-¿puedo salir hoy también? –preguntó emocionado el castaño, con la cabeza recostada en el regazo de su padre mientras ambos veían un programa sobre cocina. Jinki le acarició los sedosos cabellos, fijando la vista en como cocinaban a la perfección esos suculentos muslos y como las alitas se iban dorando. Era ahora o nunca. Aprovechando la debilidad de su padre insistió -¿Puedo? Prometo intentar cocinar ese pollo –los ojos rasgados le miraron con total deseo de deleitarse las papilas con el sabor de ese platillo.
-Tu hermano me ha dicho que has estado saliendo demasiado Tae. ¿Hasta cuándo vas a ocultarnos al susodicho? Tu hermana es rara, tú hermano sobreprotector y yo muy torpe, pero no es excusa para no traerlo. –La cara de Taemin se congeló por unos momentos, mirando vacilante a su padre mientras esperaba que le mostrara esa sonrisa de “todo es broma” y se le cerraran los ojos al hacer el gesto, pero en cambio recibió esa risita burlona de “sabía que estaba en lo cierto”.
-¿Cómo sabes? –preguntó dispuesto a tomar el primer cojín y tirarlo lo más fuerte que pudiera a la cara del bocón de su hermano.
-Taeyeon se anda burlando a tus espaldas –contestó simple. Bien, el proyectil había cambiado de blanco. –Hijo, tu sabes que no me importa que tengas un enamorado, pero al menos como el buen y cariñoso padre que soy me gustaría conocerlo. No vaya a ser de esos chicos que…
-Papá, Minho no es ningún maleante –soltó desganado, pero la impresión de los ojos de su padre le hizo ver lo buchón que era. –Digo, es un gran chico. Trabaja y estudia y… se comporta bien conmigo.
-¿Así que Minho? –pregunto maliciosamente. Había muchos padres que regañaban y amenazaban a sus hijos con no tener novios hasta los 30 años, a otros simplemente no les importaba el tema y seguían con sus vidas, pero su padre estaba en medio. De ese tipo de protectores y comprensivos, pero a la vez jodones cuando se trataba de algún tema amoroso. Taemin cerró los ojos avergonzado, tapándose la cara para que no notara su aparente sonrojo. –Ya, pero al menos quisiera enterarme de tu boca y no de la loca de tu hermana –el comentario le hizo gracia. Se enderezó sobre el sillón, tomando ambas piernas y posando su mejilla sobre su rodilla derecha.
-Tiene 20 años y bueno… -no podía siquiera atreverse a mentirle. Su padre era tan bueno que tenía todo el derecho a saber la verdad, ya que solo sería un pequeño sermón y luego le aconsejaría que era lo mejor –lo conocí mientras trabajaba en la guardería.
-Ah, un compañero –Taemin negó.
-Su hijo es mi alumno. –Las manos grandes se cerraron sobre su regazo, donde minutos antes había caído su cabello.
-Taemin… -esa voz solo indicaba que no estaba muy de acuerdo.
-Antes de que digas algo, déjame decirte que es un chico muy responsable. Desde que la mamá del niño lo dejara, se empeñó a sacarlo adelante el solo. Está en el segundo año de universidad en el departamento de arquitectura y aparte trabaja.
-Pero tiene un hijo.
-Uno al que le he tomado demasiado cariño. Es recíproco. –argumentó nervioso.
Un largo silencio inundó la sala, ahuyentando incluso a Taesun que casualmente pasaba por allí.
-Tae, yo entiendo que te guste, pero no me agradaría que solo te viera como una manera de quitarse el estrés. –Taemin pudo notar el sentido en cada sílaba dicha por su progenitor. –Soy tu padre y es obvio que siempre querré lo mejor para ti.
-Es respetuoso papá. Solo me da pequeños besos –“sin mencionarte que caasi lo hicimos en su cocina” – y en serio le quiero. –Jinki suspiró a sabiendas que no podría negarles la felicidad a cualquiera de sus hijos.
-Espero que sea alguien que valga la pena. Pero escucha esto –apuntó con el índice al aire – si llega a hacerte sufrir o solo te está usando, será mejor que comience a resignarse a tener solo un hijo el resto de su vida. –Jinki podría ser el hombre más pacífico que haya pisado la tierra, pero si se trataba de sus hijos, era capaz de ir y moler a golpes a cualquier hijo de puta que jugara con cualquiera de ellos. Se acordó del suceso con un chico de la clase de Taeyeon y le quedó más que claro que su padre hablaba en serio.
