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¡Yoogeun quiere ayudar! por Han Rae Ri

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Notas del capitulo:

¡NUNCA SE IMAGINARON QUE VOLVERÍA TAN RÁPIDOOOOOOOOO!

Pero lo hice porque dejaron reviews  u w u <3 

En realidad ya tenía la mitad de este y lo acabo de terminar :))

 

Espero que les guste ;) ya saben la dinámica <3

 

 

Read & Enjoyyyyyy <3 

 

Cuando Taemin ingresó a su casa, notó que las luces estaban apagadas y no escuchaba ruido alguno más que el del refrigerador. Se extrañó de no ser atacado por los brazos de Taeyeon o los papelitos con saliva de Taesun; incluso sintió que necesitaba escuchar los reclamos de su padre porque alguien se había comido sus galletas. Hasta SooYeon le hacía falta.

Tomó el móvil y marcó al número de su padre, solo para cerciorarse de que todos estuvieran bien.

-“¿Taemin? ¿Pasó algo?” –escuchó del otro lado del altavoz.

-Eso me gustaría saber. Llego a casa y la encuentro vacía.  Unos gritos resonaban por la bocina, como si alguien estuviera ansioso. –Papá, dime por favor que no estoy interrumpiendo nada con noona.

-Lo único que interrumpes son mis manos al volante, hijo.  No te preocupes por nosotros, que estamos en camino a Busan.

-¿LA PLAYA? ¿POR QUÉ NO ME LLEVARON? –sollozó.

-Hijo, tardaste cerca de 8 horas fuera de casa,  y cuando Taesun lo propuso, pensé que te quedarías con el bailarín, así que nos fuimos sin ti. Una semana  sin Taemin.

-Papá, Minho está en semana de proyectos; lo menos que va a hacer es ocuparse de mí –se dejó caer sobre el sofá, pasándose la mano por la frente. En serio su familia tenía una especie de problema al dejarlo solo sin saber qué hacer. Claro, no es como que Taemin no pudiera mantenerse solo. –Sin embargo, cuidaré la casa. Por cierto, me debes un viaje. Cuídense y a SooYeon  y su bebé también. Sí, igual los quiero.

Cuando colgó la llamada se puso a descifrar que es lo que haría en los días que se habían ido y cómo la pasaría de la mejor manera. Pero sus planes se vieron truncados cuando recordó los kilos de tarea que tenía que entregar y si algo debía captar su atención serían los ensayos y las investigaciones. Todo para que se tratara de sacar esa mirada perdida en Kibum.

Desde el momento en que el doctor los había dejado solos, lo único que se pudo escuchar en el consultorio era el llanto desgarrador y los intentos nulos por calmarlo. Se lamentaba por haber sido un desconsiderado, por poner en riesgo la vida que crecía en su interior y a la vez les pedía perdón por no poder acogerlos como se merecían; se disculpaba desde ya porque sabía cómo iba a terminar todo eso y le dolía tanto que no buscaba consuelo, más porque lo único que necesitaba era a cierto hombre de tez morena y ojos de cachorro, diciéndolo que fuera fuerte porque él estaba a su lado. Taemin se sintió tan culpable por no haberle dicho nada y sobre todo por ignorar las llamadas diarias de Jonghyun.

Por lo que una idea genial se le vino  a la mente. Rápidamente subió a su habitación para buscar una nueva muda de ropa y un par de abrigos. Cuando bajó procuró dejar sus deberes para cuando volviera y una vez llegando a la puerta, se convenció de que su plan iba a ser un éxito.

Al salir vislumbró a Minho estacionar el auto junto con Yoogeun y Kibum en el asiento trasero y de inmediato su humor decayó por la cara de ese par.

-¿Qué los trae por aquí? ¿Kibum hyung se siente bien? –Minho le besó la frente tratando de formar una sonrisa.

-Todo en orden bebe. La cuestión aquí es que, Kibum no puede permanecer en mi departamento porque no voy a estar todo el día. Así que quería pedirte si pudieras quedarte ahí para hacerle compañía. –Taemin le dirigió una mirada a aquel chico con la vista perdida y los ojos hinchados de tanto llorar. Sintió su corazón apretarse.

-De hecho, estaba por ir para decirte que lo traigas a mi casa. Mi familia se olvidó de mí y se fue a un viaje de una semana, por lo que tengo tiempo y espacio libres para ocuparme de él –Minho lo abrazó agradecido y cuando se separó, fue hacia el auto para darle las noticias  a Kibum.

-Muchas gracias Tae, pero no quiero ser una carga.  –La voz le salía entrecortada, con un semblante destrozado por el dolor. –Realmente no creo que dure mucho, así que no me gustaría que vieras como mi alma se destroza de nuevo.

-Kibum, no digas ese tipo de cosas porque tanto Taemin como yo vamos a dar lo mejor de nosotros con tal de que nuestros sobrinos nazcan, así que tú también debes poner de tu parte –Minho le acarició la mejilla con delicadeza, sintiendo el contacto húmedo. Kibum había vuelto a llorar.

-Sólo no quiero sentirme de esa manera. No podría.

-Hyung, iré a poner mi habitación lista. No tomaré una negativa como respuesta –Kibum le miró con ternura y captó que dependía de su actitud llevar a sus no nacidos hijos adelante, por lo que se secó las lágrimas y asintió despacio. Pondría de su parte para que lo peor no sucediera.

Taemin entró  a la casa seguido de Minho, el cual subió con prisa las escaleras.

-No podemos hacer que suba al segundo piso. ¿No tienes otra habitación ahí abajo? –Taemin asintió, bajando de dos en dos los escalones.

-El cuarto de SooYeon. Supongo que debe estar bien pues desde que está con mi padre no lo ha usado –giró la perilla y dejó que Minho contemplara la habitación blanca con decoraciones rosadas y la cama ordenada en sábanas color coral.  Era perfecto.

-¿Así que una semana solito? –Cuando reaccionó, su cuerpo había sido alzado por los fuertes brazos del moreno, cargándolo como una novia.

-Choi Minho, este no es el lugar ni el momento para tener relaciones –Taemin supo que dio en el clavo cuando el mayor se sonrojó al haberse sido descubierto.

