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¡Yoogeun quiere ayudar! por Han Rae Ri

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Notas del capitulo:

Tardé eternidades y lo sé, pero es que postergaba mis días para no decirle adiós a este fic al que le tomé cariños <3 disculpen si ya olvidaron el asunto o por donde iba la historia jajaja

No me queda más que decirles gracias, por haber estado desde el principio y a las que se fueron sumando. Debo agregar, por este escrito mi identidad YA NO SECRETA fue descubierta entre un grupo de amigas y personas que conozco jajaja. Infinitas gracias por dejar un review, dar like a la página y esperar pacientemente hasta mi actualización. 

No les hago más largo el rollo porque son 7001 palabras  para ustedes solamente uwu

LAS AMO <3

Read & Enjoy :) 

Jonghyun no sabía cómo calmar los nervios de Kibum, quien desde que despertó, lo único que hizo fue preguntar una y otra vez dónde estaban sus pequeños mounstros.  Sin embargo, ni la enfermera ni el neonatólogo lograban hacerle entender que los bebés no podían estar con él durante un par de meses.

Minho recuerda cómo se escuchaban los sollozos del mayor cada vez que le contaba las ganas que tenía de tomarlos de la incubadora y abrazarlos contra su pecho.  Incluso Taemin comenzó a sentir miedo de su propio embarazo y chilló que no quería estar en las mismas condiciones que el castaño, a lo que unos cuantos doctores le explicaron que eso no estaba en sus manos y que no debía preocuparse pues su cuerpo estaba reaccionando bien.

“Ya los tendrás pronto”.

Pero lo que no sabían era que a Jonghyun le costaba más trabajo que a todos. Todos los días sin falta iba hasta el cuarto de los pequeñitos a saludarlos, a platicar con ellos y a recordarles lo mucho que los amaba; unas cuantas lágrimas se escapaban de sus ojos al presenciar como los doctores ajustaban los tubos en sus delicadas narices y los parches y cables conectados a grandes máquinas. Juraba que no era humano mantener a esas cosas tan bonitas en cajas, alejados del calor de sus padres. Tenía que ser extremadamente fuerte, por ellos y por Kibum, porque tampoco le gustaba ver como se quebraba a llorar, desdichado y maldiciendo a la estúpida herida de cesárea que no le permitía moverse para ver a sus angelitos.

 

**

-¿Ya has pensado en los nombres? –Minho le extendió un vaso de café caliente, mientras tomaba asiento a su lado, en la cafetería.

-Habíamos hecho un trato. Cada quien le pondría el nombre a un bebé y a mí me tocó a la niña. –Jonghyun acarició la pantalla de su móvil donde una bonita fotografía de sus pequeños adornaba el fondo. –Pero Kibum tiene un plan b por si no le gusta el que elegí.

-¿Y cuál es? –Minho le miró expectante.

-No te daré la oportunidad de robarte el nombre de mi hija. –Le codeó el costado divertido.

-¡Yah! Debe ser horrible. Olvídalo. No condenaría a mi bebé a tener un nombre de mascota. –Jonghyun enarcó una ceja, aparentemente ofendido –De acuerdo, lo siento. ¿Qué ha decidido Kibum?

Jonghyun miró hacia el suelo, indeciso por cómo se llamarían sus pequeños; realmente el castaño era excéntrico en todo.

-Tiene en mente unos nombres africanos que significan bondad y amor –Minho no aguantó la risa, obteniendo como resultado la misma mirada ofendida. -¿Qué es lo gracioso?

-Viejo, espero que les contrates el servicio secreto a mis sobrinos, porque estoy seguro que sufrirán burlas a costa de sus nombres. –Era cierto. Debía encontrar una solución muy rápido.

 

 

~**~

Mientras los días pasaban, Taemin se concentraba en los preparativos de la boda mientras todos en su casa procuraban hacerlo feliz. El embarazo lo tenía como una bestia a cada hora, y cuando las cosas se salían de control (según él), la solución era darle a Ji Eun.

Es que tenerla entre sus brazos lo calmaba al instante y sacaba todo su lado maternal con su hermanita. Sin embargo había alguien que comenzaba a ponerse celoso de cualquier persona que estuviera entre sus brazos, que comenzaba a patear y aplastar la vejiga del menor a cada momento.

 

*

-¡Bebé!-chillaba Taemin en el inodoro. -¿Quieres dejar de ser tan malcriado? Se trata de tu tía, a la que vas a querer mucho porque va a tener tu misma edad –le hablaba al vientre tensado de ya cuatro meses y medio, sosteniendo el móvil con su mano, intentando encontrar el maldito contacto.

-¿SÍ? –Contestaron de manera alegre.

-¡YAH! Deja de perder el tiempo y dime si ya confirmaste el servicio de banquetes.

-Escúchame bien, pequeño demonio… -Oh, él no dijo eso. –Acaban de llamarme para notificar que hicieron mal el pedido de material para la empresa, por lo que tengo que ir a patear algunos traseros, además, en la tarde tengo una exposición en la universidad. Por si fuera poco, Yoogeun insiste en quedarse conmigo y Jonghyun no quiere despegarse de sus bebés. ¿Tú crees que si tuviera minutos, lo malgastaría en confirmar por enésima vez el maldito banquete? –El mayor suspiró –creo que ya están hartos de que les marquemos, Taemin.

Y así como si nada, le colgó.

De pronto las lágrimas rebosaban por los ojos pequeños, sin siquiera tratar de contener el llanto. Sabía que era estúpido sentirse ofendido por esa llamada y en cierto punto entendía que Minho tenía asuntos pendientes y que el 95% de la boda ya estaba planeada, pero el hecho de escuchar su voz impaciente y seria le sacudió los sentimientos. No era él llorando, eran las malditas hormonas como siempre.

