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Una noche por minima

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Volverse a ver

 

No se mentiría ni trataría de convencer de lo contrario, estaba realmente nervioso, trabajar precisamente en esa obra implicaba que lo vería de nuevo y tratar con él más pronto de lo que desearía, cosa que hubiera preferido posponer no se, unos… ¿mil años?, se valía soñar.

 

-Papi, ¿estas bien?- la voz de su hija mayor lo saco de sus pensamientos, se notaba preocupada.

 

-¿He?, si cariño, ¿Por qué?-

 

-Acabas de pasarte el colegio-

 

-Oh cielos, lo siento preciosa, últimamente el trabajo me ha tenido muy absorbido-

 

-Mmm…-

 

Andrea miro a su padre mientras miraba atento enfrente al camino mientras conducía buscando una calle que los llevara de regreso a la ruta de su escuela, desde hace unos días había notado los “cambios”, por así decirlo, de su padre, desde ESA noche, le noto decaído, no estaba segura que había pasado, pero auguraba que no había sido nada bueno, con ganas de tener a esa santígüela que había puesto decaído a su padre y hacerle pagar, pero no tenia la menor idea de quien pudo haber sido, ¿una compañera de trabajo?, quizás, o alguien más que había conocido fuera del trabajo.

 

Los días pasaron y el humor de su padre parecía regresar a la normalidad, por lo que fuera que hubiera pasado, ya había pasado y no se repetiría, estupendo en su opinión, pero oh sorpresa, cuando llego del trabajo y le noto decaído, quizás igual o un poco más después de ESA noche, no importaba que tanto tratara de disimular sus emociones ante sus hijos o seres queridos, ella ya sabia cuando escondía bajo su agradable sonrisa que la tranquilizaba a ella y sus hermanos que algo le preocupaba o le a pesaba.

 

Era como una pequeña sombra imperceptible, pero que sabias que estaba ahí cuando el brillo de su mirada y sonrisa no era como siempre.

 

No era como aquella vez, pero se lo recordaba, como cuando mamá murió.

 

-Listo preciosa, ya llegamos, niños, ahora les ayudo a bajar-

 

Ayudo a bajar a sus pequeños y los encamino hacia la puerta, despidió con un beso a cada uno y se dirigió a su coche para ir a trabajar, ¿y si se reportaba enfermo?, oh vamos, no era ningún niñito asustado, era ya todo un adulto como para dejarse intimidar por esa clase de cosas, él mismo dijo que se debía olvidar del asunto.

 

Aun así era difícil evitar el nerviosismo que le traía el hecho de que ese mismo día tendría que ir a supervisar la construcción y poner al tanto al cliente por si quería alguna modificación.

 

Tendría que volverse a ver cara a cara.

 

Y realmente la idea de pasarse por enfermo ese día era realmente tentadora.

 

*+*+*

 

Hoy tendría que ir a revisar como estaba quedando la obra, o sea el edificio del restaurante, había terminado algunos pendientes y algunos otros pospuestos para otro día.

 

Miro el reloj que marcaban las nueve y media, la cita era a las diez y lo vería nuevamente.

 

Edgar reviso su aspecto en el retrovisor, tenia algunas ojeras, no precisamente por ir a antros, noche de desvelo en el trabajo o irse de juerga, sino porque se había quedado pensando en que precisamente lo vería nuevamente y cruzarían más de tres palabras; aparte de las ojeras se veía bien, su ropa estaba presentable casual, pantalones de vestir café y una camisa azul claro de seda y unos zapatos negros.

 

Paso sus dedos por sus cabellos sueltos, mas tarde se los sujetaría, incluso estaba pensando en un posible corte de cabello dentro de poco.

 

Solo cuidaba su aspecto, nada más.

 

Miro su reloj de muñeca nuevamente, apenas habían pasado cuatro minutos y ya se encontraba a unas cuantas cuadras de la construcción, tal vez había llegado un poco temprano.

 

Ya podía divisar la construcción, bigas de acero, columnas grises y las paredes de concreto a medio terminar, en su mente la comparo a un pastel sin terminar, algo curioso, tal vez para la inauguración haría una versión a escala de pastel.

