Un sonido alarmante le hizo abrir los ojos y darse cuenta de que el trabajo ya estaba listo. Sonrió al ver su gran y perfecta maqueta junto al pasillo y las mantas regadas por todo el pasillo. Se levantó apenas sintiendo los pies y notando que sus manos se encontraban llenos de pegamento y encima no sentía los dedos.
Min Hae se había ido hace una hora quizá, llevándose el reporte y sus cosas.
La casa se encontraba en total silencio hasta que un estruendo en la cocina le hizo espabilar y correr hasta encontrarse con un pequeño Taemin en el suelo y con una olla en la cabeza.
-¿Es hora de jugar? –la pequeña burla le sacó un puchero al menor, quien le pidió ayuda con la mirada. Minho como todo un caballero se acercó hasta Taemin y le quitó la olla de la cabeza que lo hacía ver tan infantil, le ayudó a levantarse pero a falta de cariño durante la mañana, decidió quedarse con el chico entre sus brazos, mientras colaba su nariz por sus suaves cabellos. La altura sí que le favorecía esta vez. –Buenos días –murmuró contra el cabello suave y castaño. Sintió un par de brazos rodear su cintura de manera tierna y como el menor hundía su cabeza en su pecho.
-Buenas tardes Minho hyung –corrigió divertido.
Las manos de Minho encontraron las contrarias, porque esa mañana tenía una gran necesidad de mostrarse afectuoso y tierno. Al entrelazar sus dedos un suspiro se le escapó porque no creía que esto aún estuviera pasando. –Dame un besito –pidió con una voz que a él le pareció tierna, pero para Taemin salió un poco ronca y sensual. El menor se acercó vacilante hasta la boca contraria, donde dejó un leve piquito que le comía el cuerpo de los nervios y las bonitas sensaciones.
No satisfecho, buscó los labios ajenos para estampar los suyos y disfrutar el sabor de esa deliciosa boca. Sus manos acunaron el rostro del menor, mientras sus labios se frotaban de manera dulce y pausada.
Pero Taemin era un joven de 17 años, con las hormonas alborotadas y la gran necesidad de sentir el tacto en su cuerpo, por lo que, levemente incitado, jaló a Minho del cuello para profundizar su inocente beso y jugar un poco con su lengua, cosa que el mayor no negó. Aprovechando que estaban por la meseta, tomó un impulso para sentarse sobre ella, atrayendo a Minho entre sus piernas y sin cortar el beso que poco a poco les subía la temperatura del cuerpo.
Minho era mayor por tres años, con una mente más madura que el resto de los jóvenes, pero bueno, era un hombre con necesidades y 3 años sin tener sexo no era cosa fácil. La mente se le fue nublando en deseo, sin importarle que no llevaran ni siquiera un día de novios –porque, ni siquiera se lo había pedido – tomó la cintura de Taemin, acariciando encima de la ropa y haciendo estremecer al castaño.
Su beso pasaba los límites de “decente” y los ligeros suspiros que Taemin soltaba no ayudaban en la situación. Las manos se movían inquietas sobre la tela de su playera y el solo quería tomar en ese instante al menor. Y bueno, no es que Taemin lo detuviera, al contrario, le daba incentivo a que continuara con los pequeños gemidos que se perdían entre el beso.
Pero nada podía ser tan bueno y quizá era lo mejor por ahora, pero al escuchar el llanto desesperado de Yoogeun, ambos se olvidaron que sus cuerpos ardían y subieron a prisa hasta el cuarto del pequeño.
-¡Yoogeun! –gritó Minho azotando la puerta. El pequeño se encontraba en la cama con las mejillitas rojas y el rostro bañado en calentura. Taemin se acercó a una gran velocidad, tocando la frente y su cara mostró total preocupación.
-Está ardiendo – en otra situación, eso les hubiera hecho sonrojar por lo de hace rato, pero ahora no era tiempo de andar de calentones si el pobre bebé estaba enfermo.
-Bebé, ¿Te duele algo? –Minho se acercó acariciando los mofletes rojitos, cuando Yoogeun estiró su manita para alcanzar la de su padre mientras asentía.
-Pancita duele. –murmuró con un hilo de voz que le partió el corazón al mayor. Inmediatamente depositó un beso sobre su frente caliente y corrió escaleras abajo para buscar lo necesario para su pequeño. Taemin se quedó junto al bebé mientras le tarareaba una melodía infantil, tratando de calmar los sollozos de dolor del menor.
Luego de unos minutos, Minho entró a la habitación con algunas cosas entre sus manos. Tomó el termómetro infantil y lo colocó bajo el bracito del niño. Acomodó un par de paños junto a un recipiente con agua del grifo y luego de remojar uno, lo colocó en la frente del menor.
