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¡Yoogeun quiere ayudar! por Han Rae Ri

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Notas del capitulo:

HE VUELTO DE LAS SOMBRAS PARA DEJARLES UN MEGA ESCRITO!

11 Páginas de puro yaoiii pasivo de SHINee <3

Son incluso más de 5,000 palabras que espero les guste 7u7

 

READ & eENJOYSSSS <3

Cada vez que Ji Eun abría los ojos, alguno de sus hermanos se encontraba a su lado. Es que era tan linda, porque tenía el cabello tan negro como Taesun, la nariz respingada de Taeyeon y el rostro angelical de Taemin. Y ahí estaba la boquita de SooYeon, pequeña, y esos ojitos que al cerrarse parecían una mini Jinki.

No había nadie que se resistiera a pellizcarle las mejillas o besarle la frente con cariño. Es que esa niña era un dulce completamente; y lo mejor era que dormía y dejaba dormir, algo que los Lee anteriores nunca hicieron; es por eso que Jinki se sentía aliviado porque reconocía haber olvidado cómo cambiar un pañal o esas canciones de cuna que sus pequeños le rogaban incluso hasta los 10 años.

 

Hubo una semana que fue un poco dura, ya que estaban ocurriendo diversos cambios en la casa.

En primer lugar, Taemin comenzó a hacer maletas para irse a vivir con Minho. Jinki le advirtió que en los últimos meses de su embarazo volvería porque estaba seguro, ese par iba a entrar en pánico –así como él – al momento de las contracciones, entonces consideró que el futuro bebé sintiera el calor hogareño antes de  salir al mundo real; esa pancita ya contaba con 3 meses y medio de embarazo, pero aun así no se notaba del todo. La segunda cosa fue que, según las necesidades de la nena, tomaron la decisión de redecorar aquel cuarto que había sido propiedad de esa mujer que le brindó los mejores años de su vida y tres pequeños tesoros, que miraban nostálgicos como cambiaban ese color particular que su madre adoraba a un rosa bajito. Esos estantes de libros eran intercambiados por peluches y fotos familiares. Donde yacía una cama individual, fue sustituido por una cunita tan blanca y adorable, junto a ella,  un sillón cama.

Era ideal para la pequeña Ji Eun y cuando Jinki sintió que algo se le desgarraba por dentro, SooYeon se acercó hasta él, abrazándolo por la espalda y brindándole todo su apoyo y comprensión. El mayor se sintió reconfortado; no comprendió si se trataba del efecto del amor por esa mujer o el simple hecho de que su calor había cambiado por uno tan maternal.

-Si gustas, podemos volver las cosas a la normalidad. La  niña puede dormir en nuestro cuarto. –comentó la castaña con un tono tan dulce que a Jinki le temblaron las piernas. Volteó a verla y negó.

-Es  momento de avanzar.

 

**

-Prométeme que no vas a dejar que ese hombre te succione todas las ganas de volver. Sabes que este es tu hogar y me vale muchísimo que vaya a ser el padre de mi nieto, si te hace algo, no dudes en decírnoslo para comenzar  a planear su muerte –Taemin se pasó la mano detrás del cuello, apartándose apenas unos milímetros de su padre. A veces podía ser un poco aterrorizante el hecho de que tenía a Minho al margen.

-No me pasará nada, estás dejando a tu hijo en buenas manos…

-No, claro. Súper responsable ese Choi –bajó la mirada hasta clavarla en el vientre que sobresalía en esa camiseta pegada al cuerpo delgado del menor.  –pero tú no te tienes la culpa, pequeño Jinki. Tú ya eres un Lee…

-Choi…

-Como decía, un Lee y deberías estar orgulloso de portar el nombre de tu abuelo. –Taemin abrió los ojos y apartó las manos de su padre.

-Oye, el nombre no está decidido aún. –Fue entonces que sintió la mirada seria y penetrante del mayor. Ahí estaba aquel hombre sombrío que no quería ver.

-¿Cómo que no le pondrás Jinki? –exclamó bajito. –Es lo menos que debes hacer por este hombre que ha dedicado su vida entera a crecerte y amarte.