-Puto Minho ojos saltados –hipó.

 

**

Kibum ya no podía resistir ni un minuto más el estar lejos de sus pequeños. Era tan abrumador acariciarlos solo por unos minutos desde la incubadora. Él deseaba cargarlos, darles la fórmula, cambiarles los pañales y besarlos hasta cansarse. Incluso las enfermeras se habían acostumbrado a los llantos diarios del castaño, y gastaban siempre todas las palabras de consuelo y ánimo. Kibum les agradecía pero ellas no podían entender ese dolor que se incrustaba en su pecho cada hora.

-¿Estado de los bebés? –Preguntó el doctor entrando a la habitación.

-Signos vitales estables, sin alteraciones –contestó la enfermera que siempre le acariciaba el cabello antes de salir. –Iré a la cafetería, con permiso.

-¿Aún no es posible que los pueda cargar?  -Preguntó cual niño inocente.

-Me temo que no. Falta un mes, Kibum –El castaño se entristeció, aunque no debería porque desde que formuló la pregunta en su mente, ya sabía que le iban a contestar. –Ten paciencia. Estos pequeños están deseándolo así como tú.

Kibum asintió decepcionado.

 

 

**

Era ya la quinta vez que escuchaba quejas de los arreglos para la recepción y tal parecía que su opinión no era tomada en cuenta, porque solo eran Taemin y SooYeon de aquí para allá, escogiendo la vajilla perfecta o las canciones que debía tocar la banda. Incluso su propio esmoquin.

Llevaban un mes ocupándose de los últimos preparativos y su futura familia se había entrometido incluso en la lista de invitados, los recuerdos de la fiesta e incluso el tipo de jabón para el tocador de los baños.

Lo único que le alegraba era ver esa sonrisa enorme en el rostro de su prometido, acariciando de vez en cuando el vientre de ya 5 meses y apenas notable. Taemin era tan delgado que su embarazo parecía más bien un aumento de peso por golosinas. De todas formas seguía viéndose espectacular.

No podía creer que en menos de una semana estaría uniendo su vida por fin con ese niño que llegó de una manera repentina; cuando creyó que el amor ya no estaba en sus planes, aparece Taemin y siendo él mismo logró atraparlo y embrujarlo tan fuerte que no había otra razón para sonreír. Era simplemente perfecto.

-¿Te parece bien? –El menor lo sacó de sus pensamientos, parándose bien y sosteniendo una lista de quién sabe qué. –Oye, ¿Prestaste atención a todo lo que te dije? –Ahí estaba Taemin el demonio, a punto de hacer un berrinche en medio de la recepción.

Pero su mejor idea fue tomarlo de su rostro y plantarle un beso largo; un contacto que borró cualquier motivo de furia en el menudo cuerpo y lo obligó a corresponder, incluso a abrazarse al mayor.

-Tú eres la persona que amo, y nada va a cambiar el hecho de que casarme contigo es la mejor decisión de mi vida. Estoy loco por ti –le acarició las mejillas sonrojadas, sacando una linda sonrisa del menor –me tienes a tu merced, Lee Taemin. Espero que entiendas la gran responsabilidad que tienes.

-Te amo, Minho ojos grandes –y dicho esto, le plantó un segundo beso.

 

 

**

Después de haber presentado a su padre con los progenitores de Kibum, Jonghyun tuvo demasiadas incógnitas que responder, así como los reclamos de parte de la señora Kim por haber sido tan descuidado y no decirle que eran abuelos, porque el papá del menor era el más “afectado”, trayendo de vez en cuando juguetes para recién nacido al hospital, esperando con ansias el momento en que le dieran a cargar a sus nietos. Pero la sorpresa mayor fue enterarse que Jonghyun dirigía el mayor corporativo de petróleo de Corea.

El otro señor Kim se notaba emocionado por platicar con la divertida pareja que no dejaba de preguntarle cuánto dinero tenía disponible y si era posible comprarse todo el mundo.

Jonghyun dejó a los mayores para ir donde Kibum, porque hace una hora que no entraba a su habitación –casa- oficina a verificar si el menor no había colapsado de la emoción. Hoy era el día en que  por fin tocarían a sus angelitos.

-¿Crees que podré cargarlos correctamente? –Le cuestionó nervioso el menor una vez que ingresó a la habitación -¿Y si comienzan a llorar? ¿Y si me equivoco con su fórmula y les doy de más? ¡Santo cielo! ¿Y si los tiro?

-Hey bonito, calma –le tomó las manos temblorosas y las acarició –Todo estará bien, vas a ser el mejor papá del mundo.

-¿Tú crees? –Jonghyun asintió –Es que, en ningún libro te dicen cómo debes reaccionar cuando los tengas. Estoy tan preocupado.

-Tranquilo, la primera lección es no tirarlos –Kibum le miró molesto –y el resto te saldrá natural.

Jonghyun no quería decirle, pero la verdad era que estaba tan ansioso que juraba, iba a sentir uno de los ataques del menor. O sea, se trataba del par de cositas más perfectas del planeta y tenía tanto miedo de cagarla, porque si algo les pasaba, estaba seguro que no saldría vivo de la habitación. Kibum se estaba convirtiendo en la mamá oso que haría cualquier cosa por sus hijos.

-¿Listos? –Una voz les hizo girar la cabeza, observando como las enfermeras transportaban un par de cunas, con un par de bebés tan hermosos que las lágrimas comenzaban a salir.

