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ME CUESTA TANTO OLVIDARTE por lyra

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Aún no entendía que había pasado. Nunca había visto tan enfadado a su padrastro, y menos aún pegarle a él o a su hermano. Aunque las circunstancias fueran muy graves, creía que se había pasado.

Aún conmocionado por haber perdido a su futuro hermano pequeño, se quedó paralizado en su sitio, contestando con un movimiento de cabeza a las preguntas que le hizo su hermano. Ni siquiera se acordó de que seguía enfadado con él, levantó una mano y con un dedo le señaló la puerta tras la que se encontraba su madre.

Le vio caminar hacia ella, pero su padrastro le cogió con fuerza del brazo impidiéndole el paso. No entendía exactamente que decían, solo el grito final de su padrastro acusando a su hermano de haber matado al bebé y a continuación fue testigo mudo de la bofetada que le dio.

Vio como su hermano caía al suelo de espaldas, llevándose una mano a la cara y rompiendo a llorar sin poderse contener. El médico que atendía a su madre cogió a su furioso padrastro y se lo llevó aparte para que se calmase, dejándole a él a cargo de su lloroso hermano.

Le ayudó a levantarse de suelo y a sentarse en una de las butacas de la sala de espera, aceptando con una forzada sonrisa la gasa que una tímida enfermera le tendió para que limpiase la sangre que le resbalaba por la comisura del labio a su hermano.

La puso con cuidado sobre la herida, apretando con suavidad mientras le hacía inclinar la cabeza hacia atrás. Le vio cerrar los ojos con un gesto de dolor mientras que las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.

No se pudo resistir y levantando una mano se las seca con la yema de los dedos, sintiéndole gemir bajo su contacto.

Se sentó a su lado y le vio inclinarse hacia él, recostando la cabeza contra su hombro, sollozando sobre él con el cuerpo tembloroso.

-Lo siento-murmuró contra la gasa de su labio.

Le apretó una mano en señal de cariño. Aún no encontraba las palabras necesarias para hablar, para consolarle como era debido dejando atrás el sentimiento de culpabilidad.



Media hora después su padrastro se acercó a ellos con el semblante muy serio y preocupado.

-Vuestra madre está descasando, no despertará hasta mañana-les explicó ya un poco más calmado-Os llevo a casa, me cambio de ropa y regreso a su lado.

-Nosotros también queremos…-comenzó a decir Tom.

Pero Gordon negó con la cabeza.

-No podéis hacer nada, regresad mañana cuando se haya despertado, os querrá ver a su lado….a los dos-dijo mirando a su hijastro pequeño con firmeza,

Tom sintió como su hermano escondía más la cabeza tras su hombro mientras sollozaba por lo bajo. No se atrevía a mirar ni contestar a su padrastro.

Se puso en pie y le ayudó a él. Siguieron a su padrastro hasta el coche que dejaron aparcado en un lateral de urgencias y a los minutos ya se encontraban en casa y su padrastro regresaba al hospital.

-Vayamos a descansar-dijo Tom con firmeza.

Empujó a su hermano con suavidad y le hizo subir como un sonámbulo las escaleras. Entraron en su habitación y viéndole en el estado que estaba no le quedó más remedio que ayudarle a ponerse su pijama.

Tras ponerle una camiseta limpia, en vista de que la otra tenía sangre seca en el cuello, le vio el gesto de dolor y no pudo evitar ponerlo él también.

-¿Te duele mucho el labio?-preguntó sin necesidad.

Le vio asentir y tras ayudarle a meterse en la cama entró en el baño y humedeció una toalla que le aplicó con suavidad sobre el labio. Se sentó en el borde de la cama y le retiró el pelo con la mano. El labio se le estaba hinchando, pero al menos la hemorragia había cesado.

No se quería imaginar lo que pensaría su madre cuando le viera al día siguiente, si le preguntaba lo que le había pasado, ¿qué le iba a decir? ¿Qué le había pegado su padrastro? Solo la harían más daño, preocuparse cuando no debiera en su estado.

Estaba perdido en sus pensamientos, que no se había fijado que su hermano le estaba mirando con los ojos llenos de lágrimas y una pregunta en sus temblorosos labios.

-No ha sido culpa tuya-se apresuró a decir-Son cosas que pasan.

-Le he matado-susurró Bill con voz ronca.

-No hagas caso a Gordon, estaba muy afectado y no sabía lo que decía-le aseguró Tom con firmeza-Ahora tienes que descansar, mañana a primera hora iremos a ver a mamá, que vea que estamos a su lado y puede contar con nosotros.

Tras esas palabras le apretó el nombro con cariño y se levantó de la cama, pero fue retenido por la muñeca.

-Quédate, por favor-suplicó Bill en un susurro.

Quería negarse, decirle que no podía pedirle eso tras haber estado con su amigo. Pero algo en su interior le hizo ceder, ver que su hermano pequeño necesitaba su consuelo.

Asintió dándose por vencido, y rodeando la cama se acostó a su lado. Antes de que pudiera hacer nada, su hermano ya se había refugiado en sus brazos. No le quedó más remedio que abrazarle con fuerza, sintiéndole romper a llorar con más fuerza.