-Papá, no sabemos que será. Puede ser una niña.

Jinki se irguió y tocó el hombro de su hijo, negando suavemente con la cabeza.

-Taeminnie, debes tener en cuenta que en la dinastía de los Lee, el primer hijo o nieto siempre ha sido hombre. –Taemin no dio crédito a esas palabras. De igual manera ambos sabían que ese bebé no sería Lee, sino un Choi, cosa que quizás molestaba a su padre y por eso quería compensar la pérdida del apellido con un nombre que según él, había estado en su familia por generaciones.

Fue así que entre discusiones que no llevaban a ningún lado, los hermanos e incluso SooYeon se sumaron al debate y acordaron una apuesta fuera de tono.

Si era niña, los que deseaban varón tendrían que pagar un viaje familiar a un bonito destino. Y lo mismo para los que deseaban varón.

Entonces las apuestas quedaron con Jinki, Taesun e incluso Minho –incluido en una llamada “urgente”- apoyando la idea de un niño. SooYeon, Taeyeon y Taemin anunciando que sería niña. Esto se había vuelto una cosa seria.

 

**

-¡YA SALGAAAAAAAAAN!- chilló el castaño desde su cama. Jonghyun lo observaba mientras se masajeaba las sienes. Ya no podía más.

-Trata de calmarte. – Mala idea el apaciguar a la bestia.

-¿Tú qué sabes de sufrimiento si no tienes a dos mounstros dentro tuyo pateando tu vejiga y tus órganos internos? –le fulminó con la mirada.

Jonghyun se levantó a paso lento y trató de hacerse un lugar entre la enorme cama, hasta mantener a Kibum entre sus brazos. Le besó la nariz y sonrió tan dulce que aquellas pupilas negras comenzaron a dilatarse por sí solas.

-Sé de sufrimiento porque estuve lejos de ti, el amor de mi vida y de estos pequeños bebés, producto de nuestro amor. No sabes todo lo que tuve que pasar para tratar de calmar mi roto corazón. Sin embargo aquí estoy, a tu lado mientras te abrazo y te susurro lo mucho que te amo; porque no hay nada en el mundo que me haga separarme de ti. Eres lo más preciado que tengo y siempre me vas a tener a tus pies y hacer conmigo lo que quieras porque soy tuyo desde el momento en que robaste mi corazón. No hay nada más grande que ronde en mi cabeza a cada momento que no sean esos lindos ojos, o esas ganas de hacer míos esos labios corazón. Eres mi vida, Kibum. Lo que le da sentido a mi mundo. Mi alegría eterna.  Mi todo.

Eran las hormonas. Se justificó con los cambios de humor el hecho de que la primera lágrima apareció. Estúpido Jonghyun y sus palabras tan bonitas y empalagosas. Lo amaba con todo su ser.

-te amo –no se necesitaron más palabras. El momento era sólo de ellos; ellos y sus labios encontrándose, necesitando sentir el tacto cálido y delicioso de sus manos recorriendo su espalda, esos dedos traviesos acariciando sus cabellos, esa respiración serena y oh, ahí estaban.

Interrumpiendo el beso de sus padres se hicieron presentes las pataditas de los inquietos bebés, rogando por un poco de atención.

-A ustedes también los amo. No va a haber mejor papá para ustedes que yo. Todo mi amor lo tienen ustedes tres –susurró dirigiéndose a la pancita de 7 meses de gestación. –Ya quiero conocerlos.

-Sólo dos meses más. –Los ojos de Kibum brillaban con fuerza. Era obvio que también ansiaba verlos y besar sus sonrojadas mejillas.

Todo era perfecto, hasta que un par de golpes interrumpieron la bonita escena familiar.

Jonghyun gruño bajito, dejando su lugar favorito para atender la puerta. Ahí estaba su asistente, con cara preocupante.

-Creí haber ordenado que este día no quería tener que ver con la empresa. ¿No fui claro?

-Es una urgencia. –comentó el hombre tratando de mantener la calma. Jonghyun enarcó una ceja y lo invitó a pasar a su enorme habitación-departamento-sala de partos.

-¿Qué pasa? –Ambos tomaron asiento ante un Kibum curioso por saber.