-Si me hace algo, prometo que serás el primero en saberlo.
-Bueno, dudo eso dado a como me he enterado de que ya hay un chico. –le sonrió comprensivamente, brindándole un abrazo de esos en los que tardas en soltar a tu padre. –Pero está bien, tienes el permiso ya que también saldré por la noche. –Taemin no preguntó sabiendo que quizá iría a ver a la chica misteriosa. Rogaba igual que su padre fuera feliz.
~**~
-Ahora, el otro dedo –la cara de fastidio de Jonghyun solo se mostraba cuando el rubio bajaba la cabeza delineando el contorno de las uñas de sus pies. Si fuera un brillo se lo pasaba, pero ese rosa chillante hasta le daba dolor de cabeza. -¿Quieres que le ponga una pegatina o te gusta así? –apuntó a su recién trabajo, sacándole una sonrisa forzada al dueño del pie.
-Solo una uña era necesaria Bum. No que le hicieras toda la pedicura a mi pie. –Kibum le miró con esa carita inocente que solo quería besar por un buen rato.
-Pero así tenemos pies de pareja – sonrió acostándose, mientras le alzaba ambos pies con las uñas pintadas en ese rosa fosforescente. Sin darle tiempo a moverse, Jonghyun tomó ambas piernas, apoyándose sobre la cama para quedar encima del menor. –Jjong…
-Prefiero besarte –susurró mientras acortaba la distancia, probando de nuevo esa boquita que ya era toda suya, meciendo sus labios de una forma tan delicada que por ahora le bastaba.
-Jjong el esmalte –susurró una vez que se separaron para tomar un poco de aire; un piquito atacó su labio inferior –Jjong – seguido de otro –Uhm… -y otro y otro.
-Uy mira, dos chicas besándose –una voz proveniente de la puerta les hizo despegarse. Jonghyun le miró enarcando una ceja, sin importarle que lo vieran con el cuerpo echado sobre el rubio sonrojado. –Ah, y una lleva el cabello platinado. –se burló aún más.
-¿Qué quieres estúpida rana? –chilló el rubio, sacando a su novio encima de él. Acomodó las inexistentes arrugas de su playera y le miró.
-Hyung, es en serio que prefieres a Kibum que conservar tu masculinidad. Felicidades, estás terriblemente jodido y enamorado –Jonghyun se echó a reír ante las palabras del menor. Kibum le miró con un puchero en la boca, corriendo a esconder su cabeza en el pecho del mayor.
-Es cierto Bum, te amo y soportaré los cambios que me hagas.
-¡Ay mi vida! Y luego si quieres, las llevo junto con Taemin a comprar faldas y maquillaje. –Tanto el pelinegro como el peli platinado soltaron las carcajadas.
-Hyung, yo no quiero comprar faldas –un castaño apareció detrás del alto con el bebé entre sus brazos.
-Acostúmbrate Tae que este enfermo ha estado en abstinencia durante un buen rato. 50 sombras será solo un juego de niños con lo que él tiene en mente. –Taemin dirigió la mirada desde Kibum hasta el alto quien adoptó una pose demasiado seria, queriendo matar al rubio con la mirada.
-Como sea, te traje a Yoogeun para que lo vigiles un rato. Nosotros saldremos. –A festejar las buenas noticias sobre presentarse en la casa de Taemin con libertad y poder besarlo las 24 horas del día. Sonrió al recordar las palabras del menor sobre la aceptación de su relación.
-¿A dónde que no lo llevan?
-A la feria –respondió Taemin. A Kibum se le iluminaron los ojos.
-¡Jjong también quiero ir a la feria! –Jonghyun asintió abrazando al rubio por la cintura, besando su lindo cuello sin pudor alguno.
Al final terminaron accediendo y los 4 se dirigían en el auto del pelinegro hacia la feria situada en el centro de Seúl.
-Compren las entradas que tengo unas cosas que hacer – besó la mejilla del rubio para luego tomar su móvil y teclear un par de número.
-¿Joven Kim? –respondió una voz mayor del otro lado del auricular.
-Shin, una pregunta ¿Aún sigue el dinero en mi cuenta?