-¡DÉMELOS, DÉMELOS, DÉMELOS! –Chilló el castaño con un brillo nuevo en sus ojos. –La enfermera le pasó a un pequeño bulto azul, que apenas se movía –Cielos…no ahora Kibum –se reprendió por las lágrimas traicioneras de sus mejillas. Esa sensación de al fin tenerlo y acariciar sus tiernas mejillas era la gloria.

Las revistas sobre maternidad mencionaban lo bonito que sería el cargar a un hijo por primera vez, pero Kibum estaba totalmente seguro que no podías describir ese sentimiento que inflaba el corazón y brindaba alegría al cuerpo.

-Hola mi amor. Al fin nos conocemos –le hablaba quedito al pequeñín que intentaba tomarle el dedo índice con esas manos chiquitas y rosadas. –Yo soy tu papá, el que nunca va a permitirte tener novia ni salir a fiestas hasta la madrugada.

A Jonghyun le dieron a la bebita y su cuerpo se estremeció cuando sus dedos recorrieron su rostro. Estaba cargando una parte de su corazón y eso le emocionaba porque se trataba de su princesa, esa que iba a ser consentida por siempre, que tendría una habitación para ella sola, llena de rosado y de muñecas. Y estaba decidido, mandaría a construirle un castillo, donde ningún malnacido le pondría las manos.

-Pequeñita, yo soy tu otro papá. Nada en el mundo será suficiente para ti; todo lo vas a tener, te lo prometo.

-¡Jjong! No hay que comenzar a malcriarlos –le regañó el menor.

Las enfermeras les miraban divertidas.

-¿Ya pensaron en los nombres? Es necesario finalizar los registros.

La mirada de Kibum fue hasta Jonghyun, que se puso nervioso.

-Ningún nombre africano, por favor. –El castaño asintió, porque se había dado la tarea de escoger un buen nombre.

-Kim Jong Suk. –Le miró enternecido, en lo que el bebé trataba de chupar su pulgar. –Tu turno.

Kibum le miraba con un temor inmenso. No quería que su hija tuviera un nombre de anciana o de estrella porno, por lo que guardaba el plan de reserva.

Jonghyun se tardó un par de segundos para analizar su carita. Sin duda era una versión mejorada de su rostro cuando bebé y lo mejor es que tenía mucho cabello.

-Kim Ye Bin –Kibum no dijo nada y se guardó la reserva porque era perfecto. –Mi preciosa Ye Bin.

 

**

Cuando todos entraron a la habitación se maravillaron de encontrar a un par de bebés entre los brazos de ambos padres, enamorándose de sus pequeños a cada segundo.

-Esto es todo lo que anhelaba en la vida. –Mencionó el moreno, orgulloso de su nueva familia. –Pasen a conocerlos –Minho era el más nervioso, porque hacía mucho tiempo que no sostenía a un bebé (y Taemin no contaba) –Sin miedo, Choi.

-¿Y esta nena es…? –Con la punta de su índice le tocó la naricita respingada.

-Mi princesa Ye Bin. –Taemin infló sus cachetes ante el nombre –Tae, ¿sucede algo? –Jonghyun se preocupó de ver que esos mofletes se colorearon y las lágrimas comenzaban a amontonarse en esos ojitos. -¿No será que pensaste en este nombre…?

-Nooo. Pero me molesta no haber pensado en uno mejor que haga que “Ye Bin” suene a caca. –Minho se avergonzó tanto como si Taemin fuera su hijo que acababa de soltar una palabrota en público.

Jonghyun trataba de no fruncir el ceño, porque comprendía lo difícil que Minho debía estarla pasando, así como él lo vivió, pero el enojo pasó a segundo plano pues su bebita estaba despertando y mirando a todos. Reconocía sus mismos ojos de cachorro, como adornos en esa carita angelical de tez blanca y una nariz tan chiquita como la de su papito. Sus pestañas revoloteaban cada vez que parpadeaba y su boquita rosada se movía como buscando algo, haciendo que ese corazón en sus labios se coloree más.

Pero al parecer, la beba no estaba lista para esos  ojos circulares que  la miraban con asombro, así que optó por llorar, llevándose a Taemin en la conmoción.

-No puedo con esto… -chilló el menor. Kibum observaba la escena, preocupado porque su hija estaba llorando y entró en pánico.

-Mi bebé… Jonghyun nuestra niña está llorando ¡Sucio Minho! ¿Qué le hiciste? Jonghyun, haz algo –ahí estaba el Kibum alterado y ansioso.

-¡Yo no le he  hecho nada, sólo se despertó! –Jonghyun reaccionó de inmediato ante la desesperación de su pareja y de aquel hombre que movía con cuidado a su nena, sin resultados.

-Ye Bin, aquí viene papá… -la volvió a tomar en sus brazos y la pequeña por reflejo, cubrió el dedo pulgar de Jonghyun en su manita.  Solo bastó eso para que el orgulloso papá se sintiera en el cielo, y viera a su hija como la más grande maravilla del mundo. Poco a poco, Ye Bin comenzó a calmarse, durmiéndose unos instantes después.

-Este galán de aquí es Jong Suk, y parece ser más calmado que su hermanita. –Pareciera que nada le molestaba al chiquillo, ni siquiera los sollozos de Taemin al decir que los dos era unos angelitos tan preciosos y que les deseaba lo mejor, todo bañado en lágrimas.

-Ahora sí soy muy feliz –Kibum esbozó una sonrisa, pidiéndole a Jjong que se acercara. Cuando los cuatro estuvieron acostados en la camilla, los más grandes sintieron una enorme felicidad en sus cuerpos.