-Necesita volar de inmediato a Rusia. –Jonghyun le regaló una sonrisa de medio lado, aparentemente burlona.

-No sé si lo notaste pero aquel chico de ahí –apuntó al menor –está por darme el mejor regalo de mi vida y no pienso perderme ningún día a su lado. –Entrelazó sus dedos y los asentó en su rodilla cruzada –que asuntos internacionales lo resuelvan, para eso se les paga un jugoso sueldo.

-Hemos mandado incluso a los de la mesa directiva, pero el presidente de la corporación de petróleo quiere hablar en persona con usted para cerrar un trato. –Jonghyun analizó cada una de sus palabras. Por un lado estaba Kibum, de quien no soportaba separase ni siquiera para dormir, y por otro uno de los tratos que más ansiedad le provocaban a su padre desde que inició su negocio.

-¿Es ese…el de adquirir su empresa al fin y ser el doble de poderosos de lo que ya somos? –carraspeó. Su asistente asintió eufórico. –Demonios… -alzó la cabeza con arrepentimiento pero tenía en claro sus prioridades. Estaría por dejar una enorme oportunidad y aunque podía arrepentirse, lo importante era estar con ese chico de ojos bonitos. –Lo siento, lo dejaremos pasar.

-¿Qué? –preguntó incrédulo el hombre. –Señor, ¿Ya lo pensó bien? Estamos hablando de una mega corporación que nos están rematando como si se tratara de un auto viejo. Con unos arreglos podemos ser la empresa petrolera más importante de Asia y con mejor talla internacional. ¿Se da cuenta de eso?

-Mi deber está con mi prometido. –sentenció convencido.

Kibum trató de sentarse, pero esas pataditas se lo impidieron, así que se posicionó de lado, dejando el vientre recostado.

-¿Son muchos millones? –preguntó como si fuera un pequeño preguntando a sus mayores. Ambos le miraron, pero Jonghyun podía adivinar en qué estaba pasando.

-Kibum…

-Miles de millones – el asistente tuvo el atrevimiento de contestar. Esa carita se asombró.

-Ni lo pienses. –Kibum observó la cara de Jonghyun, quien claramente estaba dando una negativa. Pero pareciera que no aprendía con quién estaba tratando. El chico que lo tenía a sus pies.

-Amor….-ahí estaba. Jonghyun se restregó los ojos porque Kibum parecía no entender que su corazón se quedaría con él –ve por ese negocio.

-Kibum no planeo dejarte solo.

-No lo harás. Tengo a Minho, a Taemin y a los miles de especialistas a mi alcance –lo llamó un gesto de su mano, atrayendo el cuerpo musculoso entre sus brazos –además, con esa fortuna, se me antoja comprarles un hotel a los niños.

-De hecho, podrían ser 100 hoteles en todo el mundo –Kibum giró los ojos ante la corrección tan egocéntrica del poder tan grande de su amor.  -¿Seguro que estarás bien? ¿Y si quiero verte? Tomaré un avión privado para venir a visitarte cada hora. Sólo son 12 horas de viaje.

-Escúchame bien Kim Jonghyun. Supongo que esta es una oportunidad de oro y vas a concentrarte todo el tiempo que sea necesario ¿de acuerdo? –Lo tomó por sus mejillas y le miró a los ojos, obligándolo a asentir.

-En realidad, son dos semanas que estaremos de viaje. –Mencionó el hombre de traje. Jonghyun se acomodó el suéter y tragó en seco. Esto iba a ser muy difícil. La melancolía en Kibum se notaba, pero esos ojos se veían determinados  y aunque le doliera separarse de su amor, debía ser fuerte.

-Podemos hablar por video chat. Estaré bien. –Jonghyun suspiró y acto seguido asintió con los ojos cerrados.

-De acuerdo. Pero sólo lo hago por ti. Te amo –tuvo solamente 10 minutos de besos apasionados con sabor a nostalgia porque una vez que cerró la puerta para bajar hasta el primer piso, sintió que sus ansias por volver a tocar esos labios aparecieron.

Demonios. No quería pensar cómo la estaba pasando Kibum.