Le pasó la mano por el pelo, besándole en la frente que sintió rozarle los labios, frotándole la espalda para darle ese consuelo que tanto necesitaba.

Cerró los ojos al escuchar como cobraban volumen los sollozos, como las lágrimas le traspasaban la camiseta y llegaban más allá de su corazón. Se quedaron en su alma, haciéndole ver lo frágil que era su hermano y cuanto le necesitaba.

Le oyó suspirar entre lágrimas y le besó de nuevo en la frente. Pero de repente sintió algo muy fuerte, como que no se conformaba con besarle en la frente. Levantó una mano y poniendo un dedo bajo su barbilla le obligó a levantar la cara y depositó un beso en sus labios.

Le sintió ponerse tenso en sus brazos y sacudir la cabeza para que le soltase.

-No, por favor-suplicó Bill con los labios temblando.

-Yo…lo siento-se disculpó Tom en un susurro.

Le quería soltar, al darse cuenta de que le abrazaba con más fuerza, pero su hermano negó con la cabeza y la enterró en la curva de su cuello.

-No me sueltes-susurró Bill contra su piel-Solo…no me vuelvas a besar.

Asintió con la cabeza y se quedó en silencio, pensando en el porque de sus actos. ¿Por qué le había besado? ¿Por qué le suplicaba que no lo repitiera?

-No me vuelvas a besar, o te perderé a ti también-susurró Bill como si le hubiera leído el pensamiento.

-¿Es lo que te ha pasado…con Andreas?-preguntó Tom sin poderse contener.

Aún no habían hablado del tema, aunque no sabía si encontraría otro momento para hacerlo.

-No hemos hecho nada-le confesó Bill en voz baja-Me eché a llorar y Andreas no quiso en esas circunstancias. Me quedé dormido tras el llanto, no hicimos nada…

-¿Por qué llorabas?-preguntó Tom con curiosidad.

-Por haber besado a la persona equivocada…por que me cuesta tanto olvidarla…-susurró.

-¿Quién fue?-preguntó Tom comenzando a entender.

Pero su hermano se negó a contestar. Enterró más la cara en su cuello, suspirando y echándole su cálido aliento.

-¿Bill?-le llamó en voz alta-Sabes que me lo puedes contar, que te quiero ayudar y no…

-A Gordon-dijo con un hilo de voz.

-¿A Gordon?-gritó Tom sin querer.

Sintió que su hermano trataba de huir de él, pero le retuvo en sus brazos con fuerza y le obligó a levantar la cabeza. No podía entender lo que acababa de escuchar. Su hermano besó a su padrastro… ¿por eso se llevaban tan mal últimamente?

-¿Te…te obligó?-preguntó buscando una explicación.

-No, creí ver algo, pero me equivoqué-explicó Bill entre lágrimas-Se enfadó conmigo, y esta noche me pegó con motivo.

-No debió pegarte, no eres culpable de nada-repitió Tom con firmeza.

-De algo lo soy-dijo comenzando a llorar de nuevo.

Maldijo por lo bajo y le atrajo a sus brazos, tragándose las ganas que le estaban entrando de besarle y consolarle. Su hermano no se merecía el desprecio de su padrastro. Si hubiera sido él el que recibiera un beso suyo en los labios, en esos momentos no estaría llorando desconsolado.

-Hice que mamá se preocupara por mi-sollozó Bill contra su pecho-La odié cuando dijo que estaba embarazada, porque ella tenía a Gordon,...mientras que yo no tengo nada…

-Me tienes a mi-susurró Tom contra su pelo-Me tienes a mi…
Notas finales: Y en el próximo capítulo:


-Andreas nos espera abajo-dijo con voz ronca, rompiendo ese mágico momento.

-¿Andreas?-repitió Bill retirando con brusquedad la mano.

-Si, se ha enterado y ha venido a apoyarnos-le explicó levantándose de la cama-Baja antes de que se te enfríe el desayuno, luego te vistes y nos vamos.

Salió de la habitación sin esperar una respuesta. Bajó a la cocina y cuando su hermano se reunió con ellos, Andreas se levantó de inmediato y le dio un fuerte abrazo.

-Cuanto lo siento-susurró besándole en la mejilla con toda naturalidad.

Apartó los ojos dolido por esa escena, no sabiendo si agradecerle a su amigo que se hubiera cortado y no hubiera besado a su hermano en los labios.

-¿Qué te ha pasado?-preguntó Andreas de repente, al fijarse en su labio hinchado.

Los hermanos intercambiaron una asustada mirada, su madre también querría saber lo que le había ocurrido. No podían contarle la verdad en su estado, decirle que su padrastro le pegó acusándole de haber matado al bebé.

-Me…golpeé, con una puerta-murmuró Bill una débil excusa.

-Ya-dijo Andreas nada convencido, sin poder evitar echar una mirada al otro hermano.

-Ni lo pienses en broma-se apresuró a decir Bill enojado-Tom es el mejor hermano que pueda tener, jamás se atrevería a ponerme la mano encima.

-Lo siento-se disculpó Andreas avergonzado.

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