 

 

 

 ~**~

-¿Todos listos? –SooYeon estaba vestida como una modelo, pero tener a Ji Eun en sus manos le daba ese toque sensual y maternal que Jinki no dejaba de mirar como tonto. Sus dos mujeres estaban despampanantes. -¿Dónde está Taemin?

-No lo he visto desde hoy en la mañana. –Jinki se dirigió hacia el cuarto, pero ahí solo estaban Taesun y Taeyeon. –Chicos, ¿han visto a su hermano? –Ambos negaron.

Era muy extraño que de la nada Taemin desapareciera; este era un día muy importante y no podía darse el lujo de faltar. No cuando Jinki ya había depositado el cheque del local.

-Amor… -Jinki miró a la mujer, expectante –me iré con los niños a la recepción. Tú busca a Taem.

Era prioridad encontrar a ese niño embarazado porque sólo quedaba una hora para llegar a la fiesta y el traje aún estaba colgado en el armario de su cuarto.

Buscó en la cocina, en el garaje, en el patio trasero, en todos los cuartos, llamó como si nada a sus amigos y todos le dijeron que no lo habían visto.

Ya habían pasado 20 minutos.

-¿Dónde estarás? –se desplomó en el sillón, limpiándose el poco sudor de su frente. Y en ese instante un foco se prendió en su cabeza. Se levantó apresurado y subió a esa habitación llena de polvo.

Ahí estaba Taemin, hurgando entre los baúles de su madre. Tenía a un lado el vestido de novia con todo y el ramo falso.

-¿Sabes qué hora es? –El menor se puso de cuclillas con esfuerzo, por el vientre no tan pronunciado. –Minho debe estar nervioso.

-¿En algún momento tuviste miedo de esto? –Jinki se acercó a su lado. –Me refiero a que, si no pensaste en huir. –Ambos se quedaron en silencio durante un minuto, mirando los álbumes de la boda.

-…Pensé que con el dinero que tenía de reserva podía comprar un boleto de tren a otro estado, y una vez estando ahí conseguiría un empleo hasta juntar mucho e irme a vivir a Japón, iniciando una vida nueva. –Taemin miró a su padre, porque esa parte de la historia de amor entre sus progenitores nunca la había escuchado. –Sin embargo, la imagen de tu madre se me vino a la mente y por más que intentaba, no lograba visualizar cómo luciría en vestido blanco, así que compré un boleto para abordar el primer tren con destino  a mi felicidad, y de la nada estaba corriendo hacia la iglesia, donde todos me esperaban. Ahí la vi, y fue mucho más perfecto que en mis pensamientos; desde eso supe que ella era la indicada para mi existencia.

-Wow.

-Ahora ya sabes porqué a tu madre se le hizo raro que llegara sudado y agitado a la boda.

-Tengo mucho miedo –Jinki lo abrazó con cariño, besando su frente.

-Es normal, porque se trata del hombre con el que vivirás por siempre, pero si estás seguro de tus sentimientos, no deberías dudar, ya que cualquier decisión te llevará a él. Es tu destino estar con Minho.

Taemin se hundió entre los brazos de su padre, confiado.

-Gracias.

-Eres mi hijo y siempre estaré ahí para ti –Taemin sonrió –incluso cuando vuelvas a descubrir que Minho sigue bailando de noche, o que tiene un par de hijos más, estaré más que dispuesto a hacer uso a ese jardín tan grande y esa pala que puede enterrar bien un cadáver.

-¡Papá! –Chilló el menor.

-Bajemos, que tienes que vestirte.

 

**

-¿Dónde está? –Minho caminaba como león enjaulado en la habitación de la recepción, despeinándose por pensar en los múltiples escenarios que pudieran haber para que Taemin no haya llegado aún.

-Tranquilo, ya debe estar por llegar.

-¡Faltan 10 minutos para que la ceremonia comience y el otro novio no ha llegado! –Kibum y Jonghyun se miraron entre sí, aceptando que Minho tenía el derecho a enfadarse. Tomaron a sus bebés con cuidado y despacio se fueron alejando, hasta ocupar sus lugares en la ceremonia.

Minho estaba al borde de la desesperación, porque todos los invitados se encontraban adentro, echándole miradas de compasión por el hecho de que en 3 minutos iba a ser oficialmente el hazmerreír de todo Corea; no tenía ganas de ponerse a pensar en las cosas que había hecho mal con el menor, si realmente la culpa de que no apareciera aún fueran las acciones desde que estaban juntos.

¿Y si Taemin no lo amaba tanto como decía?

Su cuerpo se apoyó sobre la pared de la recepción, cayendo en la cuenta que esa posibilidad podría ser cierta.

“No, Taemin no es así”.

-¡Minho Hyung! –escuchó a lo lejos; la lágrima traicionera fue limpiada de la mejilla y ese cuerpo alto se enderezó hasta tener en frente a uno más pequeño y con un bultito colgando en su vientre –lamento llegar tarde, pero me puse muy mal pensando en nuestro matrimonio, pero por suerte alguien me hizo ver que eres la persona que más amo y dije ¿Qué rayos? ¡Yo quiero casarme con   Minho con locura! Así que aquí est….-un beso cortó la disculpa por el retraso y ese chico de cabellos blancos (de nuevo) no tuvo más opción que soltarse ante el inesperado acto, que comenzaba a vaciar su mente y pensar en mover los labios para corresponder.

-Casémonos.

-Sí.

 

 

**

Ahí estaban ambos, tomados de la mano, aceptando el lazo más grande que pudiera tener y seguido de eso, un mar de aplausos y miradas llenas de alegría. Nunca se habían sentido tan felices.