Pero al contrario de lo que pensaba el castaño no perdió ni un segundo para encender el televisor y tener una maratón de 6 horas seguidas de sus programas de hogar favoritos, así como ordenar golosinas a la habitación; un combo de todo lo que a Jonghyun le molestaba o le aburría.

**

-El bastardo me ha dejado solo –se quejó Taemin en el teléfono. –Y ni siquiera me dijo a qué horas volvía. Tal parece que ni yo ni su hijo le importamos –se metió una fritura a la boca, observando una película animada –y ni me hagas hablar de la manera en que me trata. Es como si ya no le gustara.

Kibum comenzó con su sermón de que lo entendiera puesto que el pobre hombre tenía la carga de los parciales más el puesto que debía atender en la empresa de Jonghyun,  ya que lo había dejado a cargo de todos los proyectos futuros para Japón.  Pero ni así comprendía ese muchacho de cabellos grises y puntas lilas.

-Pero yo soy su prioridad.

Lo único que Taemin hacía por las tardes era quedarse en su nueva casa y explorar cada rincón. No le agradaba mucho la idea de subir escalones pero es que el mejor cuarto estaba arriba y lo habían decorado tan bonito que no se resistía a quedarse ahí tan solo para encender una de las velas aromáticas que Kibum le regaló, tomar un poco de té y leer una novela tan buena que no tenía noción del tiempo.

-Puto Minho –soltó de golpe. Lo único que el mayor pensaba a través del espejo es lo mucho que debía agradecer Jonghyun por no tener que lidiar con un humor como el del menor.

Todas esas palabras déspotas contra el pobre pelinegro eran una coraza que protegía una cosita dulce y frágil, que urgidamente necesitaba atención y un par de brazos que lo rodearan. Ah, y unos cuantos besos también.

Lo peor es que estaba solo, ya que incluso Yoogeun pasaba las vacaciones con sus abuelos mientras toda la casa se mantenía arreglándose. Lo que menos querían era un bebé teniendo un accidente; o dos si Taemin no se cuidaba. O tres si el bebé salía lastimadito también.

Trató de ir a la sala, con los brazos repletos de comida chatarra, pero un timbre en la puerta lo desconcertó.

-demonios –maldijo por lo bajo. Tiró toda su dotación de triglicéridos al sofá y a duras penas se acercó hasta la puerta. Lo extraño era que el timbre no había vuelto a sonar y si era una broma de algún payaso, juraba que esa noche Minho las iba a pagar. (Aunque no fuera realmente su culpa).

-¿Quién? –asomó su rostro por la puerta entreabierta. Pero como lo imaginó no había nadie. Salió a la calle por completo buscando algún rastro del autor de esa estúpida obra, pero todo lo que sus ojos captaron fue esa caja color menta en la entrada de su jardín.

Era tan bonita y sobre ella reposaba un curioso moño blanco, sosteniendo un globo flotante en forma de corazón.  Sus mejillas se tornaron rosadas y cuando la tuvo en sus manos, se mordió el labio de manera suave. Atada al globo, se meneaba una curiosa tarjeta rosada.

“¿Sabes que te amo muchísimo?”

-Estúpido Choi Minho. –susurró. Con el paquete entre sus brazos, entró a su hogar, ansioso de ver todo lo que escondía esa envoltura peculiar.

Cuando la abrió, notó un par de cartas en rollo, una cajita de terciopelo negro y una más grandecita de madera. Optó por leer las cartas.

“Querido Taemin, como sabrás en estos momentos me encuentro trabajando, pero no podía darme el lujo de pasar una fecha tan especial como la de hoy. Así que juntando todo mi tiempo libre te hice este detalle. No hay nada más perfecto que verte sonreír y nada que me guste más que permanecer a tu lado en la cama. Eres el motivo de mis alegrías y no sabes lo mucho que te amo. ¡Ah! Y me vas a dar otro hijo. Creo que mi vida ya está completa.

Sólo me resta decir, feliz aniversario bebé. Hoy se cumple un año desde que fui enormemente feliz y conocí por fin al verdadero amor de mi vida. Espero que te gusten los detallitos”.

