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EN MI SILENCIO por lyra

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Al día siguiente se despertó más animado, más al hacerlo en los brazos de su hermano. Se giró en ellos con cuidado de no despertarlo y alzó la cara para verle la suya. En esos momentos dormía, pero sabía que se había pasado la noche atento a sus movimientos.

Más de una vez se había despertado al sentir sobre su frente una mano que le acariciaba la piel con la yema de los dedos. Contenía la respiración haciéndose el dormido, disfrutando de su contacto cuando no debiera. Le hacía creer que no estaba despierto y así le dejaba actuar con libertad.

Porque tras abandonar su frente, le pasaba los dedos por las mejillas, llegando hasta la comisura de los labios y dejándolos quietos sobre ellos. Entonces tenía que hacer acopio de sus fuerzas, no mover los labios ni un milímetro para no besarle las puntas de los dedos. Sentía en esos momentos como se le paraba el corazón y como se le agitaba la respiración.

Ahora estando él despierto y su hermano dormido, era momento de intercambiar los papeles. Subió con lentitud una mano y sin apenas rozarle los labios se los recorrió con la yema de los dedos, sintiendo en ellos su cálido aliento.

Tenía miedo de despertarle y que le preguntara que demonios estaba haciendo. …l tenía la excusa de estar controlándole la fiebre, pero él… ¿qué le iba a decir? ¿Qué le parecían muy suaves y quería comprobarlo?

Le escuchó suspirar en sueños y retiró los dedos corriendo. Dejó la mano donde estaba y pensando que aún era muy temprano para levantarse se acomodó mejor contra su cuerpo y cerró los ojos de nuevo.

Pero no se duerme. En su oído derecho retumbaba el corazón de su hermano, latiendo con fuerza…. ¿latiendo por él?

Pensando en eso se quedó dormido de nuevo….



Cuando le sintió dormido, Tom abrió los ojos. Le había sentido, como acercaba sus dedos a sus labios. Contuvo el aliento, pero su cuerpo le traicionó y se le escapó un suspiro emocionado. Esperó en silencio sin moverse hasta que su hermano se acomodó de nuevo contra él y cayó en un profundo sueño.

Solo entonces se movió sin despertarle. Salió de la cama y se le quedó mirando. ¿Qué era eso que estaba sintiendo? ¿Amor por su hermano? Era algo más que el cariño que le procesaba, había sentido algo más profundo al haberle tenido entre sus brazos dormido, viéndole en paz consigo mismo. Era la primera vez que le veía dormir sin un gesto de preocupación que le recorriera el rostro, como si no encontrara en sueños la respuesta que estaba buscando.

Ahora tenía un gran trabajo por delante, averiguar cual era la pregunta que se estaba callando su hermano…

“Tom, ¿me amas como yo te amo?”




Pasan el día sin salir de casa. Casi no tenía fiebre, pero prefirió no arriesgarse y se quedó disfrutando de la compañía de su hermano. Su madre tuvo que salir a hacer un recado y su padrastro estaba trabajando. Se encontraban en el salón viendo una película de las que a él le gustaban, una romanticona que su hermano miraba con la frente arrugada.

-¿No te gusta?-preguntó Bill riéndose de su expresión.

-Donde esté una de acción…-contestó Tom riendo también.

-Aquí también hay…”acción”-le dijo alzando una ceja.

-Si, bueno….-contestó incómodo.

Y así se sentía, sentado muy cerca de su hermano mientras veían como una pareja de enamorados se amaban hasta casi caerse de la cama.

Por suerte el timbre de la puerta interrumpió tan íntima escena y apagando la tele Tom se levantó de un salto y recibió con una sonrisa a las visitas.

-Bill, tienes visita-anunció muy alegre.

Incorporándose del sofá en el que estaba recostado, el cantante maldijo por lo bajo. Aún llevaba puesto el pijama, y su pelo estaba sucio y desordenado. No se encontraba en condiciones de recibir a nadie….

-Georg….Gustav-saludó suspirando aliviado.

Con ellos no importaba como se encontrara, tras compartir apartamento tantos años le habían visto en peores momentos.

-Hemos venido a ver que tal estabas-le explicó Gustav sentándose en una butaca.

-Y a cenar con vosotros de paso-se auto invitó Georg.

-Claro, mi madre siempre cocina para 20-rió Tom.

-¿Qué estabais haciendo?-preguntó Gustav.

-Nada, viendo un rato la tele-contestó Tom, sin explicar el qué.

Se sentía avergonzado, si preguntaban que película estaban viendo y su hermano le contestaba, las risas se harían escuchar. Por nada del mundo dejaría que sus amigos se enteraran de que había estado viendo una cursi película.

Pasan el resto de la tarde charlando, todos menos el cantante. No había usado la libreta estando con su hermano y ahora pagaba las consecuencias. Le escocía la garganta y hasta tragar le costaba. Permaneció en silencio mientras su hermano les explicaba todo lo relativo a la operación que si todo salía como lo planeado se haría pasado mañana.

-Mañana iremos al médico, y si le da el visto bueno le operan el domingo por la mañana-explicó Tom a sus compañeros.

-Un quiste-dijo Gustav suspirando-No pensé que fuera tan grave, solo que sería un simple dolor de garganta como siempre.

Asintió suspirando, él también lo había pensado. Nunca se pudo imaginar que pudiera ser tan grave, y rezaba para que nunca más le volviera a pasar. Tras la operación aprendería a cantar sin esforzar la voz, estando atento a cualquier síntoma que le anunciara que la estaba forzando.