-Pero te necesito –susurró en su oído, mandando oleadas pequeñas de escalofríos hacia el cuerpo del menor.

-¿Qué debería hacer? No puedo dejarte con ganas –Minho sonrió ladino, besando sus labios con paciencia, lamiendo el inferior y pidiendo permiso para introducir su lengua, cosa que consiguió con facilidad.

-¿Uno rápido? –Taemin afirmó la petición cuando se movió de tal manera que sus piernas se enredaron en la cintura del pelinegro, apretando ambos cuerpos en el contacto. Sintió su espalda contra la pared y le gustó lo rudo que lo trataba porque no se pasaba de la raya, le daba lo necesario. Una boca comenzó a besarle el cuello despacito, chupando poco a poco la piel lechosa y metiendo mano por donde podía.

-Min…ah…-gimió, con las manos en su espalda, apretando la camiseta y tratando de sacarla por completo. Cuando tuvo la oportunidad, bajó el tacto hacia los pantalones deportivos  que escondían un bulto duro y estaba tan ansioso de sentirlo que hábilmente movía sus piernas para bajarle la prenda hasta dejársela en los tobillos. El bóxer negro marcaba a la perfección el miembro duro del mayor, que necesitaba ser atendido con urgencia.

-¿Te preparo? – preguntó sin dejar de lamer su cuello, apretando su trasero bruscamente, haciendo lugar entre los jeans ya desabrochados. No esperó por una respuesta, pues lo alzó un poco para bajarle los pantalones y colar su mano bajo su ropa interior, separando el par de glúteos que escondían la entrada sonrosada.

-Minho…ya…métemela…-imploraba el menor, sin importarle lo lascivo que se había escuchado. –No esperes nada… ¡Ah! –sintió el primer dedo abrirse paso y gemía, lo hacía porque se sentía demasiado bien y su cuerpo lo disfrutaba mucho. Un segundo dedo se unió haciendo una clase de tijeras para dilatarlo. Él sólo podía rebotar sobre los falanges para sentir placer, hasta que fueron sacados bruscamente, dejando su entrada lista para la siguiente intromisión. No esperó mucho hasta que el miembro del mayor lo penetró hasta llegar a su punto dulce. En ese momento sus piernas se quedaron sin fuerzas y solo atinaba a gemir mientras Minho comenzaba las embestidas y le gustaba porque literalmente lo intentaba clavar en la pared.

Cuando sus bocas se encontraron, se devoraron hambrientas la una de la otra. Sus lenguas se enredaban al igual que sus manos, impacientes por tocar la piel caliente del cuerpo contrario. Todo se reducía a ese momento de gloria, donde sentían un placer tan extraordinario que deseaban que durara muchísimo.

Minho tomó el pene del menor, masturbándolo sin dejar de moverse. Sentía los muslos tensándose, pero ni eso detuvo sus embates, sino todo lo contrario; lo “clavaba” lo más duro que podía, a la mayor velocidad que su cuerpo le permitía.

-Demonios Tae…me…me vengo… -gimió con el entrecejo fruncido. Llevaban ya varios minutos gritando y gimiendo y chupándose y besándose.

-Dámelo hyung…todo…termina en mi interior – Minho se excitó aún más y sintió la cabeza de su pene endurecerse mucho más y antes de anunciarlo, se estaba vaciando en el interior del menor.

El orgasmo había llegado al fin. Ambos lo culminaron con un beso, mirándose cómplices cuando la esencia de Taemin manchó el torso marcado del pelinegro y la de Minho comenzaba a descender entre las piernas del menor.

-Te amo

-Yo mucho más.

-Es hora de meter a Kibum a la casa –Taemin sonrió.

-Se va a enterar de que tuvimos sexo –Un beso finalizó el momento, ayudando al menor a vestirse y a no sentirse tan incómodo.

 

 

**

Cuando Kibum cumplió sus 3 meses de embarazo, se sintió a morir que le daba terror incluso ir al baño.  Se sentía tan temeroso de hacer cualquier cosa que pudiera hacerle perder a sus bebés. El doctor venía cada semana a checarlo y le había dado una buena noticia, explicándole que ambos pequeños estaban bien unidos a su útero pero aún existía un riesgo de desprendimiento, sobre todo en ese mes; le aconsejó caminar máximo por media hora en todo el día, y lo demás tendría que pasarlo en la cama.

Se sentía con miedo, pero más porque las horas pasaban y no estaba ese chico que lo tomara de la mano para brindarle confianza. No había nadie que besara su vientre  o que le consintiera todo el día.

A veces soltaba ciertas lágrimas porque en verdad necesitaba al padre de sus hijos, pero no podría perdonarlo por la mentira, aunque había días donde  se tragaba su orgullo y marcaba el número de celular de Jonghyun, pero antes del primer timbre colgaba. No podía solo. Lo necesitaba mucho.

Esa mañana se hallaba leyendo una revista cuando su móvil sonó. Si era Minho volviendo  a llamar para preguntarle cómo estaba le iba a gritar; ya llevaba 34  llamadas en el día.

-¿Bueno?

-“¿Es el móvil del joven Kim Kibum?” –Esa voz jamás la había escuchado. Esperaba que no fuera nada malo.

-S…Sí. Habla él. ¿Quién es?

-“Buenos días, mi nombre es Son JungSook, soy el asistente del señor Kim, padre del joven Jonghyun –su corazón comenzó a latir con fuerza. Estaba teniendo noticias del amor de su vida y no sabía cómo responder -¿Sigue ahí?”-

-Sí…sí… ¿Qué ocurre? –Su voz sonaba ronca porque la garganta de pronto la sentía cerrarse.

-“Espero no importunarle, pero necesito hablar con usted sobre un asunto que está afectando a ambos. Desgraciadamente no puedo citarlo en algún lugar pues pondría en riesgo mi trabajo, así que me tomé la libertad de contactarlo por teléfono”.

-¿De qué se trata?