-EN LA MIERDA-  Lo único que rondaba en la cabeza de Taemin es que incluso Minho, al que se le pasaban muchas cosas pudo recordar la fecha exacta en que cumplían un año. Se frotó las sienes y de pronto se sintió el peor novio-prometido de la faz de la tierra. Putas hormonas.

Tomó la primera cajita y dentro de ella había una bonita pulsera con pequeños dijes en forma de T y M. No pudo creer el precio del primer regalo, puesto que al mayor se le había olvidado la etiqueta puesta. El valor era equivalente casi a medio auto. Ese tipo estaba loco.  

La dejó a un lado porque se sentía con miedo de romperla. Al tomar la segunda cajita, la sacudió un poco pero no pudo adivinar que era. No fue hasta que lo abrió, cuando notó que se trataba de un collar para perro con su plaquita en forma de hueso.

¿Qué significaba eso? ¿Acaso ese pervertido estaba tratando de mandarle un tipo de indirecta? Porque si era así, se iba a encargar de ahorcarlo con el aparato hasta que rogara por su vida. Pero se acordó que aún quedaba una segunda carta. Cuando la leyó comprendió todo.

“Lo siento, quería darte la sorpresa pero tendrás que esperar para ver tu segundo regalo. Por lo menos, escoge un nombre bonito”.

Choi estúpidamente romántico Minho.

Si era el hombre perfecto. Definitivamente.

Ahora sólo faltaba averiguar qué coño podría regalarle.

 

**

-Cariño, qué sorpresa encontrarte despierto –la mujer se arregló el abrigo de piel para descubrir un poco su esbelta figura que a pesar del paso de los años, seguía como cuando tenía 16 años.

-Pensé que no te gustaban las visitas a los hospitales –la mujer tomó asiento en uno de los sillones junto a la cama, haciendo muecas.

-¿No puedes pedir al menos muebles de calidad? Dios, si Jonghyun compra hospitales para ese malnacido…

-No empieces por favor –pidió el mayor.

-Mínimo debería construir algo mucho mejor para su padre. ¿Quién se cree que es ese muchacho, poniéndose como prioridad ante mi hijo, impidiéndole ver la situación en la que se encuentra su progenitor? –Se quitó los guantes y los acomodó delicadamente sobre su regazo -¿No dirás nada? Ese chico le está haciendo gastar la fortuna de tu empresa en cosas banales. Jonghyun debería…

-Jonghyun puede hacer lo que quiera –el señor aspiró aire profundamente y con calma lo dejó salir, observando a su esposa, preparándose para los griteríos –ya que la empresa es totalmente suya ahora.

La cara de impresión fue una que jamás había mostrado. Incluso el bolso y los guantes carísimos cayeron al piso.

-¿Cómo, cuándo?... ¿Por qué le diste la presidencia? ¿No entiendes que ahora será mucho más difícil separarlo de ese inmundo niño? –alzó la cabeza en busca de respuestas inexistentes, rogando internamente que no fuera cierto. Cuando miró a su marido, encontró a un hombre muy determinado a pesar del plan “inicial”. –Ese muchacho sólo busca colgarse de la fortuna y buen prestigio de nuestra familia y tú lo sabes muy bien. No sé en que estabas pensando.

-Pensaba que ya es tiempo de dejarlo vivir su vida. Hemos cometido muchos errores en su infancia y no quería seguir arruinando su existencia sólo por hacerte caso. ¿Te has puesto a pensar en verdad qué es lo mejor para nuestro hijo?

-Definitivamente ese tal Kibum no. –respondió tajante, llena de rencor.

-Estás muy equivocada. Ese chico le ha devuelto las esperanzas a Jonghyun. Lo ha hecho ser un hombre que busca más retos y al menos en el ámbito empresarial está brillando. Yo estoy grande para seguir a la cabeza de algo que cada día me estaba matando. Suficiente tenía con todos los problemas en casa como para estresarme con situaciones laborales. Nuestro hijo ha sido capaz de modificar mi puesto para hacerlo funcional y más dinámico. ¡Se acaba de ir a Japón a cerrar un trato que nos hará la compañía petrolera más importante de Asia!