-Todo estará bien hyung –murmuró Taemin, tratando de darle ánimos al pelinegro. Minho asintió agradeciendo internamente que Taemin estuviera a su lado para apoyarlo.
Yoogeun marcaba 38.5 de calentura. Según los síntomas se trataba de una infección del estómago y un leve dolor de cabeza. Algo un poco extremo para un bebe como él. Minho se encontraba en la cocina preparando una sopa de pollo para su hijo, mientras revisaba que el jugo estuviera a una temperatura buena. Había lavado el pijama del pequeño, pues había vomitado lo poco que contenía su estómago. Taemin limpiaba las mantas mientras Yoogeun se encontraba en el sillón de la sala, con su manta de Power Rangers y dos ventiladores en su dirección.
-¿Te sientes un poco mejor cariño? –Yoogeun acarició la mejilla de Taemin, cubierta de un poco de gelatina de fresa.
-Ajá. –
Taemin estaba realmente preocupado, pues no solo se trataba de uno de sus alumnos de preescolar, sino el hijo del hombre al que amaba. Y solo pedía por verlo mejorado y corriendo por toda la casa.
-Omma, pancita no duele –Taemin le sonrió para luego besar ambas mejillas. Se sentó a un lado del menor, tocando sus cabellitos negros y tarareando una melodía distinta.
Minho se acercó a ver cómo les iba por allá y lo que vio le apachurró el corazón de ternura. Yoogeun recostaba su cabecita en el regazo del castaño, en lo que él le acariciaba la pancita suavemente y cantaba bajito, notando como los pequeños ojos se iban cerrando.
~**~
-No quiero seguir viendo esto –su voz sonó como si estuviera haciendo un berrinche, a lo que el rubio le miró feo.
-Es el mejor programa de pasarela, verás que te gusta –sin darle importancia, volvió a reposar la cabeza en el pecho de Jonghyun, pasando una mano por su cintura. Sintió un beso en su coronilla y sonrió.
-Solo porque eres bonito.
-¿Solo eso? –Jonghyun lo miró con sus ojitos de cachorro, regalándole un besito en la nariz.
-Y porque te quiero mucho, demasiado. –Kibum se acomodó satisfecho, disfrutando de los colores de esos vestidos tan bonitos.
Al cabo de unos minutos sintió una respiración apacible y como el pecho del mayor subía y bajaba en calma. Notó que Jonghyun se había dormido, y en el momento en el que escogían al ganador. Sus bonitos labios sonrieron por lo bobo que era su novio.
Novio…
Novio~
Si, su corazón podría emocionarse cada vez que se dirigía a Jonghyun como su novio. Su tierno, dulce, romántico, hermoso, varonil y sexy novio.
Las manos anchas buscaron a tientas las suyas y al haberlas encontrado, entrelazó los dedos con gusto, sintiendo el tacto tan suave e irreal.
-Yeobo~ -murmuró Kibum contra su cuello. Jonghyun le contestó con una vibración de su garganta, dándole a entender que le escuchaba –tengo hambre, son las 2 de la tarde.
-Yeobo anda a cocinar, tu eres la esposa –Kibum abrió sus ojos llenos de ilusión, para voltear al chico que apenas abría sus ojos.
-¿Yo soy la esposa? –Jonghyun asintió –Aigoo, pues mi esposo es un vago, durmiendo en vez de ir a trabajar para mantener a la familia.
-Verás que luego te llenaré de lujos mi princesa, a ti y a nuestros hijos. Pero hoy no que es domingo. –Kibum le dio la razón, volviendo a acostarse a su lado.
-¿Tú quieres una familia a mi lado?
Se quedó expectante a la respuesta, pidiendo que le diera un sí. Eso y podría ser muy feliz por el resto de la semana.
Jonghyun lo meditó unos segundos antes de responder. Tiempo atrás había tenido un par de novias y alguno que otro encuentro sexual con chicas y solo un chico. Solo había tenido una relación de esas formales, donde todos pensaban que se iban a casar. En su momento Jonghyun quiso a la chica demasiado, pero luego la maldita codicia de su familia le hizo perder la oportunidad de ser verdaderamente feliz. No quería volver a cometer el error de ir demasiado rápido, porque luego la caída de la realidad en la que vivía iba a ser doloroso de nuevo.
Pero le echó una rápida mirada al menor, quien lo miraba, rogando por una respuesta con su mirada.
Oh vamos, claro que quiero estar con él por el resto de mi vida. Era algo que de por sí sentía en su interior, el sí quería una vida a su lado, amanecer y que fuera lo primero que viera, acariciar su mejilla y llenar de besos su cara preciosa.
