Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Why? because i love you por koru-chan

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

«Te deseo volver a ver, ¿tú deseas lo mismo? Si no es así, lo entenderé, deseo que me escribas, si no lo quieres hacer lo comprendo, después de todo, te hice mucho mal.»

Aquellas últimas palabras de su mail me habían dejado inmerso mirando atontado la pantalla de mi laptop, mientras la barrita parpadeante esperaba para que mis dedos danzaran sobre el teclado, pero mi cerebro casi inerte repasaba aquellas palabras, con detención una y otra vez, ¿debía contestarle afirmativamente…? Deseaba verlo, ¿no? pasé mucho tiempo buscando su paradero, y cuando decide aparecer yo ya había decidido enamorarme y esforzarme por ser feliz, con alguien que me entregaba todo, con alguien que me quería, pero yo no lo lograba querer como él se lo merecía.

Suspiré largamente, sentía que mi corazón pesaba, de nuevo aquella sensación. Hace bastante que no me sentía así…

Me recosté sobre mí cama posando mí ante brazo sobre mis ojos, los cuales estaban húmedos pero mis labios esbozaban una tenue sonrisa.

–Pensé que te habías olvidado de mi… – dije con uno tono de voz quebrado. Me mordí el labio, quería verlo, quería escribirle…

Me cubrí el rostro con una almohada sintiendo como tibias lagrimas caían por mis mejillas, giré mi cuerpo cubriéndome con una manta mientras sentía pequeños espasmos provocados por aquel dolido llanto…

 

Mi cabeza dolía pero sentía unas sutiles caricias sobre mi brazo. –te llamé muchas veces… me preocupé mucho, Taka– me cubrí la cara con un cojín seguro tenía los ojos hinchados, no quería que él me viera así.

–perdón, no lo escuché…– hablé con él almohadón sobre el rostro. Puede escuchar unas sutiles carcajadas para luego sentir unos tenues y dulces toques en mi cabello y en mis manos.

–quítate eso, vamos no seas niño.– deslizó el cojín mientras me daba levemente vueltas en mi desordenada cama quedando frente a frente con aquel chico de encantadora sonrisa, este se sentó a mi lado y me miró con preocupación. – ¿Qué ocurrió pequeño?– negué con la cabeza mientras le sonreía débilmente.

–no pasa nada, sólo me duele un poco la cabeza. –dije mientras me giraba para tomar un vaso con agua que había en la mesita de noche. Kai me quedó mirando detenidamente, pero no preguntó nada más.

– te quería invitar a caminar y a cenar por algún lugar lindo… pero si estás enfermo…– dejé aquel vaso a medio beber sobre la mesita de noche, y sin previo lo abracé, deseaba sentir su calor, estar cerca de él, quería apartar al chico de mi pasado y estar con él hombre que me ayudó y comprendió cuando más lo necesitaba, sentía que estaba en deuda con él…

–Vamos, me hará bien salir…– le sonreí muy cerca de sus labios y este se sonrojó, el era de esos hombre que te contenían, fuertes, pero aun así con pequeños gestos se sonrojaba, me parecía adorable. Besé con sutileza sus labios, quien  me correspondió de la misma forma. Kai para mí era como un hermano, un amigo del alma, en quien confiaba y adoraba, pero no podía sentir nada más profundo por él, no besábamos, pero no podía sentir más allá que ternura hacia él... Me sentía mal, yo quería amarlo pero no podía, había alguien que a pesar del tiempo continuaba incrustado en mi corazón.

 

 

 

Aquella noche, después de la salida y que mi amigo se fuera me senté frente al computador, junto con una Taza de café. Releí aquel mail empapándome de fuerzas para volver hacia el pasado, recordar lo nuestro y poder darle una respuesta, una respuesta que temía.

 

Akira…

No sabes las mil y una sensaciones que sentí a leer cada palabra, lo primero que pasó por mi mente fue –“¿aun me recuerda?”– aquello, sin dudas me hiso sonreír, aunque mis ojos derramaban  lagrimas empapándome de un dolor agudo en el pecho, aunque no lo creas estoy feliz… feliz de que estés bien, no sabes cuanta alegría siento.