La mujer estaba inconforme. Nadie le quitaba la idea de que ese muchacho era de mala calaña.

-Digas lo que digas yo nunca voy a aceptarlo. –sentenció.

-Yo estoy pensando pedirle perdón una vez que salga del hospital.

-¿Te has vuelto loco? ¿Quién es el que merece una disculpa?

-La persona que hace tremendamente feliz a mi hijo, que me dará dos nietos. –La señora Kim mostró una mueca de burla.

-Si es un bueno para nada. Ojalá que esos bastardos nazcan muertos.

El señor Kim se enfureció porque esa cosa que estaba sentada delante de él no parecía ser la mujer de la que se enamoró, sino una persona ambiciosa, sedienta de poder y dispuesta a hacer hasta lo imposible por lograr sus objetivos. Algo que no le iba a permitir.

-Largo –la mujer le miró incrédula.

-Ay por favor. No me digas que esperas que ese embarazo llegue a su fin. Si ambos sabemos que…

-Sólo vete. Estoy harto de escuchar tus locuras y malas intenciones. No sé en qué momento la ambición te cegó, pero ya me cansé de apoyarte en cosas que sólo perjudican el futuro de Jonghyun.

La mujer no dijo nada; sólo recogió sus cosas y sin despedirse, se marchó. Una vez que el señor Kim se halló solo, le habló a su cuerpo de seguridad para asegurarse que nada malo les pasara a sus nietos que venían en camino.

Se lamentó el haber convertido a su esposa en lo que era ahora. Pero como le había dicho a Jonghyun, ahora iba a estar de su lado para apoyarlo en todo.

 

**

-Ji Eun sólo quería seguir jugando –SooYeon tomó asiento en el sillón junto a Jinki, abrazándole con dulzura. Besó su mejilla y reposó su cabeza sobre su hombro.

-Es muy traviesa –comentó. Hubo un momento de silencio, en el cual, la castaña disfrutaba pues estaba al lado de su pareja que tanto amaba. Pero no tardó mucho, ya que el mayor se notaba ansioso.

-¿Pasa algo?

-SooYeon, en dos días vence tu incapacidad. ¿Planeas seguir trabajando? –La mujer se separó tan sólo unos centímetros para observar al castaño con seriedad.

-Bueno, ese era el plan. Si ya era mucho el gasto con tus tres hijos, una boquita más es mucho mayor. Y no hablemos de todo lo que invertimos con Ji Eun. Esa niña se está acostumbrando a los lujos.  –Jinki se quedó pensativo por un momento.

Esa mañana recibió una llamada de un tal “Kim Jonghyun”. Se había olvidado de los amigos de Taemin y le costó un poco recordar de quién se trataba; el motivo era el ofrecimiento de una oportunidad de oro que podría significar una vida de lujos. Al principio se emocionó porque llevaba siendo agente de bienes raíces desde que sus hijos nacieron, pero luego se puso a pensar que quería llegar lejos por sus propios méritos y no porque su hijo conocía gente muy influyente. La propuesta era simple. Jonghyun lo invitaba a formar parte de su empresa, ya que tenía en mente comenzar un negocio de bienes raíces a precios accesibles, con Minho como arquitecto principal y él como contratista y jefe de supervisiones. Le explicó que estuvo llamando para referencias en busca de alguien capacitado y se dio la casualidad que Jinki fue mencionado. Se emocionó por el hecho de trabajar con el papá del pequeño Taemin y no dudó ni un segundo en presentarle su idea.

Pero su orgullo le hizo responderle que luego le avisaría y con la misma le colgó. Se notaba que era un gran hombre y su idea no estaba para nada mal. Pero supuso que primero debía hablarlo con el nuevo pilar de su familia. Le gustaría mucho que su nueva hija conviviera en todo momento con su madre y que sus tres tesoros tuvieran una nueva figura materna las 24 horas del día. Claro que SooYeon era novata en el mundo de los pañales y canciones de cuna, pero la mujer sabía cómo moverse con precisión y éxito. Claro que si ella decidía seguir trabajando, no le impediría nada pues estaba en su derecho.