-Su madre no lo retiró pensando que quizá le pueda servir. ¿En dónde se encuentra? Su padre está furioso por no saber su paradero y su madre anda histérica todos los días. ¿Ha estado bien? ¿Necesita algo más? –Jonghyun se rascó el puente de la nariz con obvio fastidio. ¿Es que nunca dejarían de ser tan dramáticos?
-Estoy bien Shin, solo es lo de siempre, no les digas que he llamado. – El hombre respondió un leve “está bien”.
-Pero si su padre se entera que llamó, me colgarán. –Jonghyun rió a sabiendas que su mayordomo y mejor amigo tomaba siempre sus precauciones cada vez que lo cubría.
Pasando la tarjeta de crédito que siempre llevaba en sus deslavados jeans, sacó unos cuantos billetes de su cuenta personal, dirigiéndose luego con los chicos.
Taemin, Minho y Yoogeun se fueron aparte del otro par, cada uno sosteniendo la mano del pequeño como una linda familia.
-¿A dónde quieres ir cariño? –preguntó Taemin dándole un poco del algodón de azúcar al bebé.
-A donde omma diga –respondió con la boquita manchada en azul. Minho le acercó una servilleta y limpió los restos de algodón que igual se encontraban en su pequeña nariz.
-Entonces vayamos al dragón –Taemin abrió los ojos al ver tremenda montaña rusa que Minho proponía. Sintió la piel ponerse de gallina y negó repetidas veces, usando de excusa que Yoogeun no podría entrar, pero no contaba que los niños podían subir acompañados de sus padres. Entonces supo que padre e hijo disfrutaban de verlo muerto del miedo y de la extrema adrenalina.
Pasada esa horrible experiencia, le siguió las tazas locas, mientras Yoogeun se divertía en los aviones voladores. Minho se veía como un chiquillo que no se decidía si subir al martillo o al viaje al espacio. Yoogeun solo quería subir de nuevo al juego de Pororo y jugar un poco con las canicas.
Un partido de futbolito aconteció la velada llena de actividades, dejando a un exhausto Taemin y aun Minho que no paraba de alardear las magníficas habilidades que tenía en ese deporte y que era el mejor. Al final Taemin tuvo que callarlo con besitos que Yoogeun aplaudía con cada contacto.
-Uno más appa –pidió Yoogeun al ver el pequeño estanque de pececitos que necesitaba atrapar para tener el peluche de Shin chan.
-Yo creo que ha sido suficiente bebé, appa no tiene tanto dinero –Habló tan como las madres que luego se sorprendió de sus propias palabras. Sintió un apretón en la cintura, siendo el mayor el culpable.
-deja que consienta a mi hijo.
-Hyung, pero estoy seguro que ya has gastado demasiado dinero en las golosinas y las entradas de los juegos.
-Tae, ¿Para qué trabajo si no puedo darme esos gustos con ustedes? –Las mejillas de Taemin se tornaron rojas, queriéndole dar por su lado, pero luego su mente se puso a la defensiva.
-No es que me meta, pero de seguro te ha de haber costado conseguirlo para gastarlo tan rápido. –Minho quiso decirle que con solo un par de bailes había juntado todo ese efectivo y más, pero luego recordó que Taemin no tenía idea de a que se dedicaba.
-Vayamos entonces a la granja y es lo último –sentenció dándole la razón a su lindo y adorable novio.
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-Y también este –con una fuerza asombrosa logró sacar la prenda enterrada entre tantos pantalones y camisetas. Todos en el pequeño local de la feria se asombraban de ver tales cantidades de ropa que un chico podría cargar.
-Me gustan así de cortos –ronroneó en su oreja, haciendo estremecer al chico que llevaba los shorts grises en la mano.
-Pervertido –Soltó burlón para colocar las montañas de ropa sobre la caja registradora, asustando a la cajera creyendo que luego iba a tener que acomodar todo de nuevo porque no pensaba que en verdad se iba a llevar tantas prendas. Pero él era Kim Kibum y todo lo merecía.
-¿Su forma de pago? – preguntó al rubio, pero antes de sacar su dorada tarjeta de crédito, Jonghyun interpuso la mano.
-En efectivo – la chica lo miró con ojos coquetos. Guapo, rico y complaciente. Toda chica necesitaba un hombre así. Kibum sonrió ladino al ver la cara desesperada de la chica observar a SU novio.