Me hiciste recordar cosas tan bellas pero a la vez tan dolorosas; no me arrepiento de nada. Cuando te conocí jamás pensé que pasaríamos por tanto juntos…

¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? Fue tan torpe de mi parte…

Choqué contigo a la salida del colegio, iba distraído y terminé tirado en el frio pavimento producto de de aquel gélido invierno.

«–demonios, lo siento. –» tendiste tu mano para ayudarme a levantarme mientras cogías algunas cosas las cuales habían salió volando por el impacto. Cuando tomé tu mano sentí algo extraño y el calor se me subió al rostro, pensé que habías sentido lo mismo, pero al parecer no fue así, ya que cuando estuve de pie me entregaste lo que estaba en el suelo y te marchaste sin decir nada.

Lo único que sabía de ti era tu nombre, mejor dicho tu sobre nombre “Reita” como eras conocido. Eras de esos tipos rebeldes de la lista negra, el que siempre se saltaba clases, popular y admirado.

Al pasar el tiempo comencé a saber más de ti, no sabía lo que hacía sólo actuaba por inercia, me sentía atraído hacia tú persona… te confieso que era tan estúpido que ni siquiera sabía lo que sentía, para era simple, quería ser tu amigo o que sólo me notaras, con el tiempo comencé a percatarme lo que realmente sentía.

Me aterraba hablarte, de hecho muchas veces me había armado de valor, me aproximaba a centímetros pero me arrepentía huyendo lo más lejos de ti, ¿por qué? Yo era o más bien soy un tipo normal, de esos de buenas calificaciones, el que trabaja duro, que jamás se había saltado ni faltado una clase, en simples palabras el chico “aburrido” asique decidí sólo admírate desde lejos.

 

Pero Aquel día…

«–Tú eres Takanori, cierto? el chico de la clase de Aoi “el que me acosa” según él.–» creo que en aquel momento mi rostro palideció ya que tú revolviste mi cabello y te sentaste en el puesto de enfrente mientras reías a carcajada contagiándome de inmediato con tu Risa, tu bella sonrisa…

Creo que permanecimos horas dentro de la biblioteca, hablamos de temas variados como si nos conociéramos de toda la vida, hasta que un maestro nos echó debido a la hora, ya era tardísimo, el colegio cerraría. Poco nos importó porque de regreso a mi casa continuamos charlando. Aquella noche no pude dormir deseba que ya fuera el día siguiente para verte y continuar conociéndonos, aunque no te negaré que me daba temor que lo maravilloso que había acontecido la tarde anterior quedara sólo en aquello; una tarde llena de ilusiones y deseos.

Siempre sentía temor a las desilusiones, pero tú no, tú no me decepcionarías. Los meses trascurrieron y cada vez nos hacíamos más cercanos, nos juntábamos siempre que podíamos hasta comencé a saltarme clases para estar a solas contigo, y fue aquella tarde cuando percibí que estaba sintiendo algo más que una fuerte amistad.

No quería que te desilusionaras de mi por ello  decidí pasar por alto mis sentimientos, no quería perder tu amistad.

Pero aquella tarde, cuando posaste tu cabeza sobre mis muslos sentí como mi corazón se saldría de mi pecho intenté calmarme pero mi rostro acalorado decía lo contrario. «– creo que la hora ya va a acabar, que lastima estaba tan cómodo. –» dijiste hundiendo tu rostro en mi vientre abrazándome por la cintura con aprehensión, titubee intentando alejarte, Recuerdo que me hiciste cosquillas y terminaste sobre mi entre mis piernas. Me preguntaste con insistencia a cada segundo porque estaba tan rojo y me hablabas muy cerca de mi rostro, fue cuando ya no lo soporte, sentía mi vaso medidor rebasado de este amor no correspondido…

«– Akira… me gustas…– » me atreví a decir en un susurro. Me quedaste mirando sin entender y luego frunciste el ceño.

