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Amo a un dragón por minima

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Notas del capitulo:

Lamento mucho haberme retrasado, mi cerebro simplemente no cooperaba, menos la inspiración, pero bueno, u///u me siento apenada por mi retraso y alegre por sus comentarios, espero que disfruten este cap

Despertando junto a ti

 

~Esa historia es absurda~

 

~Ya lo se… aunque me da curiosidad~

 

~¿Les crees a esos cabezas llenas de ceniza?~

 

~Bueno, es muy absurda la historia… pero lo que me parece más raro es que tuvieran suficiente inteligencia para ocurrírsele~

 

~Mmm tienes razón, es increíble que se les hubiera ocurrido que un humano sea amable con alguno de nosotros o que precisamente el de escamas negras este junto a él…~

 

¿Humano… un vikingo junto… al de escamas negras?

 

~Ninguno de esos salvajes se comportaría de esa forma con alguno de nosotros~

 

~Si… es por eso que tenemos que vivir aquí~

 

GRRRrrrr…

 

El rugido en la base del volcán, o más precisamente lo que se hallaba en la base de este dormido, o eso creían los dos Nadder que en esos momentos habían decidido pasar un rato en las cálidas cuevas, hiso que los dos dragones se encogieran en su lugar temiendo por su vida como siempre que escuchaban ese aterrador sonido, sinónimo de muerte en sus conciencias desde casi siempre.

 

Las paredes vibraron un poco y aquellos que se encontraban cerca de la cámara principal del volcán decidieron refugiarse en sus lugares tratando de pasar desapercibidos como una roca más de esa estructura o  salir volando por la salida más cercana.

 

Era sabidos para todos que si molestabas a la muerte ella vendría por ti.

 

Si el de escamas negras estaba vivo, ¡no lo podía permitir!, era molesto saber tan siquiera que esa pequeña y molesta creatura seguía viva, ¡y aun peor que la peste de las islas estuviera con él!

 

Eran dos cosas molestas, un humano y ese dragón de escamas negras, y juntos, representaban algo peor, una potencial amenaza, lo podía sentir en sus escamas como un molesto hormigueo, debía hacer algo al respecto.

 

+*+*+*+*+

 

El sol empezaba a dar su marcha al horizonte, pero aun había mucha luz en ese espeso bosque, incluso en ese pequeño hueco en la tierra con dos cuerpos aun aletargados, oh, pero nada es eterno, y tarde o temprano tenían que despertar.

 

La sensación de plenitud, paz y felicidad no lo abandono aun en su sueño, y al despertar esta se intensifico al ver que entre sus brazos descansaba la cosa mas importante del mundo, de ahora en adelante sabia que las cosas deberían ser así cada vez que despertara y fueran a dormir juntos, siempre juntos.

 

Rayos de luz jugaban tratando de tocar la piel del menor escondido entre sus alas y protegido en un abrazo, en un pensamiento algo celoso de que no deseaba que nada ni nadie tocara a su todo cerro sus alas un poco más evitando que los rayos siguieran filtrándose, y se dedico a contemplar en la ligera penumbra adentro de sus alas el rostro de Hiccup.

 

Sus facciones relajadas, su cabellos revuelto que le hacia un poco de cosquillas en su pecho, el oír de su suave respiración y sentir la piel contra piel compartiendo calor, lo hacían sentir tan seguro, su pequeño todo lo hacia sentir tan seguro como si los males y peligros del mundo fueran insignificancias que podían ser fáciles de superar, claro, solo si él permanecía a su lado.

 

Incluso… incluso…

 

-Mmm- Hiccup se removió un poco, encontrando en su inconciencia que ese era el lugar más cómodo en el que había descansado desde… nunca quizás.

 

La cálida y agradable fuente de calor parecía moverse también, familiar y confortable, se acorruco un poco más contra ella entre su limite del despertar y el sueño, hasta que los recuerdos vividos esa mañana lo despertaron por completo.

 

Estaba en los brazos de Praxedes, estaba acurrucándose a su lado, habían… hecho el amor.

 

Lento, casi temeroso abrió los ojos y alzo su vista para encontrarse con la del otro, de nuevo sentía su rostro arder desde la punta de sus cabellos hasta casi llegar a la base de su cuello, a penas y podía creer lo que había hecho.

 

Praxedes se acercó al rostro del otro y con la punta de su lengua lamio ligeramente los labios en su propia versión personal de un beso, ya le empezaba a agarrar gusto ver como cambiaba el rostro de su todo a ese color.

 

No se arrepentía, en lo absoluto.

 

Ligero y dulce rose a su manera, hiso que temblara un poco, y noto algo que casi lo deja sin aliento, a pesar de lo cómodo y agradable que estaba, no podía negar el ligero dolor en ciertas parte baja, además de que “algo” al parecer no lo había abandonado en todo ese tiempo.

 

Aun seguían “conectados”.

 

Gurrr

 

El ligero gruñir de sus propios estómagos lo distrajo, al parecer tenían hambre, y era comprensible, no había comido nada desde el desayuno y Praxedes ni siquiera había comido algo ese día, además de la agotadora, pero placentera acción que tuvieron antes de caer exhaustos en el lecho improvisado adentro de ese hoyo.

 

Al notar el hambre de su todo, sabía que su deber era buscar algo de alimento, de ahora en adelante haría todo lo que estuviera en su poder para que su todo se sintiera seguro a su lado en todos los aspectos como él lo lograba con solo su presencia.