-Jinki ah, ¿estás bien? –la castaña movía sus manos frente a esos delgados ojos que veían a la nada.

-¿Por qué no dejas de trabajar? –preguntó al fin. SooYeon le miró desconcertada –me han ofrecido un puesto mejor donde podría mantener hasta 2 familias sin problema alguno –La mujer frunció el ceño –no digo que lo haría, es un ejemplo. Pero me gustaría que Ji Eun tenga  a su madre todo el día y veo como Taeyeon disfruta salir de compras y tener a alguien femenino que la entienda.

-Pero, tendría que hablar con mi jefe y decirle que después de 10 años dejaré por fin la empresa. Pero me preocupa mi puesto. –Jinki la miró con comprensión. Después de todo, podrían ver una solución para el cuidado de la nena.

-Bueno, te comentaba porque si acepto el puesto, podré ganar lo mismo que ganaba en 5 meses en tan sólo una semana. –SooYeon palmeó su hombro con risas.

-Yah, no lo digo por la cantidad de dinero que harás, sino por las complicaciones que me dejará el hacer entrevistas de trabajo para una suplente competente. –Jinki le besó la mejilla y la sostuvo con amor entre sus brazos –pero está bien. Al fin podré dormir hasta tarde y no tendré que seguir regando la cama de facturas ni archivos.

-Te amo SooYeon.

-Yo mucho más. –Después de un besito, los sollozos de Ji Eun llegaron hasta la sala, con ambos padres turnándose para ver quién iba.

 

**

Cuando Minho llegó a casa, encontró la casa a oscuras. En su móvil no aparecían mensajes avisando que Taemin saldría. Seguramente su familia lo había raptado.

Dejó sus cosas en la mesita de la sala, se quitó los zapatos y aprovechó para estirar las piernas. Estar en su nueva casa era tranquilidad pura. Sólo que había un problema, y era que no la habían estrenado de la manera apropiada.

No iba a negar que extrañaba el cuerpo de Taemin debajo del suyo, pero respetaba el miedo del menor de que le pasara algo, a pesar de que el médico les dio luz verde para continuar con su intimidad.

-Llegaste –susurraron desde la planta alta. Minho alzó la mirada y se encontró con Taemin.

¿PERO QUE RAYOS ERA ESA ROPA TAN PROVOCATIVA QUE LLEVABA PUESTO EL MENOR?

Su miembro estaba comenzando a reaccionar ante esa tela transparente que a pesar de hacer notar su pequeño vientre, mostraba mucho más, como esa piel lechosa y suculenta.

-Dios Taemin. ¿Qué es eso? –comenzó a subir las escaleras de a poco, hasta quedar de frente al menor.

-¿No te gusta? –Se dio media vuelta para dejar ver ese trasero firme luciendo en esa bata femenina de color negro. Un bóxer de terciopelo y un collar que juraba, había visto. Hasta que s dio cuenta.

-¿Hurgaste en mi ropa de baile? –Cayó en la cuenta que Taemin estaba usando los regalos que sus antiguas clientas habían usado en esos tiempos cuando bailaba frente a las señoras de mente sucia.

-Pensé que sería buen regalo de aniversario –Taemin fue listo al idear un plan que hizo ver como algo que planeó durante bastante tiempo. –Así que disfrútalo.

Minho ya no entendía nada. Cuando Taemin le propuso tener sexo, no tardaron ni 15 minutos de besos hasta que el menor comenzó a expresar su miedo porque algo le pasara a su bebé. Entonces quedaron de abstenerse un poquito, a pesar de los mimos y caricias que el mayor le hacía cuando Yoogeun no les veía. Y ahora, frente a él estaba la encarnación del dios de la lujuria, esperando por el primer contacto.

-¿qué esperas? Tómame de una vez. Quiero que me hagas tuyo una y otra vez. –Por la mente del pelinegro sólo rondaba una idea: “contacto piel con piel sin preservativo”. La última vez que lo hicieron –cuando concibieron al pequeño –no pudo disfrutar ese detalle por estar apurado en metérsela hasta lo más profundo de su delgado cuerpo.