«– A mí me gustan las chicas, yo no ando con mariconadas. –» me espetaste con ira en tus ojos mientras escupías aquello con repugnancia.

Maldije mi poco temple, por mi escasa ilusión, la que pensó que me corresponderías…

 

Pasaron las semanas, yo aun te hablaba, intentaba hacer como si nada pero tu manera fría e hirientes palabras me iba destruyendo poco a poco sin que tú lo notaras, me estaba desmoronando pero sentía que si me alejaba de ti no lo soportaría, te quería tener, al menos como un amigo, aunque fuera uno lejano, quería sentir que me notabas, que me necesitabas, aunque para que fuera para ir a comprar o para hacerle trabajos a estas chicas las cuales solías juntarte.

Al poco tiempo comencé a arrastrar rumores respecto hacia mi sexualidad, que me había acostado con medio alumnado y era un tipo fácil. No sabes como sufrí al ver mensajes en mi pupitre y casillero con las peores obscenidades que te puedas imaginar, pero aunque lo estaba pasando mal yo no te iba a dejar.

Al cabo de un tiempo me enteré que eran tus “amigos” lo cuales habían esparcido aquellos cuentos sobre mí, ya aquello no me importaba, me importabas tú, algo te pasaba, cada día te vea peor y lo único que podía hacer era mirarte desde lejos…

Comencé a escuchar cosas que no quería asimilar, era para no creerlo, no lo quería hacer, tú no eras así, ¿qué te había pasado?, ¿fue mi culpa que te metieras en aquel mundo?, fue mi culpa que te quisieras escapar al lado de las drogas, el alcohol y los excesos, ¿no?

 

Era martes, lo recuerdo tan bien, como no hacerlo, fue la primera de muchas veces donde te vi en decadencia, una que me dejó en estado de shock… me sentía inútil, estaba ahí para ti para ayudarte, pero no podía hacer nada si tú no te ayudabas primero.

Iban a ser las cuatro de la madrugada me había acostado tarde puesto que al otro día tenía un examen global junto con un informe. Me sentí satisfecho al tener todo terminado y más cuando caí presa de aquel necesitado sueño, hasta que unos gritos y golpes en mi casa me despertaron sobre saltado. Bajé corriendo las escaleras para abrirte la puerta de mi casa, tú mirada estaba ida, pero aun así reflejaba odio, te tambaleabas por lo ebrio que estabas. Se notabas que te habías cogido a golpes, tenías un pómulo hinchado al igual que tu labio inferior. No puede evitar llorar mientras me tapabas en groserías, aun así las ignoré y me quedé contigo hasta el amanecer, hasta que la borrachera y los efectos de la droga acabaron. Te acosté en mi cama mientras yo me senté en el suelo con una manta alrededor de mi cuerpo. A la mañana siguiente acaricié tu rostro viendo como poco a poco abrías tus ojos, me miraste extraño para luego en un susurro pedirme “perdón” yo lo único que te dije fue: “–no lo vuelvas a hacer… –“ no me respondiste nada, sólo te levantaste de la cama y te marchaste sin despediste.

 

El tiempo pasó, ya casi ni te veía, menos a tus amigos. Era fin de año, se me venían encima todos los exámenes y trabajos.  Esa tarde tenía mucho que hacer, fui a la biblioteca buscando libros e información, pero antes te mandé muchos mensajes a tu celular, ninguno me respondiste, supuse que ese día tampoco te vería…

 Estaba preocupado, no sabes cuánto, a mi me faltaba aun un año para terminar la secundaria, para ti este año era el último y habías faltado tanto, no quería te quedaras estancado, seguramente si no salías ese año no terminarías el colegio, y eso era lo que menos deseaba para ti.

 Mi estomago se sintió extraño, un cosquilleo seguido de el latir fuerte de mi corazón y un calor excesivo en mi rostro fue lo que sentí al verte parado a un lado mío tendiéndome aquel libro que por mi baja estatura no alcanzaba e intentaba tontamente alcanzarlo de puntillas. Te sonreí mientras me mirabas afligido. «–No me podré graduar este año…–» dijiste en un suspiro cansado.

