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Sexy, Naughty, Bitchy Mello por Kurumi2413

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Notas del capitulo:

¡Wahhh! Jamás me había tardado tanto para un capítulo. De verdad, lo lamento. No había tenido tiempo, y bueno, como ya casi entro a la escuela.. (Excusas everywhere.)

igual, son 4,419 palabras... Me parece buen tamaño. (?

Advertencia: No, nada lemmon, pervertidas. Es sólo... Unas escenitas subiditas de tono... Lel~ y celos... Ok, basta, no digo más.

¡A leer y empalagarse! (Ya se hizo costumbre esto de ponerle tanta azúcar... Mierda :c ...)

...

—Maldita sea, Mello. –Bufó con molestia.

—¿Qué pasa? –Le preguntó el rubio, quien salía del baño.

—¡Me duele! –Exclamó, señalándose la "parte de atrás".

El oji-celeste no pudo evitar soltar una carcajada al entender a que se refería. Matt lo miró finjiendo enfado, pues realmente no estaba nada molesto... Después de todo, había disfrutado aquello. Había sido Mello quien le dejó aquel dolor marcado, y estaba feliz por ello.

—¿A ti no te dolió la espalda? –Se atrevió a preguntar Matt, sin embargo, con algo de vergüenza.

—No, pero supongo que a ti sí porque estabas en el piso, debió de haber sido incómodo. –Mello soltó otra carcajada y Matt lo observó con las mejillas rojas.

—¡Mello! –Replicó.– Aunque valió la pena... –Murmuró, observando al suelo, con la intención de que Mello no lo escuchara.

—¿Eeh? ¿De verdad? –El chico rubio le sonrió leve pero sinceramente. Matt alzó la vista, encontrándose con la mirada azulada de Mello sobre la de él.

Por la cercanía, ambos podían sentir sus respiraciones agitadas chocando entre si, a la vez que observaban los ojos del otro. Sus mejillas estaban teñidas de un tono carmín y su corazón se había acelerado. Para los dos adolescentes, era totalmente increíble como con tan sólo una mirada del otro lograban sentirse de esa manera tan difícil de explicar. Mello fue acercándose poco a poco, tratando de acortar más y más distancia, lentamente, con paciencia. Matt seguía observándolo a los ojos. Y creer que hace meses negaba que estaba enamorado... Y maldita sea, lo había estado incluso desde antes, su problema fue que tardó en admitirlo. Entrecerraron los ojos a la vez que el contacto se reducía, sin embargo, algo tomó por sorpresa a los adolescentes.

—Hora de desayunar. –Chris abrió la puerta de la habitación como si nada, y al observar la cercanía en la que se encontraban ambos chicos, no pudo evitar enojarse. Mello y Matt se separaron a una distancia prudente de la forma más rápida que pudieron, y con los rostros completamente rojos, observaron a Chris. –¿¡Qué fue eso!? ¿¡Qué intentaban!? –Preguntó.

—¿Qué? ¿Acaso usted me dirá que no besaba a su esposa? –Mello se sonrió con burla, mientras Chris se rascaba su cabello rubio con enojo.

—Por lo menos no delante de sus padres. –Chris le devolvió la sonrisa burlona a Mello, y Matt por su parte, los observaba con una sonrisa nerviosa.

—Claro, pero esto no hubiera pasado si usted no hubiera entrado tan repente. –Le replicó Mello, rodando los ojos.

—Es casa de mi suegra, hago lo que quiera. –El padre de Matt se cruzó de brazos y recargado en la pared miró a Mello con sus ojos verdes que reflejaban seguridad.

—También es mi suegra, ¿Lo olvida? –Mello sonrió de lado.

—Bueno, basta. Mejor vayamos a desayunar. –Matt suspiró y tomó a Mello de la mano llevándolo casi jalando hacia el comedor, pues éste parecía estar jugando competencias de miradas con su padre, y ninguno parecía querer perder.

Una vez que el pelirrojo se sentó en su silla junto a la de Mello, soltó un quejido que, casualmente, todos notaron. Las miradas de los abuelos y padres de Matt, se fijaron en ambos chicos con curiosidad.

—¿Qué te pasa, hijo? –Preguntó su madre.