 

-Iré a buscar algo de comida- dijo el de alas negras separando sus alas dejando los rayos cálidos tocar por fin sus pieles desnudas e incorporarse un poco deshaciendo un poco el placentero abrazo, notando como cierta parte de su anatomía abandonaba la cavidad que había permitido que su unión se hubiera completado ese día.

 

Al sentir fuera el enorme miembro, cierta sensación de vacío lo sustituyo, era extraño, era único, como todas las sensaciones vividas ese día, ¿acaso ese “hueco” era lo que sentían las mujeres cuando…?, quizás… pero él no era una mujer… aun así lo había hecho con otro hombre, o dragón, o hombre-dragón, en fin de cuentas un macho.

 

Trato de sentarse e incorporarse como Praxedes, pero al segundo que llego a sentarse, un completamente desagradable dolor lo atravesó haciendo que se acostara nuevamente, ya empezaba a experimentar las consecuencias de haberse unido a Praxedes, su trasero dolía horrores.

 

-¿Estas bien?- la voz preocupada de Praxedes lo llamaba, había visto el rictus de dolor en sus facciones y escuchado el ligero quejido que había soltado por simplemente sentarse.

 

-Si, no es nada grave Prax- trato de calmarlo, esperaba que el dolor pronto pasara.

 

-¿Te duele?-

 

-Solo… un poco… ahí…- sintiéndose impedido de mentirle al verlo a los ojos le contesto, aunque eso no quería decir que le dijera donde le dolía, era demasiado vergonzoso.

 

Por la pasión del momento al parecer había dañado a Hiccup de alguna manera, eso era imperdonable, reviso su cuerpo con cuidado, no parecía tener nuevos moretones o algo por el estilo, ¿y si?

 

-Espera, ¿Qué vas a… ¡Ah!-

 

¿Pero que rayos le pasaba?, de repente se había acercado a su entrepierna separando un poco sus piernas, trato de apartarlo empujando su cabeza pero este no se movía, al parecer había encontrado algo muy interesante para ver en ese lugar como para quedarse ahí mirándolo, ya le ardían las mejillas y orejas de la vergüenza.

 

En ese lugar observo las huellas de su entrega, el semen seco sobre el miembro dormido y parte de sus muslos, y más atrás, donde se encontraba la entrada de su unión, su propia semilla aun fresca y manchas rojas identificadas como sangre.

 

¡Había sido demasiado rudo!,  ¡Había lastimado a su Hiccup!, que mal, muy mal, su deber era cuidarlo pero en medio de su entrega llena de pasión daño a su todo.

 

Y como su deber era cuidarlo, tenía que curarlo.

 

-Tú… no hagas eso… eso ah ha…-

 

Un musculo tibio y húmedo recorrió aquella parte irritada con sumo cuidado, incluso había hecho que se pusiera boca abajo para que su tarea fuera mas sencilla, separo los suaves músculos que escondían la entrada en forma de un asterisco rosado e irritado.

 

Lamia con sumo cuidado, quitando cualquier rastro de su propia semilla o de sangre, su instinto le decía que si estaba herido, una buena lamida ayudaría, y otra decía, que era espectacular probar ambas esencias combinadas en esa parte y escuchar la ligeramente agitada respiración de Hiccup en esos momentos.

 

Hiccup ya no sabía que hacer, eso definitivamente no era normal, no debería estar esa lengua en ese lugar, recorriéndolo con total confianza, ni tampoco sentir ese escalofrió recorrerle.

 

Y como la vez que lo beso, se dejo llevar, algo contradictorio en su mente, algo que se sentía bien no podía ser tan malo, aun así no dejaba de ser extraño, y lo extraño era común repelerlo, aun así no lo hacia.

 

Era como un nuevo tipo de beso, un nuevo tipo de caricia, y uno muy vergonzoso.

 

La caricia continúo hasta que Praxedes opino que era suficiente, satisfecho de que los rastros de sangre hayan desaparecido en esa parte dejando en su lugar una delgada capa de su propia saliva, con eso seria suficiente por el momento.

 

-¿Mejor?-

 

Más rojo que acero a fuego vivo Hiccup solo asintió sintiéndose incapaz de articular palabra alguna, ¿acaso eran intencionadas o consientes esas acciones? O ¿sabia lo que le provocaba a él lo que le hacia?, ese rostro que rayaba un poco en la inocencia con esos ojos mirándolo fijamente le decía que no, al parecer solo era… instinto, cosa que al dragón le salía muy bien.

 

Aun boca abajo sintió como el otro cuerpo se posicionaba arriba de él, no pudo evitar que su corazón se acelerara con el simple y a la vez placentero contacto con la otra piel, tampoco que su piel se enchinara por completo, o  que se sintiera mucho más caliente de lo que ya estaba, ¿acaso…?

 

-Iré por comida, ahora regreso- dijo cerca de su oído, para luego lamer ligeramente la base de esta hasta el mentón de su todo.

 

Como no pudo evitar las reacciones de su cuerpo hace unos segundos, tampoco pudo evitar la sensación de decepción cuando el de escamas negras se separo de el para emprender su búsqueda de alimento, como que había esperado algo… diferente, cosa que lo hacia avergonzar de tan solo darse cuenta de sus propios pensamientos.

