-¿Hola?
-…-
-¿Kibum, estás bien? –susurró con el cuidado de no ser descubierto por el maestro de matemáticas.
-Minho ah… yo –se escuchó un sollozo detrás de la línea –creo que he matado a alguien…
~**~
-¡Kibum! –gritó con sus fuerzas. De por si era malo gritar en un hospital y mucho más si empujaba a cuanta persona se le atravesara. Solo quería asegurarse de que su amigo estuviera bien -¡Kibum! –Gritó aún más fuerte al encontrar al rubio sentado en el piso del pasillo -¿Estás bien? –el rubio se percató de la presencia del alto solo cuando sintió unos fuertes brazos rodear su cuerpo.
- Minho…
-No llores Bummie~ -sintió el cuerpo del mayor temblar, como cada vez que se preocupaba demasiado. Las lágrimas ya inundaban sus rosadas mejillas, escuchando los sollozos y las pequeñas contusiones de su cuerpo al llorar –estará todo bien Key –le susurró con el plan de calmarlo.
Kibum se llevó el pulgar a la boca, mordiéndolo con un poco de fuerza. Sus nervios le impedían hablar correctamente y solo quería morder algo para descargarse. Minho lo notó y lo apresó aún más encima de su cuerpo. –Todo estará bien. ¿Quieres contarme que pasó? -Kibum asintió con la cabeza reposada en el pecho del pelinegro.
Minho sonrió con ternura. Cuando Kibum entraba en pánico, había que acariciarle, abrazarle y hablarle como si fuera un pequeño de 6 años.
-Yo estaba yendo tarde al trabajo y aceleré y el entrometió y luego… -se mordió el pulgar con más fuerza, dejándolo rojo por un instante –lo maté Minho. –Las lágrimas comenzaron a brotar incluso más rápidas – yo lo maté. Soy un asesino
-No lo eres Bummie, no fue tu culpa. –le besó la coronilla y se paró junto con el rubio. Dado que aún era la 9 de la mañana, ninguno había tenido un buen desayuno. –quédate un rato aquí, en lo que consigo algo para comer ¿sí? –el mayor asintió como niño pequeño.
Agradecía infinitamente tener un buen amigo como Minho, que lo conociera tan bien y cuidara de el cuándo a nadie más parecía importarle.
~**~
-¿Cuál es tu nombre lindura? –preguntó un emocionado Taemin a un pequeño Yoogeun quien jugaba con bloques de colores.
-Choi Yoogeun, noona –le sonrió tan adorablemente que pasó por alto el hecho de que lo había llamado noona. Estuvo tentado a pellizcarle las mejillas, pero el puchero y la mirada de esos ojitos le advirtieron que se abstuviera de hacerlo. Bajó las manos y solo atinó a acariciarle la cabeza.
-y, ¿hoy es tu primer día en el kínder? –Yoogeun asintió con una sonrisa tan cariñosa que Taemin subió sus manos, dispuesto a hacer el segundo intento por pellizcar esas montañitas tan regordetas.
-appa dice que no debo dejar que extraños me toquen –la cara de Taemin enrojeció. Sintió como si el niño pensara que era una clase de violador o algo parecido.
-Appa no sabe que soy tu nuevo maestro Yoogeunnie, soy Lee Taemin.
-Taemin noona –le apuntó a los largos cabellos. Taemin negó despacio y lo miró.
-Taemin hyung. Soy un chico Yoogeun. –el pequeño lo miró confundido y desvió su mirada de nuevo a los cubos. –Taemin hyung.
-Hyung es lindo –comentó como si nada, jugando con los cubos.
-Gracias Yoogeun, tú también eres muy lindo –se acomodó junto a él, tomando algunos cubos y comenzando a armar figuras algo raras.
Se la pasaron jugando durante tres horas. Horas en las que Taemin se encargó de cuidarlo y mimarlo. Yoogeun se la pasó divertido junto a su nuevo hyung, riendo y haciendo pequeñas bromas. Al final, se había dado cuenta que Taemin hyung le caía realmente bien.
Y era muy lindo. Como a appa le gustaban.
Entonces, en su pequeña cabecita una idea nació. Juntaría a Taemin hyung con Appa, para que se convirtiera en su nueva omma y jugara a las carreras y a las figuras de acción con él.
~**~
-Familiares del joven Kim –llamó el doctor saliendo de una gran puerta. Al no recibir respuesta alguna, trató al llamar a los familiares por el nombre del chico – familiares de Kim Jonghyun –repitió, pero la respuesta fue la misma.
Visualizó a ambos chicos quienes se movían un tanto ansiosos en sus respectivas sillas.
Se acercó hacia ellos y quitándose los anteojos, les preguntó de nuevo -¿ustedes son familiares del joven que entró hace un rato? – Key se irguió con el cuerpo lleno de miedo. Lo que menos quería escuchar era que el chico que había atropellado estaba muerto.
-S...sí – respondió con los nervios en la boca.
-Pueden pasar, el joven está fuera de peligro. –un gran suspiro salió de la boca acorazonada, se volteó solo un momento para sentirse acorralado por los fuertes brazos de su amigo.
