Taemin cerró la puerta detrás suyo, con una leve impresión en su rostro.
Había estado a punto de besar a Choi Minho, su gran amor…
-¿Unnie? –preguntó la pequeña Taeyeon desde el sofá de la sala. Notó a Taemin ligeramente extraño, por lo que no dudó en acercarse, pero cuando estaba a punto de acariciarle la mejilla, este la apartó y subió las escaleras como alma que llevaba el diablo.
Taesun salió de la cocina con un vaso de jugo, observando a Taeyeon. -¿Era Taemin quien entró?
-Sí, y lo noté algo raro. Ni siquiera se molestó en que lo llamé Unnie. –la chica chistó y volvió al sofá, concentrándose en la lectura de su revista.
Taesun negó y acarició la cabeza de su hermanita, dejando el vaso en la mesita junto al sofá. Subió las escaleras hasta quedar de frente a la puerta con calcomanías y un pequeño letrero con el nombre de su hermano.
-¿Se puede? –preguntó abriendo la puerta levemente. Observó como el pequeño Taemin escondía su cabeza bajo la almohada.
-No es un buen momento hyung… -Taesun sonrió al imaginar que su hermanito estaría haciendo un pequeño puchero. Con total calma, se acercó hacia el cuerpo tendido en la cama y acarició la espalda menuda.
-Tae, si hay algo que te haya pasado, sabes que puedes contarme. –Dios, era obvio que se notaba que algo le pasaba y no era para menos, pues estuvo a punto de besar al chico de sus sueños. Pero si de algo estaba seguro, era que su hyung sería una gran ayuda y le daría un buen consejo.
Con lentitud, fue saliendo de su pequeño escondite, con las mejillas levemente coloreadas en rojo y la vista para abajo. - ¿Es algo grave? –Taemin negó mientras jugaba nervioso con sus dedos. Le tomó un instante subir la vista, para encontrarse con la sincera mirada de su hyung. Entonces supo que era hora de contarle a alguien.
-Hyung, tu sabes que me gustan los chicos, que… que soy diferente. –Taesun asintió con la calma inundando la atmósfera.
-Espera, ¿te gusta algún chico actualmente? –Taemin asintió –Dios Tae, no sé cómo hablar de esto contigo. –Soltó unas ligeras risitas y acarició la pierna de su hermano –digamos que no soy el más indicado. Pero Taeyeon es demasiado menor para saber de estas cosas y papá estaría en las mismas que yo. –Ambos soltaron un suspiro. Como les hacía falta su madre, pensaron. Ella de seguro le regalaría un beso en la mejilla, le dejaría hablar y por último un gran y útil consejo.
-Bueno, es que, conocí a este chico… -y luego calló, se suponía que no podían saber cómo lo conocía y que –para peor- este chico tenía un hijo. –por unos amigos y pienso que me gusta mucho… y bueno yo…
De pronto Taesun lo agarró por los hombros, con una mirada bastante seria.
-Taemin, dime que aun sigues virgen. –Las palabras se le atoraron en la boca y su sonrojo atacó más fuerte a sus mejillas. Dios, sentía la vergüenza en su cuerpo.
-¡Dios hyung, ni siquiera he dado mi primer beso! – chilló muerto de la pena. Su hermano pasó una mano por sus cabellos en señal de arrepentimiento.
-Perdón Tae, pero eres mi hermanito, y sabes que eres de ese tipo de chicos. –Taemin asintió tomando la palma de su hermano. –continúa.
-El caso, es que hoy estuvo a punto de besarme pero… no lo hizo y eso me confunde. –El castaño miró al mayor esperanzado de algún consejo o tip sobre cómo reaccionar, pero solo se escuchaba el silencio en la habitación amarilla.
-bien, no puedo darte un buen consejo, pero si te diré como actuamos los chicos en casos iguales pero con mujeres. –Carraspeó un poco y continuó – cuando un hombre, está a punto de besar a una chica y se detiene, es por dos razones. –Tomó las manos de Taemin, acariciando con su dedo la palma –una, es porque piensa que va muy acelerado y quiere hacerlo especial. Y la otra… es que quizá fue un paso que piensa que fue un error.