–Sí – respondió simple, con los ojos cerrados. Kibum juraba que si Jonghyun no lo veía entonces estaba sufriendo de alucinaciones, pero sentía que de su estómago salían miles de mariposas que iluminaban la habitación.
-Yo también quiero estar contigo –su puchero trató de cubrir la leve vergüenza que le daba al admitir ese nivel de seriedad en su relación. Porque bueno, Jonghyun era así como su primer novio verdadero.
Ambos se miraron, agradecidos por estar juntos en la cama y siendo capaces de sentir el amor del otro. Un beso cortó la distancia entre sus bocas, con los ojos cerrados por inercia y las sensaciones revoloteando por sus cuerpos. La mano de Jonghyun se encargaba de acariciar el cuello pálido, sintiendo el choque entre sus dedos.
De pronto Kibum dejó salir un pequeño suspiro que a Jonghyun le supo a gloria.
-Uhm~ - Jonghyun besó ambos pómulos, regalándole caricias a su pecho. De unas cuantas caricias, Kibum se encontraba ya a horcajadas del mayor, besándose con fervor y como si el tiempo fuera corto. Las manos grandes recorrían ahora su espalda, con el extremo cuidado que al rubio le hizo sentir delicado y tratado con suavidad. Sus labios se movían frenéticos entre los contrarios, saboreando la exquisitez y dejando que sus lenguas se entrelazaran como si de un juego se tratara.
Los pequeños gemidos de Kibum contra el beso no ayudaban nada a las hormonas del mayor, que sentía su cuerpo comenzar a calentarse y no precisamente por la falta de ventilador en el cuarto.
-Bum ~ -habló suave contra su boca. –Bebé no tan rápido. –Entonces Kibum cayó en la cuenta del problema que tenía Jonghyun y que a pesar de que lo quería, aun no deseaba dar ese paso tan grande con él.
-Lo siento – el chico parecía verdaderamente arrepentido, como si fuera un pequeñín que recién había hecho una travesura. Jonghyun negó mientras afianzaba el cuerpo delgado contra el suyo.
-No es tu culpa que te desee tanto, es solo que quiero disfrutar lo nuestro y no apresurar las cosas. – Kibum pareció entenderle, regalándole una linda sonrisa. De pronto el ambiente se tornó un poco tenso, pues estuvieron a –casi- a punto de tener relaciones. –Bum, tú ¿Puedes concebir? –soltó de pronto, tiñéndole las mejillas de rojo por la pregunta.
-Um, regularmente cuando me hicieron los chequeos cuando era un niño dijeron que mi cuerpo no estaba capacitado –la mirada de Jonghyun se perdió por un momento, observando como la idea de hacer una familia con el rubio se iba poco a poco. Soltó un suspiro devastador, partiéndole el corazón al menor, y haciéndole sentir culpable por no ser apto para los deseos del mayor –Yo lo siento Jjong, me gustaría darte muchos hijos, pero creo que no soy de esos chicos.
-Tampoco es tu culpa cariño, siempre podremos adoptar –la sonrisa de “todo está bien” no estaba cumpliendo la función de calmarlo, pues la percibía un poco falsa. Esto si le estaba afectando y mucho.
-¿Tú quieres tener muchos niños? –preguntó inocentemente.
-Quiero tener nenas, porque ellas son lindas y educadas. Y quizá un varón para jugar a la pelota y hablarle sobre chicas cuando sea mayor. Igual, prohibirle los novios a mis niñas y ser un padre muy amoroso con ellos. –Los sueños de Jonghyun eran muy bonitos y su futuro ya estaba planeado, entonces ¿Quién era Kibum para quitarle esa ilusión de ser padre? Lo miró como pidiéndole disculpas.
-Ya veo. –el silencio se hizo presente de nuevo –creo… creo que entonces tendrías que conocer a más chicas o chicos que puedan darte las nenas que quieras Jjong, yo no quiero quitarte esa felicidad. –Jonghyun le miró incrédulo.
-No.
-Pero es que yo no pued…
-No es no Kibum. Si tú no puedes, no buscaré a nadie más, me quedaré contigo y nuestra pequeña familia feliz. Te quiero demasiado como para cambiarte por una idiotez.
-Jjong, es que no quiero que arruines tus ilusiones por mí.
-Mi mejor ilusión es estar a tu lado. No quieras quitarme eso Bum. Con hijos o sin hijos, si estás conmigo entonces eso me basta por esta vida y la siguiente. Encontrémonos en la siguiente ¿sí? -Esos ojos de cachorro se metieron tan profundo a su alma que no buscó la forma de decirle que no. Le tomó de ambas mejillas y lo besó con todo el amor que podía expresarle.
-Te amo, eres el mejor –soltó de pronto, haciendo que Jonghyun se sintiera verdaderamente completo.