—Oh por favor, ¿Qué no es obvio que... –Chris no pudo terminar de hablar, pues Matt lo interrumpió.

—Me caí. Si eh... Eso. –Mello arqueó las cejas mirándolo con molestia, eso no estaba ayudando mucho, se notaba por las miradas aún confundidas de los demás sobre ellos.

—¿Y no hay lugares interesantes que conocer en esta ciudad? –Preguntó el rubio, tratando de cambiar el tema, pues el otro no terminaría de manera... "agradable".

—Claro que sí. –Respondió la abuela de Matt, sonriendo. – Podrían ir a dar un paseo al parque, es un lugar muy bonito. Hay un pequeño lago, cuando Matt era más chico lo llevaba ahí y le compraba un helado. ¿Qué tal si van cuando se ponga el Sol? –Ambos chicos se miraron, y como si pensaran lo mismo, dijeron:

—Es buena idea. –Chris puso mala cara y antes de que pudiera decir algo, todos los presentes en la mesa lo fulminaron con la mirada.

Algo que le había parecido curioso a Mello, es que Angie era pelirroja de ojos azules, mientras que Chirs era rubio de ojos verdes. Matt había sacado el cabello de su madre y su actitud, mientras que de Chris sólo heredó los ojos. Y eran rubios y pelirrojos, al igual que ellos dos, con la actitud bastante parecida, y siendo los padres de su pareja... Aquello no podía ser más extraño.

El desayuno transcurrió con tranquilidad, entre algunas charlas, y las frecuentes peleas de Mello con Chris sobre asuntos sin importancia, hicieron que el tiempo pasara con mayor facilidad.

El rubio llevaba consigo a cualquier parte un cuaderno amarillo de pasta dura con imán, pero era como si no quisiera que nadie descubriera que es lo que tenía dentro. Eso le causó curiosidad a su pelirrojo "amigo", sin embargo, éste prefirió no preguntar nada, después de todo, si Mello le quería mostrar que es lo que tenía dentro, en algún momento lo haría, de eso estaba seguro.

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—¿Ya nos vamos al dichoso parque? –Preguntó Mello, observando el Sol comenzando a ocultarse por la ventana de la habitación que compartían.

—Vamos. –Matt le sonrió y una vez tomaron sus cosas, salieron de la casa rumbo al parque.

Matt caminaba junto a Mello, guiándolo hacia el parque, pues él era quien sabía donde quedaba, pero sin embargo, su mente divagaba en otro lado. No podía dejar pensar en lo ocurrido el día anterior, aquello era algo prácticamente imposible de olvidar. Su respiración agitaba bajo la de Mello, sus rostros tan cerca que podían sentir el calor de las mejillas ardiendo del otro, como iban y venían en el mismo vaivén, cada estocada que lo hacía volverse loco, sin poder creer que tenía a nada más y nada menos que a Mello junto a él, y con su cuerpo unido completa y literalmente al suyo. Se sentía tan malditamente afortunado... Es decir, no cualquiera tiene la fortuna de, en primera, hacerse amigo del chico más intimidante y popular de la escuela, y en segunda, muchos menos salir con él siendo que ambos son chicos. Pero ahí estaba. Un chico que jamás le abrió su corazón a nadie, se lo abrió a ÉL. ¿Y cómo no se había dado cuenta antes? Siempre le interesó, le causaba algo que no sabía como explicar, entre misterio, admiración y curiosidad. Ahora que estaba con él, si de algo estaba seguro, es que jamás lo dejaría ir.

Una vez alcanzó a divisar un pequeño parque con apenas unos cuantos bancos y una fuente en el centro, salió de sus pensamientos.

—Ahí es. –Le señaló el lugar a Mello con una sonrisa, y antes de que éste hablara, se le adelantó. – Un momento, iré a comprar helados. –Mello quiso detenerlo para entregarle su parte de dinero, pero el pelirrojo salió corriendo. Suspiró y se dedicó a esperar que volviera, mientras observaba los alrededores.

Una muchacha algo mayor que el rubio, se le acercó tímidamente, poniéndose delante de él. Vestía un vestido negro hasta las rodillas y debajo una camiseta con cuello, de manga larga color blanca. Sus ojos eran café claros, mientras que su cabello de un tono claro, sin llegar a ser completamente rubio.