-“Escuche, todo aquello del matrimonio entre el joven Jonghyun y la actriz Tiffany es una mentira. Hace unos meses yo me encargué de llevar a la prensa esa noticia únicamente por mandato de la señora Kim, quien hizo de todo para poder separarlos. Realmente me siento fatal por mis acciones y más ahora que veo al joven andar con la mirada perdida. –Kibum sintió el cuerpo tenso, su corazón comenzaba a bombear de manera acelerada su sangre y las lágrimas se amontonaban en el límite de sus párpados inferiores.  –Si él no ha podido ir en su búsqueda es porque gracias a unos eventos desafortunados tuvo que asumir el puesto en la presidencia de su empresa. Sin embargo, hallo esta oportunidad como la única para cerciorarle de que nunca ha dejado de amarle y que deje de creer en semejante engaño. La señora Kim puede llegar a ser despreciable con tal de que las cosas no pierdan su orden”.

-Entonces… ¿me está diciendo que todo este show fue gracias a la mamá de Jonghyun?

-“Así es. Entiendo que ustedes dos se aman y así debe de ser. El joven Jonghyun nunca deja de hablar de usted y siempre está pendiente por si recibe información de su estado. Realmente espero que esta información que le di le sea útil y pueda reunirse con el joven Kim para aclarar los malentendidos”.

-¡Gracias, gracias, muchas gracias! –Sus sollozos no podían ser contenidos. Era tanta su felicidad que la sentía salirse de su cuerpo. -¡No sabe la alegría que me da escuchar eso!

-“Por nada, y por favor, vuelva con Jonghyun; él es un buen chico y necesita de usted. Dejándolo al tanto, requiero volver a mi trabajo. Suerte Kibum” –y la llamada se cortó dejándolo con las lágrimas repletas de felicidad y la sonrisa de oreja a oreja.

-¿Escucharon eso mis amores? ¡Su papito me ama! –Chilló contento, acariciando su vientre. –Ahora que sé esto, hay algo pendiente que debo hacer… -cogió su móvil de nuevo y marcó el número en su registro.

-“Kibum, ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?” –Minho sonaba preocupado.

-Yo estoy de maravilla, pero necesito que me ayudes con algo –una media sonrisa se formó en su rostro. Ahora sí iba a poner las cosas en claro.

 

 

 

**

-Necesito que la modista esté presente en 15 minutos. Me urge un vestido para la gala de esta noche y no he tenido tiempo de ir de compras –La señora revisó su móvil, en lo que caminaba con paso firme hasta su sala. El asistente se apresuró a abrirle la puerta principal, hasta que visualizó a alguien sentado en el sofá de la esquina. -¿Quién es? –Pero el joven sólo hizo una reverencia y procedió a retirarse.

-Buenas tardes – La mujer rodó los ojos al reconocer al chico que la miraba serio.

-¿Quién te dejó pasar? ¿No sabes en dónde estás? –Kibum se acomodó la playera más formal que tenía, pasando su mano sobre su vientre apenas abultado.

-Vengo a hablar con usted.

-Parece que no entiendes la situación. ¿Vienes a rogarme que mi hijo vuelva contigo? –Kibum torció la boca –pues no creo hacer mucho, ya que ahora debe estar en China planeando su boda con su prometid…

-Ahórrese la mentira señora. Sé que todo eso es un cuento inventado por usted.

-Que insolente eres muchacho. ¿Acaso no sabes con quién estás hablando?

-Sí; con uno de los seres más despreciables del mundo. Yo no sé cómo se atreve a llamar a Jonghyun su hijo, si nunca ha visto por su felicidad. Sólo le interesa su propio beneficio, apostando por lo que cree que es correcto sin ponerse a pensar en todo el daño que causa.

-Tú no eres nadie para juzgarme, porque no sabes lo que es tener un hijo –Le había dado en el punto débil. La mujer sonrió malvadamente, observando como Kibum de pronto comenzaba a agitarse. –No eres digno de pertenecer a esta familia si ni siquiera puedes brindarnos un heredero del imperio Kim. No eres más que escoria.

El menor trataba por todos los medios que su cuerpo no comenzara con uno de sus ataques porque no era sano ni para los bebés ni para él mismo. Miraba a todos lados menos a la mujer, observando en las paredes diversas fotos de Jonghyun en todos los años de su vida hasta ahora. La mayoría expresaban sentimientos vacíos, como el aburrimiento, la tristeza y aquel brillo que recordaba haber visto en esos ojos no aparecía en aquellos retratos.

-Cuando yo era un niño… -su voz comenzaba a entrecortarse – pasaba la mayoría de mis días con mi abuela. Mis padres se dedicaron a trabajar y casi no tenían tiempo para mí –La señora parecía no tener interés en lo que estaba diciendo, sin embargo, sentía que debía hacerle saber ese fragmento de su vida, para que viera  porqué Jonghyun  era tan especial. –Pero habían veces donde yo me lamentaba por no verlos en la cena; nunca pasé carencias pero me volvía malcriado a costa de eso. Un día, cuando le pregunté a mi madre si asistiría a mi festival, me respondió algo que ya sabía, y que mi abuela iba a tomar su lugar. Yo me sentí devastado y me enojé porque no quería que fuera. Así que cuando mis padres se fueron y mi abuela llegó, comencé a hacer berrinches, a gritar que nadie me quería y que estaba cansado de que esa señora tratara de usurpar el lugar de mi madre.

Un par de lágrimas le brotaron sin que quisiera, porque ese recuerdo era quizás el más doloroso de su vida.

-Mi abuela trataba de tranquilizarme y en una de esas la empujé con todas mis fuerzas, haciendo que cayera al suelo. Entonces me puse muy mal porque no quería que pasara eso y solté a llorar pidiéndole perdón, diciendo que era un mal nieto. Ella fue buena y me perdonó. – sentía un nudo en la garganta pues su mente se estaba encargando de proyectar lo sucedido, y la tristeza había inundado su cuerpo por completo – para no hacerle más larga la historia, el golpe que ella había sufrido, le originó una terrible consecuencia, y en menos de una semana había muerto.  En su funeral, escuché a mi madre decir que había sido mi culpa, porque la empujé. Inmediatamente un ataque de ansiedad me invadió, no podía calmarme ni dejar de llorar ni sentir miedo y culpa.

