la tuya… tocar con otras personas con un mismo gusto musical es una experiencia de lo más gratificante, y así puedes aprender y mejorar todavía más. Obviamente eso te obligará a seguir practicando, por eso también quiero que sigas viniendo a esta casa… y algo más: siempre ten presente todo lo que te he dicho… conduce tu vida a través de la locura, nunca llores por otras personas, y… por más feas que se pongan las cosas, si te va a llevar la freg*da que sea en limusina…

 

Y esa fue la última vez que vio a Aramis Okimura, su tío y sensei. Recordó que se llevó consigo esas dos guitarras, porque al no tener más familia que su hermana que se fue al cielo hace tanto, y sus dos sobrinos, Aramis tampoco poseía más recuerdos que esos. Asimismo había vendido la KH-2 Custom y la Flying V’67, para comprarle un amplificador, un pedal de efectos y su actual guitarra, una Fender® American Special Strat® HSS en color negro, para cuando lograra formar o estar en una banda.

 

Más tarde Takahiro pretendía cambiar al jovencito de escuela, pero grande fue la sorpresa de ambos cuando el pequeño de casi dieciséis años recibía solicitudes de varias universidades, entre ellas la misma Mitsuhashi. Esa había sido la segunda promoción. Takahiro pretendía rechazarlas, pues consideraba al castaño demasiado joven para lidiar con el peso de una carrera universitaria. Sin embargo, y por primera vez en mucho tiempo, el chico no dio su brazo a torcer.

 

—Piénsalo, nii-san, no todos los días las mismas universidades buscan a uno para reclutarlo, normalmente uno busca ingresar a ellas —le había dicho una vez— Además, nuestra situación no está como para darnos el lujo de rechazar cualquier ayuda.

 

“Y mientras más rápido pueda graduarme y empezar a trabajar, dejaré de ser una carga para ti”

 

FIN DEL FLASHBACK

 

El resto de la historia podía resumirse en pocas palabras: terminó la preparatoria un año antes, ingresó a Mitsuhashi en la carrera de Economía a unos días de cumplir los dieciséis años, conoció a Danielle, más tarde se unió a Exilieth 'voluntariamente a fuerzas', conoció al mejor amigo de su hermano —que también odiaba el metal— y por razones del destino terminó 'liado' con él —por no saber decirlo de otra manera—, así como varias otras cosas le habían sucedido ya como primer guitarrista de Exilieth.

 

En fin, tan sumido en esos recuerdos estaba que apenas si se percató de que el escritor se encontraba en la estación, esperándolo. Como le pasaba únicamente cuando se trataba de él, su corazón de nuevo latió, tanto que podía sentirlo salirse de su pecho. Algunos minutos más tarde, Takahiro volvía a Osaka, y Misaki y Akihiko a casa. El recorrido había sido silencioso y un poco incómodo para el guitarrista. Sin embargo apenas el auto rojo fuera aparcado, el Caballero Esmeralda sintió que el asiento del copiloto era bruscamente desplegado hacia atrás. Asimismo el escritor se posicionaba sobre él y comenzaba a besarlo como en aquella mañana y aquella noche.

 

—Lo siento, Misaki, ya no puedo contenerme… —el mayor le desabrochaba la camisa y hacía lo mismo con la suya— Te deseo tanto…

—¿Q-qué h-ha-hace? —inquirió trémulamente al sentir la piel del escritor en contacto con la suya.

 

A cada caricia, beso, palabra de amor susurrada a su oído, roce, los pensamientos en su mente hacían toda una revolución, pero sólo algunos tuvieron la suficiente coherencia para confirmar lo que quizá ya sabía.

 

“Aramis no danna siempre decía que el único llamado que debo seguir es el de la música, porque es lo único que no me romperá el corazón… demo, incluso ahora Usagi-san es tan amable conmigo que…”

 

—Misaki… voy a hacerte el amor.

 

“…sin importar cuántas reglas rompa, sin importar cómo terminen las cosas… no puedo hacer más que dejarme llevar”

 

—H-hai.

 

 

 

FIN DE EMERALD KNIGHT NO BAAI

 

Notas finales:

1. Refuse/Resist. La canción original es de Sepultura, del álbum Chaos A. D (1993). La versión de Apocalyptica pertenece al álbum Inquisition Symphony (1998).

2. Recomiendo checar la primera página para una mejor comprensión de la descripción que hizo Misaki sobre la guitarra. La segunda vendría siendo la referencia de la guitarra ya descrita.

http://escueladeriffs.com/partes-de-la-guitarra-electrica/

http://www.espguitars.com/products/9382-kh-2-vintage?category_id=1963398-kirk-hammett

3. Angel of death de Slayer, del disco Reign in blood (1986). Narra la historia de torturas que se dieron lugar en el campo de concentración de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial, a manos del médico apodado Ángel de la muerte. Está basada en el médico nazi Josef Mengele, que experimentó con humanos en ese campo de la ciudad de Cracovia en Polonia.

4. Nothing else matters de Metallica, del álbum Metallica (mejor conocido como The Black Album, 1991)

 

Lo sé, seguro quieren matarme por cortarlo así. Ni yo misma quería hacerlo, pero ya se estaba alargando demasiado el capítulo, así que haré la pregunta obligada ¿les gustaría que lo continuara en el próximo capítulo, aunque implique alargar más este corto, o lo dejo como un extra para la posteridad y sigo con la línea de tiempo original?

 

Tomaré en cuenta las opiniones que me lleguen antes del siguiente fin de semana (no de este). Es todo por ahora. Chaito.


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