Yoogeun corrió abrazando a su nueva “madre”, feliz de que su maestro de kínder fuera parte de su familia.

 

**

 

 

Al parecer en las bodas ya nadie tomaba en cuenta al novio y se centraban únicamente en el protagonista de la noche, porque todos felicitaban a Taemin por su nuevo comienzo con su pareja y próximamente como padre, pero a Minho a duras penas le palmeaban el hombro o tan siquiera le dirigían un “felicidades”. Incluso sus propios padres mimaban al menor.

-Me pregunto si nuestra  boda hubiera sido así de bonita como esta –Yuri le abrazó con la mejor de las intenciones y le brindó una sonrisa sincera.

-Pensé que no vendrías –la chica lucía un perfecto vestido negro que  resaltaba todo su cuerpo delgado y formado. Definitivamente era un gran partido para cualquier hombre.

-¿Y perderme tu cara de pánico cuando se te cayó el anillo frente a todos? –Ah, la estupidez más grande de la noche; que horror, pensó Minho –Ya, igual vine por si te habías arrepentido de casarte con alguien que no fuera yo.

-Yo…no…no me he arrepentido…no…-Yuri soltó una risa burlona.

-Lo sé Choi y me alegro que al fin tengas todo lo que soñaste. Un buen trabajo y una familia. –Yuri podía parecer una chica vanidosa y egoísta (que sí lo era) pero cuando se lo proponía, era un encanto.

-Gracias. ¿Quieres ver a Yoogeun un rato?

-Dios, no. Quería hablar de eso igual; en un mes tomaré un avión para Moscú a unas audiciones y si me aceptan, tal vez no vuelvan a verme –Minho a veces no entendía el extraño cariño que la pelinegra le tenía a su hijo, pero iba a respetar sus decisiones, ya que después de todo dejarlo fue la mejor opción del mundo.

Charlaron un par de cosas más y la chica tuvo que despedirse, no sin antes desearle todo lo mejor al futuro de Choi con el amor de su vida.

 

 

**

La fiesta era un éxito y todos parecían divertirse con la música o el comportamiento de un Jinki pasado de copas.

Pero lo mejor fue ver su sonrisa al mirar el anillo que adornaba su dedo.

Taemin era su sueño hecho realidad y al observar como bailaba con Yoogeun un vals, su corazón se hinchó de amor.

 

Tuvieron un momento a solas donde sólo existían ellos dos. Donde bailaron un par de piezas y las palabras no fueron necesarias porque al abrazarse entendían que esto era lo único que necesitaban. Taemin bien podría casarse en el patio del kínder o en el supermercado porque si Minho estaba dándole el anillo no pediría absolutamente nada más.

-No sabes lo infinitamente feliz que me haces –El mayor le brindó una caricia con sus labios, afianzando más su cintura. –contigo me siento completo y a la vez con ganas de tener más de ti. Eres mi dicha y este hijo que me vas a dar refuerza mis palabras, porque no alcanzo a describir lo que mi pecho siente. Quiero que cada día escuches cuánto te amo.

Taemin se encontraba emocional y no sólo por el embarazo, sino por las cosas que vivió hoy con aquel hombre que veía de lejos cuando trabajaba en el kínder. Recordó las noches en que soñó con su rostro, con sus besos aún sin probarlos, con que algún día se casaría con él.

-Ay noooo –chilló quedo el menor. Minho se preocupó.

-¿Qué tienes? ¿Se rompió la fuente? ¿Ya viene nuestro hijo? –Taemin no podía creer que se había casado con un tarado.

-No, es sólo que de ahora en adelante seré Choi Taemin y realmente me gustaba mi apellido -¿Es en serio Taemin? Se preguntó el mayor. Entre todos los problemas, ¿ese era el más grande?

 

**

-Mierda Jonghyun, controla los llantos de tu hija –Kibum se sentía abrumado entre tantas pañaleras y eructos de su bebé. Fue una terrible idea no contratar una nodriza que los ayudara.

Ah, pero el niño se sentía capaz de hacer todo y no porque su hombre tuviera el dinero suficiente para emplear a todas las niñeras de Asia iba a ser de esos chicos de vitrina, que entregaban a sus retoños a desconocidas mientras él se dedicaba a comprar.

-Ye Bin, ya basta. Te he dado de comer y me has vomitado un par de veces. –Le envió esa mirada de desesperación a su ahora esposo –no sé qué hacer con ella. Ayuda.

Jonghyun se deshacía por dentro porque hace dos meses que no dormía más de dos o tres horas al día. Su energía se iba entre el trabajo y sus pequeños amores.

-Démoslos en adopción –sugirió por milésima vez el moreno; ya ni la mirada asesina de Kibum le hacía cambiar de parecer. –Demonios amor, lo único que necesito es descansar pero no quiero separarme de ustedes porque quizás en algún momento digan sus primeras palabras o traten de ponerse en pie.

Ambos miraron el desorden de su nueva casa (mansión) y suspiraron.

Por muy orgulloso que Kibum fuera, debía admitir que necesitaban un par de manos extras.

-De acuerdo, contrata al servicio doméstico y un par de niñeras.

-Te juro que estaré en casa siempre, y podremos dormir nuestras 8 horas e incluso hacer más bebés. –Kibum se sobresaltó.

-Ah eso sí que no. Casi muero por mi embarazo y bajé 22 kilos los cuales me dejaron en  los huesos. Confórmate con ese par de demonios revoltosos.