—¿Te importaría moverte? –Exclamó Mello, con molestia. Suficiente tenía con las chicas de la escuela para que en otra ciudad siguieran molestándolo.

—No me reconoces, ¿Verdad? –La chica sonrió con nostalgia mientras miraba al suelo. — Soy Ailyn, Mello. –El mencionado abrió los ojos en sobremanera, rogando que Matt siguiera comprando los helados.

—¿Qué haces aquí? –Le preguntó, observando fugazmente a los lados. – No sabes todo lo que pasé estos últimos años, maldita sea. –Mello suspiró aliviado y la chica le sonrió con ternura.

—¿Y qué ha sido de tu vida? ¿Sigues en Winchester?

—Sí... En otro departamento. –Contestó secamente.

—Y... ¿Tus padres? –Bajó la mirada nuevamente al suelo y Mello sonrió con melancolía.

—Murieron hace 4 años. –La chica subió la vista y abrió los ojos con sorpresa, sin embargo, antes de que pudiera decir alguna otra cosa, el blondo la interrumpió. – Es mejor así, no te preocupes. Más bien debería ser yo el que pregunte. ¿A ti, cómo te va?

—Todo mejor, cuando me mudé las autoridades se enteraron de todo y me llevaron a un orfanato. Meses después me adoptaron, ahora vivo con una familia muy agradable. –Le sonrió con ternura a Mello y este le devolvió la sonrisa.

—Eh, me alegro, pero... Ahora no tengo mucho tiempo de hablar, ¿Te parece si lo hacemos después con más calma...? Y de paso te presento a... Alguien. –El blondo sonrió con nerviosismo y la chica sacó de su bolsillo un papelito con su número de celular, Mello lo tomó y lo guardó, sin darse cuenta de cierto pelirrojo que los miraba con un aura negra desde no muy lejos.

—Entiendo... Mi familia también me espera, nos vemos. –Le sonrió una vez más al rubio de forma animada, y seguido, salió caminando a paso apresurado a otra sección del parque.

Matt se acercó a Mello lentamente por detrás, sin que éste se diera cuenta, pues se encontraba en una especie de transe.

—Mello. –Lo llamó.

—¡Ahh! –Mello pegó un brinco del susto al escuchar la voz del pelirrojo detrás de si, y una vez se percató del grito que había pegado, se sonrojó ligeramente por la vergüenza.

—Acompáñame por aquí. –El gamer le tendió a Mello un helado de chocolate en vaso, y una vez tuvo su mano libre, tomó la del rubio y lo llevó detrás de unos cuantos arbustos y árboles frondosos, hasta llegar a un pequeño lugar apartado donde se podía apreciar un lago. Estaban completamente rodeados de arbustos, árboles, y una que otra roca que servía de asiento. No se veía nada de lo que ocurría en el parque.

—¿Nadie más conoce este lugar? –Preguntó Mello, asombrado por lo que veía.

—Hmm... Casi no, aquí es donde la abuela me traía. –Matt sonrió con dulzura y se sentó justo frente del lago, Mello lo imitó y se sentó junto a él.

—Es bastante agradable... –Admitió Mello.

—Mello... ¿Te puedo preguntar quién era la chica con la que hablabas...? –Preguntó, en tono nervioso.

—Ya lo hiciste. –Mello rodó los ojos y seguido miró a Matt a los ojos. –Ella era mi vecina en mi antiguo hogar. No le contaba a detalles sobre lo que pasaba con mi familia, pero igual me 'consolaba' cuando me encontraba mal. No era mi "amiga" exactamente... La conozco desde los 8. Y desde entonces, tuve el presentimiento de que me gustaba. Hasta que a los 12 se mudó, justo días antes de que mis padres murieran. –Matt abrió los ojos con sorpresa y Mello le sonrió para transmitirle confianza. —Me refiero a antes, ahora claramente no. –Matt suspiró con alivio y Mello prosiguió.- Lo que pasa es que nunca entendí ese sentimiento... –Mello bajó la cabeza algo ruborizado y murmuró. – Hasta ahora...- Una vez más, siguió hablando con su tono de voz normal. — Y me di cuenta de que lo que antes sentía por ella era similar... Pero tampoco idéntico. Por eso estoy algo confundido.