 

Antes de que se incorporara por completo, agarro uno de los extremos de las pieles y cubrió el pequeño y joven cuerpo de su todo, siendo los segundos, minutos o lo que sea de tiempo, debía estar protegido aunque fuera de la más pequeña briza fresca de esa tarde.

 

Realmente no deseaba separarse de su todo, pero debía buscar rápidamente alimento para él, era su deber, era su deseo, era tal como debía ser de ahora en adelante.

 

Antes de que se incorporara y fuera a realizar su tarea, sintió la pequeña mano en un agarre firme en una de las suyas, las miradas se encontraron, y fue como si el tiempo se detuviera, las palabras no se decían pero se sentían,  el calor dentro de sus pechos se revolvía como unas pequeñas llamas danzando a un solo compas en completa sincronía.

 

-Vuelve pronto-

 

-Así lo hare-

 

Todo parecía perfecto, las cosas seguían su curso como debían de ser, al menos así lo sentían.

 

Estando juntos no parecía que el futuro se viera oscuro si no brillante como el fuego que danzaba en sus corazones.

 

*+*+*+*+*

 

-Chicos, tenemos problemas-

 

-¿Problemas?, ¡Hey, si tu te metiste en un lio no nos incluyas!, suficiente tenemos con el castigo que aun tenemos-

 

-¿Qué es lo que pasa?-

 

-Un barco se acerca en el horizonte-

 

El grupo de adolecentes se le quedo mirando a su amigo sin comprender a su colega, ¿y que si un barco se acercaba?, si fuera de un extraño o pareciera peligroso sonarían las alarmas, entonces seguramente era uno de los suyos, quizás uno de los que habían ido a una de las islas vecinas esa temporada para abastecerse de cosas que no tenían en la isla como algunas hierbas medicinales para los curanderos, como lo hacia la madre de Snotlout, que realizaba esa tarea en lugar de su esposo para que no desocupara sus deberes de curandero en la isla.

 

-Si, ¿y?-

 

-¡ES EL BARCO DE STOICK!- grito desesperado.

 

La información parecía por fin llegar a sus jóvenes mentes, Stoick llegaba, Stoick el gran jefe de la aldea, Stoick el padre del debilucho y victima de su ultima broma, Hiccup, el cual había salido no muy bien de esta, y si ahora estaban sufriendo por ese castigo, seguro que extrañarían esas tareas cuando el padre del torpe de Hiccup los castigara a su manera.

 

-¿Creen que si nos escondemos en el bosque una temporada hasta que se le pase el enojo funcione?-

 

-No lo creo muchachos-

 

Gobber había llegado en el momento justo en que uno de los muchachos había sugerido esa idea, creían que pudieran escapar de la ira de Stoick cuando llegara estarían muy equivocados.

 

+*+*+*+

 

El ligero crujir de las hojas mecidas por el viento era lo único que podía escuchar en esos momentos en ese espeso bosque, los pájaros al parecer se estaban preparando a dormir más temprano, o quizás ya empezaron a emigrar a lugares de climas mas cálidos como cada año, las demás creaturas quizás habían seguido el ejemplo de las aves y dejaban que solo los ruidos del viento y las hojas mecieran ese ambiente que transmitía paz y tranquilidad en el bosque, mas no en la mente de cierto joven vikingo.

 

Estando por fin solo, su mente no pudo evitar pensar todo lo que había pasado, siempre había sido de una mente inquieta, a veces reflexionando demasiado para su propio bien.

 

Se había entregado a Praxedes, lo cual había sido la sensación más intensa, placentera y un poco dolorosa de su vida, pero, comenzaban a aparecer los peros, eso no había estado… ¿bien?, bueno, realmente lo había disfrutado aunque le había dolido en un principio y ahora parecía que no iba a poder caminar en un buen rato, pero lo que se refería era que ambos eran hombres, dos machos de diferente especie pero hombres al fin y al cabo.

 

Ambos de especies enemigas, eso estaba claro, como también que ahora con los conocimientos con los que contaba, estaba seguro que ningún otro vikingo hubiera intentado tratar de manera cordial a algún dragón, tal vez las cosas serian muy diferentes en los días de hoy si alguien hubiera dicho basta y bajado las armas ante alguno de sus “enemigos”.

 

Aunque quizás la relación entre ellos no seria tan “estrecha” como la que tenia con Praxedes en esos momentos.

 

¡Por Odín!, ¿ahora que pasaría de ahora en adelante entre ellos dos?, la incertidumbre era agobiante, entre las cosas que pensó para un futuro, jamás de los jamases estuvo acostarse con un hombre, menos un dragón, y que sintiera la asfixiante necesidad de que este lo abrazara en esos momentos.

 

Y como invocado de sus deseos e incertidumbres, una sombra negra como la noche descendió para posarse delante de la pequeña cueva, la figura del dragón fue distinguible en el preciso instante en que sus ojos se posaron sobre la sombra del color del manto de la noche.

 

Si fuera por el dragón hubiera tardado menos, pero buscar alimento de repente resulto un poco difícil debido a la ansiedad de la reciente separación de su todo, en un principio pensó en la posibilidad de ir a los riscos por algo de pescado, pero estaba lejos, demasiado en esos momentos, por lo que decidió cazar cualquier cosa en ese bosque, solo con tal de regresar con su todo lo mas pronto posible, pero los animalitos del bosque, las presas, habían decidido esconderse precisamente en esos momentos volviendo su tarea mas difícil.