La cara del menor reflejaba entre ilusión y tristeza. Si Minho se detuvo, ¿era porque le gustaba o porque había cometido un error?
Pero oye, si el chico estuvo a punto de besarte, estoy seguro que solo está algo nervioso y no sabe cómo hacerlo –se apresuró a decir, con la esperanza de que Taemin no se encontrara desilusionado. El, como su hermano quería lo mejor para él, y la ilusión de su primer amor tenía que vivirla por sí mismo.
Entonces Taemin dibujó una pequeña sonrisa en su lindo rostro. Quizá, existía la posibilidad de que Minho hyung gustara aunque sea un poco de él.
~**~
Los pequeños rayos de sol se colaban por las cortinas azules, dando de lleno a la cabecera de la cama. Jonghyun se removió un poco para acomodar la espalda en el colchón, cuando sintió un peso extra en su estómago.
Abrió un ojo encontrándose con la más adorable visión de Kibum hasta ahora. El menor dormía con la cabeza apoyada en su abdomen, con las manos acunadas junto a sus mejillas y un pequeño puchero involuntario adornando su bonito rostro. Sus piernas flexionadas casi dando en su abdomen, como si fuera un gatito acurrucado.
Era tan perfecto.
Se dio cuenta que el menor solo portaba su ropa y la laptop que yacía en su vientre. Echó un vistazo al reloj colgado enfrente y sonrió al saber que faltaban dos horas para que el chico entrara al trabajo.
Con sumo cuidado sacó las colchas debajo de él y tapó al esbelto cuerpo con ellas. Se inclinó para adelante con precisión de no mover el cuerpo y tomó la laptop para depositarla en el suelo. Tomó los costados de Kibum y lo subió un poco hasta que sus rubios cabellos caían sobre el pecho del mayor. Lo acomodó mejor encima y pasó un brazo sobre la estrecha cintura, apresándolo solo un poco más.
Kibum hizo un lindo puchero al sentir que lo movían, pero no se despertó, al contrario, pasó una mano abrazando el costado de Jonghyun.
El castaño tomó su móvil de la mesita de noche para poner la alarma y despertarlo una hora después. Pero su ceño se frunció al encontrar 17 llamadas perdidas y 5 mensajes de la misma persona.
De: Nomeimportas
“Jonghyun ¿Dónde te encuentras? Todos andamos preocupados por ti. Responde.”
Eliminó todos los mensajes y luego de poner la alarma, se dedicó a tratar de volver a dormir con el calor que el cuerpo contrario le propinaba a su pecho.
Su mente comenzó a despertar de a poco, sintiendo una extraña pero agradable calidez en su cabeza. Sus ojitos afilados comenzaron a abrirse, dándole paso a la luz de la mañana. Bostezó un poco y fijó su vista en el suave almohadón donde durmió.
Hasta que se fijó que no era una almohada, sino un pecho.
Su mente trató de gesticularle que hablara, pero al fijar su vista enfrente, una sonrisa se depositó en su rostro. Se trataba simplemente de Jonghyun. Sus dedos viajaron indecisos sobre el pecho fornido donde todavía yacía su cabeza. Delineaba con cuidado los botones de su camiseta, deteniéndose con el bonito lunar que resaltaba sobre el cuello de la prenda. Estuvo tentado a darle un besito, cuando se percató de la posición en la que había dormido.
Estaba entre las piernas de Jonghyun y su mano en su cintura. Oh Dios. Se había quedado dormido en esa inapropiada –cómoda- posición.
Sintió como el pecho subía y bajaba apaciblemente, seguramente todavía estaba soñando. Sonrió y se permitió observar con cuidado el rostro lleno de calma.
Su nariz perfecta y recta, sus labios delgado y grueso. Sus ojos de cachorro que mantenía cerrados y el peculiar entrecejo fruncido cuando dormía. Definitivamente era muy guapo. Guapo y tierno. Y sus brazos en los que sentía tanta tranquilidad. Entre esos brazos era capaz de calmarse y se sentía demasiado seguro entre ellos.