-¿Y todo esto que tiene que ver? –La señora se había aburrido de tanta palabrería, y necesitaba que ese muchacho levantara el trasero de su mueble y se fuera de una vez por todas de su vista.

-Que desde ese entonces tengo ansiedad y me han venido ataques muy fuertes. Tanto así que a veces necesitaban sedarme para que pudiera calmarme. Pero todo eso se quedó atrás cuando conocí a su hijo. Él es una especie de medicina relajante y sólo necesito tenerlo a mi lado para sentirme bien. –La miró con determinación en los ojos –yo no soy de esas personas interesadas, porque mucho antes de saber quién era en verdad, empecé a quererlo y en ningún momento su fortuna me ha motivado a seguir con él. Yo realmente lo amo y me siento tan afortunado de tenerlo en mi vida. Y se lo digo de una vez –La mujer se sintió amenazada, pues Kibum se había puesto de pie, sin despegarle la vista – ni usted ni su dinero van a impedir que yo regrese con su hijo. Así que vaya haciéndose la idea de que tiene de frente al futuro marido de Jonghyun.

La mujer se echó a reír con fuerza, dejando a Kibum confundido. Era increíble cómo alguien como él podía venir a su casa y hablarle de semejantes tonterías.

-¿Tú en verdad crees que mi hijo va  a escogerte de nuevo? ¡Abre tus ojos, niño! Tú no eres nadie,  él es  el presidente del imperio Kim. Tú no puedes darle ni siquiera un hijo, eres un bueno para nada y no dudo que mi hijo busque a alguien mejor, alguien que le pueda ofrecer un futuro prometedor y de la misma alcurnia de esta familia.  –Se levantó de su asiento, alisando las arrugas inexistentes de su vestido borgoña. – hazte la idea de que Jonghyun ya no te ama.

-No se preocupe señora; confío en que su hijo no es la misma clase de escoria que usted. Él sí sabe amar. –No esperó una respuesta cargada de odio de parte de su “suegra” el plan ya se había cumplido un 50%. Ahora necesitaba concretarlo a como fuera lugar.

Pero siendo que había estado de pie más de media hora, ese asunto tendría que terminarse al día siguiente, por el bienestar de sus peques.

 

 

 

**

Jonghyun por fin tenía unos minutos de descanso antes de abordar el avión hacia Suiza para establecer un negocio de millones de dólares. Le había comentado a su padre que ese trato que venía anhelando desde hace un año pudo concretarse en tan sólo una semana. El hombre lo felicitó porque más allá de la enorme suma de dinero que ganarían, le enorgullecía que su hijo tuviera una capacidad extraordinaria para el puesto.

“Lamento haberte hecho sufrir, pero mi consuelo es saber que te estás convirtiendo en un hombre   con un gran futuro por delante”

Esa fue la vez que Jonghyun pudo platicar cerca de una hora con su padre, algo que en el pasado hubiera sido una locura. Ahora comprendía que no era que ese señor no quisiera estar con él, sino que ese puesto requería toda su atención  y lo absorbía poco a poco.

Pero eso no va a pasar conmigo, padre. Yo me encargaré de hacerlo más flexible.

La sonrisa de ese poderoso magnate se le instaló en la mente; era la primera vez que su padre le sonreía sinceramente. Antes de despedirse, le aclaró que no sentía rencor alguno y que esperaba que se recuperara por completo.  Salió de la habitación con calma, sintiendo de pronto una sensación de paz.

 

 

-¿Señor Kim? –JungSook entró con varias carpetas en ambos brazos, y le urgía depositarlas sobre el escritorio. –Estos son los números de este mes, el contador está redactando un informe, pero quería asegurare de que todo cuadrara. Espero que pueda darle una mirada rápida.

-Gracias JungSook, le echaré un ojo en el avión. ¿Está todo preparado para el viaje? –JungSook se reverenció de pronto, cosa que al moreno confundió. -¿Pasó algo?

-He cancelado su vuelo, señor. –Jonghyun frunció el entrecejo y se acercó hacia él.

-¿Y por qué lo has hecho? Necesito estar en Suiza lo más pronto posible.

El asistente volvió a su posición normal y se permitió sonreír.

-Porque hay un asunto que en estos momentos requiere de toda su atención. –Jonghyun pensó que había problemas con el comité o que algún pozo se había derramado. U otro problema con su madre. Antes de saberlo suspiró y se masajeó las sienes.

-¿Qué es?

-El joven Kibum ya sabe que aquel asunto de su compromiso es una mentira –Los orbes redondos fueron abriéndose, como si fueran a salirse de sus cuencas.  Sus manos comenzaron a sudar y su corazón latía con fuerza. JungSook retrocedió y abrió la puerta principal de la oficina presidencial –Por cierto, está embarazado. –Y como si nada salió, dejando al moreno en shock, con su cerebro tratando de maquilar algún movimiento, alguna acción.

-… ¿Qué? –Se agarró los cabellos destintados, con la sonrisa más grande que pudo hacer y con el pulso acelerado. Buenísimas noticias.

 

 

**

Mientras Taemin veía la televisión junto a Yoogeun, su estómago rugió por comida. Sentía la necesidad de preparar un banquete lleno de calorías y consentirse. Esperaría por los comerciales para alejarse hacia la cocina; acarició los cabellos negros del pequeño, atrayendo la atención de ese par de ojos llenos de ternura.

-Te quiero mucho Yoogeunnie. –susurró antes de besarle la frente. Un abrazo fue lo que recibió a cambio.

-Yo más –respondió el menor, abrazándose a su vientre. Taemin se sintió cómodo y olvidó su hambre por un momento.

De pronto los recuerdos de la mañana azotaron su mente causándole un sonrojo fuerte. Volteó hacia la puerta de la habitación donde Kibum se hallaba descansando y esperaba que no haya encontrado nada sospechoso de su pervertida acción, que no hubieran manchas blanquitas o que no se les haya olvidado recoger el condón, cosas así.

 

Entonces abrió los ojos impresionado.

 

 

¡¡No habían usado condón!!

 

:'V

 

 

Notas finales:

LAMENTO LA CARITA AL FINAL XD :'vv BAIA BAIA TAEMIN 7u7

 

TRES MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y CINCO PALABRAS.