Mello tomó la cuchara que tenía el vaso de helado, y comenzó a comerlo, deleitándose con el sabor del chocolate, con demasiadas cosas en la cabeza.

¿Y si lo que realmente sentía por Matt era una amistad muy fuerte y a la otra chica la amaba? No, no podía ser eso. No era momento para confundirse. ¿Por qué siquiera le cruzó eso por la cabeza? Fue muy lento todo lo que pasó para por fin llegar a aquel punto. Los momentos, todas aquellas veces donde se encontraban tan cerca pero ninguno tenía el valor para besar al otro, los gestos, aquellos sonrojos que indicaban una sola cosa para ambos, pero seguían sin darse cuenta a pesar de eso. Encajar los abrazos, los orgullos y los enfados que impedían a ambos admitir lo que era claro. Y una vez todo había salido a la luz... No, definitivamente no era momento para dudar. Había costado demasiado para ambos admitir sus sentimientos y confesarlos, no debían de mandar eso a la basura, tenían que cuidar ese sentimiento y hacer que permaneciera estable y seguro. Porque aquella, después de todo, no era para nada la típica "Historia perfecta" que pintan los cuentos. Para nada, todo lo contrario. Era más bien como un guión lleno de fallos y errores, la historia de dos chicos cualquiera que se había ido colocando como las piezas de un rompecabezas, como si realmente el destino hubiera querido que terminaran juntos.

Ahora que estaban juntos después de todo aquello, si de algo ambos estaban seguros, es que no dudarían de sus sentimientos ni por un segundo. ¿Y qué importaba lo que digan los demás si se tenían el uno al otro?

Al ver que Matt seguía inmóvil y sin decir nada, Mello volvió a hablar.

—P-pero yo te amo. Mis sentimientos no cambiarán y... No quiero que me malinterpretes, no es que esté dudando lo que siento por ti. –Aclaró, mirando con firmeza aquellos ojos color verde esmeralda que se encontraban frente a él. Matt se sonrojó violentamente al escuchar eso, pues el rubio evitaba cualquier cosa que le pareciera "cursi".

—Tú tampoco dudes lo que siento por ti, Mello. Sabes que también... te amo... –Dejó el vaso de helado en el césped por un momento y se lanzó -literalmente- a abrazar a Mello.

Ambos sintieron los corazones del otro se acelerarse, y aunque no dijeron nada, se sintieron felices por eso. Mello se separó levemente para después tomar por el mentón a Matt y plantarle un beso en los labios mientras con sus manos acariciaba el cabello de su "amigo". Un beso que le pudiera transmitir todas aquellas palabras que no era capaz de articular, donde pudiera darle a entender que estaba más que seguro de sus sentimientos. ¿Y cómo no estarlo? Después de todo lo que había pasado, era inútil negarlo.

El rubio fue bajando sus manos, las metió poco a poco dentro de la camiseta del pelirrojo y comenzó a acariciar el abdomen de éste, sacándole suspiros ahogados por el beso. El contacto se fue intensificando, y si no fuera por las necesidades humanas como respirar, se habrían quedado así por mucho tiempo más.

Se separaron poco a poco jadeando levemente y con los rostros rojos. Matt le sonrió con ternura a Mello sin apartar la vista de sus ojos, mientras detallaba cada rincón de esas orbes azuladas.

—Sólo... Hay un pequeño inconveniente. –Mello suspiró, guardando algo más de distancia. Matt lo miró con atención y el rubio prosiguió hablando. — Yo le gustaba, un día antes de mudarse, me dijo que pensara en una respuesta hasta el día en el que nos volviéramos a ver.

—¿Qué le dirás? –Preguntó Matt, con curiosidad.

—No tengo idea... No sé como rechazar a una chica. –Matt soltó una carcajada al escuchar eso, mientras que Mello lo observaba arqueando una ceja, hasta que comprendió por qué aquello. — Es muy diferente las chicas de la escuela... A Ailyn la conozco desde niño. Y sonará raro decirlo siendo yo, pero tampoco quiero lastimarla. Aunque ya le dije que le presentaría a "alguien". Y ese eres tú.

—¿Ehh? ¿Yo? ¿Acaso esa será tu forma de rechazarla?