 

Decidido a no rendirse, utilizo sus agudos instintos para encontrar alguna creatura que pudiera darle de comer a Hiccup.

 

Una liebre, ¿un ratón?, no, demasiado pequeño, muy poca carne y sabían asquerosos, experiencia propia al probar uno cuando joven, los conejos eran más tolerables, solo debía hallar uno, o un venado, lo que fuera primero.

 

Su búsqueda dio resultados cuando con su agudo olfato encontró una pequeña madriguera donde un conejo descansaba escondiéndose en su interior, el pobre infeliz no pudo escapar ya siendo demasiado tarde cuando al escavar un poco mas en la madriguera para que le cupiera su cabeza ya transformado completamente en dragón, lo atrapo con su hocico y apretó lo suficiente para como romperle el cuello.  

 

Esto seria suficiente por el momento para su Hiccup.

 

Tanta era su ansiedad por regresar junta su todo que en su carrera no se dio cuenta que las vendas y varas que cubrían la herida de su ala se iban aflojando y caer de poco a poco, olvidándose de su herida, llegando al borde de lo que simulaba ser un pequeño cañón que era la guarida, extendió sus alas y salto, al parecer no se daba cuenta de su pequeño planeo, o que no le dolió su ala al hacerlo, pero para su suerte su todo si se había fijado en esos pequeños detalles.

 

-¡Praxedes!, tu ala… ya puedes… volar-

 

El dragón lo miro confundido, como si no hubiera entendido lo que le había dicho, para luego mirar su extremidad dañada apenas y con un pequeño pedazo de tela que se colgaba precariamente, no dolía, en absoluto, la movió solo un poco para comprobar si estaba alucinando o no, hacia arriba y abajo, y nada, era como antes.

 

Tomando un pedazo de las pieles, se las rodeo y se incorporo lentamente, aun podía sentir el dolor en su parte baja, pero ya era más tolerable, al parecer esas… lamidas que le había dado Praxedes le habían funcionado, se acercó al dragón y con sus dedos roso aquella zona que antes había vendado, esta completamente liso, no podía percibir alguna imperfección o huellas de que alguna vez el hueso hubiera estado roto.

 

-Pensé que se tardaría un poco más- comento en voz baja, le aliviaba que Praxedes se encontrara completamente recuperado aparentemente, Praxedes también se encontraba aliviado, en realidad muy contento.

 

Y cierto pensamiento cruza por la mente de Hiccup, uno que provoca una sombra de tristeza en los ojos verdes que tanto le encantan a Praxedes, este se aleja solo un poco para que las llamas lo cambien y pueda abrazar a su todo con la necesidad de desaparecer esa sombra.

 

-¿Hiccup?-

 

-Tú… ya te podrás ir-

 

Esas palabras son la verdad, si sus alas ya funcionan a la perfección, podrá volar cuando le plazca, y alejarse de ese lugar donde los vikingos habitan, pero eso significaría alejarse de Hiccup, su todo, la razón de sus días y sus noches, peor que la muerte, inaceptable.

 

-Jamás me apartare de tu lado después que al fin te pude encontrar- sabe que no es muy bueno en las palabras, pero siente que en ese momento es oportuno usarlas.

 

-Prax…- los miedos parecen desaparecer, pero sabe que los peligros aun están ahí, pero estando en los brazos de Praxedes siente que todo se puede hacer –yo… tampoco me quiero separar de ti, jamás-

 

Praxedes se ha vuelto tan importante como el aire que respira, ¿fue por el tiempo en que convivieron o desde el mismo momento en que se vieron cara que su corazón decidió reaccionar solo a Praxedes de esa manera?, no lo sabía con exactitud, quizás jamás lo supiera, pero eso no importaba, ya que ahora estaba a su lado.

 

Sabe que la palabra mas cercana para describir lo que siente es amor, y aun así se queda corta, y si hubiera una palabra semejante en la lengua de los dragones tampoco abarcaría lo que siente por aquella criatura única que gracias a los dioses tubo la oportunidad de conocer, no creyó mucho sobre lo que decían del destino, pero si existía, conocer a Praxedes era parte del suyo.

 

-Te traje algo- Praxedes se separa un poco y se dio cuenta que el conejo estaba en el suelo –tal vez deba limpiarlo un poco- dijo al darse que estaba manchado de lodo.

 

-Gracias-

 

Agachándose un poco Hiccup tomo al animal muerto por las orejas, tendría que quitarle la piel y destriparlo para comerlo, no era fanático de esa clase de tarea pero ya estaba acostumbrado a ellas, al menos no tubo que matarlo, sino mal recordaba tenia un pequeño cuchillito entre sus ropas para emergencias.

 

Se propuso a realizar la pequeña tarea de preparar al conejo para comerlo, aunque nunca se imagino que una tarea a la que estaba acostumbrado le fuera a tomar tanto tiempo, no que fuera una tarea difícil, sino mas bien era por la compañía, la cual no consideraba desagradable, todo lo contrario, y por eso mismo se distraía.