Ojalá que les haya gustado el flash lemon 7u7 debía algo así  uwu

Ya estamos en la recta final y creo que es justo y necesario comenzar a darles los datos curiosos sobre las personalidades de los personajes o datitos que mencioné pero nunca expliqué. Si algo he pasado de largo, que me lo digan para que lo vaya incluyendo uwu

 

POR CIERTO. ¿Les gustaría un epílogo o simplemente capítulo final? Déjenme un comentario :3

 

Por favor, díganme si les gustó el cap y esas cosas ;)

 

Gashas por leer y dejar sus opinionesssssss. Las amo <3

Cuando Taemin ingresó a su casa, notó que las luces estaban apagadas y no escuchaba ruido alguno más que el del refrigerador. Se extrañó de no ser atacado por los brazos de Taeyeon o los papelitos con saliva de Taesun; incluso sintió que necesitaba escuchar los reclamos de su padre porque alguien se había comido sus galletas. Hasta SooYeon le hacía falta.

Tomó el móvil y marcó al número de su padre, solo para cerciorarse de que todos estuvieran bien.

-“¿Taemin? ¿Pasó algo?” –escuchó del otro lado del altavoz.

-Eso me gustaría saber. Llego a casa y la encuentro vacía.  Unos gritos resonaban por la bocina, como si alguien estuviera ansioso. –Papá, dime por favor que no estoy interrumpiendo nada con noona.

-Lo único que interrumpes son mis manos al volante, hijo.  No te preocupes por nosotros, que estamos en camino a Busan.

-¿LA PLAYA? ¿POR QUÉ NO ME LLEVARON? –sollozó.

-Hijo, tardaste cerca de 8 horas fuera de casa,  y cuando Taesun lo propuso, pensé que te quedarías con el bailarín, así que nos fuimos sin ti. Una semana  sin Taemin.

-Papá, Minho está en semana de proyectos; lo menos que va a hacer es ocuparse de mí –se dejó caer sobre el sofá, pasándose la mano por la frente. En serio su familia tenía una especie de problema al dejarlo solo sin saber qué hacer. Claro, no es como que Taemin no pudiera mantenerse solo. –Sin embargo, cuidaré la casa. Por cierto, me debes un viaje. Cuídense y a SooYeon  y su bebé también. Sí, igual los quiero.

Cuando colgó la llamada se puso a descifrar que es lo que haría en los días que se habían ido y cómo la pasaría de la mejor manera. Pero sus planes se vieron truncados cuando recordó los kilos de tarea que tenía que entregar y si algo debía captar su atención serían los ensayos y las investigaciones. Todo para que se tratara de sacar esa mirada perdida en Kibum.

Desde el momento en que el doctor los había dejado solos, lo único que se pudo escuchar en el consultorio era el llanto desgarrador y los intentos nulos por calmarlo. Se lamentaba por haber sido un desconsiderado, por poner en riesgo la vida que crecía en su interior y a la vez les pedía perdón por no poder acogerlos como se merecían; se disculpaba desde ya porque sabía cómo iba a terminar todo eso y le dolía tanto que no buscaba consuelo, más porque lo único que necesitaba era a cierto hombre de tez morena y ojos de cachorro, diciéndolo que fuera fuerte porque él estaba a su lado. Taemin se sintió tan culpable por no haberle dicho nada y sobre todo por ignorar las llamadas diarias de Jonghyun.

Por lo que una idea genial se le vino  a la mente. Rápidamente subió a su habitación para buscar una nueva muda de ropa y un par de abrigos. Cuando bajó procuró dejar sus deberes para cuando volviera y una vez llegando a la puerta, se convenció de que su plan iba a ser un éxito.

Al salir vislumbró a Minho estacionar el auto junto con Yoogeun y Kibum en el asiento trasero y de inmediato su humor decayó por la cara de ese par.

-¿Qué los trae por aquí? ¿Kibum hyung se siente bien? –Minho le besó la frente tratando de formar una sonrisa.

-Todo en orden bebe. La cuestión aquí es que, Kibum no puede permanecer en mi departamento porque no voy a estar todo el día. Así que quería pedirte si pudieras quedarte ahí para hacerle compañía. –Taemin le dirigió una mirada a aquel chico con la vista perdida y los ojos hinchados de tanto llorar. Sintió su corazón apretarse.

-De hecho, estaba por ir para decirte que lo traigas a mi casa. Mi familia se olvidó de mí y se fue a un viaje de una semana, por lo que tengo tiempo y espacio libres para ocuparme de él –Minho lo abrazó agradecido y cuando se separó, fue hacia el auto para darle las noticias  a Kibum.

-Muchas gracias Tae, pero no quiero ser una carga.  –La voz le salía entrecortada, con un semblante destrozado por el dolor. –Realmente no creo que dure mucho, así que no me gustaría que vieras como mi alma se destroza de nuevo.

-Kibum, no digas ese tipo de cosas porque tanto Taemin como yo vamos a dar lo mejor de nosotros con tal de que nuestros sobrinos nazcan, así que tú también debes poner de tu parte –Minho le acarició la mejilla con delicadeza, sintiendo el contacto húmedo. Kibum había vuelto a llorar.

-Sólo no quiero sentirme de esa manera. No podría.

-Hyung, iré a poner mi habitación lista. No tomaré una negativa como respuesta –Kibum le miró con ternura y captó que dependía de su actitud llevar a sus no nacidos hijos adelante, por lo que se secó las lágrimas y asintió despacio. Pondría de su parte para que lo peor no sucediera.

Taemin entró  a la casa seguido de Minho, el cual subió con prisa las escaleras.

-No podemos hacer que suba al segundo piso. ¿No tienes otra habitación ahí abajo? –Taemin asintió, bajando de dos en dos los escalones.

-El cuarto de SooYeon. Supongo que debe estar bien pues desde que está con mi padre no lo ha usado –giró la perilla y dejó que Minho contemplara la habitación blanca con decoraciones rosadas y la cama ordenada en sábanas color coral.  Era perfecto.

-¿Así que una semana solito? –Cuando reaccionó, su cuerpo había sido alzado por los fuertes brazos del moreno, cargándolo como una novia.

