Todos tenemos un lado oscuro que escondemos a los demás, esa faceta que guardamos para nosotros solos y nunca compartimos, la cual dejamos salir en nuestros momentos de soledad, donde estamos realmente agustos.

Vivimos a base de necesidades olvidando a veces la principal, ese instante único para nosotros sumidos en nuestra mente, escuchando una y otra vez el latido del corazón y las palabras de nuestro cerebro luchando contra las del alma.

Sonrisa perfecta al encerrarnos en nuestra habitación, luz apagada, cascos puestos con música y nuestras manos tecleando velozmente mientras nuestra imaginación evoluciona a niveles imposibles de controlar.

Rica inspiración que viene cuando le viene en gana y te obliga a agarrar un papel y escribir.

Nunca hay que terme a nada y mucho menos negar lo que somos, nuestros gustos son nuestros y nadie tiene derecho a criticarlos, que se critiquen los suyos si eso.

Imaginamos historias con mundos perfectos o historias llenas de dolor que nos llegan a hacer llorar, mostrándoselas a gente que no conocemos y aún asi nos apoyan al igual que nosotros apoyamos.

Amor por algo, por un mundo distinto al que vivimos.