 

Praxedes siempre se había mostrado interesado en esas tareas en que el consideraba simples y que él realizaba en su compañía, como crear esos barquitos que le había regalado, o haciendo una que otra pregunta, esta no era la excepción, pero esta vez, la distancia entre ellos, ya no existía, ya no era un cara a cara a una distancia normal, ahora era algo así como espalda contra pecho, tal vez a eso se le debería considerar normal entre ellos dos de ahora en adelante, sentados sobre una roca, mas bien el dragón sentado con Hiccup sobre sus piernas, este ultimo procedió a quitarle la piel y algunos órganos al animal, mientras el de escamas negras miraba atento la tarea y hacia una que otra pregunta.

 

No resultaba realmente incomodo, hasta cierto punto parecía natural entre ellos, como si siempre hubieran estado así de cerca, tal vez así lo era sin que ninguno de los dos se hubiera dado cuenta.

 

La única vez que se separaron en ese rato fue cuando Hiccup le pidió a Praxedes ayuda con el fuego preparando la fogata, para luego ensartar el conejo en una vara para que se cocinara, todo el rato en que espero a que se terminara de cocer la carne del conejo compartieron un agradable silencio mientras se abrazaban, importando poco o nada que estuvieran desnudos bajo las pieles que apenas los cubrían.

 

Praxedes no podría estar más feliz, compartiendo el suave calor que emanaba el pequeño cuerpo de Hiccup, su Hiccup, que bien se sentía saberlo.

 

-¿Quieres un poco?- la suave voz de Hiccup, casi susurrante como evitando que su voz rompiera ese momento tan agradable, lo saca de sus pensamientos, el conejo ya esta cocido a un termino aceptable e Hiccup le ofrece un pequeño pedazo para que pruebe.

 

-Claro-

 

No toma el pedazo con sus manos, sino que se inclina de tal manera que con su boca tomo el pequeño pedazo de carne rosando con sus labios los dedos de Hiccup.

 

-No esta mal- dijo después de un par de masticadas, como el pescado tenia un sabor diferente un rato después de estar en el fuego, pero sin lugar a dudas prefería el pescado sobre toda las cosas, o casi todas, Hiccup también era delicioso.

 

Y recordándose de eso.

 

-¡Hey!- Hiccup brinco en su lugar cuando sintió la tibia lengua de Praxedes sobre su mejilla, eso lo había agarrado de sorpresa, y al parecer eso le había provocado gracia al dragón ya que mostraba su mueca de sonrisa.

 

Si todos lo días de ahora fueran así no estaría nada mal.

 

Entre comiendo, uno que otro comentario, y juegos por parte de Praxedes lamiéndolo en cada oportunidad que se le antojara, se paso el tiempo, y los rayos del sol empezaron a menguar, el día estaba acabando nuevamente, a una velocidad que se les antojaba demasiado acelerada.

 

Antes de que Hiccup dijera algo los brazos y alas le envolvieron, claramente el de alas negras no quería que partiera, y sinceramente el tampoco tenia ganas de marcharse.

 

-Prax… yo tengo que ir- hablo con voz comprensiva y suave, tratando de convencerlo de que lo soltara aunque fuera un poco.

 

Aunque estar junto a él se sintiera tan… perfecto, aun había muchas cosas fuera de ese cálido abrazo, personas que podrían venir a buscarlo y por consecuente encontrar al dragón, pensar si quiera en que alguno de los guerreros de su pueblo lo mirara con odio o con la mas mínima intención de hacerle daño hacia que su corazón se estrujara de dolor y temor.

 

Praxedes reticente lo soltó y ayudo a levantarse para luego observar como se ponía de nuevo todas sus prendas, a excepción de las vendas que dejo colgadas.

 

-Yo te llevo- no había ni un solo paso el castaño cuando el de melena negra soltó de repente eso descolocando un poco al menor.

 

-¿He?-

 

-Sube- dijo antes que de nuevo las llamas lo envolvieran transformándole al imponente dragón que era.

 

Hiccup lo miro dubitativo, ¿hablaba en serio?, estaba seguro que subirse a su lomo seria muy diferente a cuando se subió al lomo de una de las ovejas del pueblo cuando  era muy pequeño, cuando su madre aun vivía, en realidad, esa había sido idea de su madre, aunque recordaba que fue divertido y verla reír junto a él era uno de sus recuerdos mas queridos.

 

Pero de nuevo, montar a un dragón seria muy diferente que una mansa oveja, aunque eso significaba también pasar un poco más de rato con Praxedes, y eso no le caería nada mal, además, Praxedes no haría nada para lastimarlo.

 

Acercándose al dragón, acariciando primero su cabeza en un gesto de agradecimiento, se coloco a un costado de él y tomo impulso para luego montarse en su espalda, las escamas eran suaves y curiosamente se sintió seguro, cómodo, como si fuera otra clase de abrazo entre ellos dos, encajando en su manera siendo ellos dos tan distintos.

 

-Listo- dijo sintiendo que en la posición en que se había colocado no haría que se resbalara con facilidad o callera, esperaba que diera el primer paso, no que saltara tan repentinamente -¡Ahhh!- y que susto le había dado.

 

Praxedes si planeaba llevarlo a su hogar, pero eso no quería decir que lo dejara inmediatamente, en realidad, se le antojaba tomarse su tiempo y mostrarle a Hiccup lo pequeña que podría verse su isla a una altura que seguramente nunca hubiera estado, quería compartir la alegría que le daba volar, y ahora multiplicada por el simple de compartir este acto con su todo.