-Pero Jjong ¿no es demasiado? ¿Cómo tienes tanto efectivo? -Oh cierto, Kibum no sabía quién era el verdaderamente.
-Uhm, la jefa me depositó un mes entero por pena. Supongo que se compadeció mucho de mí- Kibum se sintió culpable por gastar de esa forma el dinero que era de su novio.
-Entonces deja que yo pague, no es necesario. –Jonghyun negó.
-Es mi forma de agradecerte el haber cuidado por mí. –Terminada la compra, Jonghyun quiso llorar porque ni su hermana gastaba tanto cuando se iba a Milán.
Pero todo sea por Kibum, se repitió miles de veces, evitando ver el número de teléfono que tenía por cuenta.
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-Mira esa, tiene forma de banana milk –Minho besó la coronilla del menor. Taemin se encontraba con la cabeza recostada en el pecho fornido, a la luz de las estrellas y la suave brisa de esa noche.
Yoogeun jugaba con los cabritos en la pequeña granja para niños y ellos dos se encontraban recostados en el pequeño jardín continuo al establo.
Las manos grandes se enredaban entre los cabellos con olor a vainilla, mientras Taemin le buscaba forma a las estrellas del cielo.
-Tú eres más bonito que cualquier constelación –susurró con la voz ronca. Pasó la mano libre sobre su cabeza para tener una mejor visibilidad de su novio. –más hermoso que cualquier diosa en el firmamento. Más perfecto que el mismo cielo. –Taemin sonrió con las palabras dulces que rara vez le dedicaba el moreno. Se sentía tan bien el tener a un chico hablándote bonito al oído mientras acariciaba tu cabello de forma tierna. Esto era muy bueno.
-Hyung, me gusta estar así de acurrucado contigo –confesó con los ojos cerrados.
-A mí me gusta estar siempre contigo.
Las palabras querían salir de la boca del menor, pero su mente le repetía que aún no era tiempo. ¿Pero quien podría ponerle hora a los sentimientos del corazón? Él le quería desde hace mucho y ahora lo amaba. Rodó un poco hasta asentar su mentón sobre el pecho. Minho le miró curioso.
-Te amo –soltó. Minho se incorporó un poco apoyándose de sus codos y aprovechó la cercanía de Taemin para besar sus labios lenta y profundamente.
-Yo también te amo Taemin. Me encantas. – pasó un dedo sobre su oreja, permitiéndose mirarle tan detenidamente que por un momento quiso tomar lápiz y papel para retratar la belleza del chico que le miraba fijamente.
-Oh Minho ah –El aludido volteó la mirada, encontrándose con su castaña amiga.
-SooYeon noona, que raro encontrarla por aquí –Taemin miró a la chica de los pies a la cabeza, sintiendo la elegancia salir por cada uno de sus poros. Sin duda era muy hermosa y a distancia podría decir que era en extremo educada y refinada.
-¿Y este pequeño? –Se atrevió a preguntar dejando de lado al pelinegro para situarse en frente de Taemin y acariciar una de sus mejillas –Aigoo, eres tan lindo.
-Ah, Taemin ella es SooYeon noona, una compañera de trabajo –se limitó a decir –y noona, él es mi novio. –se escuchaba tan bien esa frase de la boca de Minho.
-Es tan lindo. Me hubiera gustado tener un hijo tan bello como tú. Cuídalo bien dongsaen, este chico es perfecto para ti – el mayor asintió.
-¿Y qué haces por aquí? –Volvió a preguntar.
-Oh, tengo una cita con un hombre muy guapo –sonrió de su propio comentario, levantándose y acomodando su hermoso vestido color crema. –si tengo suerte, este podría ser el indicado.
-Pues buena suerte entonces noona. –ambos se despidieron, con Minho regresando junto al menor.
-Se ve una mujer muy elegante –Minho asintió –debe ser muy responsable y buena en el trabajo.
-Lo es –dijo sin pensarlo.
-Oh cierto, no me has contado de que trabajas. Debe ser muy bueno para que derroches el dinero así y ella pueda pagarse esa ropa. Yo también quiero entrar allí. –rió sin saber qué era lo que causaba en el mayor esas palabras.
Oh mierda, ¿Cómo iba a salirse de esa?