—No sé, trataré de ser más "delicado" con ella que con las demás chicas a las que rechazo. –Suspiró una vez terminó de decir eso, y Matt volvió a soltar otra carcajada. — ¿¡Qué es tan gracioso!? –Espetó, frunciendo el ceño.

—¡Eso es casi imposible para ti! –Mello lo fulminó con la mirada, pero sin embargo, el gamer no podía parar de reír.

—Sabes, te castigaré cuando volvamos. –Sonrió con picaría, y en ese instante Matt detuvo su risa.

—Eh... ¿A qué te refieres? –Preguntó Matt, con una sonrisa nerviosa.

—Me refiero a lo de ayer. –Mello se relamió los labios de forma provocativa, observando como Matt se ponía rojo hasta las orejas en un instante. Mello soltó una carcajada al ver la reacción de su "amigo", y seguido volvió su vista hacia él nuevamente. — Por cierto, ¿Ya no te duele? –Sonrió socarronamente, mientras que por su parte, Matt sintió como un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.

—Algo... –Se sobó la cabeza con nerviosismo, sin percatarse de cómo Mello iba acercándose poco a poco.

—Prometo ser más suave la próxima vez. O mejor dicho, esta noche. –Le susurró al pelirrojo. Seguido le mordió levemente el lóbulo de la oreja a su pelirrojo "amigo", sintiendo como su respiración se iba agitando y suspiraba. Matt se puso nervioso ante ese comentario. ¿Acaso significaba que lo repetiría esa misma noche...?

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Hablaban de cualquier cosa sin sentido que se les cruzara por la cabeza, sacándoles unas cuantas risas. Ya había oscurecido completamente, la luna se podía observar perfectamente bien desde donde estaban y el clima era de lo más agradable. Matt había recostado su cabeza en el hombro de Mello, aunque negó el contacto al principio por vergüenza, terminó cediendo.

—Sabes, hay varias cosas de las que tengo curiosidad... ¿Me responderías si te pregunto? —Dijo el gamer, observando el agua calma del lago frente a ellos.

—Adelante, pregunta. –Suspiró el rubio.

—Siempre veo que llevas una cruz... Si eres creyente, ¿"Esto" y "aquello" no es pecado? –Preguntó Matt.

—¿A qué te refieres con "esto" y "aquello"? –El rubio arqueó una ceja y observó con curiosidad a Matt, quien aún se encontraba recostado sobre su hombro. El pelirrojo tomó aire y habló.

—Me refiero a... Nosotros como pareja, y cuando lo 'hicimos'… –El rostro del pelirrojo estaba tan rojo, que aquel color competía con el de su cabello.

—De hecho, yo no lo veo así. El Dios al que tantos ven como una figura a la que hay que temer, no creo que realmente sea así. Si amas a una persona realmente, no es pecado, lo malo sería si fuera solo sexo. Y no lo fue. ¿Verdad? –Dijo el blondo, con una seguridad que jamás la había usado.

—No, no fue solo eso. Lo entiendo perfectamente... –Matt sonrió levemente entrecerrando los ojos y con las mejillas aún algo ruborizadas.

—Y muchos están en contra de esto por lo que según ellos, dice la Biblia. Desde mi punto de vista, ese libro se creó para que cada quien lo interpretara a su manera... Es por eso que a pesar de ser creyente, no voy muy seguido a misa. Ahí son los padres quienes le dan la interpretación que ellos piensan a la Biblia, y no dejan a las personas hacer eso por si solas. –Suspiró una vez terminó de hablar, y Matt se quedó asombrado por todo lo que había dicho el rubio, jamás lo había oído hablar así.

—Piensas de forma interesante... Mi familia no es creyente, es por eso que probablemente no tengan ningún inconveniente en que salgamos juntos. –Sonrió, mientras Mello lo observaba con curiosidad.

—¿Alguna otra cosa? –Preguntó. De alguna manera, quería darle a entender a Matt que le tenía la suficiente confianza como para responder a cada pregunta, y aquella era su forma de demostrarlo, aunque fuera indirectamente.

—¿Puedo ver tu cuaderno amarillo? –Le sonrió. Mello se sorprendió por la pregunta, nunca antes ninguna persona le había pedido ver aquel cuaderno que significaba tanto para él, y ni siquiera si se lo pidieran lo mostraría. Era algo muy personal. Pero esa persona que se lo pedís era Matt, y eso hacía la diferencia.