 

Solo era cuestión de desplegar sus alas y un pequeño salto, cosa que no lo percibió de esa manera el joven vikingo, que fue como un terremoto al sentir como de repente todo se movía haciendo que por reflejo se aferrara a lo primero que tuviera al alcance, que era nada mas y nada menos que la espalda del dragón que ya había alcanzado las copas de los arboles en menos de un segundo, cosa que no supo el joven muchacho al haber cerrado fuertemente sus ojos.  

 

Con sus delgados brazos y piernas aferrándose con todas las fuerzas que tenia en ellas, se atrevió a abrir los ojos cuando sintió el frio viento golpeando su rostro y removiendo todo sus cabellos, parecía que el movimiento se había tranquilizado un poco.

 

Y lo vio, eso definitivamente debía ser un sueño, un loco y hermosos sueño.

 

Mirando hacia abajo, tal vez por primera vez desde la creación, unos ojos humanos eran capaces de contemplar sus tierras desde los cielos capturando la imagen de la isla de los vikingos de Berk, así las aves, así los dragones, era completaban el mundo desde los cielos, y así por primera vez, un humano compartía esa perspectiva.

 

Todo era tan pequeño, y a la vez jamás mejor contemplado a todo detalle, todo era visto de un ángulo tan diferente como si nunca antes en su vida hubiera visto esas tierras en realidad, los riscos, las singulares formas rocosas, el bosque e incluso la aldea, todo sobre un manto azul marino manchado por los naranjas y amarillos del atardecer, y el cielo, jamás se sintió tan cercano, tan palpable, incluso estirando la mano, podría tocar una nube que siempre parecieron tan suaves como la mas fina lana, pero en realidad eran húmedas como el agua.

 

Después del miedo inicial y el asombro, una inmensa cantidad de jubilo lleno el pecho del de ojos verde, explotando en un grito liberador de alegría que sorprendió al dragón haciendo una pirueta improvisada, cosa que no espanto en esta ocasión al menor, sino que le inyecto un poco mas de adrenalina a su jubilo.

 

-¡Wou!, Prax esto es, es hermoso- no había palabras para describirlo con claridad, pero sin lugar a dudas todo eso era hermoso.

 

A Praxedes realmente le dio mucho gusto que Hiccup se sintiera de esa manera, sintiendo cierta realización y confort, como si sus lazos con cada acto se estrechaban cada vez más.

 

Elevándose un poco más decidió mostrarle a los ojos del joven más maravillas, como con solo pasar algunas capas de nubes le podía mostrar en segundos el día y la noche con un simple elevar y descenso entre las nubes en esa mágica hora en el atardecer.

 

Era como tocar la eternidad en un segundo.

 

Casi tan intenso y pleno como lo que habían hecho aquella mañana, saboreando la brisa y los colores cambiantes moviéndose como uno solo, cosa que ya eran en realidad.  

 

*+**+*

 

La montaña se removió, retumbo, haciendo que el crujir de la roca caliente y que empezaba desquebrajar dejara que el rugir de una bestia se mesclara con lo que parecía el sonido de una erupción, era difícil diferenciar cual sonido era más fuerte, si el rugir de ese cono volcánico de roca confundido como montaña o el del monstruo que decidía descansar dentro de él.

 

Sea cual fuera, era bien sabido para los “inquilinos”, que era mejor huir cuando se escuchaban cualquiera de esos dos sonidos que nunca auguraban nada bueno, presagios de muerte y destrucción que solo les podría traer problemas a ellos eran lo que significaban.

 

Gruñendo, rugiendo, y amenazando con escupir fuego, no precisamente refiriéndonos al volcán, la enorme creatura que descansaba dentro de su seno, sentía nuevamente ese desagradable hormigueo por todas las escamas de su cuerpo, debía solucionarlo de una buena vez por todas.

 

Entre el crujir de la roca desquebrajarse y el de su propio gruñido, esta también el de los gritos y aleteos desesperados de todas esas patéticas creaturas que le rodeaban y que escogían los recovecos y demás túneles de aquella construcción volcánica para vivir, sobrevivir a base de tributos y servirles o morir.

 

Y de repente se le ocurre una magnifica idea, usara a aquellos que están a sus servicios.  

 

Son muchos, son un enjambre volando tratando de escapar de la furia que presienten, que saben que tiene, que saben significa su muerte, tratan de escapar aun sabiendo que tendrán que regresar, tarde o temprano y tentar su suerte nuevamente al tratar de sobrevivir en ese infierno, ya que no tienen otra opción.

 

Mil aleteos y gritos, mucho por cual escoger, abre la boca, fácilmente podría alojar en su hocicó dos docenas o mas, pero solo atrapa a uno de esos gordos y perezosos, pero jugosos dragones, pero es momento de elegir al adecuado.

 

Y lo ve, tomando una decisión más adecuada cuando la única salida en la cumbre es atascada por la multitud de dragones tratando de escapar, con un método un poco más lento pero seguro, escalando por las rocas para poder escabullirse en la orilla y salir, ese de escamas rojas le serviría.