-¡No murió! –chilló emocionado. Aplaudió sin fuerza alguna y con una sonrisa se dispuso a seguir al doctor.
-Pareciera que fuera tu novio –comentó el alto con intención de molestar. Key se volteó fulminándole con la mirada.
En la camilla descansaba aquel chico con ojos de cachorro, un poco confundido al verlos entrar a su cuarto. Por un momento dejó la confusión para detenerse a admirar al singular ser que trataba de esconderse de él, con unos ojitos que demostraban angustia.
Sintió una ligera opresión en el pecho, pero estaba seguro que no era por ningún moretón.
-es una suerte que no llegara con algún brazo roto o las costillas hechas trizas. Según los paramédicos y algunos testigos sufrió un golpe muy fuerte. –las mejillas de Kibum se encendieron, por la vergüenza que sentía al ser el el causante de todo eso. –solo tiene golpes leves en los costados, la clavícula está rota, pero con unas semanas de reposo total sanarán.
-¿reposo? Yo tengo que trabajar –habló tratando de mover el brazo, a lo que el doctor corriendo fue a acomodar y acto seguido le pegó en la pierna con algunas hojas de sus análisis.
-es usted muy terco, por suerte sus familiares lo vigilarán –dirigió la mirada hacia el par de jóvenes que se mantenían al margen de la camilla. –bueno, los dejo. El chico saldrá mañana y mientras tanto estará bajo observación. – el doctor se retiró dejando a los tres en un estado de completo e incómodo silencio.
-¿Y ustedes son…? –intentó hacer plática porque estaba bien seguro que no los conocía de ningún lado.
-No nos conoces –habló el rubio, saliendo detrás de Minho.
-Eso lo sé. Jamás me olvidaría de alguien tan bonito como tú – Kibum sintió sus mejillas encenderse de nueva cuenta. Ese chico era un poco descarado.
-bueno, quizá te preguntes porque estás en el hospital –eso Jonghyun ya lo sabía porque fue trasladado un poco consciente y la linda paramédica se encargó de contarle lo sucedido, pero las reacciones del niño bonito le agradaban así que dejaría que él lo explicara. Kibum soltó un suspiro entrecerrando los ojos y luego fijando su vista en el chico que lo miraba inquieto. –tuviste un accidente y yo soy el responsable.
-Iré por un café. Kibum ¿quieres algo? –El rubio negó ante la pregunta de su amigo y este solo salió del cuarto para darles más privacidad.
-¿Tu novio? –se atrevió a preguntar el mayor. Kibum negó nervioso.
-Es mi mejor amigo nada más –respondió.
-qué bueno – las mejillas del menor se encendieron en un lindo tono rosa y él ni siquiera sabía por qué de pronto sentía las mejillas acaloradas.
-Oye yo lo siento muchísimo, iba con la prisa y juro que no quería hacerte daño.
-Eso lo sé, no pareces del tipo que ande lastimando a cualquiera –echó la cabeza para atrás, recostándola en la almohada y deteniéndose a admirar un poco más al chico bonito. Su piel blanca y tersa, sus ojitos felinos y perfectamente rasgados, su pequeña nariz adornando esa cara de porcelana y esos labios acorazonados.
¿Qué se sentiría besar ese par de labios? Seguramente a gloria…
-Es que en serio estoy muy apenado. Mientras a tus padres…
-a mis padres no les intereso… -contestó fijando la vista en algún otro punto.
-Bueno… entonces los cuidados que necesitarás, de seguro tu novia…
-No tengo novia, no tengo a nadie. Me vine a vivir aquí hace una semana apenas. No tengo apartamento y duermo en la bodega donde recién empecé a trabajar, para ahorrar y alquilar un cuarto y no lo podré hacer ya que tengo que mantenerme en reposo y mi jefa es buena persona pero también ama el dinero y no creo que me dé el lujo de ausentarme y mantener mi sueldo.
Ok, Kibum no podía sentirse más culpable en ese momento. El pobre chico no tenía con que vivir y el solo llegaba y le jodía aún más la vida.
Debería estar enojado y de seguro lo demandaría. ¡Oh Mierda! No podía permitir que su jefe se entere de lo que había hecho…
Nadie querría a un demandado como socio y trabajador…
Se volteó tratando de calmar sus pensamientos que no le llevaban a ninguna solución.
~Piensa Kibum~
Lo miró por un momento y al chocar miradas creyó haberse hundido en ese par de pozos marrones. Tan hermosos y cariñosos ojos.
-escucha, tengo una idea que podrá beneficiarnos a ambos –soltó mientras se mordía el pulgar.
- no hagas eso que tientas a tu suerte –comentó como si hablara del clima.
Kibum se dio un segundo para volver a pensar en la descabellada idea que su mente había creado.
-yo… en serio lamento lo que hice y para recompensarte, me gustaría que vinieras a vivir conmigo –el moreno iba a replicar pero la bella voz de Key prosiguió –y así podría cuidarte. Piénsalo, comida y cama gratis. – la sonrisa de Jonghyun apareció.