Sacó de una especie de "bolso" su cuaderno, y sin dar ninguna explicación, dejó que Matt lo tomara y lo hojeara libremente. El gamer, no podía estar más sorprendido con lo primero que se encontró. Era la letra de Mello, sin duda alguna. La reconocía, pero es como si hubiera escrito aquello hace ya bastante tiempo. Era, nada más ni menos que un poema en verso.

"La nostalgia concurrida

Con su cálida tibieza escondida

Pasa desapercibida

De las lágrimas desaparecidas.

Me preocupa el porvenir

Al ver esos labios color carmín

Que no sonríen cono solían

Aunque en el fondo querían.

Frente al destino

Te encuentras ya rendido

Con los ojos frustrados

Y que han estado tan agotados.

En esos ojos azulados

Donde la ira se ha acumulado

Y tantas veces

La tristeza se han guardado."

Era triste, y eso le preocupaba. Sabía que los poemas eran como una especie de "desahogo", y no quería que Mello estuviera mal. Siguió leyendo y releyendo el poema varias veces, con demasiadas dudas en la cabeza, hasta que la voz de Mello nuevamente lo sacó de sus pensamientos.

—Lo escribí a los 12. Jamás dejé que nadie leyera eso. Tú sabes que leo mucho... Pues también escribo... No me considero del todo bueno, pero sirve para desahogarme, y poder transmitir en palabras todo lo que siento en el momento. –Suspiró, y una vez más, siguió hablando. —Fue poco después de la muerte de mis padres... A pesar de tener a mi abuelo, me sentía solo. –Sonrió con nostalgia, mientras Matt lo observaba con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—¿Cómo es que cambiaste tanto en secundaria...? –Se atrevió a decir.

—No lo sé. –Contestó con simpleza, aún con esa sonrisa en su rostro. — No quería que los demás me vieran como una persona débil, supongo. –En realidad, Mello sabía y estaba consciente de que era como una especie de "mascara" de la que no se podía deshacer. Era muy sensible y sentimental por dentro, aunque tratara de demostrar lo contrario con sus acciones. ¿Pero qué podía hacer? Ya no podía cambiar su manera de ser.

—No eres para nada débil. –Matt lo miró con determinación, y con una de sus manos movió un mechón que le tapaba la cara a aquel rubio. Mello se sonrojó levemente, y para ocultarlo, bajó su vista al suelo.

—Realmente... No tienes remedio. –Le sonrió una vez más de forma fugaz a Matt, para después plantarle un beso en los labios al pelirrojo. Aquello, para Mello, significaba "gracias por escucharme." , pues aunque alguna otra persona le hubiera interesado saber sobre el cuaderno, jamás se lo hubiera mostrado con tanta seguridad. Aquello significaba demasiado para él.

El beso, al no ser tan intenso -sino, más bien había sido tierno.- , no tuvieron dificultades para, una vez separados, regularizar su respiración. Matt volvió a observarlo a los ojos, aún con rubor en sus mejillas.

—Sé que este es un tema algo delicado pero... ¿Cómo murieron tus padres? –Mello se sobresaltó ante esa pregunta. Sin embargo, una vez se tranquilizó un poco, se decidió a contestar.

—Los asesinaron, como he dicho, cuando tenía 12. Yo estaba en casa en ese momento. Los gritos fueron horribles. Antes de que el asesino llegara a mi habitación, la policía ya había llegado. Mi abuelo decidió quedarse con mi custodia, y viví con él tan sólo por un año, después él también murió, pero de un paro cardiaco. –Aquella sonrisa melancólica, se había formado nuevamente en los labios de Mello, y es preocupaba en demasía a Matt.

—Lo siento por preguntar. –Bajó la cabeza, y calló por unos momentos hasta que otra duda invadió su mente. — Pero si todavía no eres mayor de edad, ¿Por qué puedes vivir solo?

—Tengo un tío que tiene mi custodia, pero acordamos que yo viviría en mí departamento, y él en el suyo. –Respondió secamente.

—Entiendo... De verdad lamento todo eso, y también perdona que pregunte así. –Volvió a subir la cabeza, encontrándose con los ojos azulados de Mello sobre él.