Podrían decir millones de cosas de sus hijos, sobre lo insoportables que eran sus llantos o el asco que les producía limpiar los vómitos o la caca, pero los dos tenían en claro que eran los amores de sus vidas y darían lo que fuera por sus pequeños.

Teniendo un bebé en sus brazos, los padres comenzaron a arrullarlos hasta conseguir que se durmieran y de paso, descansar igual. Entre el trabajo y las obligaciones de ambos, la energía total se consumía hasta un punto donde darse un beso les daba mucha pereza. Kibum cerró sus ojos, sintiendo tan rico el hecho de que sus párpados toparan con los de abajo que no le importó que Jonghyun le estuviera insertando el codo en el estómago.

Los 4 tendidos en la enorme cama suavecita, dando espacio a sus bebés y a sus cuerpos cansados, se sentían en la gloria.

Pero Jonghyun lo sabía. Esto no podía ser así de perfecto.

Y como por arte de magia, el móvil de Kibum comenzó a sonar, despertando a los bebés de golpe y de paso al castaño.

“Minho” leyó en la pantalla. Sí que lo mataba.

-¿Qué mierda quieres? –masculló sin ganas, molesto, enojadísimo.

-¡Taemin…el bebé! ¡Está en labor ya! –y colgó.

Kibum soltó el aparato, y con su hijo en mano se levantó de la cama para irse al clóset.

-¿Qué pasó? –Jonghyun se levantó con molestia, viendo como su esposo iba de un lado para otro.

-Taemin va a tener a su bebé.

 

 

**

Nadie lo había preparado para esto, porque era obvio que ni por mil hijos que tuviera, se sentiría listo.

Solo le bastó ver a Taemin retorcerse de dolor como para decidirse por la esterilidad después de este bebé. Trataba de recordar lo que su madre le había enseñado cuando Yoogeun llegó al mundo, pero el muy tonto omitió que esa vez, lo único que hizo fue llevarle un ramo de rosas y escuchar de la chica que no podría ser una buena madre. Choi Minho no tenía nada de experiencia en el parto de sus hijos.

-¡Mierda! –Taemin lloraba en la parte de atrás del auto, quejándose porque sentía que su espalda estaba partiéndose y porque el bebé no terminaba de entender que gracias a la anatomía masculina de su padre, tenía prohibido descender por su pelvis.  -¡Este mounstro me quiere ver muerto! ¡Es un engendro del mal! –chillaba con fuerza.

-Tranquilo Taem, ya estamos en camino.

-¡Te maldigo a ti, Choi Minho! ¡Tú y tu estúpido esperma son los culpables de mi agonía! –sólo por esta vez le soportaría los insultos y las millones de maldiciones.

 

 

**

-¡Taemin! –Al ver a su hijo, Jinki corrió para tomarle la mano. –Tranquilo, tienes que respirar hondo

-¡Te diré que es lo que necesito! ¡Unos estúpidos calmantes y todas las drogas que maten el dolor! ¿De acuerdo? Si no puedes darme eso, no estorbes. –Ese no era su niño dulce y querido. Era el mismo satán en persona. El mayor se hizo a un lado, dándoles paso a las enfermeras y a un asustadizo papá.

 

-¿Al fin supieron que es? –Preguntó SooYeon, calmando a su esposo. Minho le miró y negó.

-Queremos que sea sorpresa. –En el momento en que se sentaron, los Kim hicieron acto de presencia, con sus carriolas demasiado exageradas. -¿No tenías un vuelo a Europa en media hora?

-¿Y perderme el nacimiento de nuestra sobrina? –Kibum le abrazó con fuerza.

-O sobrino –completó el castaño.

Ahora solo faltaba esperar.

 

**

“La cirugía estuvo bien, aunque el joven Lee perdió un poco más de sangre de lo normal, pudimos controlar todo y…”

Se perdió.

Su mente había volado desde que el doctor mencionó un “felicidades, es una hermosa niña”. Creyó escuchar chillidos de alegría y llantos de gozo detrás, pero nada le importaba en ese momento. Nada más que ver lo bonitos que serían.

El médico le iba dando indicaciones en lo que avanzaban hacia la habitación donde se encontraba su esposo hermoso y el fruto de su amor (irresponsabilidad con los preservativos).

-Aquí los tiene, fuera de peligro y saludables. –El mayor les dio un poco de privacidad  y cerró la puerta.

Minho avanzó con lentitud, observando el bulto rosa entre los brazos de Taemin.

-Ese hombre que viene caminando es tu papá. Por el tiempo no pude cambiarlo por uno que no tenga los ojos saltones, pero debes saber que lo amo mucho, y él a ti. –Minho sonrió y se hizo un lugar junto a Taemin, abrazándolo por detrás y embelesándose por esa tierna nena de ojitos grandes

-Tú, tu hermano mayor y tu papá son los amores de mi vida. –Taemin sintió su corazón engrandecerse. Todo lo que una vez quiso se estaba haciendo realidad. Un futuro bonito con el hombre que con una sola mirada le robó algo más que el corazón, aquel día en el kínder; y ahí estaba, sosteniendo su mano y enamorándose de su perfecta hija.

-¿Minho? –El mayor centró la atención en el pequeño. -¿Qué nombre le pondremos? Dijimos que si es niña, combinaríamos los nombres de nuestras madres, pero para serte sincero suena extraño.

-Una vez… -comenzó el mayor –estaba leyendo una revista en lo que Yoogeun salía de jugar y cuando alcé la mirada estabas tú con esos ojitos y algo por dentro se movió. Vas a pensar que lo estoy inventando, pero en casa, tomé la misma revista y en una página salió un nombre; entonces imaginé como sería tener una hija, pero por azares de la vida, la persona con la que me vislumbré teniendo otro bebé fue contigo. Lo único que hice fue sonreír. –Las lágrimas en Taemin comenzaban a amontonarse.

