-Ah~ -Taemin recostó la cabeza sobre la almohada contigua, cerrando sus ojitos y dejando que el aire artificial enfriara su cuerpo. Jonghyun le miraba desde su lado de la cama, divertido por todas esas facetas tan inocentes del menor.
-Se siente bien ¿cierto? –Realmente no es que el aire acondicionado fuera especial, pero necesitaba hablar con alguien para no sumirse en esa desesperación de no tener a Kibum a su lado. Taemin enarcó una ceja, volteando todo su cuerpo para utilizar el pecho de su hyung como almohada.
-¿No te aburres de estar todo el día en cama? –Jonghyun negó, pasando ambas manos detrás de la cabeza.
-Si te soy sincero, verdaderamente no recuerdo si alguna vez estuve más de un día en cama. Siempre buscaban la forma de sacarme de las sábanas para mandarme a mis actividades.
Taemin le comprendió sin decirle nada, escuchando de pronto las advertencias pasadas de su padre sobre ir al colegio sino quería que su banana milk desapareciera “misteriosamente”.
-Appa fue más o menos así conmigo.
Los minutos comenzaron a hacerse más turbios al no encontrar algo para conversar, y por consiguiente la mirada de ambos permanecía en el techo, tratando de encontrar figuras inexistentes en los puntos negros de la pared.
Kibum había ido de improvisto para ir a recoger a Minho del trabajo, negándose rotundamente a que cualquiera de los dos le acompañara, dejando a ambos chicos en un estado de aburrimiento.
Y Taemin se preguntaba el porqué de la rotunda negativa de Minho sobre ir a buscarle. Ya anteriormente se había imaginado –en su infantil mente- que sería como una esposa yendo por su esposo. Pero ni siquiera le había terminado de preguntar en donde se encontraba, que del auricular se escuchó un fuerte ¡No! Dejándole un pequeño cosquilleo en las orejas. Y por un momento le entró la duda al escuchar la desesperación de negarle la petición. ¿Por qué Minho no quería que lo fuera buscar? ¿Acaso su trabajo era vergonzoso? ¡Omo! Quizá y había gente mala y Minho solo trababa de protegerlo, sí, eso debía ser y el como agradecimiento debía prepararle algo delicioso.
Volteó el rostro sereno de su hyung a su propia dirección, sonriéndole y asustándole al mostrarle ese gesto tan no normal.
-¿Qué pasa?
-Hyung, ¿habrá alguna cosa que Minho hyung quiera de mí? –Jonghyun cerró los ojos y por inercia la palabra “sexo” salió de sus labios, tanto la cara del menor como la suya quedaron pasmadas al haber escuchado/pronunciado semejante palabra.
-¿Qué?
Jonghyun carraspeó nervioso, sintiendo de una vez los puños y golpes por parte de su rubio novio por bocón, por tonto y por causar semejante cara al menor.
-No… es que él y Kibum y… eso –la lengua se le trababa cuando el solo quería buscar una buena excusa para que el menor hiciera caso omiso de sus palabras y cambiara el tema.
Pero lo cierto es que Taemin desde algún tiempo –por no decir el incidente en la cocina de Minho- ya tenía esa duda, y Jonghyun solo le hizo recordar.
-Oh cierto hyung, desde hace tiempo que quería preguntarle eso.
Jonghyun dejó su repertorio de monosílabos innecesarios y fijó la vista al menor.
-¿Eh?
-Es que, digamos que Minho hyung es mi primer amor –las mejillas se le colorearon de un agradable y tierno color rosa, derritiendo el corazón del peli platinado. –Y ya sabe lo que dicen, el primer amor siempre es el más hermoso de todos. –los ojos avellanas le miraron atento, notando como sus pupilas preguntaban por el suyo.
-Puede que sea el más hermoso, pero siendo el primero es tonto. –Taemin infló las mejillas. –Digo, para algunas personas. Yo tuve la mala suerte de enamorarme de una chica que desgraciadamente no veía lo que en verdad era.
-Hyung, pero el primer amor es el más bonito –Rebatía el menor con la almohada entre sus piernas.