-Choi Minho, este no es el lugar ni el momento para tener relaciones –Taemin supo que dio en el clavo cuando el mayor se sonrojó al haberse sido descubierto.

-Pero te necesito –susurró en su oído, mandando oleadas pequeñas de escalofríos hacia el cuerpo del menor.

-¿Qué debería hacer? No puedo dejarte con ganas –Minho sonrió ladino, besando sus labios con paciencia, lamiendo el inferior y pidiendo permiso para introducir su lengua, cosa que consiguió con facilidad.

-¿Uno rápido? –Taemin afirmó la petición cuando se movió de tal manera que sus piernas se enredaron en la cintura del pelinegro, apretando ambos cuerpos en el contacto. Sintió su espalda contra la pared y le gustó lo rudo que lo trataba porque no se pasaba de la raya, le daba lo necesario. Una boca comenzó a besarle el cuello despacito, chupando poco a poco la piel lechosa y metiendo mano por donde podía.

-Min…ah…-gimió, con las manos en su espalda, apretando la camiseta y tratando de sacarla por completo. Cuando tuvo la oportunidad, bajó el tacto hacia los pantalones deportivos  que escondían un bulto duro y estaba tan ansioso de sentirlo que hábilmente movía sus piernas para bajarle la prenda hasta dejársela en los tobillos. El bóxer negro marcaba a la perfección el miembro duro del mayor, que necesitaba ser atendido con urgencia.

-¿Te preparo? – preguntó sin dejar de lamer su cuello, apretando su trasero bruscamente, haciendo lugar entre los jeans ya desabrochados. No esperó por una respuesta, pues lo alzó un poco para bajarle los pantalones y colar su mano bajo su ropa interior, separando el par de glúteos que escondían la entrada sonrosada.

-Minho…ya…métemela…-imploraba el menor, sin importarle lo lascivo que se había escuchado. –No esperes nada… ¡Ah! –sintió el primer dedo abrirse paso y gemía, lo hacía porque se sentía demasiado bien y su cuerpo lo disfrutaba mucho. Un segundo dedo se unió haciendo una clase de tijeras para dilatarlo. Él sólo podía rebotar sobre los falanges para sentir placer, hasta que fueron sacados bruscamente, dejando su entrada lista para la siguiente intromisión. No esperó mucho hasta que el miembro del mayor lo penetró hasta llegar a su punto dulce. En ese momento sus piernas se quedaron sin fuerzas y solo atinaba a gemir mientras Minho comenzaba las embestidas y le gustaba porque literalmente lo intentaba clavar en la pared.

Cuando sus bocas se encontraron, se devoraron hambrientas la una de la otra. Sus lenguas se enredaban al igual que sus manos, impacientes por tocar la piel caliente del cuerpo contrario. Todo se reducía a ese momento de gloria, donde sentían un placer tan extraordinario que deseaban que durara muchísimo.

Minho tomó el pene del menor, masturbándolo sin dejar de moverse. Sentía los muslos tensándose, pero ni eso detuvo sus embates, sino todo lo contrario; lo “clavaba” lo más duro que podía, a la mayor velocidad que su cuerpo le permitía.

-Demonios Tae…me…me vengo… -gimió con el entrecejo fruncido. Llevaban ya varios minutos gritando y gimiendo y chupándose y besándose.

-Dámelo hyung…todo…termina en mi interior – Minho se excitó aún más y sintió la cabeza de su pene endurecerse mucho más y antes de anunciarlo, se estaba vaciando en el interior del menor.

El orgasmo había llegado al fin. Ambos lo culminaron con un beso, mirándose cómplices cuando la esencia de Taemin manchó el torso marcado del pelinegro y la de Minho comenzaba a descender entre las piernas del menor.

-Te amo

-Yo mucho más.

-Es hora de meter a Kibum a la casa –Taemin sonrió.

-Se va a enterar de que tuvimos sexo –Un beso finalizó el momento, ayudando al menor a vestirse y a no sentirse tan incómodo.

**

Cuando Kibum cumplió sus 3 meses de embarazo, se sintió a morir que le daba terror incluso ir al baño.  Se sentía tan temeroso de hacer cualquier cosa que pudiera hacerle perder a sus bebés. El doctor venía cada semana a checarlo y le había dado una buena noticia, explicándole que ambos pequeños estaban bien unidos a su útero pero aún existía un riesgo de desprendimiento, sobre todo en ese mes; le aconsejó caminar máximo por media hora en todo el día, y lo demás tendría que pasarlo en la cama.

Se sentía con miedo, pero más porque las horas pasaban y no estaba ese chico que lo tomara de la mano para brindarle confianza. No había nadie que besara su vientre  o que le consintiera todo el día.

A veces soltaba ciertas lágrimas porque en verdad necesitaba al padre de sus hijos, pero no podría perdonarlo por la mentira, aunque había días donde  se tragaba su orgullo y marcaba el número de celular de Jonghyun, pero antes del primer timbre colgaba. No podía solo. Lo necesitaba mucho.

Esa mañana se hallaba leyendo una revista cuando su móvil sonó. Si era Minho volviendo  a llamar para preguntarle cómo estaba le iba a gritar; ya llevaba 34  llamadas en el día.

-¿Bueno?

-“¿Es el móvil del joven Kim Kibum?” –Esa voz jamás la había escuchado. Esperaba que no fuera nada malo.

-S…Sí. Habla él. ¿Quién es?

-“Buenos días, mi nombre es Son JungSook, soy el asistente del señor Kim, padre del joven Jonghyun –su corazón comenzó a latir con fuerza. Estaba teniendo noticias del amor de su vida y no sabía cómo responder -¿Sigue ahí?”-

-Sí…sí… ¿Qué ocurre? –Su voz sonaba ronca porque la garganta de pronto la sentía cerrarse.

-“Espero no importunarle, pero necesito hablar con usted sobre un asunto que está afectando a ambos. Desgraciadamente no puedo citarlo en algún lugar pues pondría en riesgo mi trabajo, así que me tomé la libertad de contactarlo por teléfono”.

-¿De qué se trata?