—Realmente no importa mucho. Ahora, es mejor que nos vayamos ya, creo que es tarde y a tu padre no le agradará esto... Además, tenemos cosas pendientes por hacer. –Mello le sonrió con picaría a Matt, mientras observaba a éste sonrojarse.

"Por lo menos ya no tiene esa sonrisa de nostalgia..." Pensó.

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Cuando ambos chicos llegaron a la casa de los abuelos de Matt, se sorprendieron al encontrar las luces ya completamente apagadas. De suerte, el pelirrojo llevaba llaves de repuesto. Trataron de entrar con todo el silencio y la cautela posible, pues ya era la 1 A.M, y Matt, conociendo a su padre, sabía que eso no le agradaría para nada.

—Apresúrate antes de que... –El sonido de Matt tropezándose con un mueble hizo eco en toda la casa. – ¡Idiota! –Le murmuró Mello con enfado, observando a los lados para cerciorarse de no haber despertado a nadie.

—Auch... –Murmuró, sobándose la rodilla. — Ya voy, ya voy... –Matt se levantó rápidamente y siguieron caminando con cautela, tratando de no hacer ruido, hasta que por fin llegaron su habitación.

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Matt se encontraba recostado sobre la cabecera de la cama. Se había quedado dormido en lo que esperaba a que Mello terminara de darse una 'ducha rápida'. Pero había un pequeño detalle... No llevaba camiseta.

Cuando el rubio salió y se dio cuenta de aquello, por poco comienza a babear ahí mismo. Sin embargo, su idea fue otra. Se recostó a un lado de Matt con cuidado de no despertarlo, para después comenzar a recorrer el abdomen del gamer, deteniéndose de vez en cuando en los pezones de éste, y apretándolos levemente.

El pelirrojo se despertó de un brinco, sorprendido por el contacto. No pensó en hacer otra cosa que ponerse tan rojo como un tomate, y de todas formas, si intentaba decir algo, seguramente terminaría tartamudeando y diciendo algo incoherente.

—¿Q-qué haces? –Preguntó, dándose cuenta entonces de lo estúpida que había sido aquella pregunta.

—Te toco. –Respondió Mello, sin inmutarse ni un poco, y diciendo aquello como si fuera lo más normal del mundo.

—P-pero... –Mello se colocó sobre él, y antes de que pudiera decir otra cosa, lo calló con un profundo beso, que fue correspondiendo de a poco. El blondo volvió a utilizar sus manos para acariciarle la espalda y "un poco más abajo" a Matt, quien comenzó a sentir escalofríos "bonitos" por todo el cuerpo.

—Te dije que esta noche volveríamos a repetir 'eso'. –Le susurró al oído, con la respiración agitada por el anterior beso.

Matt, por su parte, sintiendo la cálida respiración chocando contra su oído y parte su mejilla, no supo que hacer. Simplemente se dejó hacer. Y sin duda, aquella sí que sería una noche bastante larga para ambos.

 

Notas finales:

Antes de que me maten... No, Mello no siente nada mas que aprecio por la chica XD pero ella... bueno, eso se verá después. :v

Segundo, son las 2:08 de la mañana en lo que publico, téngame compasión, me tengo que levantar a las 7 :c

Tercero... Aquí, como ven, se supo algo del oscuro pasado de Mello XD eh, haré un capítulo 'especial' o 'extra' donde narre parte del pasado de Mello... Aunque, no sé si hacerlo desde su punto de vista, o igual que todo el fic, como narración. Ustedes díganme, por favor ;-; ..Y hay algo de Mello y Matt que no saben : D (sobre su pasado... JUNTOS XD) seh, ya se conocían antes de entrar a secundaria pero Matt no recuerda y...basta de spoilers.

Cuarto... Sí, el poema de Mello es mío o_e. Fue de un trabajo de la escuela, pero decidí utilizarlo porque quedaba para la ocasión... Díganme que opinan Q-Q

Quinto y último... El lunes entro a clases, y... No sé si pueda seguir publicando al mismo ritmo ;-; en la semana que publique les aviso, sin falta, si hay algún cambio con las fechas en las que publico. (Semanal, excepto esta vez que me tardé un poco más u-u)

Nos vemos :'D

PD: Sigo trabajando en los fics de regalo, no se me desesperen (? D:


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