-¿Ah, sí?

-Creo que desde ahí comenzaste a gustarme y no me había dado cuenta.

-¿Y bien, cuál era el nombre? –Minho sonrió.

-Yoo Hee.

-Es perfecto.

-¿Lo dices porque de verdad te gustó o por la historia?

-Ambas. Seol Ri, ¿te gusta ese nombre? –Taemin miró a su hija hacer muequitas y pestañear varias veces –tomaré eso como un sí.

 

 

 

**

-Ye Bin, el cabello de papá acaba de salir de la estética, ¿sería posible que lo dejes de arruinar? –Kibum apartó las manos traviesas de su hija por décima vez. Jong Suk observaba desde el regazo de su padre el comportamiento de su hermanita.

-Nena mala –balbuceó. Al oír sus palabras, Jonghyun le besó la coronilla y revolvió su cabello semi largo.

-Son suficientes regaños, cariño. –El menor acomodó a la niña entre sus brazos, haciéndole muecas mientras que ella abría sus ojos tan grande que se notaba a kilómetros lo particular de los “Kim”, las caras chistosas. –Ye Bin ha sido una nena buena –comentó el moreno, acariciando la cara de su hija.

-Si estos niños crecen malcriados, toda la culpa será tuya –sentenció el rubio.

-Y si crecen histéricos y vanidosos sabremos a quién culpar.

Ambos centraron la vista en el área de juegos del parque; Kibum sabía que en algún momento de su vida sus hijos saldrían al mundo exterior a hacer sus propias vidas, pero aun así, le costaba demasiado cuando sus creaturas se alejaban tan siquiera un metro de él.

Jonghyun fue el único divirtiéndose con los chillidos y gritos de parte de su esposo cuando sus bebés intentaban caminar por sí solos o incluso correr. Pero que ellos soportaran ya 4 años a la mamá oso merecía un buen premio.

Fue por eso que decidió invertir en un terreno cerca de su lujosa casa para convertirla en un área de juegos tan maravillosa (y fuera de peligro) que al Kim menor no le quedaba de otra que soltar a sus hijitos.

Jonghyun se posicionó a la altura de los pequeños y les tomó de la mano.

-Ye Bin, Jong Suk, este es un regalo que papá les tiene por su cumpleaños. Cuídense entre ustedes y no jueguen tan rudo para que a mami Kibum no se le salga el alma entera. ¿Entendido?

-¡Entendido! –gritaron los dos. Les dio un enorme beso en sus frentes y ante la mirada de miedo del castaño corrieron hacia las estructuras con forma de castillo.

-Tal vez debimos esperar a que Minho y Taemin llegaran.

-No es como si jugaran con pirañas o granadas de mano. Tienes que aprender a relajarte.

Kibum exhaló con fuerza, cerrando los ojos y tratando de calmar su lado histérico y maternal.

-¡Ye Bin por todos los cielos! ¡Sujeta fuerte el barandal! –Gritó ansioso. La pequeña le miró divertida, desde el primer escalón para subir.

Jonghyun no paraba de reírse.

-¡YAH!

-Pero si es la mami oso en un hábitat desconocido. –Kim le envió una mirada fulminante a ese estúpido hombre de ojos saltones -¿Qué hacen tus hijos afuera de su burbuja de protección? ¿No te da miedo que el viento los desintegre?

-Minho…-Taemin trató de suavizar las burlas de su pareja.

-Al menos mis hijos no están condenados al monasterio de por vida, señor “Ningún chico se  va a acercar a mi ángel porque si no, lo mato” Minho. –El pelinegro frunció el ceño, sujetando a Seol Ri contra su pecho.

-¿Papi? –gimoteó la pequeña, mirándolo con esos ojitos cafés y dulces.

-Así es dulzura, papi no va a permitir que algún demonio quiera salir contigo. Tú y tu hermano se van a quedar en casa toda su vida. ¿Sí?

-¡Yeei!

-Pobre nenita, aun no entiendo lo malo que es eso. –bromeó Jonghyun.

-¿Y bien? – Taemin cambió de tema -¿Esta es la nueva atracción? Me encanta –Yoogeun, quien bebía feliz de su jugo, al ver los juegos dejó todo de lado para correr hacia los columpios. –Es que le encantan mucho –sonrió -Ji Eun, ¿quieres ir jugar un rato? –le habló a la pequeña detrás de sus piernas.

La niña asintió penosa, sin dejar de chupar su dedito.

-Es un encanto –alabó el castaño, acariciándole una de sus sonrojadas mejillas.

-Y deberías verla cuando canta; tiene una voz preciosa. –Presumió su hermano.

Cuando todos los niños (excepto Seol Ri, por ser pequeña) comenzaron a jugar entre ellos, los 4 pudieron sentarse a descansar y verlos de lejos.

-¿Cómo va el trabajo, Choi?

-Viento en popa, Kim.

Minho por fin pudo graduarse de la universidad, siendo el primero en su clase, con un futuro prometedor y emprendiendo un proyecto que involucró contratar a todos sus compañeros para crear su propia empresa de construcción e inmobiliaria, siendo excelente desde su apertura. Quedó en convenio para trabajarle a Jonghyun en proyectos extensos como construcción de edificios para hoteles y expandirse por toda Asia y Europa, además de que comenzó a brindar ayuda a jóvenes con excelentes promedios para que continuaran con sus estudios y tuvieras las menores carencias posibles.