Simone regresó a casa y se alegró de ver a los compañeros de sus hijos, más de ver más animado al pequeño. Enseguida se puso a hacerles la cena ayudada por todos, y cuando regresó su marido ya estaba todo listo. Cenan planeando que el domingo sus amigos estarían en el hospital para apoyarle, y ser de los primeros que viera tras despertar de la anestesia.

Pensar en el tema hacía que se le hiciera un nudo en el estómago. Eso era lo que más miedo le daba, no despertar nunca de la anestesia….

-Por cierto, Silke nos contó lo de la entrevista-dijo Gustav cambiando de doloroso tema.

-Sí, esta mañana llamó para ver que tal se encontraba Bill y en vista de que ya está mejor tuve que acceder a regañadientes-explicó Simone-No estoy de acuerdo, lo que necesita es estar descansado y relajado, no ponerse a trabajar en su estado.

-Mamá-susurró Bill resoplando.

-Cariño, así se distraerá-intervino Gordon mirando fijamente a su mujer.

Bill le sonrió agradecido, había entendido lo mucho que necesitaba distraerse, dejar de pensar en operaciones y en si después volvería a ser el de antes o podía dar su sueño por finalizado.

-¿Y como harás la entrevista? ¿Por señas?-bromeó Georg guiñándole un ojo.

-Todavía puede hablar, no está mudo-se apresuró a contestar Tom-Y si no, por vía e-mail.

Había sentido como su hermano se ponía tenso, dispuesto a saltar en cualquier momento. Sus amigos trataban de quitarle importancia al asunto con sus bromas, sin ver lo grave que era. Pensaban que con una operación se solucionaba la cosa, no se daban cuenta del duro trabajo que vendría después.

Según le había contado su madre, sería 1 semana como mínimo sin pronunciar palabra alguna, y luego vendría la rehabilitación y comprobar si seguía cantando igual que antes o si su voz se había perdido para siempre.

Se giró en su silla y le dirigió una tímida sonrisa al tiempo que le ponía una mano en la rodilla y se la apretaba para que se calmara. Solo él comprendía lo mal que lo estaba pasando, más al no poder gritar bien alto lo frustrado que estaba.

-¿Y cuando será?-preguntó Gustav.

-Mañana antes de comer-le explicó Tom sin retirar la mano de donde estaba-Por la mañana iremos al médico para que vea si está en condiciones de operarse o no, y luego al estudio donde será la sesión de fotos.

Continuaron cenando tratando de no tocar más el tema de la operación, hasta que sus amigos decidieron regresar al apartamento cuando se hizo de noche. Se despidieron de ellos y viendo lo cansado que estaba el cantante, los dos hermanos se fueron a la cama, y juntos de nuevo.

En esa ocasión Tom no tuvo que esperar a que su hermano se lo pidiera. Directamente se metió en su cama y le atrajo a sus brazos, en donde se acomodó con los ojos cerrados.

Tenían que levantarse temprano, la consulta era a las 9 de la mañana y luego tenían que regresar a casa para que su hermano se preparara y peinara. La sesión de fotos era a las 11 y quería salir guapo.






Sentado de nuevo en la camilla, el cantante fue examinado por el doctor Kauffman, que le estaba palpando la garganta tras habérsela observado con una pequeña linterna.

-Esta mañana solo ha tenido unas décimas-le explicó Simone al doctor.

-Eso es buena señal-asintió el doctor Kauffman-Pero no hay que cantar aún victoria, el quiste sigue en su lugar y mañana le extraeremos.

-Es una operación sencilla, ¿verdad?-intervino Tom.

-Si, ahora os explicaré lo que pasará mañana-les dijo el doctor Kauffman a los dos hermanos-La hemos programado para las 10 de la mañana, deberás estar aquí a eso de las 8 para que te vayan preparando. Procura no comer ni beber nada a partir de las 12, y me temo que te tendrás que quitar el piercing por unos días.

-¿El piercing?-susurró Bill-Lo llevo desde los 13.

-Por unos días no pasará nada-le tranquilizó Simone.

-Tras la operación pasarás unas horas en observación mientras se te pasan los efectos de la anestesia-continuó explicando el doctor Kauffman-Cuando te sientas mejor y si todo va bien, podrás volver a casa pero tendrás que estar una semana sin hablar.

-Eso será lo peor-trató de bromear Tom.

Obtuvo una media sonrisa de su hermano como respuesta. Si ya le estaba costando mantenerse callado en esos momentos, ¿cómo iba a poder soportarlo cuando el dolor le hiciera querer gritar bien alto?

Se despidieron del doctor Kauffman y regresaron a la casa. Mientras su hermano se duchaba y arreglaba, Tom le esperaba tumbado en su cama. Miraba al techo pensando en las palabras del médico. Por mucho que le jurara y perjurara que era una operación sencilla y que se hacía todos los días, él tenía mucho miedo. Podía salir algo mal, o que su hermano no saliera de la anestesia….

Tales pensamientos le hacían querer entrar en el baño y contarle a su hermano lo extraño que se sintió con él dormido en sus brazos….extraño no, más bien cómodo…sería algo así como una última confesión, no quería que a su hermano le pasara algo y nunca supiera que….le amaba….
Notas finales: Y en el próximo capítulo:





Mientras esperaba a que colocasen las luces necesarias, giró el espejo hasta quedar en la posición adecuada. Desde donde estaba podía ver a su hermano, sentado en una silla y mirándole con los brazos cruzados. No sabía que le estaba espiando y un extraño gesto le recorría la cara.

Le estaba mirando fijamente, tratando de averiguar en que estaba pensado su hermano que no se dio cuenta de que la sesión de fotos ya había empezado. El fotógrafo había esperado a que se relajara para comenzar su trabajo, pillándole en esos momentos con la guardia baja.

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