-“Escuche, todo aquello del matrimonio entre el joven Jonghyun y la actriz Tiffany es una mentira. Hace unos meses yo me encargué de llevar a la prensa esa noticia únicamente por mandato de la señora Kim, quien hizo de todo para poder separarlos. Realmente me siento fatal por mis acciones y más ahora que veo al joven andar con la mirada perdida. –Kibum sintió el cuerpo tenso, su corazón comenzaba a bombear de manera acelerada su sangre y las lágrimas se amontonaban en el límite de sus párpados inferiores.  –Si él no ha podido ir en su búsqueda es porque gracias a unos eventos desafortunados tuvo que asumir el puesto en la presidencia de su empresa. Sin embargo, hallo esta oportunidad como la única para cerciorarle de que nunca ha dejado de amarle y que deje de creer en semejante engaño. La señora Kim puede llegar a ser despreciable con tal de que las cosas no pierdan su orden”.

-Entonces… ¿me está diciendo que todo este show fue gracias a la mamá de Jonghyun?

-“Así es. Entiendo que ustedes dos se aman y así debe de ser. El joven Jonghyun nunca deja de hablar de usted y siempre está pendiente por si recibe información de su estado. Realmente espero que esta información que le di le sea útil y pueda reunirse con el joven Kim para aclarar los malentendidos”.

-¡Gracias, gracias, muchas gracias! –Sus sollozos no podían ser contenidos. Era tanta su felicidad que la sentía salirse de su cuerpo. -¡No sabe la alegría que me da escuchar eso!

-“Por nada, y por favor, vuelva con Jonghyun; él es un buen chico y necesita de usted. Dejándolo al tanto, requiero volver a mi trabajo. Suerte Kibum” –y la llamada se cortó dejándolo con las lágrimas repletas de felicidad y la sonrisa de oreja a oreja.

-¿Escucharon eso mis amores? ¡Su papito me ama! –Chilló contento, acariciando su vientre. –Ahora que sé esto, hay algo pendiente que debo hacer… -cogió su móvil de nuevo y marcó el número en su registro.

-“Kibum, ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?” –Minho sonaba preocupado.

-Yo estoy de maravilla, pero necesito que me ayudes con algo –una media sonrisa se formó en su rostro. Ahora sí iba a poner las cosas en claro.

**

-Necesito que la modista esté presente en 15 minutos. Me urge un vestido para la gala de esta noche y no he tenido tiempo de ir de compras –La señora revisó su móvil, en lo que caminaba con paso firme hasta su sala. El asistente se apresuró a abrirle la puerta principal, hasta que visualizó a alguien sentado en el sofá de la esquina. -¿Quién es? –Pero el joven sólo hizo una reverencia y procedió a retirarse.

-Buenas tardes – La mujer rodó los ojos al reconocer al chico que la miraba serio.

-¿Quién te dejó pasar? ¿No sabes en dónde estás? –Kibum se acomodó la playera más formal que tenía, pasando su mano sobre su vientre apenas abultado.

-Vengo a hablar con usted.

-Parece que no entiendes la situación. ¿Vienes a rogarme que mi hijo vuelva contigo? –Kibum torció la boca –pues no creo hacer mucho, ya que ahora debe estar en China planeando su boda con su prometid…

-Ahórrese la mentira señora. Sé que todo eso es un cuento inventado por usted.

-Que insolente eres muchacho. ¿Acaso no sabes con quién estás hablando?

-Sí; con uno de los seres más despreciables del mundo. Yo no sé cómo se atreve a llamar a Jonghyun su hijo, si nunca ha visto por su felicidad. Sólo le interesa su propio beneficio, apostando por lo que cree que es correcto sin ponerse a pensar en todo el daño que causa.

-Tú no eres nadie para juzgarme, porque no sabes lo que es tener un hijo –Le había dado en el punto débil. La mujer sonrió malvadamente, observando como Kibum de pronto comenzaba a agitarse. –No eres digno de pertenecer a esta familia si ni siquiera puedes brindarnos un heredero del imperio Kim. No eres más que escoria.

El menor trataba por todos los medios que su cuerpo no comenzara con uno de sus ataques porque no era sano ni para los bebés ni para él mismo. Miraba a todos lados menos a la mujer, observando en las paredes diversas fotos de Jonghyun en todos los años de su vida hasta ahora. La mayoría expresaban sentimientos vacíos, como el aburrimiento, la tristeza y aquel brillo que recordaba haber visto en esos ojos no aparecía en aquellos retratos.

-Cuando yo era un niño… -su voz comenzaba a entrecortarse – pasaba la mayoría de mis días con mi abuela. Mis padres se dedicaron a trabajar y casi no tenían tiempo para mí –La señora parecía no tener interés en lo que estaba diciendo, sin embargo, sentía que debía hacerle saber ese fragmento de su vida, para que viera  porqué Jonghyun  era tan especial. –Pero habían veces donde yo me lamentaba por no verlos en la cena; nunca pasé carencias pero me volvía malcriado a costa de eso. Un día, cuando le pregunté a mi madre si asistiría a mi festival, me respondió algo que ya sabía, y que mi abuela iba a tomar su lugar. Yo me sentí devastado y me enojé porque no quería que fuera. Así que cuando mis padres se fueron y mi abuela llegó, comencé a hacer berrinches, a gritar que nadie me quería y que estaba cansado de que esa señora tratara de usurpar el lugar de mi madre.

Un par de lágrimas le brotaron sin que quisiera, porque ese recuerdo era quizás el más doloroso de su vida.

-Mi abuela trataba de tranquilizarme y en una de esas la empujé con todas mis fuerzas, haciendo que cayera al suelo. Entonces me puse muy mal porque no quería que pasara eso y solté a llorar pidiéndole perdón, diciendo que era un mal nieto. Ella fue buena y me perdonó. – sentía un nudo en la garganta pues su mente se estaba encargando de proyectar lo sucedido, y la tristeza había inundado su cuerpo por completo – para no hacerle más larga la historia, el golpe que ella había sufrido, le originó una terrible consecuencia, y en menos de una semana había muerto.  En su funeral, escuché a mi madre decir que había sido mi culpa, porque la empujé. Inmediatamente un ataque de ansiedad me invadió, no podía calmarme ni dejar de llorar ni sentir miedo y culpa.