 

*+*+*

 

-¡Stoick!-

 

-¡Gobber!-

 

Ambos hombres grandes y corpulentos al verse alzaron los brazos y se estrecharon en un abrazo como los casi hermanos que eran, en realidad, Stoick se llevaba mucho mejor con su amigo rubio que su propio hermano de sangre, quizás por los caracteres diferentes que tenían o que el rubio y el pelirrojo tenían muchas cosas en común,

 

-Es bueno verte de vuelta amigo-

 

-Es bueno estar en casa, espero que todo haya estado en orden en mi ausencia-

 

-Pues…-

 

-¿Gob?, ¿hubo algún problema con los entrenamientos?-

 

-No-

 

-¿con los dragones?-

 

-Lo de siempre-

 

-¿Entonces?-

 

-Se trata de Hiccup-

 

-¿Qué?, ¿de nuevo creo algo que causo problemas?-

 

-Esta vez no él el del problema-

 

El pelirrojo miro confundido a su amigo, ¿Qué es lo que quería decir con eso?

 

***

 

Esconderse, debía esconderse, ese era su único pensamiento, no que fuera cobarde, en absoluto, era un fuerte, valiente y fiero guerrero vikingo, esto era, una pequeña retirada estratégica, sabia que no podía esconderse del gran y respetado jefe de la aldea, pero él no era su principal preocupación, sino alguien mas que había viajado en el mismo barco.

 

Su casa no era una opción, ¿y si le pedía a los gemelos quedarse con ellos un tiempo?, incluso se conformaría con esa enciclopedia andante que era su amigo, o el establo de las ovejas aunque apestaba a rayos.

 

Simplemente no podía verle, era casi tan malo como enfrentarse a la furia de Stoick o quizás un poco peor.

 

-¿Adonde crees que vas jovencito?-

 

¡Rayos!, ya no podría escapar.

 

Voltio lentamente, encontrando una melena larga atada en una trenza, una mirada café y un ceño fruncido, no estaba feliz, claro que no.

 

-¿Y bien?, ¡saluda al menos!, yo así no te eduque-

 

-He hehehe hola… mamá-

 

Ahora ya se le venia la grande, ya no solo serian el castigo impuesto por Gob, ni de la furia de Stoick que seguramente triplicaría el escarmiento, ahora también seria su madre, la que siempre decía que debía tratar un poco mejor a su primo, por que era familia y esa clase de cosas, oh si, ahora no tendría descanso, gracias a su progenitora que se encargaría de que se le metiera en su dura cabezota que debía aprender a dejar de hacer bromas y mas si estas ponían en riesgo la vida de un camarada, un hermano de armas, eso no presagiaba nada bonito.

 

Y mientras Snotlout se enfrentaba a su madre enojada, uno de sus peores miedos, Hiccup y Praxedes regresaban al hogar del primero.

 

El tiempo se les había ido volando, y quizás hubieran estado toda la noche en los cielos sino fuera que Hiccup recobro un poco de conciencia y le insistió a Praxedes que regresaran a tierra, mas específicamente a su hogar, aun sobre el lomo de este, entraron por la ventana de la habitación del joven vikingo, ya en su interior el muchacho bajo de su lomo y acaricio nuevamente la cabeza del dragón con mimo.

 

-Muchas gracias Prax, ha sido una de las cosas mas grandiosas que he vivido- y le abrazo como pudo desde el cuello con sus delgados brazos, el dragón también no podía estar mas feliz, ronroneando y restregando ligeramente su cabeza contra el otro.

 

Quien sabe cuanto tiempo estuvieron abrazados y dándose uno que otro mimo, como caricias por parte de Hiccup y pequeñas lamidas por parte de Praxedes, Hiccup ya se había resignado que esa era una de las maneras de él para mostrar afecto que no se molestaría en cambiar por nada del mundo, pero tuvieron que separarse al escuchar unos pesados pasos acercarse a la habitación.

 

-¡Mi tío!- rayos, casi se olvida de él, si veía a Praxedes se armaría una guerra en su propio cuarto -¡Rápido sal!- lo empujo, o al menos trato de empujarlo tomando lo pesado que era y que se resistía a irse.

 

No quería irse, no quería separarse de su todo ahora, tan bien que se la estaban pasando, tan a gusto que estaban, imposible, incluso se encontró a él mismo quejándose, en un murmullo que parecía gemido y chillido, y aunque no se viera a él mismo, mirándolo con unos ojos suplicantes que al parecer lograron causar un efecto en su todo que desistió de la idea de hecharlo de su cuarto.

 

-Arg esta bien, al menos escóndete, en… en ¿Dónde?- rápido Hiccup rebusco un escondite, pero no había encontrado ninguno, al menos uno suficientemente grande para el dragón, miro al techo con frustración, cada vez los pasos estaban mas cerca –arriba, trépate en las vigas y no hagas ni un ruido ¿entendido?-

 

Los pasos se detuvieron y la puerta  de madera dio un ligero crujido al abrirse, la madera estaba algo hinchada ya en esas épocas en que el aire frio cargaba algo de humedad con el, y una figura corpulenta entro, pero Hiccup no vio a su tío Gob, o la curandera, en su lugar vio a un hombre de poblada barba roja ataviada con algunas trenzas, y en medio de la melena y poblada barba unos ojos similares a los suyos pero menos brillantes, el muchacho sentía que su alma se le había ido del cuerpo, como si no fuera suficiente que tuviera miedo de que alguien encontrara a Praxedes, justo venia la persona de la aldea quien más odiaba a todos los dragones, la que desde que tenia memoria, había luchado y creado tácticas para que estos dejaran de venir a sus tierras a robar ganado y crear destrozos, la que consideraba que consideraba a todas a esas creaturas monstruos creados por el mismísimo Loki.