Luego recordó el pequeño besito en la mejilla que había servido a la hora de detener su ataque.
Lentamente subió sus labios a la altura de su mentón y dejó un pequeño besito en su barbilla, sintiéndose satisfecho.
Soltó unas risitas, ocasionando que el rostro masculino comenzara a moverse, señal de que estaba despertando.
Inmediatamente sintió un poco de vergüenza y lo primero que hizo fue separarse del cuerpo que comenzaba a estirarse.
-Bummie, aún falta media hora para despertarse. –Kibum instintivamente observó el pequeño reloj, dándose cuenta que tenía que estar en el trabajo cuanto antes.
-Pero tengo que entrar temprano. Dios, tengo tantas cosas que hacer y checar los demás contratos. Visitar la inmobiliaria y a los clientes. –tomó ambos zapatos con demasiada rapidez y entre el pequeño closet sacó una camiseta azul decente.
Qué suerte que tenía ropa de repuesto en todos los cuartos.
-No me esperes que llegaré tarde. Si tienes hambre, Nicole te atenderá. No muevas el brazo y no salgas.
Jonghyun quiso reírse y decirle un “si mamá” pero considerando la velocidad que llevaba el chico, decidió que quizá no estaría para bromas.
-Entonces, ¿No dormirás conmigo hoy? –Le miró con los mejores ojos de cachorrito, esperando por una afirmación.
-No, no puedo dejar mi trabajo. Y cuando llegue me dedicaré a terminar los pendientes. Te agradezco por lo de ayer y siento tener que haberte mostrado una escenita como esa, pero no esperes que suceda de nuevo. –afianzando su corbata, tomó la portátil del suelo y bajó a prisa.
Jonghyun pasó sus manos sobre el cabello castaño, cerrando sus ojos mientras suspiraba. Ese chico sí que era bipolar.
Si hace unos momentos le había besado.
Escuchó el portazo de la puerta principal y con eso podía dar por empezado el día de total aburrimiento.
~**~
Minho tomaba el café observando como su madre jugaba con su hijo. Por un momento se puso a pensar que quizá Yoogeun necesitaba de una madre para el futuro.
Se puso a pensar en las posibles candidatas pero ninguna era suficiente para llenar el puesto.
“¿Qué hay de Taemin?” pensó.
No, imposible. Estaba tan apenado por la estúpida acción que casi cometía y no podría verlo apropiadamente a la cara en el futuro. Además, era menor que él.
Yoogeun llegó abrazando sus piernas con cariño, balbuceando mil y una cosas de los Power Rangers. Era viernes y un día de descanso era lo que necesitaba. Lo alentó a jugar en el jardín y el chiquillo asintió feliz.
Yoogeun amaba visitar a sus abuelos.
-¿En qué tanto piensas cariño? –su madre se acercó a sus espaldas, acariciando el cabello castaño. Minho amaba a su madre, siempre acertaba a lo que pensaba y era una mujer tan cariñosa que le era imposible el pensar vivir sin ella.
-Solo pensaba en el futuro de Yoogeun. Ma, ¿piensas que es necesario que le consiga una madre? –su progenitora se acomodó el delantal blanco y tomó asiento en la silla junto a la suya.
-Has hecho un gran trabajo como papá querido, pero tanto tu padre como yo pensamos que sería bueno compartir tus responsabilidades un poco. No solo por la carga, igual piensa que Yoogeun va a necesitar una madre que le aconseje y vea por el cuándo estés ocupado.
Minho asintió dándole la razón a su mamá. –Lo sé, pero simplemente no pienso en la adecuada. Desde que Yuri me dejó –suspiró con pesar. Esto jamás dejaría de dolerle. – no he tenido tiempo de pensar en alguien más que sea lo suficientemente buena para Yoogeun.
-¿Y qué hay de esa tal Taemin? Yoogeunnie me habló mucho de ella hace rato. – la cara de Minho se retorció en sorpresa. Su madre lo observó con muchas ganas de saber por qué de pronto su hijo había callado. -¿Minho, cariño te encuentras bien? ¿Dije algo que no debía?