-¿Y todo esto que tiene que ver? –La señora se había aburrido de tanta palabrería, y necesitaba que ese muchacho levantara el trasero de su mueble y se fuera de una vez por todas de su vista.

-Que desde ese entonces tengo ansiedad y me han venido ataques muy fuertes. Tanto así que a veces necesitaban sedarme para que pudiera calmarme. Pero todo eso se quedó atrás cuando conocí a su hijo. Él es una especie de medicina relajante y sólo necesito tenerlo a mi lado para sentirme bien. –La miró con determinación en los ojos –yo no soy de esas personas interesadas, porque mucho antes de saber quién era en verdad, empecé a quererlo y en ningún momento su fortuna me ha motivado a seguir con él. Yo realmente lo amo y me siento tan afortunado de tenerlo en mi vida. Y se lo digo de una vez –La mujer se sintió amenazada, pues Kibum se había puesto de pie, sin despegarle la vista – ni usted ni su dinero van a impedir que yo regrese con su hijo. Así que vaya haciéndose la idea de que tiene de frente al futuro marido de Jonghyun.

La mujer se echó a reír con fuerza, dejando a Kibum confundido. Era increíble cómo alguien como él podía venir a su casa y hablarle de semejantes tonterías.

-¿Tú en verdad crees que mi hijo va  a escogerte de nuevo? ¡Abre tus ojos, niño! Tú no eres nadie,  él es  el presidente del imperio Kim. Tú no puedes darle ni siquiera un hijo, eres un bueno para nada y no dudo que mi hijo busque a alguien mejor, alguien que le pueda ofrecer un futuro prometedor y de la misma alcurnia de esta familia.  –Se levantó de su asiento, alisando las arrugas inexistentes de su vestido borgoña. – hazte la idea de que Jonghyun ya no te ama.

-No se preocupe señora; confío en que su hijo no es la misma clase de escoria que usted. Él sí sabe amar. –No esperó una respuesta cargada de odio de parte de su “suegra” el plan ya se había cumplido un 50%. Ahora necesitaba concretarlo a como fuera lugar.

Pero siendo que había estado de pie más de media hora, ese asunto tendría que terminarse al día siguiente, por el bienestar de sus peques.

 

**

Jonghyun por fin tenía unos minutos de descanso antes de abordar el avión hacia Suiza para establecer un negocio de millones de dólares. Le había comentado a su padre que ese trato que venía anhelando desde hace un año pudo concretarse en tan sólo una semana. El hombre lo felicitó porque más allá de la enorme suma de dinero que ganarían, le enorgullecía que su hijo tuviera una capacidad extraordinaria para el puesto.

“Lamento haberte hecho sufrir, pero mi consuelo es saber que te estás convirtiendo en un hombre   con un gran futuro por delante”

Esa fue la vez que Jonghyun pudo platicar cerca de una hora con su padre, algo que en el pasado hubiera sido una locura. Ahora comprendía que no era que ese señor no quisiera estar con él, sino que ese puesto requería toda su atención  y lo absorbía poco a poco.

Pero eso no va a pasar conmigo, padre. Yo me encargaré de hacerlo más flexible.

La sonrisa de ese poderoso magnate se le instaló en la mente; era la primera vez que su padre le sonreía sinceramente. Antes de despedirse, le aclaró que no sentía rencor alguno y que esperaba que se recuperara por completo.  Salió de la habitación con calma, sintiendo de pronto una sensación de paz.

 

-¿Señor Kim? –JungSook entró con varias carpetas en ambos brazos, y le urgía depositarlas sobre el escritorio. –Estos son los números de este mes, el contador está redactando un informe, pero quería asegurare de que todo cuadrara. Espero que pueda darle una mirada rápida.

-Gracias JungSook, le echaré un ojo en el avión. ¿Está todo preparado para el viaje? –JungSook se reverenció de pronto, cosa que al moreno confundió. -¿Pasó algo?

-He cancelado su vuelo, señor. –Jonghyun frunció el entrecejo y se acercó hacia él.

-¿Y por qué lo has hecho? Necesito estar en Suiza lo más pronto posible.

El asistente volvió a su posición normal y se permitió sonreír.

-Porque hay un asunto que en estos momentos requiere de toda su atención. –Jonghyun pensó que había problemas con el comité o que algún pozo se había derramado. U otro problema con su madre. Antes de saberlo suspiró y se masajeó las sienes.

-¿Qué es?

-El joven Kibum ya sabe que aquel asunto de su compromiso es una mentira –Los orbes redondos fueron abriéndose, como si fueran a salirse de sus cuencas.  Sus manos comenzaron a sudar y su corazón latía con fuerza. JungSook retrocedió y abrió la puerta principal de la oficina presidencial –Por cierto, está embarazado. –Y como si nada salió, dejando al moreno en shock, con su cerebro tratando de maquilar algún movimiento, alguna acción.

-… ¿Qué? –Se agarró los cabellos destintados, con la sonrisa más grande que pudo hacer y con el pulso acelerado. Buenísimas noticias.

**

Mientras Taemin veía la televisión junto a Yoogeun, su estómago rugió por comida. Sentía la necesidad de preparar un banquete lleno de calorías y consentirse. Esperaría por los comerciales para alejarse hacia la cocina; acarició los cabellos negros del pequeño, atrayendo la atención de ese par de ojos llenos de ternura.

-Te quiero mucho Yoogeunnie. –susurró antes de besarle la frente. Un abrazo fue lo que recibió a cambio.

-Yo más –respondió el menor, abrazándose a su vientre. Taemin se sintió cómodo y olvidó su hambre por un momento.

De pronto los recuerdos de la mañana azotaron su mente causándole un sonrojo fuerte. Volteó hacia la puerta de la habitación donde Kibum se hallaba descansando y esperaba que no haya encontrado nada sospechoso de su pervertida acción, que no hubieran manchas blanquitas o que no se les haya olvidado recoger el condón, cosas así.

 

Entonces abrió los ojos impresionado.

¡¡No habían usado condón!!


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