Jonghyun por su parte, comenzó a delegar el mando para que su compañía continuara siendo la mejor del continente y además tuviera tiempo para su familia, para ver crecer a sus retoños y brindarle al amor de su vida todos los caprichos que quisiese. Ambos crearon una fundación para el tratamiento de personas ansiosas y diversos problemas mentales, así como un centro de acopio para jóvenes embarazados de bajos recursos y el primer hospital de alta especialidad totalmente gratuito.

-Oí que el primer libro estaba vendiéndose bien –comentó Kibum a Taemin, abrazándolo en modo de felicitación.

-Lo sé; alguien se tomó la molestia de darle una excesiva publicidad en toda Corea. –Kibum se sintió descubierto pero feliz.

Taemin comenzó en el negocio de la escritura. Estaba en su último año de carrera y con un posible contrato con una editorial de renombre que previamente había publicado su primera historia, sobre las aventuras de un chico común y corriente en un mundo lleno de ángeles encubiertos. Gracias a la publicidad de Kibum en todos los medios de comunicación, el libro había logrado colocarse en el primer lugar de ventas y con una cantidad enorme de fans que clamaban por la segunda parte.

En cambio Kibum, con mucho tiempo libre en casa, comenzó a ser publicista y encargarse de la vida de varias celebridades y gente importante, ya que su marido se rodeaba de ellos en las cenas de gala. Y no estaba de más decir que el gran encanto y la perspicacia del castaño los puso a comer de la palma de su mano, invitándole a que promocionara sus vidas y les diera más renombre.  Todo esto trabajando desde casa y con tiempo de sobra para cuidar de su familia.

Todo les estaba yendo de maravilla, e incluso a la familia de Taemin, porque Jinki supo invertir su dinero y pudo por fin (con el trabajo de Minho) crear de a poco, lotes de casas hasta convertirlo en su propio fraccionamiento de lujo, donde el diseño era fresco y original. Soo Yeon se volvió la agente experta en ventas y súper mamá a la vez; Taesun finalizó la carrera de derecho, estableciendo su propio buffet de abogados y Taeyeon, ingresó a la universidad, cursando la carrera de medicina. Algo que tomó por sorpresa a todos en la familia Lee, pero que apoyaron con todas sus fuerzas.

-Bien, sé que están emocionados por la mega  fiesta de cumpleaños que empezará en una hora, pero tengo un anuncio que hacer. –Todos miraron a Kibum extrañados, sin comprender qué tipo de noticia tenía guardada. Se paró y juntó sus manos, mirándoles con extrema alegría.

-¿Vas a trabajar con alguna celebridad americana?

-No

-¿Planeas un viaje sorpresa a una playa paradisíaca?

-Oh, eso me gusta; lo guardaré para después, pero no.

-¿Ya comenzaste a ser normal y dejaste en el pasado esa faceta mandona y egocéntrica?

-¡Minho! –Reprendió Taemin.- Disculpa Kibum, continúa.

Jonghyun le miraba tratando de adivinar de una vez por todas qué era, pero esta vez, esos ojos marrones se habían cerrado con candado y el moreno no podía ver  más allá.

-Estoy embarazado.

De pronto, los 3 chicos sentados quedaron en shock.

-… ¿Cómo? –Preguntó al fin Taemin.

-Es obvio que Jonghyun tuvo que metérsela hasta el fondo…-Taemin le tapó la boca.

-Esa parte ya la sé, idiota. Tú hiciste lo mismo. –Dirigió la mirada hacia Seol Ri quién no comprendía la situación. –Me refiero a que, si esta vez no es un riesgo.

Kibum negó.

-Tengo dos meses y me estuve haciendo los chequeos semanalmente, después de dejar a los niños en el colegio. –Ahora Jonghyun ya sabía por qué a veces llegaba dos horas tarde. –El ginecólogo me dijo que está creciendo saludable y con la experiencia de los gemelos, mi interior se fortaleció un poquito para albergar otra vida.

-Amor…-Kibum estaba listo para oír las opciones que Jonghyun le propondría, porque tras la primera vez, y con los gemelos, la “plática” sobre si el embarazo no llegaba a concluirse, y tenían que recurrir a medidas extremas, ya había tenido su lugar. Pero esta vez estaba seguro sobre su cuerpo y pasara lo que tuviese que pasar, él seguiría adelante, así como lo hizo con sus dos amorcitos. –De verdad que logras hacerme el hombre más feliz sobre la tierra. –Y lo besó.

Juró que estaría preparado para los desánimos o las falsas alegrías, pero esto era nuevo. Y le gustaba mucho.

 

Jonghyun se acercó hacia el vientre blandito y lo besó.

-Bebé, tal vez tú si quieras heredar la compañía de papi y ser el mejor empresario del mundo.

La felicidad los envolvía cada día de sus vidas, sus familias estaban con bien y no le podían pedir nada más a la vida.

Ese accidente de tráfico o esas miradas que se cruzaron por primera vez fueron el detonante para crear el mejor futuro de sus existencias. Lo tenían todo, así como unas sonrisas permanentes en sus rostros.

 

FIN. 

 

 

Notas finales:

Sé que aun hay dudas y para eso les tengo un epílogo sorpresa! :)

 

LOS HIJOS DEL JK 

https://pbs.twimg.com/media/BpRiyuoCUAAL4kN.jpg :)

 

LA HIJA DEL 2MIN (?)

 http://data.whicdn.com/images/165285838/superthumb.jpg

Espero que haya sido de su agradoo y que le den mucho amorcito uwu porque ya las amo desde que comienzan a leer :)

 

Bonita noche o Buenos días! <3


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