-No te vas a mover después de esto –no le dio tiempo de darle una respuesta. Tomó su cuerpo entre sus fuertes brazos y atacó esa boca con hambre, besándolo de manera desesperada y completamente excitado.

 

 

**

-Esta es la primera noche que paso sin ti –Kibum rodó los ojos ante la carita de tristeza de su amor.

-No es para tanto.

-Pero Kibum, yo quiero dormir contigo, a tu lado. –El menor se rió burlón del mayor, tomando con más confianza la pantalla de su móvil.

-Los niños ya pedían descanso de su padre. Y preguntan cuándo tendrán sus 50 hoteles. –Jonghyun se acomodó mejor en el asiento del avión a través de la cámara y permaneció sentado.

-A este paso volveré en 4 días. Resulta que sólo quería tener una reunión conmigo para suplicarme un par de millones de más.

-Eso para ti deben ser como dos monedas –Jonghyun negó.

-Aún si tengo demasiado no hay que desperdiciarlo, porque es el patrimonio de mi familia y mis nietos. –Kibum frunció el ceño.

-Yah, todavía no nacen mis bebés y ya quieres tener nietos ¡Que desesperado! –Ambos sonreían y se contaban las cosas que había pasado desde que se separaron hace 7 horas. Kibum le dijo que desde que se había ido, los pequeños no dejaban de patearle y de hacerle ir al baño a cada hora.

-Me extrañan. –Kibum sintió una patadita muy fuerte en su vientre bajo y acto seguido sintió húmeda su entrepierna. Esto hizo que tirara el móvil sobre su panza de 7 meses y una semana. -¿Kibum? ¿Te encuentras bien? –El menor tomó el aparato con rapidez, sobando el lugar afectado, sin dejar de quejarse por el creciente dolor.

-Parece que me he orinado. Espera, iré a cambiarme.

-Kibum, llama a una enfermera. No puedes ponerte de pie mucho tiempo. –Kibum depositó el móvil a un lado de la mesita y trató de sentarse. Su vientre era demasiado grande y pesado aunque  no tenía los 9 meses cumplidos.

-No es nada; aquí vamos –cuando trató de poner los pies sobre el piso, se percató de lo mucho que había mojado la cama. Eso no era orina, sino parte del líquido amniótico. –Maldición….-comenzó a entrar en pánico.

Sus bebés…

-Amor, háblame, dime cómo te encuentras. –Jonghyun le hablaba desesperado a un chico de cabello castaño que trataba de quedarse quieto. Pero un dolor muy fuerte le atravesó el cuerpo, impulsándolo para adelante, hasta hacerlo caer de cara al piso.  -¡KIBUM! ¡KIBUM, LLAMA A EMERGENCIAS! –Jonghyun lo había visto todo y su cuerpo se llenó de una impotencia. Aún faltaban 3 horas para llegar a Rusia y para volver serían otras 12 horas de vuelo.

¡MIERDA!

-¡KIBUMMM! –Gritaba a todo pulmón el pobre Jonghyun, alterando al comité que viajaba con él.

Pero el menor se quedó en shock, tirado en el piso, sin hacer intento de levantarse. Ni siquiera las contracciones volvieron a aparecer.

-Salven…a mis bebés…-de pronto toda la fuerza se le agotó y sus ojos se cerraron de golpe. Sus hijos…no volvió a sentirlos en ese momento.

 

 

 

Notas finales:

¿PENSARON QUE SE LIBRARÍAN DEL DRAMAAAAAA? >:DD

Soy tan mala que si quiero, mato a Jonghyun de regreso a Corea u w u 

espero que se hayan quedado con las ansias de ver lemon 2min y el desenlace de los no nacidos uwu 

les muestro la casa nueva de Choi Minhot y Taeminnie <3 

CASA DEL 2MIN 

Y EL CONJUNTO DE TAEMIN  sólo que de las bubis no lo llena bien jajajaja

Recuerden que pueden seguirme en SWEET POINT <3 para enterarse de las actualizaciones y en breve subiré el resumen de mi nuevo fanfic JongKeyy <3 

las amo y me gustaría que dejen reviews de odio/ amor <3 

hasta la próxima u w u 


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