-Puede que sí, pero al darnos cuenta hacemos cosas estúpidas con tal de que esa persona no nos deje. Pienso que es muy tonto de una persona entregarse por completo a otra que quizá en el futuro no notará tu presencia una vez terminada la relación.
Taemin sentía pena por la desgracia que había pasado con su hyung para dejarle esa clase de pensamientos, pero desde que sintió ese pequeño cosquilleo en su pecho al ver a Minho, supo que por ningún motivo iba a sufrir a su lado, desde ese día que se sentía protegido y dispuesto a dar lo mejor de sí para tener un lindo futuro con su actual novio, haciendo lo que estuviera en sus manos para hacer más agradable y amorosa su vida juntos.
Y luego como una burbuja reventándose, la inquietud volvió a su mente.
-Dejando eso hyung, lo que quería preguntarle es algo muy… -sus mejillas no dejaban ese tono infantil y sus dedos se entrelazaban, señal de que estaba dudando si soltar su duda o no – vergonzoso –susurró.
-¿Tiene que ver con los primeros amores? –Taemin medio asintió medio negó.
-Algo así, pero es que… -encaró al mayor y sacando valentía de algún rincón de su cuerpo, lo soltó - ¿Cómo se hace el amor?
La pregunta dejó a Jonghyun verdaderamente anonadado.
-¿Qué?
-Sí, es que… bueno, Minho hyung y yo ya llevamos casi dos meses saliendo e incluso conoció a mi padre –recordando la sarta de necedades que su descolocada familia le preguntaba a cada rato esa noche que lo llevó a cenar – y quiero saber hyung, para no ser un total novato en ese ámbito.
-Pero lo eres –Taemin asintió descubierto. Jonghyun se pasó el dorso de la mano sobre la frente, tratando de buscar respuestas coherentes que no traumaran al chico de 17 años. –Vaya Taemin, le preguntas a la persona incorrecta.
-Hyung ¿Qué tú no has hecho “eso” antes? –El solo escucharle decir “eso” en vez de usar las palabras correctas le cohibía como si fuera un pequeño de 12 en vez de un adulto con suficiente experiencia.
-Por supuesto que lo he hecho, pero la diferencia es que lo mío siempre fue solo sexo. –Taemin ladeó la cabeza.
-¿Qué no es lo mismo?
-No, sexo es solo tener relaciones con otra persona y hacer el amor es entregarte con esa pasión y sentimiento a la persona indicada –Taemin quiso soltar un enorme wow a la tan sentimental definición. –Por eso te digo que no tengo tanta experiencia con eso –Pero luego recordó a Sekyung y la primera vez que se entregó con tanto esmero a la chica y las que le siguieron durante el tiempo que estuvieron juntos– bueno, no con relaciones entre hombres –corrigió de inmediato.
-¿Entonces tú y Kibum hyung no han…? –usó su puño cerrado e índice para recrear tan peculiar escena.
-No, a diferencia de ti y el calentón de tu novio, yo quiero aguardar el momento exacto para que Kibum y yo nos entreguemos –Las risitas burlonas salieron sin esperarse, aludiéndole cosas como “¿Quién es la niña ahora?” y cierto tipo de ofensas blancas que solo sacaban carcajadas al mayor. Y era verdad, se había vuelto un cursi de mierda sin arreglo. Lo mejor es que vivía tranquilo con eso.
-Cierto, ¿entonces Minho hyung ya mencionó que quiere… conmigo? –le fue imposible no sonrojarse ante el significado de su frase a medio decir.
-Un día que vino de visita comenzamos a joderlo sobre su abstinencia y luego de un par de cervezas admitió que tenía ganas de hacerlo contigo por el tiempo que lleva esperando, pero que como eres apenas un niño no podría hacer semejante acto. Que no aún. –Taemin no veía la hora de visualizar a Minho y tirarse sobre su cuerpo, besando sus esponjosos labios y amándolo cada vez más por ser tan romántico y tierno y cuidadoso y caballeroso y miles de buenos adjetivos.
-Es un gran chico –soltó Jonghyun, como cualquier padre que daba autorización a su pequeña de tener novio.
-Lo es y mucho hyung –Las mejillas las sentía entumecidas de tanto sonreír. Pero valía la pena. Cada segundo que pasaba con los labios curvados. Valía porque se trataba de Minho y su consideración.