 

Paro el coche a una cuadra, no es que hubiera estacionamiento, pero como estaban en construcción algunos escombros podrían ensuciarlo, al llegar vio a hombres trabajar hiendo de un lado a otro, maquinas mezclando sementó y el ruido de chispas al soldar el acero, algunos se le quedaron mirando unos segundos y otros continuaron con su rutina ignorando su presencia.

 

¿Dónde estaría él?

 

-Llega temprano Sr. Edgar-

 

-Oh, buenos días… arquitecto-

 

De nuevo frente a frente, él con su traje casual, y el arquitecto con unos jeans que se veían algo viejos, unos tenis gastados y una camisa a cuadros verde era su atuendo, un traje cómodo para trabajar en medio de la obra para ayudar, supervisar y dar indicaciones, a Jorge no le gustaba ser un arquitecto al margen de la construcción, le gustaba estar al tanto de todo, de las instalaciones eléctricas, la cañería, incluso de la mezcla del cemento, para un buen trabajo hay que cuidar cada detalle.

 

-Bueno, pensé que iba a haber más tráfico así que decidí venir más temprano- medio mentía, en realidad si llego a pensar en el trafico, pero lo que lo impulso más a venir temprano era verlo de nuevo.

 

-Bueno, es mejor que le muestre que tanto se ha avanzado…-

 

Fue casi una hora en que Jorge hablo explicándoles que tanto se había avanzado, lo que se había hecho y lo que faltaba, a cualquier duda que tenia Edgar la respondía con palabras sencillas de entender, sin dejar ese tono profesional desde el principio que para Ed se le antojaba una forma para mantenerlos distantes a pesar de estar uno al lado del otro.

 

-Realmente Martha tiene buenos trabajadores-

 

-Si…-

 

-Y… emm… ¿Qué le paso al arquitecto Alberto exactamente?- no era que tuviera curiosidad, solo trataba de hacer conversación.

 

-Se enfermo del estomago, al parecer en una cena con su novia comió algo en mal estado y tubo un episodio leve de intoxicación-

 

-Oh, eso es grabe, espero que eso no haya ocurrido en uno de mis restaurantes, eso traería mala publicidad-

 

-Jaja en realidad fue en un puesto de tacos en la calle, de hecho por eso mismo lo clausuraron, así que no tiene por que preocuparse-

 

Wow, con esa simple broma ya se había aligerado un poco el ambiente, ahora el ambiente era más agradable aunque Jorge no dejaba de hablarle de “usted” a Ed, pero este no podía pedir mucho, en realidad nada, absolutamente nada, ya tenia mucho con que no le rompiera la cara con tan solo verlo.

 

-¿Tiene alguna otra duda?-

 

Una escusa, cualquiera le hubiera gustado decir para prolongar su plática, pero tenia la mente en blanco.

 

-No… eres bueno explicando cosas-

 

-… gracias, entonces hasta la próxima señor Edgar-

 

-Hasta la próxima-

 

El castaño vio marcharse al rubio, cierto alivio y peso se le quito de encima, bueno, al menos la mayoría, se había mantenido controlado todo ese mostrándose, todo lo mas sereno y tranquilo posible, todo un real esfuerzo en realidad.

 

Se sentía realmente agotado, hasta incluso un poco mareado, tal vez un poco de agua lo ayudaría, no había pasado, se repetía en su mente una y otra vez tratándose de convencerse, pero en realidad si había pasado, lo que lo consolaba un poco es que ese encuentro había sido de lo más profesional como debería ser, además el otro no parecía esta afectado.

 

Así que si él no lo estaba, él también lo superaría.

 

Ahora, ¿Dónde había dejado su botella de agua?

 

*+*+*

 

Bien, había salido bien, ¿cierto?

 

Debía comprobar con esto que no era más que su reciente fetichismo con su ropa interior era más por lo vivido esa noche y no por el sujeto con la quien la había vivido, aunque debía de admitir que esos jeans se le veían reamente bien, especialmente en el trasero.

 

Tal vez no había salido tan bien.

 

¡Era oficial!, tenía un serio problema y no podía seguir así, tal vez… otro clavo.

 


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