El menor negó ante la preocupación de su madre.
-No, no dijiste nada malo.
Oh, es que tu cara de seriedad me preocupó. ¿Hay algo que quieras contarme? –El alto la miró a los ojos, reconociendo de inmediato esa confianza maternal que sus lindos orbes poseían. Recordó las innumerables veces que ella estuvo de cómplice en sus más grandes secretos y que siempre sabía qué hacer. Dios, si, quería una madre como la suya para Yoogeun.
Suspiró, quizá si le confiaba esa información, su mente podría buscar una buena solución del porque siempre se quedaba pensando en el chico bonito de cabellos largos.
-Escucha mamá, tu sabes que he metido a Yoogeun a una guardería –la señora asintió –bueno, en el establecimiento hay un maestro que cuida muy bien de mi hijo…
-Omo, entonces ese Taemin es un chico. –Minho asintió –continúa.
-Ajá. El caso es que es muy lindo mamá. Tiene una cara tan inocente y tierna que te dan ganas de abrazarlo y protegerlo de todo. Y lo mejor es que a Yoogeun le gusta estar con él a todas horas. Incluso le llama omma.
-Entonces no veo cual es el problema dulzura. Si Yoogeun lo quiere y te gusta, supongo que es perfecto. –Minho negó.
-Madre, el problema es que es menor y la verdad jamás me había puesto a pensar en una pareja de nuevo. –La señora Choi se levantó de su silla, dirigiéndose a la estufa. Dejó que Minho aclarara su mente un poco, en tanto ella tomaba una taza y servía un poco de sopa de verduras. Se la asentó junto con sus palillos y una cuchara. Se acercó a besar la mejilla de su hijo y le susurró un breve “anda, come”.
Cuando Minho dio el primer bocado, supo que en verdad había extrañado la deliciosa comida de su madre. Era sin duda lo mejor que había probado. Se dio el lujo de sorber un poco más, el líquido caliente le hacía muy bien a su estómago y sobre todo a su mente.
De pronto se vio pensando en Taemin como la futura madre de su hijo. Y se cuestionó un suave “¿Por qué no?” El chico era lindo y perfecto. Y vaya que quería a Yoogeun. Y luego la siguiente cuestión.
De verdad que moría por probar ese par de esponjosos labios que horas atrás estuvo a punto de tocar.
Cuando se dio cuenta, la taza se encontraba vacía, su estómago satisfecho y su memoria despejada.
-¿Y bien? –preguntó la señora mientras observaba sus uñas de manera desinteresada.
-Gracias mamá, siempre sabes cómo ayudarme.
-Minho, tu eres mi hijo, es natural que quiera lo mejor para ti. Ahora, espero conocer a ese chico pronto.
Minho asintió feliz, regalándole un sonoro beso en la mejilla. Levantó sus trastes y con una sonrisa salió al jardín a jugar con su hijo.
Su madre tenía razón. Uno no podría quedarse solo toda su vida, y si le diera una oportunidad al chico que cada vez que miraba le hacía sentir bien de cualquier manera sería algo maravilloso.
~**~
-Appa, una tal SooYeon te busca –habló Taeyeon con el auricular del teléfono tapado.
Jinki bajó a toda prisa, cogiendo el teléfono, con una sonrisa de completo bobo.- Gracias bebé, puedes irte. –La niña asintió y desapareció por la cocina. -¿Hola?
-Siento llamarte a tu casa, pero en serio me urgía escuchar tu voz. –Jinki sintió el sonrojo presente en sus mejillas. Se sentía toda una colegiala de 16 años al oír la melodiosa voz de aquella mujer tan hermosa.
-Yo igual comenzaba a extrañarte. –comentó con extrema dulzura el castaño. Escuchó unas leves risitas del otro lado del teléfono.
-¿Qué tal si nos vemos hoy? –Jinki asintió aun sabiendo que la castaña no podía verlo.
-Por supuesto. Paso por ti en una hora –La chica le afirmó al tiempo que susurraba un leve “nos vemos” y colgaba.
Dios, ¿Será que ya iba siendo hora de volver a enamorarse?
~