~**~
-Gracias por todo Kibum – Cerró la puerta del auto y tomando la mochila de su hijo se adentró en su casa, no sin antes despedir al rubio desde la entrada.
El encargado del edificio le saludó como siempre todas las tardes, y le informó que tenía visitas.
Qué raro, pensó. Su madre llamaba antes de ir y Kibum apenas se había quitado. Taemin debería estar en su casa y no recordaba haber citado a sus compañeros para comenzar con la maqueta.
Tomó al pequeño Yoogeun en brazos y subió con una vana esperanza de encontrarse a un pequeño de castaños cabellos y ojos tiernos.
Pero tan solo al empujar la puerta toda sonrisa desapareció y cada mínima esperanza que albergaba su corazón se destruyó.
-Hola Minho –saludó cordialmente, mientras se paraba del sillón como si lo estuviese recibiendo en su casa. Se quedó de pie, con el bebé en brazos y sin saber bien que decir.
-Yuri…
~**~
-¿Qué haces aquí Tae? –El castaño le miró igual con esa expresión de confusión, y más si su guapo pelinegro no se encontraba junto a la puerta.
-¿Y Minho hyung? –Preguntó ignorando la primera interrogativa del mayor. Kibum dejó su bolso y chamarra de mezclilla sobre el sillón.
-Lo he dejado en su casa. Pero responde mi pregunta –pidió mientras se sacaba los zapatos, cambiándolos por sus pantuflas rosas.
-He venido a verles, tratando de alcanzarlos cuando dijiste que ibas por él. Y me quedé esperando porque pensé que vendría.
-Oh no, él está demasiado cansado, y súmale a eso que tuvo que llevar a Yoogeun consigo.
-Pero pudo haberme dicho y yo lo cuidaba.
-Ambos pensamos que estarías con tus hermanos y tu padre en casa, porque dijiste que habían rentado infinidad de películas y esas cosas.
-Pero papá las canceló de último momento, informando que saldría con una mujer. –Kibum pasó de largo para ver a la persona que necesitaba envolverlo en sus brazos. Taemin los siguió esperando que el rubio le dijera a donde debía ir, pero sus palabras quedaron en su boca al mirar como el mayor se dejaba caer sobre Jonghyun y este le abrazaba con ese característico sentimiento de satisfacción.
Entonces supo que debía irse y dejar a ese par en su intimidad. Susurró un leve “Me voy” y bajó de nuevo las escaleras.
Al momento de abrir la puerta, se encontró con aquella mujer castaña de la feria.
-Omo, tú eres Taemin ¿cierto? –el menor asintió con esa actitud penosa tan digna de su forma de ser.
-Buenas noches noona –saludó cortés, como su padre le había enseñado. La chica sonrió alagada y entre buscó en su bolso negro. Que no fueran dulces como agradecimiento, que no podría controlar los estragos que su cuerpo hacía cuando ingería pequeñas cantidades de azúcar.
-¿De casualidad está Minho ah? –preguntó sacando un antifaz negro con estoperoles y una playera de cuero negro. Taemin miró las prendas extrañado y luego dirigió sus orbes a la chica.
Claro que no Taemin, Minho no tendría “esa clase de aventura” con una dama como ella.
-No, Kibum hyung lo dejó en su casa.
-Oh, es que me dijeron que él le vino a buscar y pensé que vendría hasta aquí. Se ha olvidado de esto en el trabajo y si no se lo doy alguien podría quedárselo. –le pasó las prendas a Taemin, sonriendo tan hermosamente que el castaño tuvo que desechar todas las ideas absurdas sobre Minho y ella engañándole.
-Yo se las daré, gracias noona.
-No, al contrario, tengo una cita en estos momentos y si no fuera por ti, ya estaría yendo hasta su casa a dejarle esto. Gracias –un pequeño beso en la mejilla y la castaña se fue con ese porte elegante y su manera de vestir tan fina que a Taemin le dieron ganas de ser como ella por unos instantes. La vio subir a su auto blanco y luego cerró la puerta de la propiedad de Kibum.
Miró las prendas una vez más y se preguntó para qué tipo de trabajo Minho usaría cuero y un antifaz.