-¿y qué ganas con esto? ¡Omo! –Su cara sorprendida y su dedo tratando de apuntar se le hicieron graciosas al menor -¿no será que a cambio tengo que darte mi cuerpo? – y la sonrisa de Kibum paró a dar en otro lugar y en cambio, sintió las mejillas más rojas y la vergüenza recorrer su cuerpo.
-¡Yah! ¿Quién te crees que eres? –soltó un tanto nervioso. Pero la sonora risa le hizo quitar el ceño fruncido.
-Perdón, pero eso fue lo primero que se me ocurrió ya que nadie va por la vida ofreciéndote su ayuda.
-Es que me siento responsable de lo que te hice y pensé que este tipo de ayuda de convendría.
Jonghyun lo miró un rato, y sintió la intensa mirada sobre su persona.
-¿Q…que dices? -¿nervioso? ¡Él era el gran Kim Kibum! ¿Por qué ese chico lo hacía sentir nervioso? -un asentimiento por parte del mayor le hizo soltar una risita. Ese chico era una verdadera cajita de encantos.
~**~
-¿Te quedarás? Oh de acuerdo, aprovecharé que salí de la universidad y pasaré tiempo con Yoogeun… si, hoy trabajo, aja. Diviértete con tu chico –un grito del otro lado de la bocina le hizo carcajear. –Te quiero, bye.
Estacionó su auto y se bajó. Entró al pequeño local adornado de mariposas, estrellas y otras figuras infantiles.
Los niños pasaban a su lado mientras jugaban y luego de visualizar a su hijo junto con otros dos niños y una maestra sonrió.
Se acercó hasta el pequeño y su sorpresa fue encontrarse con el chico que lo había dejado sin palabras el otro día. Seguía tan bonito y hermoso.
Perfecto.
El estómago de Choi comenzó a removerse y lo atribuyó al no haber desayunado debidamente.
-¡appa! –gritó el pequeño para colgarse de las piernas largas de Minho. El chico se levantó, mirándolo y con un ligero rubor en las mejillas.
“el appa de Yoogeun es apuesto” pensó Taemin.
-Hola campeón –sonrió más para el menor que para su propio hijo.
Y vaya que había funcionado porque la brillante sonrisa dejo inmóvil a Taemin.
-Mu… mucho gusto, soy el maestro de Yoogeun –le extendió la mano tratando de calmarse a sí mismo –Lee Taemin.
-Choi Minho –contestó educadamente. Y pensó que había sido su imaginación, pero al momento de estrechar manos un pequeño choque le recorrió el cuerpo.
El ruido de su teléfono destruyó la pequeña burbuja que sus miradas habían creado. Acarició la cabecita de Yoogeun y sacó el móvil de su bolsa.
-¿Qué pasa?
-Minho lo siento, pero no podré cuidar de Yoogeun hoy.
-¿Qué?, ¿porque?
-Como Jonghyun no tiene ningún familiar disponible tengo que quedarme para hacer los papeles y esas cosas. Y… me ofrecí a dormir con él por hoy – la sonrisa burlona de Minho hizo acto de presencia.
-¿así que no pierden el tiempo, cierto Kibummie? -comentó burlón. Y pudo jurar el ver la cara de pena de su amigo.
-¡Yah! Estúpida rana, todavía te llamo para informarte… en fin, busca a otra persona.
-de acuerdo, pero me será imposible buscar a alguien que cuide de Yoogeun por la noche.
Un clic y su plática había finalizado.
-¡Yo lo haré! – y maldijo a sus impulsos en ese momento. Se llevó la mano a la boca, en señal de vergüenza y se dispuso a dar la media vuelta y huir a esconderse bajo los bloques de juguete.
-¡Taemin hyung! –Gritó emocionado Yoogeun -¡Appa lo quiero a él! – sus bracitos se extendieron en dirección a Minho, quien lo cargó.
-¿Podrías? –Taemin detuvo su caminar para ser observado con ese par de orbes color chocolate. Tragó saliva y se dio ánimos para hablar coherentemente.
-Uhm… si no hay inconveniente podría cuidar de Yoogeun.
-Muchas gracias es que yo trabajo de… - pero esa información no la podía dar así como así. – noche y me es imposible vigilarlo.
-ah bueno y supongo que su omma tampoco –y quiso golpearse al ver como el alto bajaba la mirada.
-su omma no tiene tiempo para el –habló tajante. Alzó la mirada y trató de deshacer la pesada atmósfera. – pero en serio te agradecería que me hicieras el favor. O te pagaré, lo que quieras.
Y en ese momento se prometió dar lo mejor de sí porque tenía tantas ganas de impresionar al guapo muchacho enfrente de él.
-No hay problema. – finalizaron la charla con la dirección y la hora en la que debía de ir.
Ok, era tiempo de mentirle un poquito a su appa y a su hermano, porque en serio quería hacer bien el trabajo. Quería quedar bien con Choi Minho. Ya inventaría que su amigo Kai lo invitó de pijamada.
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