Afirmé mi espalda en los estantes mientras tomaba con aprehensión aquel libro que me habías alcanzado, acompañándote en silencio, pensado la mejor solución para que  tu futuro incierto y triste se volviera uno feliz y lleno de metas.

«–te ayudaré. –» dije decidido mirándote cabizbajo a un lado mío. Levantaste la vista y sentí como mis mejillas se sonrojaban al ver una sutil sonrisa para luego acariciarme mis cabellos.

Hablamos toda la tarde como en los viejos tiempo, sentí un deje de felicidad cuando te ofrecí mi apoyo, tal vez sólo eso necesitabas, alguien que no te diera la espalda ni te criticara…

Aquella noche no dormí, debía estudiar, además de terminar tus trabajos, los cuales aquella tarde habíamos dejado a medias, te habías resignado a que no los acabarías. Sentía que ya no querías nada, no querías luchar, pero yo no te iba a dejar, me demostraste aquel día que sólo necesitabas apoyo, y yo te lo iba a dar.

Tu rostro tenía una luz bellísima cuando te di aquella carpeta llena de tus trabajos terminados «–lo único que falta es que des y apruebes tus exámenes, se que lo lograras…–»

Acariciaste mi rostro…

Tus manos, tú mirada tierna, jamás la podré olvidar, era la primera vez que me mostrabas una muestra de cariño, cuanto la agradecí.

Aquella tarde ya no podía más, ya había entregado todos mis trabajos y aun me quedaban clases esa jornada. Necesitaba dormir. No pude más y caí presa de un sueño profundo en medio de mi última clase, al despertar me encontré en mi cama confundido sin saber que me había pasado. Recordé tu tierna caricia en mi mejilla, me pregunté una y otra vez si aquello había sido un sueño, pero no, mi madre me dijo que tú me habías traído y me habías acostado, de inmediato te mandé un mensajito de texto agradeciéndote enormemente, esperé una respuesta pero nada…

 

Me alegré mucho cuando me dijiste que te graduabas. Tenía ansias de ir a verte aquel día tan especial, pero tú nunca me invitaste a la celebración, estaba triste, definitivamente no me querías para nada, eso era lo sentía.

No me invitaste, pero yo igual fui, te quería ver y entregarte algo, un pequeño regalito. Fui al colegio, ese día no había clases. Me escabullí acomodándome lo más atrás posible de las gradas, estaba repleto de personas y amigos de los graduados. El acto estuvo lindo, cargado de emociones. Akira, te veías tan guapo e impecable, sólo deseaba que me vieras, que tu mirada se cruzara con la mía, más nunca miraste. Al término del acto salí a fuera siguiéndote, ya que tú caminabas rápido junto a tú madre y tú padre, los cuales iban delante de ti. Grité tu nombre y tú te giraste de inmediato mirándome sin entender que hacia ahí, yo con una tenue sonrisa te entregué tu regalo, un dije. Tenía forma de conejito, el tuyo llevaba mi nombre y yo igual tenia uno con tu nombre. Te di la bolsita mientras tocaba mi collar con nerviosismo. Sólo dijiste gracias y te marchaste… supuse que no te había gustado, sólo espero que un lo conserves.

Los días y los meses transcurrieron, tú seguías en malos pasos, llegando al extremo de caer hospitalizado por sobre dosis, siempre estaba contigo, casi nadie te iba a ver, y en tus ojos se notaba la tristeza y soledad, por eso yo debía ser fuerte para así contenerte cuando más lo necesitabas.

A los meses después entraste a una buena universidad, pensé que de verdad todo se iba a mejorar pero no fue así, estabas peor, tanto así que me ibas a pedir dinero, dinero que destinabas a tus consumos de sustancias ilícitas.

Caíste muy bajo…

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado~

esta de más decir que esta parte es media depre~ pero ya volveremos al presente. en el siguiente cap continua esto junto con la respuesta de Ruki y... lo que pasa en su presente día a día

Gracias por leerme y muchisimas gracias por darse el tiempo de dejarme rw♥ :3 son bellas~

nos leemos ~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).