~**~
Minho miraba de su café hacia la chica que jugaba con Yoogeun como si fuera en verdad su madre y hubiera estado toda la vida con él.
Yoogeun corrió hacia su habitación para hacer su reguero de juguetes más grandes.
-Se parece tanto a ti –murmuró cogiendo un muñeco de peluche. Minho tomó otro sorbo del líquido caliente y depositó su taza sobre la mesita junto al sillón. –Pero ha sacado mi encanto y mi nariz – pronunció orgullosa. Le miró con una media sonrisa.
-Eso no significa que sea como tú –escupió evitando la mirada de la chica. -¿A qué has venido? -Yuri le miró calmada, pasando su mano por su pecho con una elegancia digna de una bailarina.
-En la agencia me han dado vacaciones y por los pasillos de mi vieja universidad se dice del tierno y lindo hijo de Choi Minho. Solamente quería averiguar si en verdad era una lindura.
-Ya lo has visto, no tienes nada más que hacer. –Yuri sacó unas risitas y le miró divertida, cosa que no sacó el mismo efecto en el pelinegro.
-No es como si te lo fuera a quitar, pero creo que tengo algo de derecho ya que soy su mad…
-No lo eres. –sentenció serio, decidido. Tanto le había costado llegar hacia ese punto en el que no dejaría que la sombra de Yuri se apoderara de su dolor y su rencor. El solo había tomado la decisión de criar a su pequeño sin ningún tipo de ayuda y seguiría así, al menos hasta que Taemin se incorporara por completo a su lado y junto con Yoogeun. –No pienses que por parirlo lo eres.
-Vaya Minho, alguien se ha hecho muy frío con las chicas. Pero solo quiero saber algo…
-¡Noona! ¡Más coches! –Llegó gritando el menor con una caja llena de bloques y autos miniatura.
-Yoogeun, ¿por qué no armas una casita para cuando noona termine de tomar café? -Yuri siguió a Minho hasta la cocina, dejando al pequeño encimado con sus bloques de colores. Tomó asiento sobre el mesón con una agilidad adecuada a su profesión y se encargó de visualizar cada detalle del departamento que Minho se había encargado de vestir con solo su esfuerzo.
Pensó por un momento, que siendo el chico tan responsable como siempre había sido, quizá podría haberse quedado a su lado, compartiendo bonitos momentos junto a su hijo y al hombre que una vez le gustó tanto como para meterse con él. Sin duda hubiera sido un poco chocante el crecer un hijo, pero le hubiera gustado conocer al pelinegro que cambiaba pañales o hacía la leche para su bebé. Una sonrisa salió de sus labios.
Pero entonces miró ese delantal amarillo sobre una silla. Recordaba que el menor no tenía esos gustos por usar mandiles al cocinar o tan siquiera que ese color fuera de sus favoritos.
Definitivamente debía pertenecer a otra persona, que –obviamente –no era ni Kibum ni su madre.
-Veo que has podido con todo –habló refiriéndose al ver la cantidad de alimentos adecuados para el sano crecimiento de Yoogeun y las cosas necesarias para darle de comer.
-¿Me vas a decir ahora a que has venido o seguirás diciendo cosas sin sentido? –Yuri le miró frío cuando intentó decir algo y Minho solo le interrumpió.
-Esa no es forma de hablarme Minho –le reprendió obviamente enfadada. Él se acordaba de la personalidad de la pelinegra y aun así hacía las cosas que no le gustaban para darse el gusto de verla molesta.
La chica se cruzó de brazos y piernas, luciendo sus perfectas y largas piernas son hacerlo intencionalmente. Lo único que Minho podía recordar de bueno en ella era su cuerpo tan perfecto y la forma en que este se movía al bailar.
Taemin decidió que caminar hasta el departamento del mayor no había sido una mala idea. Metió las prendas en su bolso gris y se adentró saludando al encargado del edificio. Subió por el elevador y tal fue su sorpresa al encontrar la puerta totalmente abierta. Quiso pegarle por la acción tonta de invitar a cualquiera a que robara algo de su casa o peor, a Yoogeun.