 

-¡Papá!-

 

Si, el hombre que acababa de entrar era su padre.

 

-Hiccup, Gob me informo de tu… accidente, ¿Cómo te sientes hijo?- él hombre se acercó a su hijo, quien tan rápido como pudo al escuchar la puerta crujir se había metido a la cama y cubierto por sus cobijas de pieles.

 

Stoick al enterarse de la propia boca de su mejor amigo de lo ocurrido con su hijo no negaría que había estallado de furia, había exigido que le trajeran a los responsables de la tonta y peligrosa broma, los adolecentes habían sido traídos, incluso su sobrino jalado personalmente de la oreja por su madre, que lo había acompañado en su viaje para encontrar el escondite de las malvadas bestias que atacaban su aldea, no solo también explorando sino también recolectando suministros para su marido y los demás curanderos, hierbas y suministros para ungüentos y medicinas.

 

Ya todo los culpables frente a él les dedico la mirada que siempre usaba para intimidar a sus enemigos antes de la batalla, temblaron como hojas e incluso un par callo de rodillas por el espanto, la siguiente hora fue un sermón a gritos y regaños que probablemente los dejo medio sordos y temblando aun más de miedo, y claro, con una carga extra de castigos.

 

-Yo… he, bien, ya me siento mejor, los ungüentos y pomadas que han usado han sido muy efectivas- logro contestar si que su voz le fallara.

 

-Que bueno hijo, dentro de nada estarás de regreso a los entrenamientos- trato de animar el mayor.

 

Stoick se caracterizaba por ser un fiero guerrero, uno de los mejores, confiable y respetable, quizás uno de sus pocos defectos, era que no podía comprender del todo a su hijo, aceptarlo tal cual era, para él, siendo el jefe de la aldea y orgulloso guerrero, tener un hijo como él… era decepcionante, claro, tenia sus buenos puntos, era bueno en la herrería, pero dejaba mucho que desear como guerrero, y siempre quiso un hijo que fuera como él, que continuara con el linaje de guerreros fieros y poderoso de su familia y que entrara a batallas que le darían honor a su familia y creara sus propias leyendas, en lugar de eso tenia… a Hiccup.

 

Y verlo postrado en su cama, con ese tono pálido en su rostro, convaleciente, le dejaba mas que claro que nuca seria el héroe de leyenda que hubiera imaginado.   

 

-Si…- para Hiccup siempre le costaba el hablar con su padre, satisfacerlo con sus expectativas o hacer que se sintiera orgulloso era una carga algo tortuosa -Papá… yo quer…-

 

-Bueno hijo, me tengo que ir-

 

-Ah… si… nos vemos luego papá-

 

Y ni un minuto había pasado para que el líder de la aldea de los vikingos de Berk saliera por la misma puerta, sabia que su padre lo quería, pero las demostraciones de afecto y el que lo confortara no era lo suyo, así era él.

 

El dragón se colgó de una de las vigas al lado de Hiccup mirando por la puerta donde había salido ese humano, ese vikingo, o como lo empezaría a llamar él, la cosa gritona y peluda, y no le había agradado, había dejado cierta sombra de tristeza en la mirada de su todo.

 

-Hump ese era mi padre- dijo a la pregunta no formulada por él dragón que a buenas a primeras tenia una expresión de duda e inconformidad.

 

Terminándose de bajar acostó su cabeza en el regazo de Hiccup y lo observo fijamente a lo que el muchacho interpreto a que quería que siguiera hablando, por lo que comenzó a acariciar su cabeza mientras escogía las palabras para hablar.

 

-Mi padre, como seria… uno de los que me concibieron, creo que lo llamaste así una vez-

 

¡¿Esa cosa?! ¿Esa cosa peluda logro concebir a algo tan bello y perfecto como Hiccup?, difícil de creer.

 

-Lo se, no nos parecemos mucho, dicen que me parezco mas a mi madre pero que herede sus ojos- dijo cuando vio la expresión asombrada en los ojos del dragón, hasta le pareció gracioso –a él le gustaría que fuera algo mas como él-

 

¿Su Hiccup como esa cosa peluda?, trato de imaginárselo, al menos con el color de cabello rojo, algo mínimamente parecido a la cosa peluda que había entrado momentos antes, no podía, ¿para que el caso?, Hiccup ya era simplemente esplendido tal como era, no tenia el caso desear o tan siquiera imaginar que fuera de otra manera, el que lo había concebido debía tener algún problema en la vista si no podía percibir lo bien que se veía Hiccup así como estaba.

 

Levanto su cabeza un poco para lamer su rostro provocándole cosquillas al menor, y de nuevo como música para sus oídos, la boca de su todo soltó la agradable risa que indicaba que ya estaba de mejor humor.

 

-Jajaja gracias Prax, sabes como animarme-

 

Si, estando a su lado las cosas parecían que siempre podrían estar bien, aunque presentía que algunas cosas debían de cambiar, pero por el momento descansaría como la noche anterior junto al ser que se había vuelto lo más importante en su vida.

 

Mientras tanto, ajenos a ellos, ajenos a su burbuja de felicidad, algo confabulaba para afectar lo que habían formado, lo que era más grande de lo que ellos mismos imaginaban.

 

Notas finales:

De nuevo mil perdones por mis retrasos u_u realmente me siento mal al hacerles eso, pero cuando pasa pasa


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