Visualizó al bebé jugando por el mueble de la televisión, tan metido en su carrera de autos que no reparó en su presencia. Miró un bolso negro con pedrería en el sofá y se preguntó quién podría haberlo visitado. Descartó a la madre del mayor al acercarse un poco a la cocina y escuchar la voz tan femenina y joven.
-El caso es que ese trabajo debiste de dejarlo hace tiempo. No es correcto que teniendo un hijo te dediques a eso tan corriente y tan bajo. –la voz sonaba dura, por lo que decidió espiar tan solo un poco, encontrándose con una chica de tez clara y cabello negro y largo. Era tan hermosa, con su cuerpo bien proporcionado y delgado, y esa forma de vestir tan elegante y juvenil. Sus ojos eran pequeños orbes negros apenas maquillados con sombras claras, pero se mostraban firmes y duros al momento de hablar.
Taemin quiso saber de qué hablaban
-Entiende que es lo único que me da tanto como para mantener a mi hijo y mis estudios por un buen tiempo. Cuando termine la carrera lo dejaré. Eso ya lo había decidido. –Minho suspiró obviamente enfadado. –Además, no tienes ningún derecho sobre qué es lo que hago o lo que no para el bien de Yoogeun ¿recuerdas?
Yuri apretó los labios, ahogando un grito de enojo, sabiendo que Minho tenía razón.
-Es cierto. No tengo control sobre tu vida. Puedes hacer lo que quieras, trabajar en donde quieras y estar con quien quieras, porque ya tienes pareja ¿O me equivoco? –Minho negó.
-Estás en lo cierto. Es lo mejor que…
-Que te ha pasado en la vida –Taemin se quedó helado detrás de la pared. Minho hablaba de él, pero no sabía si ponerse feliz por ese intento de frase cursi o quedarse estático al escuchar como la chica lo había completado con ese tono de fastidio. –Minho por favor ¿no puedes ser más original? Eso me decías siempre que me abrazabas y ve donde estamos ahora.
El castaño deseó no haber tenido oídos para escuchar aquello. Ella era su ex y también usaba frases bonitas como las que solía decirle. Oh no…
-Da igual lo que pienses. Con él es en serio, viendo como resultó contigo. –Yuri sonrió con la intención de guardar esas palabras de ira contra un chico que no conocía.
-Bien, me da mucho igual si lo amas, si él te ama. Me da igual.
Taemin se movió de nuevo a la puerta, notando como los tacones altos resonaban en el piso de la cocina y lo que menos quería era que le descubrieran fisgoneando en las cosas ajenas. Su corazón no dejaba de sentir una pequeña molestia al escuchar eso, al enterarse de quien era esa chica tan bonita y lo que una vez había representado ella para Minho.
-¿Sabes? Creo que mejor me… -observó la figura delgada en el umbral de la puerta y sus palabras se quedaron atoradas por un momento. Minho se acercó hacia él, mirándolo como si fuera lo que necesitaba en esos momentos. -¿Es él? –preguntó sabiendo de antemano que el alto le daría una afirmativa.
-Sí, es Lee Taemin. –A Taemin le hubiera sanado un poquito el corazón si el pelinegro le hubiera incluido el “es mi novio” a la presentación. Entonces recordó lo que llevaba en el bolso como excusa para ver a su chico.
-Ah, hyung, noona llevó esto al departamento de Kibum hyung hace un rato. –Sacó las prendas negras, haciendo que Minho pusiera cara de total asombro –dijo que las habías olvidado en el trabajo. –así como terminó de decir la última sílaba, las prendas volaron de sus manos al bolsillo trasero del pantalón del mayor.
-Vaya, pensé que no querías decirle en donde trabajabas cariño. –sonrió mostrando la hilera de sus perfectos dientes. Yoogeun miró la escena, corriendo hacia Taemin y rodeando sus piernas con felicidad.
-¿Qué? –preguntó Taemin ante las palabras de la chica.
-Tae omma –chilló el menor con un lindo puchero en los labios. Taemin le acarició el cabello y sonrió.
-Nada –intervino Minho –Taemin, ella es Yuri…
-Soy a la que Yoogeun debería estar rodeando en este momento. Soy su madre -¿Había escuchado bien?
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